Usuario:Gil Culiao/JP
Jurassic Park (en España Jurásico Parque y en Latinoamérica Juanito y los Clonosaurios) es una isla de Costa Rica habitada por dinosaurios creados por Steven Spielberg a partir de mosquitos y ranas (como si alguien fuera tan ignorante o estuviera muy drogado para creerlo...), con el fin de hacerse rico con películas, libros y videojuegos basados en las aventuras y desventuras que se viven día a día en el parque. Spielberg es el cabecilla de la operación, pero, como todos los judíos, nunca da la cara, usando como fachada a su marioneta John Hammond, un anciano con Alzheimer que se convirtió en una de las tantas víctimas de Aaron Ramsey.
Orígenes
Todo comenzó el segundo miércoles del mes de febrero del año 1992, cuando Steven Spielberg, Dios y el Diablo jugaban su típica partida mensual de póquer, en la cual Dios apostó más de lo que podía pagar. Bueno, la casualidad fue que ganó Spielberg (haciendo trampas), por lo cual Dios le concedió un deseo. Spielberg le pidió ganar el Óscar, pero Dios le dijo que para eso le bastaba con hacer una película sobre el Holocausto. Después de pensarlo mejor, Spielberg pidió poder resucitar a los dinosaurios, deseo que Dios concedió gustosamente, aunque no le encontrara sentido alguno (Spielberg al principio tampoco le encontró ninguna utilidad, simplemente lo pidió para fastidiar a Dios).
Incidente de Isla Nublar
Spielberg y su socio John Hammond (el gemelo aún más malvado de Walt Disney) fundaron una compañía de ingeniería genética llamada InGen, la cual quedó en poder de Hammond por recomendación de George Lucas. InGen compró una isla de Costa Rica para que su equipo de científicos locos, encabezados por Samuel L. Jackson con bigote y el chino de La Ley y el Orden: UVE, clonaran dinosaurios a partir de sangre extraída del culo de mosquitos prehistóricos preservados en ámbar. (El cómo lo hicieron para resucitar plantas prehistóricas sigue siendo un misterio). Como el ADN extraído era insuficiente, tuvieron que improvisar mezclándolo con ADN de ranas y lagartijas, total nadie se daría cuenta.
A continuación, Hammond sobornó a un grupo de expertos para que viajaran y le dieran su visto bueno al parque. El grupo lo conformaban Alan Grant (un paleontólogo, osea que filosofa sobre la ontología de los palos), Ellie Sattler (una ¿paleobotánica?, da igual, tiene bonitas piernas), Ian Malcolm (un matemático, para que cuente los dinosaurios por si se ha escapado alguno) y Donald Gennaro (un abogado, porque ninguna isla habitada por monstruos estaría completa sin uno). A ellos se unieron dos mocosos repelentes los nietos de Hammond, porque ¿qué lugar más seguro para los niños que Jurassic Park?