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Raiders of the Lost Ark

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En busca del arca perdida a todo gas / Indiana Jones y los weys cazadores del arca perdida
Raiders of the Lost Ark
Raiders of the lost arkCartelón.jpg
Cuando salió esta película, los carteles aún se pintaban a mano y se coloreaban con ceras.
Ficha técnica
Dirección Steven Spielberg
Producción Paramonut Comedy
Intérpretes Harrison Ford, Karen Allen, el tipo que después hizo de Gimli, y otros con aspecto de nazi.
Guión Spielberg, George Lucas y un desesperado Lawrence Kasdan tratando de poner orden.
Música John Williams, tatarataaa tataraaaa
País Gringolandia.
Fecha de estreno Al inicio de los ochenta, cuando aún no estaban de moda los pantalones pitillo.
Género Aventura, nazis esmochados, comedia involuntaria.
Calificación No apta para serpientes agorafóbicas.
Premios Varios Oscar en apartados técnicos y muchos otros premios en ferias locales y cuchufletas.
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Indiana Jones babies (precuela en producción)
Indiana Jones and the Temple of Doom
Cita3.pngEs lícito apoderarse de sus tesoros. No confundáis eso con robar, en todo caso es retirar el contenido del túmuloCita4.png
Indiana Jones enseñando latrocinio Arqueología en la universidad.
Cita3.pngNo son los años, querida, es el rodaje.Cita4.png
Indiana Jones recordando la vez que una bola de piedra le pasó por encima.
Cita3.pngMarion, no la mires. Cierra los ojos. Pase lo que pase, no la mires.Cita4.png
Indiana Jones sobre el tamaño de la... serpiente.

Raiders of the Lost Ark (titulada En busca del arca perdida a todo gas en España e Indiana Jones y los weys cazadores del arca perdida en Hispanoamérica) es una película dirigida por Steven Spielberg y escrita y producida por George Lucas estrenada en los albores de los ochenta. Aunque fue la primera película de la saga de Indiana Jones, es la segunda en la cronología interna del personaje porque Spielberg y Lucas pensaron que si primero hacían esta al público le daría morbo excavar arqueológicamente en el pasado del protagonista y así la segunda tendría más éxito. La trama es un homenaje al nihilismo más absoluto, ya que el tema es lo vano y fútil de buscar el Arca de la Alianza, porque al final aunque uno la encuentre va a dar igual y, si bien a la vez la buscan los nazis, ya ellos mismos se las apañan autosabotearse y que el asunto les reviente en las manos sin necesidad de que intervenga héroe alguno.

Argumento

Advertencia: Esta sección contiene detalles de la trama y el argumento; si eres tan rarito que prefieres leer el libro o ver la película antes, no te recomiendo que leas esto.

El pinball a escala humana es uno de los grandes iconos que esta película ha aportado al cine

Estamos en 1936. La película empieza con una introducción en la que vemos a unos tipos sucios y sudorosos caminando por la jungla peruana (o eso suponemos, pues la jungla peruana es en realidad casi indistinguible de los centros urbanos más importantes del país). Los esbirros del tipo que dirige la expedición intentan traicionarle porque le consideran un loco y creen que les lleva a la perdición y él soluciona la rebelión corriéndoles a latigazos... y así es como se nos presenta Indiana Jones, héroe de esta saga de películas. Aunque todos huyen, logra retener a la fuerza convencer a uno para que penetre con él en una gruta, donde se supone que está el ídolo que buscan. Entran en la misma y es una delicia: mecanismos que proyectan picas que te clavan, que te disparan flechitas ridículas, abismos que ponen a prueba tus habilidades para saltar y unas arañas que parecen centollos de lo grandes que son. A pesar de todo esto, y de una nueva traición de su último adláter, que casualmente muere, Jones logra hacerse con el ídolo, y tras correr y brincar delante de una gran bola de piedra logra salir de la cueva. Allí fuera está su rival René Belloq, un arqueólogo francés que siempre va limpio y bien planchado porque deja que sean otros los que hacen el trabajo sucio (debe ser catedrático). Belloq ha comido el coco a la tribu indígena de los hovitos para que éstos se piensen que Indiana Jones intenta robarles la estatuilla de su dios (en realidad tampoco es que mienta). El resultado, se la roba el propio Belloq y Jones tiene que salir huyendo por piernas de los furibundos hovitos hasta llegar a un hidroavión que conducía un colega suyo, quien tiene en el compartimento que ocupa Jones lo que éste primero piensa que es un consolador muy realista, hasta que descubre que es una serpiente y empieza a pegar gritos de auténtico pánico.

Empieza lo serio

De vuelta a Estados Unidos, descubrimos a Indiana Jones como un profesor más o menos soporífero pero exitoso entre las alumnas, quienes les tiran los tejos pintándose obscenidades en los párpados. Marcus, el rector de la Uni, va a echarle bronca por pedirse demasiados moscosos para viajar a lugares exóticos, ya que no se cree que realmente vaya a buscar estatuillas (una vez más, ha vuelto con las manos vacías) sino que está convencido que se va a hacer turismo sexual con los fondos de la universidad. Justo cuando la discusión está subiendo de tono se aparecen dos tipos de inteligencia del ejército (aunque parezca un oxímoron) ante los cuales Jones apenas puede reprimir un "gulp". Pero nuestro arqueólogo se tranquiliza cuando éstos le aclaran que no le buscan por delitos de destrucción del patrimonio, sino porque confían en sus dotes para que les aclare algo relacionado con su antiguo mentor.

Los tipos del ejército cuentan que han interceptado unos telegramas nazis torpemente cifrados en los que se mencionan un arca, la ciudad de Tanis y al antigo mentor de Indy, Abner Ravenwood. Indiana Jones deduce que, al igual que el viejo chiflado de Abner en su día, los nazis están buscando el Arca de la Alianza porque piensan que les volverá invencibles. Para demostrales este último punto, Jones muestra a los tipos del ejército una ilustración decimonónica que representa el Arca y rayos de poder saliendo de la misma. Los tipos son tan catetos que no se dan cuenta que la ilustración es una recreación moderna sin el menor rigor histórico. Se acojonan, pues como sea verdad lo que dice Jones y no hagan nada, lo mismo la administración les abre un expediente, y le encargan a Indiana la misión de adelantarse a los nazis y traerse el objeto sagrado a Nueva York. Nuestro arqueólogo lo celebra porque eso le permitirá seguir escaqueándose de sus obligaciones como docente (clases, exámenes, reuniones de departamento, claustros... frente a todo esto enfrentarse a unos cuantos nazis es una bicoca).

Bar de mala muerte en el Nepal

Marion, ¿sabes qué? Algo me dice que tus días en este bar de mala muerte han terminado.

Aunque debiera buscar en Egipto, Jones primero decide ir a Nepal, pues sabe que allí Marion, la hija de Abner, regenta un bar de mala muerte. A lo que se ve Indiana Jones y ella tuvieron un entendimiento demasiado estrecho en el pasado, razón por la cual Abner retiró la palabra a Jones y, más adelante, Marion también, debido a que éste invirtió todos los ahorros de ella y de su padre en buscar no sé qué piezas que debían llevarse a un museo y que nunca aparecieron.

Marion pues, no teniendo nada mejor que hacer, sobrevivió poniendo el citado bar y dándose a la bebida, a tal punto que logra vencer en concursos de beber a los nativos más orondos, y espera ganar algún día el campeonato del mundo de cirrosis hepática. Cuando Jones entra por la puerta, Marion le abofetea y le arroja unas cuantas sillas a la cabeza. Jones le pregunta por su padre y ella le dice que ha muerto. Tras un poco sentido pésame Jones le pone ojitos a Marion y le pide una pieza que encontró Abner, un cabezal de un bastón que tiene información para encontrar el Arca. También le dice que esta vez le va a pagar, incluso más de lo que correspondería para compensarla. Tras una carcajada sarcástica, Marion pide a Jones el dinero por adelantado y le dice que vuelva al día siguiente a buscar la pieza (se la puede dar de imediato, pero que se joda y espere). Indy hace como que se va del bar, pero se queda por ahí agazapado mientras ve como Marion festeja que por fin va a poder abandonar ese antro y empezar una nueva vida. Entonces se planta también en el bar el nazi Arnold Toth, tipejo con unas gafitas redondas que siempre viste de negro y no apea una sonrisilla complacida que le da tal cara de tonto que nos lo hace más terrorífico. Le acompañan esbirros locales a los que desprecia por no ser de pura raza aria. Fiel a su estilo sádico, Toth se dispone a torturar a Marion para divertirse y, si se acuerda, después preguntarle por la misma pieza que busca Indy, que es lo que también a él le han mandado venir a buscar aquí. Jones, sin que nadie se lo hubiera solicitado, interviene para ayudar a Marion, lo que nos procura una escena de acción chapucera que culmina con la muerte de todos los esbirros y la involuntaria reducción del bar a cenizas por un incendio torpemente provocado. Marion se caga en la puta madre de Indiana y le dice que ahora se va con él hasta que éste le pague lo que le debe, ya que ese jodido bar cutre era lo único que tenía. Por su parte, Toth agarró el cabezal cuando estaba incandescente por el incendio del local, para así grabarse en la mano los jeroglíficos del mismo y poder llevarlos en la piel chamuscada sin necesidad de cargar la pieza, que pesa.

Zascandileando por Egipto

Jones y Marion viajan a El Cairo donde gorronean alojamiento a Sallah, amigo de Indy y padre de familia numerosa. Donde caben diez hijos hacinados caben dos amigos más, ¿verdad?. Sallah es de naturaleza cotilla y está al quite de que los nazis han contratado a Belloq para que les encuentre el Arca. También de que se han hecho una reproducción del cabezal a partir de la mano de Toth y de que desde que se la quemó éste ya no se hace las pajas tan a gusto como antes.

Tras estas revelaciones, Indy y Marion se van a hacer turisteo por la ciudad junto con un mono que parece ser muy simpático pero luego es un cabronazo que junto a su dueño, un motorista tuerto y con turbante que sigue a Indy y Marion a distancia prudencial, espía para los nazis. Aquí hasta los monos son traidores. A la señal del motorista, una especie de beduinos atacan a nuestros protagonistas que responden a los ataques con toda la violencia de que son capaces, golpeando, disparando y destruyendo mobiliario público. Marion se esconde en un cesto de mimbre y el mono se chiva, así que los beduinos meten el cesto en una camioneta. Indy no se ha quedado atrás y con su característico estilo, tan resuelto como torpe, logra que la camioneta vuelque y explote con el cesto dentro. Ups, quizás esta no fue la mejor estrategia para salvar a Marion, que Dios la tenga en su Gloria.

Indiana estaba con el mono, y por eso se fue a beber.

Deprimido, Indiana Jones se va a emborracharse con el mono. Entonces se aparece Belloq y se pone a mofarse de él, le dice que es un reverso tenebroso suyo y que la Arqueología consiste en en especular con el valor de las cosas y el paso del tiempo: si entierras un reloj del bazar chino y lo desentierras mil años después, ese reloj vale mucho dinero. El profesor Jones, herido por esta prosaica visión de su materia o tal vez por no poder vivir mil años para recoger los frutos de las cosas que pueda enterrar hoy, se dispone a disparar a Belloq, y los nazis que escoltan a Belloq a él, pero Sallah ha enviado a sus hijos a que le hagan de escudo humano y el escándalo que supondría cargarse a unos niños en un bar calma los ánimos. Los niños salen con Indy del bar y Sallah lamenta seguir teniendo diez bocas que alimentar.

Ya de noche a Indy se le ha pasado la kurda y está junto con Sallah y un viejo chiflado que dice saber leer jeroglíficos. Mientras tanto, el mono abre la ventana al de la moto que se les cuela en el salón y les envenena los dátiles (huye luego con una risilla sarcástica). El viejo chiflado les dice qué altura tiene que tener el bastón que usarán en el Pozo de Almas (ya descubierto por los nazis) para que cuando la luz incida en el cristalazo que lleva en medio puedan saber dónde está enterrada el Arca. También que los nazis están excavando en un sitio equivocado porque Toth solo quiso hacerse marcar como el ganado una mano y no las dos, y que en la otra cara junto a la inscripción "tonto el que lo lea" figura que debe restarse cierto tamaño al bastón en honor a Chuck Norris. Indy y Sallah, que ya parecen haber olvidado la muerte de Marion, festejan eufóricos, pero cuando van a comerse los dátiles de la victoria descubren al mono muerto junto a ellos. El motorista hacía pasar al pobre bicho más hambre que a un maestro de los antiguos y éste, viendo los dátiles, se los comió envenenados y todo. Eso le pasa por nazi. Sallah advierte a Jones que mejor no los coma, que lo suyo será dejarlos por ahí por si sus hijos quieren picar algo.

Al día siguiente Jones y Sallah se visten de beduinos y se infiltran en el campamento nazi (sin esfuerzo, allí camina todo el mundo como Pedro por su casa). Llegan hasta el pozo de Almas y Jones se descuelga junto con una vara y el medallón. Allí dentro hay una maqueta de la antigua ciudad de Tanis que parece estar hecha con el Exin Castillos. Jones aparta un poco el polvo y la mierda buscando un agujero donde clavar el bastón (literalmente, no es una metáfora guarrilla) y una vez lo hace los rayos del sol infieren en el pedrolo del medallón, ahora en lo alto del bastón, concentrándose de una manera que ríete tú de los rayos laser. Como resultado la maqueta queda medio derretida y Jones ubica el lugar donde está enterrada el arca, cosa que apunta en su moleskine. Indy rompe la vara y la tira, pues no confía en que los nazis sean suficientemente listos para poner juntos los dos trozos del palo para ver cuánto medía. Sallah le arroja una serie de mantas y una bandera nazi para que trepe por ellas y para allá que se van. Intentando camuflarse por el campamento y no llamar la atención de los nazis, Indy va a dar justo en una tienda donde tienen a Marion atada a un poste. Indy se pregunta entonces quien iba en el camión al que pegó fuego, pero ante las protestas de Marion le quita la mordaza y le cuenta que ha descubierto el lugar donde está enterrada el Arca. Marion le dice que menos cuentos y que la desate de una puñetera vez, ya que ha venido a rescatarla. Indy la vuelve a amordazar y le dice que de rescatarla nada por ahora, no vaya a ser que los nazis se den cuenta de que están muy tranquilos y de que eso es señal de que ella se ha fugado y se pongan a remover todo. Que le espere ahí que ya vendrá a por ella cuando tenga el Arca: palabrita del niño Jesús. Sale de la tienda y desde fuera se oyen las maldiciones de Marion, con mordaza y todo.

Descubriendo el Arca

Yo no cavo, que para eso soy doctor.

Al caer el sol, confiando en que los nazis no vigilen mucho, Sallah e Indy se llevan a un grupo de trabajadores con picos y palas al lugar donde piensan que está enterrada el Arca. Ellos se ponen a trabajar mientras Jones mira, y cuando le recriminan que no agarra la pala dice que él es el cerebro de la expedición y está dirigiendo.

Mientras esto sucede llevan a Marion a la tienda de Belloq. Belloq le dice que va a venir Toth a torturarla para que diga todo lo que sabe de Jones y sus descubrimientos, pero que si se lo cuenta antes a él, se pone un vestido sexy y se la chupa, que igual le ahorra la tortura. Marion dice que lo del vestido pase, pero que ella no le va a decir nada lo único que va a chupar es alcohol, y entonces Belloq (que la espía mientras se cambia y se toca un poco mientras) y ella se ponen a hacer un concurso de borrachos en el que Marion por su dilatada experiencia sabe que lleva las de ganar. En estas están cuando llega Toth y enseña su terrible instrumento de tortura. Pero justo entonces Belloq se da cuenta que hay luces y cánticos folclóricos en la colina cercana, donde está excavando Indy, y salen todos corriendo para allá.

A ver si nos aclaramos ¿tiras o empujas?

Descubren una losa que abre una cripta y Sallah le dice a Indy que baje él, que puede ser peligroso. Indy baja dando alaridos porque está aquello lleno de serpientes, pero rociándolas con gasolina y quemando unas cuantas prepara una deliciosa barbacoa de reptil y logra abrirse camino. Entonces baja también Sallah y juntos encuentran un cajón grande que guarda una bonita Arca de oro con dos angelotes. Para mí que es esa la que andaban buscando. Ahí se la llevan y la suben, ya solo queda Indy abajo con sus temidas serpientes, y entonces...

Persiguiendo el Arca

... en lugar de sacar a Indy tiran abajo a Marion, que cae sobre él maldiciéndole y acordándose, y no para bien, de toda su familia. Por más que Indy insiste en que luego iba a ir a rescatarla no parece muy convencida. Tras un rato discutiendo y lanzándose piedras con jeroglíficos reparan en que desde arriba les miran Belloq, Toth y otros nazis. Belloq le dice a Jones que ahí se queda, que el Arca se la queda Hitler una vez que él mismo la sobetee un poco, y que dentro de mil años vendrá a desenterrarle a ver si vale algo entonces. Y así, cierran la losa.

Mientras Jones está preguntándose si de verdad Belloq querrá especular con su valor monetario en el futuro remoto o no, las serpientes aprietan. Marion sigue gritando y Jones tiene una idea brillante: derribar una de las esculturas feas y monumentales que les rodean y atravesar la pared. Los arqueólogos se supone que tienen que conservar el patrimonio y no destruirlo pero el día que tocaba esa clase en la carrera él estaba haciendo pellas en el bar. Hecho esto descubren un montón de cadáveres mal momificados que Jones aparta de cuatro patadas y tras descubrir un pedrolo mal puesto que se mueve y por el que entra luz, logran salir fuera de la cripta, tampoco fue para tanto la cosa.

Indy... ¿es eso una serpiente o es que te alegras de verme?

Deciden irse hasta el aeródromo nazi, que está ahí al lado, para robarles una avioneta y así poder vigilarles desde lo alto en espera del mejor momento para robarles el Arca. Marion está ya en la cabina cuando llega un nazi grande y gordo que empieza a boxear con Indy, dándole la paliza de su vida. Marion le grita a Indy desde la cabina "¡Aguanta ahí, que luego ya iré a rescatarte, palabrita del niño Jesús!". De las carcajadas que le produce la situación acciona sin querer una palanca del avión que pone los motores en marcha y rebanan la cabeza del nazi como si fuera una sandía... pero también en el fragor de la batalla se ha vertido un tanque de gasolina. Cuando Jones va a la cabina ella le dice "¿Ves como yo sí que iba a salvarte?". Ambos salen corriendo antes de que la avioneta finalmente explote porque otros nazis ya les han empezado a disparar. Lo de perseguir el Arca desde lo alto va a ser que no.

Indy ve de lejos partir a la comitiva nazi, un coche con los jefazos (Belloq, Toth y otros nazis de relativa importancia) y unas camionetas, una atestada de soldados, seguro que ahí va el Arca. Agarra entonces un caballo cualquiera que había por ahí y al grito de "¡Estoy improvisando!" se va tras la comitiva. El dueño del caballo también grita, y cosas nada bonitas, pero nadie le hace caso. Indy se dirige primero al camión de los soldados y, dejando el caballo por ahí tirado, salta a la cabina del camión expulsando al nazi que lo conduce de un guantazo. La soldadesca que va en la parte trasera se pone en marcha pero los va haciendo caer uno a uno: son como los masillas de los Power Rangers, voluntariosos, de cortas luces, y su única función narrativa es recibir estopa. Hay uno un poco más recalcitrante, pero a ese le hace caer bajo las ruedas del camión y le convierte en una nacionalsocialista pulpa sanguinolenta. Ahora que tiene el camión y el Arca en su poder Indy se acerca al coche de los jefazos, les hace una peineta con la mano, les saca a la cuneta en una minobra digna de Lewis Hamilton y se pira a toda velocidad.

Ahora por el mar

De nuevo con el Arca, Indy y Marion se suben al barco de Catanga, un traficante contrabandista que les ha recomendado Sallah. Descansan en el camerino que les han dado. Marion parece haber dejado de lado sus rencores e Indy se pone quejica conque se ha hecho muchas pupas durante la película. Marion le pregunta dónde no le duele, e Indy se señala el codo. Marion se lo besa. Indy se señala la frente, Marion se la besa. Indy se señala la entrepierna, Marion le da una patada en los cojones por listo. Ya de mañana los nazis interceptan el barco de Catanga en un U-boot. Se llevan el Arca y a Marion, ante las protestas de Catanga quien dice que quería venderla como esclava. Uno de los hombres de Catanga lamenta que los nazis se hayan llevado a Marion, pero dice a Catanga que su mentira fue una buen intento. Catanga pregunta que de qué mentira habla. A lo lejos ven a Indy que se agarra a la chapa del U-boot, que se hunde mientras Indy hace "blup, blup, blup" y trata de practicar la apnea.

El U-boot llega a una base en una isla del Egeo justo cuando el rostro de Indy estaba empezando a ponerse morado. Indy, escondido, busca la forma de camuflarse: ha de buscar un soldado de su talla, dejarle inconsciente de forma sigilosa y ponerse su uniforme. Tras treinta intentos logra encontrar uno que lleva su talla: y además está de suerte, es de elevada graduación: un cabo. Reanima ahora a todos los soldados inconscientes y se infiltra entre ellos.

Belloq por su parte ha decidido que conviene abrir el Arca antes de llevársela a Hitler, justifica a los nazis que el ritual judío para ello es imprescindible, que solo así podrán hacer un informe técnico como manda el Dios del Arca, aunque en realidad sueña con apoderarse de sus secretos para él solo. No sabe qué secretos son, claro, por eso son secretos. Así que parten todos en comitiva hacia una explanada hasta que Indy, que se ha hecho con un bazooka, amenaza con volar el Arca si no sueltan a Marion. Belloq entonces le grita que no va a soltar a Marion y que si vuela el Arca le da igual, que lo va a pagar el seguro, así que él verá. El farol tiene éxito y los nazis capturan a Indy.

De noche. Indy y Marion están atados a un poste en segundo plano mientras Belloq, que viste de sacerdote judío ante las miradas de desprecio de sus socios, hace unos pases abracadabrescos. Abre el Arca y parece que ésta solo era un estuche para arena cinética, pero entonces surgen unos fantasmas de la misma y matan a todos los esbirros mientras Belloq, Toth y otro nazi se derriten como un Frigopié en una parrilla. Indy y Marion se salven porque Indy ha gritado a Marion que cierre los ojos, que no mire. Cuando todo ha pasado Marion se lo agradece, pero Indy le dice que es que quería hacer pis y no quería que ella mirase mientras, que si no, no podía. Marion le pregunta que qué van a hacer con el Arca e Indy pone una sonrisa pícara.

De vuelta a Nueva York

Vemos salir a Indy de un edificio todo indignado mientras Marion le espera a la puerta. Ella le pregunta que qué le ha ocurrido. Indy protesta porque los militares no le dejan quedarse el Arca, con lo bien que hubiera quedado como mueble bar en su despacho con un par de arreglillos. Marion dice que no se preocupe, que ella sabe cómo alegrarle (codazo, codazo, guiño, guiño) y acto seguido le reta a un concurso de borrachos.

Vemos un gran almacen lleno de cajas, que parece eso el Ikea. Allí un tipo gordo y poco afecto a la higiene lleva en un carrito el cajón que contiene el Arca. La película cierra con este último plano, del tipo de espaldas, al que además se le ve la hucha.

Producción

Los más puristas del cine clásico de aventuras se quedaron tras ver la película como Arnold Toth tras ver lo que había en el Arca.

En su juventud, George Lucas había redactado un borrador acerca de las aventuras de un arqueólogo al que había apodado igual que su mascota (tanto la de Lucas como la del arqueólogo), Las aventuras de Indiana Smith. El arqueólogo era zafio, grosero, putero y seguidor del Atlético de Madrid. Si bien más adelante Lucas reconsideró todo esto y prefirió convertirle en un profesor universitario para darle un aire intelectual y que así los seguidores de sus aventuras pudieran dárselas de cultos.

Más tarde Lucas le habló del proyecto a su amigote Steven Spielberg y decidieron hacer la película juntos. George escribiría el guión y Steven la dirigiría, pero como este último no acababa de fiarse del todo propuso que Lawrence Kasdan colaborara en el libreto. De las reuniones de estos tres salió la idea de cambiar el apellido Smith por Jones. Esto se debió a que repetidas veces Kasdan gritaba a los otros dos que ya le tenían hasta los coJONES con sus disparatadas ocurrencias para las escenas de la película, cosa que a los otros les hizo gracia. Y no le faltaba razón a Kasdan, ya que proponían cosas como que Indiana practicara kung-fu y fuera ludópata. Finalmente Kasdan dio dos collejas a cada uno de sus compañeros y, ya entrando éstos en razón, acordaron que el aventurero fuera simplemente un tanto torpe, díscolo y de moral ligeramente distraída. No obstante no acabarían ahí los disgustos. En un primer momento Lucas propuso que la relación amorosa de Jones con Marion se remontara a cuando ella tenía once años de edad, ante lo que los otros dos se llevaron las manos a la cabeza. Spielberg sugirió a Lucas que si metían ese tipo de cosas en el guión tal vez los federales se pusieran a acecharles, lo cual convenció a este último para incrementar la edad de Marion hasta estándares más aceptables para una persona sana.

Spielberg y Lucas eran aún jovenzuelos y a pesar de haber hecho cosillas como Tiburón o algunas de Star Wars aún no tenían el reconocimiento, y, sobre todo, el dinero que tuvieron más tarde. Por eso tuvieron que rodar la película a toda velocidad dado que si no tendrían que empeñar hasta el fedora del protagonista para financiarla. No obstante esto, visto de forma retrospectiva, les facilitó que la película fuera más chapucera espontánea. Lo peor del rodaje fueron las partes rodadas en Túnez para ambientar Egipto (los norteamericanos no son muy escrupulosos con estas cosas, es África todo y eso les vale). Casi todo el equipo tenía disentería y se iban cagando por ahí. Así que eso que ves marrón en el pantalón del Dr. Jones no es parte de la caracterización. Esto llevó a la modificación de algunas escenas y a que Indiana Jones matara algunos malos más rápido para que así Harrison Ford lograra rodar las secuencias entre las frecuentes visitas al inodoro, lo cual redundó en bien de la película que gracias a esto no se alarga demasiado.

Debido al rechazo de los actores que hacían de nazis a que sus cabezas se derritieran, finalmente tuvieron que utilizarse auténticos helados con la forma de cabezas nazis, lo cual fue uno de los efectos especiales más innovadores de la película.

En lo referente a la banda sonora, Spielberg y Lucas contaron con su ya habitual compositor John Williams quien para esta película compuso el ya inmortal tema de tatarataaa tataraaaa tatarataaaa tataraaa taaa taaa.

Curiosidades

En un primer momento George Lucas no quería que Harrison Ford encarnara a Indiana Jones, ya que éste ya salía en Star Wars y ya chupaba demasiada cámara y, además, prefería que el Doctor Jones fuera un señor con bigote para que así pudiera enfrentarse en igualdad de condiciones a Adolf Hitler. Por ello fue Tom Selleck el seleccionado en primer lugar, pero finalmente rechazó el papel porque no podía compatibilizarlo con una serie hortera para televisión que estaba rodando en aquel momento. Entonces Harrison Ford hizo un segundo casting para el que llevó un bigote postizo. Lucas dijo que a la mierda ya, que el papel era suyo, y que hiciera el favor de tirar el felpudo sotonasal ese que llevaba a la papelera más cercana. En el caso de la actriz principal, Sean Young también audicionó para el papel. Pero fue descartada porque Spielberg y Lucas sabían que había sido seleccionada para rodar Blade Runner junto a Ford, y no querían que la gente pensara por error que esa película era una secuela de la de Indiana Jones. Además, Sean Young era muy sosa y por eso prefirieron decantarse por Karen Allen, que hasta en el inodoro con disentería iba a tener más carisma.

Por si no lo sabías, el actor que hace de Sallah es el mismo que décadas después interpretaría a Gimli en El Señor de los Anillos. En efecto, si quitas a Gimli todas esas prótesis faciales y esa barba postiza lo que te queda es Sallah.

El plató de rodaje de la cripta donde se halla el Arca está en el mismo lugar físico donde Kubrick rodó El Resplandor: encima de un antiguo cementerio indio, lo cual ahorró costes, pues no hizo falta adquirir a mayores cadáveres semimomificados.

Recepción

La película fue un taquillazo tal que Spielberg y Lucas pudieron incluso permitirse compensar a los hovitos por el ídolo que les habían robado y aun así seguir nadando en dinero. La crítica valoró como divertidas y refrescantes la cutrez del héroe principal y las absurdas chapuzas de los villanos, y el público no fue menos generoso. Gracias a esta película millones de niños desearon estudiar Arqueología y algunos miles desearon ser nazis. La película ganó algunos Premios Oscar en el apartado técnico, que siempre son los que se dan a aquellas películas que la Academia considera chorradillas simpáticas, y otros premios que a nadie le importan para guión, dirección y actores principales.

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