Incilibros/Cómo limpiar las ventanas
Ante las muchas cartas recibidas en la editorial de IncilibrosTM por parte de solteros con apuros para dejar las ventanas de su pocilga en un estado decente, Incilibros se ha decidido al fin a lanzar el tutorial "Cómo limpiar las ventanas" para ayudarles y que sus ligues no se larguen espantadas.
Introducción
¿Es de esos que cree que la vida de ahí afuera es de color gris? ¿Piensa que todos los días llueve de lo oscuro que está? ¿Da igual que deje subidas o bajadas las persianas, la luz que entre va a ser la misma?
Si su respuesta a esas preguntas es un SÍ, tiene un verdadero problema de higiene suerte, con este Incilibro podrá limpiar de forma fácil y segura las ventanas de eso que usted llama hogar.
Este incilibro se ha escrito utilizando toda la fuente de sabiduría de las amas de casa. También ha contado con la colaboración de expertas en limpiar el polvo ajeno, quienes nos han enseñado todos sus trucos maestros.
¿Por qué debe limpiar sus ventanas?
Como todos sabemos que usted es un vago y se va a hacer esta pregunta, le daremos unos cuantos argumentos para que se ponga manos a la obra:
- Si limpia sus ventanas, admirará la gran cantidad de colores que tiene el mundo.
- Sus visitas dejarán de cuchichear a sus espaldas cosas mientras señalan las ventanas.
- Podrá saber si es de día o de noche de forma rápida.
- Hará ejercicio y ahorrará dinero al no necesitar ir al gimnasio.
- Las chicas se le tirarán encima y le comerán a besos.
- Hará de su piso un lugar más alegre y salubre donde vivir.
Piénselo, todo son ventajas. ¿A qué espera?
¿Qué necesita?
Ahora que ya está convencido de que necesita limpiar sus ventanas, toca dar el siguiente paso: hacerlo. Póngase música a un volumen moderado, es decir, aquel en el que los vecinos aún no llaman a la policía. Preferiblemente ponga a sonar algo con ritmo, no esa mariconada de Mozart que le regaló su abuela.
Necesitará además varios utensilios para llevar a cabo su tarea, ya que no vale hacerlo con el puño de su camisa. Pero tranquilio, la mayoría de los utensilios se encontrarán en su casa (o en la del vecino, no tenga reparos en pedírselos prestados).
Necesitará todo lo siguiente:
- Bayeta: es un trapo que puede encontrar debajo del fregadero o, conociéndole, en su envoltorio original en la despensa. Si no tiene bayeta, puede utilizar la escobilla del váter.
- Jabón: puede usar uno líquido, como el gel de ducha. Si no lo encuentra, puede usar igualmente lejía.
- Alcohol: hará más divertida y menos pesada la tarea. Con hielos, si lo prefiere.
- Manguera: para aclarar la ventana, procure que sea tan larga como para engancharla en el grifo del vecino y así no gastar agua.
- Martillo: para casos extremos de suciedad.
- Espátula: para rascarse la espalda si nos pica.
- Gafas de sol: para no deslumbrarse al recibir directamente la luz del sol.
- Guantes y mascarilla: ni la NASA sabe qué componentes, posiblemente radiactivos, forman parte de la guarrería de su ventana. Mejor no tocarlos directamente.
Una vez que haya conseguido reunir todos estos trastos, llame a sus seres queridos y explíqueles lo que pretende hacer. Ignórelos si le intentan convencer para que no lo haga. Despídase de ellos, quizá no vuelva a verlos nunca más.
Empezando la tarea
Lo primero que debe hacer es reconocer las ventanas. Esto puede llevarle varios minutos o quizá algunas horas, dependiendo del grado de mugre que haya por la casa. Si le ha llevado más de dos horas encontrarlas, debería plantearse también limpiar las paredes y el suelo, o directamente cambiar de casa.
Una vez que tenga localizadas las ventanas, puede dedicarse a dibujar con el dedo cosas en los cristales, como caras, penes, tetas y demás tonterías que se le vayan ocurriendo. Tambien puede escribir obscenidades y reírse durante un buen rato. Dicen que ante una tarea dura es mejor pasarselo bien, así que procure divertirse ante todo.
Reúna todos los utensilios, y comience por servise un buen vaso de whisky para hacer más llevadero el trabajo. Luego sírvase otro. Cuando se encuentre inspirado, agarre con determinación el jabón líquido (o la lejía) y rocíe abundantemente los cristales con él. Contemple como chorrea. Si no hace algo rápido, se secará y pasará a formar parte de la mierda que acumula la ventana.
Coja rápidamente la bayeta y pásela por el cristal, apretando y restregando. Ahora tendrá una pasta pegajosa y de aspecto terrorífico en sus cristales. Bébase otro vaso de whisky para recuperarse de la impresión. Repita el proceso con todas las ventanas de su casa, y si aún no ha fregado los platos del mes anterior, tírelos por enmedio del salón y écheles por encima lo que quede del jabón.
Ahora viene el proceso más divertido en la limpieza de las ventanas (y del hogar en general). Agarre la manguera y métase en casa de su vecino. Si estaba dentro, convénzale de que se vaya a pasear un rato a la calle. También puede atarlo y amordazarlo, a su elección. Enganche la manguera al grifo del fregadero de su vecino y abra al máximo la llave de paso.
Corra hacia su casa con la manguera y empiece a rociar con el chorro de agua las ventanas, las paredes, el suelo, el baño y todo aquello que necesite una buena limpia incluso a usted mismo. No se corte con la cantidad de agua que utiliza, le sale gratis (no así a su vecino). Cuando todo aquello empiece a hacer espuma, abra las ventanas y las puertas de su casa y deje que todo fluya hacia la calle. Si es posible utilice la aspiradora para absorver toda la espuma. O póngala en modo "expulsión de aire" y ábrase camino entre la espuma. No deje que ella le coma, demasiada gente ha muerto ya por la malvada espuma.
Medidas drásticas
Si cuando haya conseguido expulsar toda la espuma de su piso, observa que sus ventanas siguen teniendo mugre, es que su casa se está rebelando contra usted. Pero no se preocupe, usted es un hombre de recursos. A grandes males, grandes remedios.
Mire fijamente a la ventana, e intente que ésta cambie de opinión y se limpie de una vez por todas. Esto puede llevarle horas, porque las ventanas son muy tozudas y no se dejan convencer fácilmente. Si usted no tiene tanta paciencia, siga leyendo.
Agarre fuertemente el martillo que dejó previamente encima de la mesa, y déle un ultimátum a la ventana. Es posible que siga tan terca como antes. Abaláncese sobre ella y dele un buen martillazo, para que aprenda lo que es bueno. Siga dando martillazos hasta que crea que ya está suficientemente limpia. Después, llame a un cristalero.
Cosas a tener en cuenta después de limpiar las ventanas
Tanto si limpió usted solito las ventanas, como si tuvo que llamar a un cristalero, ahora su piso está más iluminado y bonito. Además, también limpió las paredes y el suelo de porquería, por lo que ahora verá por dónde camina y dejará de tropezarse con objetos tirados por el suelo camuflados entre el polvo, como la consola que creía perdida hacía años.
Desde aquí deseamos advertirle de que recuerde que sus cristales ahora son transparentes, no vaya a ser que crea que tiene las ventanas abiertas y rompa un cristal cuando quiera deshacerse de la litrona de cerveza que se ha bebido tirándola por la ventana. Es el gran peligro de tener las ventanas excesivamente limpias, pero acabará por acostumbrarse.
Al tener los cristales tan limpios, usted puede ver a sus vecinos de enfrente, pero ellos también pueden verle a usted. Si no quiere que ellos vean lo que se trae entre manos, le recomendamos que acuda a una tienda de decoración y se compre unas cortinas. No hace falta que vayan a juego con su casa.
Use gafas de sol a todas horas, porque en su casa entrará una luminosidad tan grande que si no se proteje podrían fundírsele los ojos. Haga estríctamente vida nocturna a partir de este momento.
También le recordamos que su vecino sigue maniatado y furioso en su piso, desátele y cuéntele que todo fue una broma. Si hace demasiadas preguntas, deshágase de él.
Limpiar las ventanas no se hace sólo una vez en la vida, es un trabajo regular. Debería encontrar un momento una vez al año como mucho para hacerlo. Lavar de forma demasiado frecuente las ventanas hace que se desgasten los cristales, así que hágalo con delicadeza.
Procure convencer a su madre, su novia o algún otro para que se las limpie. Además de salirle gratis el apaño, quedarán mucho mejor que si las limpia usted.
NOTA:Inciclopedia e Incilibros no se hacen responsables de los daños morales o físicos que usted pudiera causar al limpiar sus ventanas. Si intenta acusarnos de que siguió los consejos que damos en este Incilibro, diremos que se lo ha inventado, es más, incluso diremos que este Incilibro nunca ha llegado a existir. Tampoco nos hacemos responsables de las sustancias tóxicas que vierta a la Tierra o la Atmósfera, ni de que su frigorífico esté vacio y tenga hambre.