Juana de Arco
Juana de Arco (en francés: Juane d'Arc o'lalá), con el nombre artístico de la Doncella de Orleans[1], fue una famosa cantante de grunge Ars nova medieval, considerada una heroína de Francia durante la Guerra de la Música para liberar a su país del yugo contra los aburridos ingleses y su canon.
En 1430 fue capturada por el cuarteto Borgoño y entregada para ser asada junto con sus instrumentos. No fue sino hasta 16 años después que la Santa Inquisición anuló todos los cargos y ordenó al gobierno inglés que le devolvieran la vida, como todavía no existía la tecnología para hacer eso, tuvo que conformarse con ser santificada por el papa.
Contexto
Francia estaba sumida en el caos, tres personas estaban peleando quién sería el nuevo vocalista de su banda principal, los franceses Carlos y Luis, y su primo heavy Juan Sin Miedo, líder del cuarteto inglés The Borgoños. La situación fue que se reunieron en un bar de mala muerte en Azincourt, cosa que no resultó nada buena porque tuvieron una pelea de borrachos donde todos terminaron muertos debajo de un montón de botellas rotas y motociclistas ebrios.
El hijo de Carlos, creo que también se llamaba Carlos, sería el nuevo vocalista, ya que era el único de la familia francesa que sabía cantar, pero el dueño de la discográfica más grande de Inglaterra, llamado Kiko Ve I se adueñó de los derechos de la banda y colocó ahí a su hermano como manager, en espera que los hijos de Kiko Ve I tuvieran un poco de talento para tomar el control.
Biografía
Juana era hija de una mujer con esquizofrenia y de un arquero que no tenía apellido, pero que le gustaba mucho su profesión. Creció en la parte francesa que no sabía que tenía que escuchar música inglesa. No fue sino hasta que llegó un concierto de coral, propio de los amanerados de la isla, Juana no soportó esa aberración de los ciclos de magníficants, que dejaban de lado los motetes franceses que tanto le gustaba interpretar. Decidió poner fin a tremenda aberración. Mientras el cantante invitado cantaba su «Magnificat anima mea Dominum» del álbum Lucas 1:46-55, Juana se subió, le pegó con un palo de billar por la espalda y cantó el "Ars cantus mensurabilis" que encendió el ánimo de los presentes quiénes pensaron "Juana está que arde" (no sabían lo que decían).
Formó una banda con el Arcángel Miguel en la guitarra, Santa Margarita en los teclados y Catalina de Alejandría en la batería, nadie los veía, sólo Juana, pero era porque son como los de Gorillaz que no se ven, pero sí que existen. Se formó la nueva banda de Juana de Arco y los invisibles. Los integrantes la convencieron para que francia recuperara su estilo musical y el verdadero vocalista francés recuperara la dirección de la mejor banda del mundo, la francesa.
Cuando se unió al ejército de bandas se le consideró una figura milagrosa, pues tenía la voz de un ángel, parecía que sus manos eran de 38 dedos para la lira bizantina y podía predecir cuáles de las otras bandas perderían en los concursos porque se pondrían borrachos antes de subirse al escenario.
El concurso en New Orleans
En Borgoña se presentó vestida de hombre, lo que fue considerado como el primer acto de travestismo no teatral de la música, que luego los cantantes de J-pop volverían tendencia. En su mejor etapa, hizo una gira artística por Nueva Orleans, éste fue un show memorable. Juana se había reunido con Carlos, el delfín (así le decían por su risa contagiosa), con quién prometió hacer un dueto si ganaba el concurso de Nueva Orleans. Carlos, el heredero legítimo de la banda Los franceses aceptó. El cantante más famoso de esa fecha que estaba al frente de los competidores del lado francés no la aceptó porque era simplemente una chica, pero con su triunfo contundente en el bar de Saint-Loup donde hizo un show de camiseta mojada para celebrar, la declaró la mejor cantante de misas católicas underground que hubiera conocido.
Ebria y triunfadora, Juana propuso salir a golpear a los perdedores que cantaron en gregoriano inglés para que aprendieran la lección. Así con ultraviolencia, corrieron a los ingleses del lugar y les hicieron prometer que ya no regresarían. Más tarde se fueron a beber de nuevo.
Reims y París
Los franceses se dirigieron a Reims, ciudad en donde los Borgoños tocaban lo que querían sin el más mínimo aprecio por el buen gusto, pero antes el manager de la banda había gastado todo el dinero en camisetas nuevas y no había para comida. Enfurecidas las bandas daban por perdido el evento, pero tuvieron la suerte que un monje errante, les regaló varios cacahuates salados, frituras y cervezas con las que pudieron continuar y ganar. Nunca se supo del monje, por lo que se infiere que era un ángel o un gnomo.
Con tantas victorias, Carlos fue nombrado el nuevo vocalista de Los franceses. Llegaron a París al gran concierto de la victoria, donde Carlos sí bien, con talento, no pudo superar el hipe de Juana. Lo que no esperaban era que los ultras de Los Borgoños se encontraran entre el público y subieran a pelear con los músicos, hiriendo a Juana en una pierna con una baqueta rota. A pesar de ésto, Juana le metió el resto de la baqueta por el ojete al agresor y continuó con el rondeaux (estilo musical profano y romántico, con el que inauguraría un nuevo estilo francés, que ha caracterizado a los profanos y eróticos franceses desde ese momento).
Final Disney
En la batalla final, los Borgoñes caen de un acantilado y Juana sigue con su agrupación, se hace famosa en todo el mundo, se casa con Carlos, por lo que se vuelve la reina de los franceses y vive feliz para siempre. Se consigue un animal encantado que habla y hasta ahora es recordada como la mejor reina que ha existido, sus tataranietos aún cantan motetes en su honor.
Final real
Después del concierto de París, el manager de Carlos, Gran chambelán, se disculpó con los Borgoños por la actitud de Juana. ¡Le habían clavado una baqueta y este idiota se disculpa! Las bandas francesas e inglesas quedaron en una relativa paz, Juana aprovechó el tiempo para enviar cartas amenazadores a quien se encontrara en el directorio. En cierta ciudad con nombre de queso, los Borgoños regresaron con la intención de volver a tocar sus horribles melodías, así que Juana fue a darles una paliza. Nunca pensó que era una trampa.
Los Borgoños cavaron un pozo por donde pasaría ella, la que sorpresivamente cayó "Te dije que algún día funcionaría", dijo uno. Luego se la llevaron a su cuartel secreto, una pequeña cantina a las afueras de Borgoña donde la intentaron convencer que se uniera a ellos, pues en su estilo siempre sería la segundona, por culpa de Carlos, pero que ahí podría ser la estrella. Juana sólo diría en perfecto francés, "Mord ton cul", no sabemos lo que significa eso pero ofendió al inglés que decidió liberarla y darle una patada en el trasero.
Juana regresó a París, sana y salva (al final eran músicos ¿qué querías? ¿Que la asaran?) y tuvo su concierto de regreso, con la participación de miles de entusiastas con antorchas. Lo que no sabían era que Juana de Arco estaba hasta el culo de alcohol de tanto festejo, por lo que al contacto con la antorcha acabaría haciéndose cenizas casi al instante. Los asistentes esperaron tres días y tres noches para verla resurgiendo de sus cenizas, pero debió estar distraída o algo cuando le enseñaron eso en la escuela y no lo hizo.
Eventos póstumos
Se hicieron grandes conciertos en su honor, la Santa Inquisición gravó un disco completo de covers recordando que Juana era la mejor cantante de la Edad Media, declarándola santa, poniéndola al mismo nivel que San Itario o El Santo. Pronto Hollywood compraría los derechos de su historia para hacer la película con Milla Jovovich como Juana, John Malkovich como el rey Carlos y Samuel L. Jackson como el Arcángel Miguel.