Nicolás II de Rusia

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Este artículo contiene bastante humor anti-patriótico. Si temes que tu héroe u orgullo nacional baje de tu pedestal imaginario, entonces no leas este artículo.
Castillo Disney.png
Nicolás II de Rusia
BanderaRusia.png
Marx Nicolás II.jpg
Con su muy cercano amigo Karl Marx
Escudo rusia.svg
Zar de Rusia
y Guardián del Norte
Reinado o lo que sea Mucho menos de lo que hubiera querido
Residencia Palacio Quemado Palacio de Invierno
Hechos Haber dejado que todo se le saliera de control a proporciones descomunales sin poder meter las manos
Predecesor Sucesor
Alejandro 3.0
Miguel Románov, otro que le decía qué hacer
Personal
Nombre de verdad Nicolás Alejandro Pancracio Romanov
Nacimiento Defunción BanderaImperio ruso.png Primer Imperio Ruso
BanderaURSS.png Segundo Imperio Ruso
Casa Irreal Los Romanovs
Estado actual Más difunto que Stalin
Familia Casa de Románov.png
Casa de Románov
Relaciones Su primo el Kaiser de Alemania que le decía qué hacer, Rasputin que le decía qué hacer.
Enemigos Grigori Rasputín, Lenin, su familia


Иісоlás II de Яusia, el Desentendido (Nikolái Aleksándrovich Natasha Románov) fue el penúltimo zar de Rusia antes de la restauración del imperio a manos de Putinski I. Entre sus mayores logros se encuentra ser uno de los responsables de la Primera Guerra Mundial, aunque no sabía lo que estaba haciendo, lo que pronto llevaría a la Revolución rusa de 1917 con la exigencia que los soldados fueran calzados y armados a la guerra, cosa que Nicolás no estaba de acuerdo pues podían lastimarse ellos mismos y a los demás, y luego la caída de la dinastía Romanov para siempre de los siempres. A pesar de lo que diga la película Anastasia, no fue tan buen tipo.

Biografía

Hijo de Alejandro 3.0, gobernó desde la trágica muerte de su padre cuando se le atoró la barba en un molino de carne. De acuerdo con las palabras de todo el reino, incluido el fantasma de su padre, Nicolás lo ignoraba todo acerca del imperio, sobre todo no sabía lo que era un Imperio, lo que era Rusia y lo que era una corona, luego sus tíos le decían qué hacer y a qué otros tíos cortar la cabeza, por lo que se quedó sin ellos ya que todos se mandaron matar unos a otros. Poco después se casaría con una noble (obviamente un miembro de su propia familia, porque eso es lo que hace la realeza), y llenaría el poder al ser quien gobernara en lugar de su esposo quien pasaba el tiempo cepillando su barba.

Su gobierno

La fortuna de Rusia no era tan grande como su ego, así que gastaba los impuestos de los rusos y los Yetis en organizar lujosas fiestas y luego ir por todos los rincones del imperio anunciando que la familia real se la había pasado muy bien y se habían emborrachado todos y habían roto un montón de huevos de oro y joyas. Nicolás consideraba que anunciar así las bondades de los impuestos motivaría a los campesinos a ser más productivos. Pues como diría Luis XVI "una monarquía derrochadora hace a un pueblo feliz" poco antes de que le cortaran la cabeza. Pero, por alguna razón, la gente no estaba muy contenta, algo malo debía haber con los rusos, pensó Nicolás.

Política internacional

Nicolás y sus amigos subnormales (foto real).

A Nicolás sólo le gustaban las fiestas e intercambiar ropa con los invitados. No le interesaban los demás países, además de Francia que consideraba la cuna de la civilización aristocrática y con ésta estableció excelentes relaciones pues ni los unos ni los otros entendían bien cómo funcionaba el mundo. Uno más de los que gobernó Rusia diciéndole a Nicolás qué hacer fue su primo, el Kaiser de Alemania, que bajo la premisa de "al primo me le arrimo" le recomendó meter sus narices en la Guerra Chino-japonesa, donde no tenía vela en el entierro pero le costó la enemistad de estos dos países orientales a Rusia hasta la actualidad. En aquellos tiempos Japón propinó una dolorosa derrota a la armada rusa utilizando únicamente sus barcos balleneros, muchos arpones y aceite de pescado.

Por el contrario cuando ya tenía hasta el cuello las tensiones con el Austriasangría, con Serbia y con el Imperio Otomano, su primo le dijo que mejor no se metiera más en problemas y que se dedicara a lo suyo, hacer grandes bailes y poner huevos de oro. Pero ya era demasiado tarde y estalló la Primera Guerra Mundial, una guerra propia de Europa con juegos de azar y mujerzuelas. Nicolás obedecía tanto a su primo Guillermo II de Alemania como al pelado que estaba al frente de Francia. El Kaiser le ordenaba atacar a los austrohúngaros y el francés le decía que se retirará, cosa que dejó muy confundidos a muchos, y muertos a la mayoría de los efectivos rusos. Nicolás necesitaba otro amo, y eligió a un barbudo que se tiraba a su esposa, Grigori Rasputín, que le recomendó ir al frente de la batalla según para que los rusos confiaran más en él y, bueno, tener más tiempo en el palacio con la zarina.

Así, mientras Nicolás hacía el ridículo en el campo de batalla, Rasputín aprovechaba para dejar su sagrada semilla en la reina, las doncellas y las nobles del palacio, cosa que enojaba a los cornudos de la realiza que terminaron matándolo de 1001 formas de morir y como vieron que no se podía con ninguna de éstas, simplemente lo dejaron ir con una advertencia: no regresar o sería rasurado.

Política interna

"Ya hice fiestas más grandes, ya maté a muchos, no entiendo este pueblo que más quiere."
Nicolás II, siendo muy honesto en que no entendía nada.
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Stalin sobre el reinado de terror de Nicolás.

Los campesinos, obreros y demás gente sin zapatos y sin comida se enteraban que en el mundo había una cosa llamada Derechos humanos, y no sólo eso, también había sindicatos, comida y repúblicas o monarquías constitucionales. Cuando Nicolás se enteró lo que andaba rondado en la gente, dijo que "pusieran los pies en la tierra, que eso pasaba en el mundo, pero que ellos estaban en Rusia". En lugar de calmar los ánimos, esa buena declaración hizo que la gente se pusiera exigente y ahora quisiera hasta una Constitución. Nicolás respondió con diplomacia y con todo el abolengo que lo caracterizaba y mandó a sus Cosacos a partir piernas, cráneos y barbas, muchas barbas, que es lo que más abunda en ese país.

Pero los comunistas que venían de ese pacífico país conocido como Alemania no se conformaban con el ejercicio legítimo de la violencia por parte del gobierno para hacer lo que se le dé la gana. Entonces, y con recomendaciones de cuñados suyos, hizo una Duma Imperial, que era algo como un Parlamento donde estaban todos los nobles, que calmaría a los descalzos y que bien usada, podría ser una bonita reunión del té para los Romanov. A los mencheviques no les agradó, Nicolás no entendía por qué, e hizo caso a otros consejeros (el que le despuntaba el cabello), que pusiera gente reconocida del pueblo, trabajadores y eso para que opinaran e hicieran como que aprobaban leyes. Pero a la familia real no le gustó nada. Entonces ahora Nicolás tenía dos clases de enemigos: todos y los demás.

Abdicación

Para sorpresa de todos, Nicolás sobreviviría la guerra, y no sólo eso, llegaría casi entero. Sólo regresó para darse cuenta que habían nombrado un gobierno provisional tras creerlo muerto, y habían puesto en su lugar a un yeti de las montañas que, para ser honestos, estaba llevando mejor la economía. Lo pusieron ya que no se ponían de acuerdo sobre mencheviques, bolcheviques o monárquicos, y el yeti era neutral. Nicolás llegó y nadie se alegró, pensando que ya nadie lo quería abdicó y dejó el trono a su hijo, quien era un adolescente emofílico por trecientos años de cometer la perversión de casarse entre hermanos. La cosa se puso color de hormiga y Nicolás también abdicó el trono de su hijo a su hermano Miguel Romanov, que lo que hizo durante su breve periodo a cargo del trono del Imperio ruso fue robarse todas las joyas que pudo y huir hacia Alaska, donde todavía vive como millonario.

Para congraciarse con todos, Nicolás vendió hasta las patatas del castillo e hizo un gran baile de gala donde fue invitada la nobleza y los súbditos podían tener el honor de ver los carruajes pasar y si tenían suerte, hasta tomarse alguna selfie con un invitado. Lo que Nicolás no pensó, es que lo organizó el mismo día que los bolcheviques tenían programada la Revolución rusa de 1917, por lo que con tanta persona en la calle y en el palacio se hizo un zafarrancho que terminó con gente peleando en plena vía pública, borrachos vomitando en las fuentes, botellas rotas por doquier y varios detenidos, entre ellos Nicolás y su familia.

Prisión y Muerte

Me llevo mis ropas para el frío. Ojalá nadie se dé cuenta que soy el Zar.

A Nicolás, para convencerlo de ser arrestado sin que lo supiera, se le dijo que el Partido Bolchevique lo protegería de la violencia de la Revolución llevándolo a vivir a un bonito sótano de un castillo lejano. El zar, que era muy corto de ideas, insistió en llevarse a su familia, a sus criados, a sus mascotas y todas sus joyas con él. Ya antes había pedido asilo político en Reino Unido con su primo gemelo Jorge V, quien primero había aceptado pero luego que el Partido Laborista se le enojara por tener a dos reyes en el país dijo que mejor no, y que le deseaba suerte. También pidió asilo en Francia, Austria, Alemania y Chiquitistán, pero todos se miraban con incomodidad entre ellos y le decían a Nicolás que iban a pensarlo y le enviarían una carta en tres o doce años. El único lugar que lo aceptó fue Japón, de seguro porque lo habían perdonado por haberles arruinado la guerra y no pensaban matarlo ellos mismos.

Un día de esos en que los rusos se emborrachan, o sea todos, el Zar y su familia se escapó de los guardias dormidos y decidió cortar distancia caminando por Siberia para llegar a la isla, ya sabemos que no era muy brillante pero no nos pensábamos qué tanto. Al día siguiente la expedición de búsqueda comandada por Lenin encontró a todos más congelados que la economía nacional. "Que vergüenza para los Romanov y para nostrosos, mejor hay que decir que los matamos a sangre fría en el sótano y así todos quedamos bien" concluyó el mandatario soviético tras llevarse las paletas reales a vivir bajo un glaciar, donde permanecieron hasta 1991.

Encontrado y canonizado

Todos fueron "encontrados" por las autoridades soviéticas quienes seguro ya sabían donde estaban desde hace cien años. Se les hicieron pruebas de ADN para asegurarse que nadie hubiera cambiado esos cuerpos por otros diferentes. Posteriormente se llevaron a la Catedral de San Pedro y San Pablo en Piedradura San Petersburgo donde reposan hasta el día de hoy en calidad de Santos por la Iglesia Ortodoxa Rusa. Para santificarlos los ortodoxos aseguran que siempre fueron santos y que si el Zar bebía, fumaba, asistía a funciones espiritistas y la zarina hacía el viejo mete-saca con Rasputín, todo era por la mala influencia de los comunistas que terminaron matándolos.

Futuro de la familia Romanov

Durante todo el siglo XX aparecieron Anastasias falsas diciendo que eran la hija perdida de Nicolás (aunque todos sabemos que eran de otro barbudo), a algunas se las llevaron al manicomio porque se lo creían de verdad, a otras las querían llevar al Palacio del Kremlin para que sacaran a patadas a Stalin y gobernaran ellas. A eso se le conoció como la Fiebre de las Anastasias de 1930-1960. La última de ellas murió en 2001 pero sus hijos, llamados Anastasios, querían el trono y le pedían amablemente a Putin que se fuera. Pero cuando se descubrió el cuerpo de la verdadera princesa, se pusieron muy tristes y Putin los acomodó en un campo de tiro para practicar él mismo. Hay otros tatatatatarasobrinos de Pedro el Grande que ahora piden el trono de Rusia, pero a nadie le importa.

Enlaces interesantes

Véase también


  • 18 de mayo Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️ ☠️