Semifinal de la Copa de Oro 2015 entre México y Panamá
El partido semifinal de la Copa de Oro de la CONCACAF 2015 fue un espectáculo cómico que se celebró en la ciudad estadounidense de Atlanta. Los aficionados presentes en el Domo de Georgina fueron testigos de uno de los actos mas graciosos que se han presentando en el sur de la Unión Americana. Las selecciones de Panamá y México fueron responsables de brindar 120 minutos de risas y diversión.
Antecedentes
La selección mexicana de fútbol venía de estar haciendo el ridículo a lo largo de todo el continente americano, desde el Territorio Chileno Antártico hasta la frontera de Estados Unidos con Canadá. El entrenador mexicano, Miguel el Piojo Herrera culpó del mal paso de su equipo a los árbitros, a la CONMEBOL, a la CONCACAF y al cronista argento-azteca Christian Martinoli. La afición mexicana no compartía las palabras del Piojo y consideraban que la selección estaba jugando mal porque el entrenador se preocupaba más por grabar comerciales, sacarse selfies en los entrenamientos y celebrar como degenerado los goles ante los poderosos equipos concafkianos que por preparar los partidos.
A pesar de jugar muy mal, la selección mexicana pudo avanzar a la semifinal después de ganarle a su similar costarricense con un penal que no era penal. Justicia poética por el No era penal contra Holanda lo llamaron en México, robo descarado lo llamaron en Costa Rica y el resto de Centroamérica.
La selección de Panamá clasificó a la semifinal sorprendiendo a propios y extraños. Los propios y extraños habían comenzado a seguir a Panamá desde su primer partido contra Haití y se durmieron gracias al fútbol aburrido que desplegaron los canaleros. Cuando éstos despertaron, se dieron cuenta que los panameños habían llegado a la semifinal.
Desarrollo del partido
Primer tiempo
El árbitro estadounidense Mark Geiger dio el pitido inicial para comenzar con el show humorístico. Las primeras risas fueron cortesía del delantero mexicano Carlos Vela después de golpear a un jugador panameño con un bate de béisbol. El colegiado no observó la agresión debido a que estaba ocupado recogiendo dos billetes de cien dólares que se encontró en el campo. Minutos después, el panameño Tejada golpeó al aire y creó una fuerte corriente que derribó al mexicano Maza Rodríguez, un armatoste de 1.92 metros. El colegiado expulsó al panameño porque según su criterio utilizó poderes de saiyajin para agreder a un rival. En este punto el sonido local estaba tocando piezas de la serie de Benny Hill para ambientar el partido. El primer tiempo terminó después de una serie de agresiones que se veían mas falsas que llaves de lucha libre profesional.
Segundo tiempo
El sonido local abrió la parte complementaria con música de circo. El juez central se confundió con las tonadas, ya que no sabía si era el líder de los payasos o domador de animales. Panamá decidió tomar con seriedad el partido y se olvidaron de las rutinas cómicas, mientras México siguió jugando al estilo del Chanfle. Este cambio de mentalidad le rindió frutos a Panamá, quienes abrieron el marcador al minuto 53 gracias a un remate de cabeza procedente de un corner. Memo Ochoa y la defensa mexicana trataron de detener el gol con pasos del ballet Bolshoi. No lo lograron, pero sacaron buenas fotos para los comerciales de la selección mexicana. Panamá, con diez hombres, dominó a un México que no había caído en cuenta que estaba disputando el pase a la final.
Pero como siempre pasa en CONCACAF, el equipo que peor juega y que hace todo lo posible para perder se termina llevando el partido. Al minuto 89 el panameño Torres y un delantero mexicano chocan de forma accidental en el aire, ocasionando que ambos cayeran sobre el balón. El árbitro del encuentro observó el salvaje golpe y en lugar de ayudar a los dos jugadores lastimados, decidió marcar un penal. El árbitro justificó su decisión y le explicó a la banca panameña que Torres había tenido toda la intención de golpear al mexicano en el aire para impulsarse hacia el suelo y recuperar el balón como si fuese un fumble de fútbol americano para agotar el tiempo. Esta explicación ocasionó que toda la banca panameña saliera a perseguir al colegiado, tratando de lincharlo.
Los panameños querían agarrar a golpes al árbitro y a los jugadores mexicanos. La afición mexicana del Domo de Georgina comenzó a defender a sus paisanos arrojando botellas de cerveza llena a los canaleros. Los panameños aventaron de regreso las botellas, que seguían llenas, pero no de cerveza. Los panameños amagaron con irse mientras el sonido local del estadio entonaba música de películas de Charles Chaplin. El desastre en la cancha fue tal, que entraron los luchadores de la WWE a pelear un Royal Rumble contra los jugadores de ambos equipos. Cuando el último luchador quedó en el ring, el árbitro por fin decidió que se cobrara el penalty.
El mexicano Andrés Guardado anotó su segundo penal que #noerapenal del torneo y lo celebró con sus compañeros como si le hubiesen metido un gol a Alemania en la final del mundial. El partido se empató y tuvo que irse a los tiempos extras, para alegría de la afición.
Tiempos extras
Los equipos regresaron al campo con la música de Chespirito. Los tiempos extras se jugaron con una Panamá buscando llevar a algún jugador mexicano a la enfermería y un México echándose clavados merecedores del oro olímpico. A tres minutos del final del primer tiempo extra, dos panameños hicieron sándwich de Chuleta Orozco dentro del área panameña. El árbitro marcó penal en favor de México. Toda la banca canalera le aplaudió al colegiado por este último chiste. Guardado anotó el 2 a 1 y México tenía el pase a la final.
Los panameños se sentían robados, por lo que en el segundo tiempo extra se la pasaron revisando si aún tenían sus carteras. Había tantos criminales en el estadio, que era posible que el Chapo Guzmán estuviese ahí presenciando el partido desde un palco. El espectáculo cómico terminó con el silbatazo final. Los panameños se pusieron a perseguir al árbitro, mientras que este corrió a esconderse detrás del papá de Precious, un negro de mas de dos metros de altura y doscientos kilos de peso que era el jefe de seguridad del estadio. El colegiado fue escoltado por el negro para que no fuese asesinado por los jugadores de Panamá.
Consecuencias
Al final del partido, la Copa de Oro cambió su nombre a Copa Robo. Los jugadores panameños se tomaron una foto en el vestuario con una manta que acusaba a la CONCACAF de corrupta. Los dirigentes concafkianos no supieron si fue un cumplido o un reconocimiento a la organización del evento. Al día siguiente, los canaleros fueron a denunciar a la CONCACAF ante la CIA y el FBI.
El Piojo Herrera le dedicó el triunfo a todos su haters mientras su hija insultaba a todo el que se dejara a través de las redes sociales. Comenzaron a correr rumores de que el gobierno mexicano había comprado el torneo para que su pueblo se olvidara de la devaluación del peso frente al dólar, las elecciones fraudulentas en el estado de Chiapas, de que la privatización de PEMEX había sido un fracaso y de los rumores de divorcio de la pareja presidencial. Lo que sí, es que este juego confirmó que la CONCACAF era la confederación mas corrupta del fútbol mundial.
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