Incilibros/La Torre de Babel: Versión Coworking Multilingüe™
| ATENCIÓN: Este artículo no es apto para fanáticos Su lectura puede causar incendios de embajadas y hacer llorar sangre a las estatuas de la virgen. |
Tras el desembarco de Noé y su tripulación con escamas y pezuñas, la humanidad volvió a hacer lo que mejor sabe: fundar ciudades, inventar horarios absurdos y discutir sobre dónde poner la cafetera.
La Torre
Con el paso de las generaciones, un grupo de visionarios decidió construir un rascacielos celestial. No un edificio cualquiera, no. Ellos querían una Torre de Babel Coworking Global Hub™, un espacio abierto, sostenible, pet friendly y con puertos USB en cada piedra.
—Construyámosla tan alta que lleguemos al cielo. —dijo uno, que claramente no había revisado la normativa de urbanismo de la zona.
El edificio avanzaba con rapidez gracias al patrocinio de marcas como BabelSoft, HeavenRise y el todopoderoso Delivery del Edén. Había salas de reuniones como "Sala Arameo", "Espacio Sumerio" y la popular "Zona de Networking Fenicia". Todo parecía ir bien hasta que el equipo de Recursos Divinos detectó un problema en la nube (celestial, no digital). Dios, que aún usaba Windows NT Sagrado Edition, murmuró mientras actualizaba su firewall espiritual:
—Estos humanos van demasiado rápido… y encima están usando arquitectura sin licencia. Vamos a descentralizar esta startup.
Y ordenó a unos hackers celestiales que desactivaran el traductor de Google. Nadie entendía a nadie. El encargado de los materiales pedía más adobe y recibía albóndigas. El arquitecto hablaba en proto-esloveno mientras el jefe de obras respondía en Klingon. El becario inventó el emoji, pero aún no existía WhatsApp. La confusión fue total. Algunos creyeron que estaban en una conferencia TED, otros fundaron naciones nuevas por error y una delegación de flamencos tomó posesión del cuarto piso.
Finalmente, el proyecto fue abandonado y se realizó una suspensión de pagos. La torre inacabada quedó como símbolo de que, por más modernas que sean las oficinas, si no hay buena comunicación, no hay gloria ni barra libre de café.