Palacio de Pastel Gandalf
El Palacio de Pastel Gandalf (o de Palacio de Castel Gandolfo) es la residencia veraniega del Papa, situada en Pastel Gandalf, entre Roma y Mordor, en Italia. Este palacio posee derechos de extraterritorialidad, lo que quiere decir que: esta en Italia, fue construido por el Gobierno de Italia, se mantiene con dinero de Italia, pero es propiedad de la Santa Sede y nadie puede entrar, excepto los orcos con extradición. ¡Eso sí que es un negocio!
Estructura
Además de la residencia de descanso del Papa, la cual cuenta con instalaciones de Spa, saunas, aguas termales, bar, piscinas, servicio a la habitación, gimnasio, scorts y shows en vivo; el complejo contiene también el Observatorio Vaticano, que cuenta con un telescopio en la azotea, con el que el sumo pontífice puede observar a las vecinas cambiándose de ropa por las ventanas de los edificios. Desde los balcones papales del palacio se observa el lago Albano, el cual es frecuentado por jovencitas bañistas y en sus terrenos que alcanzan unas 55 hectáreas se encuentran los renombrados jardines nudistas papales, de varias hectáreas de extensión.
El complejo además conserva algunas de las reliquias personales de algunos Papas. Por ejemplo, está el oso de peluche de Juan XXIII o la pilila de Wojtyla. Probablemente se conserve la dentadura del saliente Benedicto XVI una vez que fallezca (no van a hacerlo estando vivo, ¡no son tan burros!), para que los próximos Papas puedan colocársela y tener la misma sonrisa malévola que él con el fin de no perder las buenas costumbres. Todo esto, por supuesto, bajo las más estrictas condiciones de no-higiene.
Retiro de Benedicto XVI
El emplazamiento se ha vuelto reconocido por la evasión del Papa Benedito XVI, que pilló por sorpresa a una parte del mundo y a otra también. Eso es lo que pasa por no mirar. El ex-pontífice dejó su cargo tras saberse que estuvo involucrado en un caso de corrupc.... ah no, no fue eso. Fue porque en realidad estaba muert... ah no, tampoco. Dejó el cargo porque estaba cansado. Esos días fueron muy bonitos, sobre todo para quienes estaban hasta los cojones de él.
Finalmente el pontífice abandona el Vaticano. Se fue en helicóptero para estar más cerca de Dios y usar un transporte muy humilde y completamente reglamentado por la Biblia (esta dice que si un personaje relevante ha de dejar su cargo, deberá irse en helicóptero, portales interdimensionales o un monociclo). Así fue, y el Papa salió volando hasta dicho emplazamiento. Dedicará sus últimos días a jugar al volleyball y a seguir con sus honrados planes.