Yo soy Bea (España)

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BanderaEspaña.png Este artículo contiene una alta dosis de humor español.
Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto.


Yo soy Bea
Tv Fondo Transparente.png
Yo soy Bea.jpg
Género Tragicomedia
Creado por Unos tios que estuvieron en Colombia de paso
Reparto Ruth Nuñez como Bea
Alejandro Tous como Armando Alvaro
Monica Estrarayado como la Duquesa de Alba
Productora Grundy o como se llame
Emitido en Telecinco
País Aspaña
Duración +700 capítulos, los justos
Estreno Finalización 2006-2009
Idioma Eusquera
Sitio web https://www.mitele.es/series-online/yo-soy-bea/
Cita3.pngAlvarito, Alvaritoooooo...Cita4.png
Alguien sobre Alvarito
Cita3.pngPronto me haré con el control total de Bulevar 21, Olarte... ¡¡¡¡y deja ya de ensuciarme la mesa con tus potajes y mantecados con triple dosis de colesterol!!!!Cita4.png
Diego de la Vega sobre la harina y levadura
Cita3.png¡¡¡¡Owwww, Carmelooooowwwwww my God!!!!!Cita4.png
Karol sobre su Carmelo
Cita3.png¡¡¡¡Como que me llamo Carmelo Pérez que tú no vas a causarle más desgracias a mi hija, por mi honor!!!! ¡¡¡Maldito sea el día que te cruzaste en nuestras vidas!!!!!Cita4.png
Carmelo sobre su hijita

Más conocida popularmente por Bea la Fea, es una serie televisiva creada en las mazmorras secretas de Telecirco con oscuros propósitos de llegar hasta lo más hondo del cutrerío feonauta hispánico a imitación de Betty la Fea, novela colombiana su homóloga venezolana que hizo llorar hasta a Hugo Chávez. Polanco padre la creó y Polanco hijo la mantiene. Tiene una audiencia formada por un 70% de solteronas y jubiladas marujas y un 29% de feas españolas (la mayoría). El 1% restante no se sabe quién lo mira: se supone que algunos pervertidos que gozan con algún desnudo, algunos maricones que disfrutan con la mariconería que desprende la serie o hasta algún estudiante de periodismo de primero de carrera que pretende acercarse a la realidad de una revista de moda. Se ha doblado ya a varios idiomas: persa, hindú, mongol, urdú, swahili, inuit, asturiano (uy, no, éste no es idioma) y algunos hasta afirman que Carod Rovira la va a permitir en catalán en TV3 con el título de Jo sóc lletja (y la protagonizará Aramís Fuster, por lo que parece).

De qué va

Yo soy fea básicamente es un serial con argumento circular al estilo de Perdidos pero mucho más cursi, cutre y con mala leche española, claro. Los objetivos de la mayoría de personajes que pululan por esta disparatada serie son el amor verdadero, la belleza, el dinero, el poder, el robo, el triunfo, la masturbación y el sexo puro y duro... vamos, nada que no queramos la gente de la calle de toda la vida, ¿o no?

Lo más horripilante es la protagonista, Beatriz Pérez Pinzón, una secretaria de dirección que posee un cerebro con un coeficiente intelectual diez veces superior al de Einstein y físico similar al de Steve Hurkel en versión femenina y española. Si alguien se esperaba a una Ally Mc Beal, lo tiene claro. Aunque claro, como los tontos de los productores, que piensan que nos lo tragamos todo, han cambiado a la protagonista ( la fea ) por una pija rubis, que se llama igual y que hasta que se metió en la empresa solo vivía del dinero de su mama.

Secuencia argumental

Facilísima pero lentísima (en cinco meses puede que se repita tres veces la misma situación): Álvaro Aguilar está enamorado secretamente de Bea, luego se lía con ella y luego la deja haciendo ver que la quería engañar pero en el fondo es mentira. El amigo amiguísimo de Álvaro, Gonzalo de Soto, un mujeriego que siente predilección por las chachas disfrazadas de directivas, le cubre en todas las ocasiones y así se entretiene entre ligue y ligue. Así se pasan meses engañando y siendo engañados, hasta que al final la policía arresta a Bea y Álvaro es el que acaba en la prisión y sale en menos de dos meses tras pagar fianza.

Bea se lo toma en serio y sufre un desengaño adolescente retardado que la enfurece hasta el punto de vengarse robándole la empresa a su amante y ejerciendo de gurú de la plantilla.

Diego de la Vega, el malo malísimo de la serie (que es el único más o menos normal en ella, aunque sea un psicópata) pretende robarle Bulevar 21 al imbécil de Álvaro –que es un niño pijo malcriado- porque lo odia desde la infancia (resulta que son hermanos por parte de padre, porque Francisco, el padre de Álvaro, era un golfo de tomo y lomo que se enrolló con la mujer de su socio) y trama múltiples conspiraciones y engaños con dos colaboradores de primer orden: el gordo contable Olarte (que se pasa el día comiendo bocatas de sardinas en escabeche y no pega sello) y la barbie de plástico de Bárbara Ortiz (que se cree familia de Letizia Ortiz y Mata Hari y vive inmersa en un mundo multicolor a lo Paris Hilton y tiene menos cerebro que una ameba). Los resultados son, claro está, deprimentes.

Como tanto Olarte como Bárbara fracasan continuamente en su labor de espías, Diego soborna, chantajea, amenaza, destruye, viola, asalta o mamporrea cualquier puerta para lograr sus maquiavélicos objetivos, pero siempre acaba siendo derrotado en el último momento por la mosquita muerta de Bea, que a lo tonto a lo tonto se está comiendo el mundo y les ha robado la empresa tanto a los Aguilar como a los De la Vega.

Bulevar 21

Por lo demás, la vida es una vulgaridad en Bulevar 21: Richard de Castro, el diseñador y jefe artístico (que es un mariconazo perdido y esperpéntico) se pasa el día cuchicheando cotilleos con Cayetana de la Vega (hermana del loco de Diego), una chica amargada y caprichosa que va de Audrey Hepburn y también se pasa la vida tramando algo para aniquilar la felicidad de los demás a costa de perder los pelos de su melena. Para estos actores debe ser deprimente que te reconozcan en la calle.

Los únicos empleados de Bulevar son una pobre separada andaluza llamada Elena, su jefe de dirección Gutiérrez (divorciado y readjuntado treinta veces y con tres hijos bastardos), el mensajero Jota (que sólo sabe escribir hasta la letra J y seducir a toda hembra que caiga en su cuerpazo de macho en celo), el quiosquero (primo tercero del gordo de Perdidos), el juvenil becario que siempre se queja del sueldo y se pasa la vida entre maquetas y gritos y violaciones del tirano de Richard, el freaky amigo de Bea que suspira por la tonta de Bárbara y sólo mira revistas porno y cartas del Señor de los Anillos, y para terminar la recepcionista y la mesonera –primero Chusa, una golfa de físico deprimente, y luego Purificación, una robamaridos con salero, y la mesonera es Marga, que lleva treintanosecuántos años en la empresa y así está ella, esquizoide total... y babeando por servir a los Aguilar y a los De la Vega como si fueran sus hijitos.

¿Cuándo pasa algo realmente importante?

Más o menos cuando Jota se lleva al lecho a alguna pájara (ya van Chusa, una novia de barrio, Cayetana de la Vega y las que Dios sabe...) o cuando algún maricón asalta a Richard de Castro y éste aúlla y gime con aires de libélula. Bea, como ya sobra decir, es una arpía que te mete más miedo en el cuerpo con su cursilería que un negro cantando el Chocolate Sexy. Las equivocaciones lingüísticas de Bárbara Ortiz son también bastante interesantes (la RAE la ha nombrado ya Máxima Castellanoparlante de Errores Léxicos con diploma de honor 2006).

¿Bea es guapa o es demasiado lista?

Esa es la gran pregunta que los televidentes llevan años haciéndose. No se ha llegado a ninguna solución fehaciente. Guapa parece que no, aunque a lo tonto a lo tonto se repasa a quien quiere. Luego resulta que Bea es la chica más bella y sensual del mundo únicamente para tres personas: su padre, su amante don Álvaro y un pobre abogado fracasado que seguramente no ha encontrado nada más en la vida y ahora agarra a la más fea para consolarse aprovechando que fueron compañeros de facultad.

Además, la trama destaca por su inoperancia, su irrealidad y su tomada de pelo continuo: Bea empieza como secretaria y en menos de tres años ya es directora adjunta, con más de un 50% de las acciones y habiendo sido detenida por desfalco y salido de la cárcel en menos de una semana, vamos que eso no se lo traga ni Dios. Por otro lado ha logrado repasarse a su antiguo jefe yuppie don Álvaro Aguilar (de los Aguilar, la familia prototípica pija que domina Bulevar junto a los De la Vega, que... no, no se confunda el personal, la Vicevogue no sale en la serie) y ha colocado en la empresa a un amigo freaky que está chalado y es un obseso sexual y al compañero de facultad que luego la explota sensualmente (además de a la pareja de hecho de su propio padre, la americana Carol). Vamos, una joya de chica originaria de un pueblo de Teruel y afincada en los suburbios de edificios colmena de Madriz.

¿Es nociva para la estética?

Altamente. Bea la fea entró en la lista de las máximas preocupaciones de los españoles con el número 4, por detrás, del terrorismo, la inmigración y el paro.

En el sumario de la Audiencia Nacional ya se ha estudiado su caso con vistas a reformar el Código Penal para impedir que secretarias como ella hundan empresas con braguetazos y desfalcos. El personaje de Inspector Cantalapiedra ya ha sido identificado como el del típico policía corrupto y mequetrefe. El Sindicato de Modelos y varias firmas de moda han denunciado también a la serie por trivialización de la pasarela internacional y atentando contra la belleza pública. Bea es también el ídolo por antonomasia del Gremio de Feas Solteras de España e Iberoamérica, tiene altar propio en la Iglesia de la Cinesiología y hace menos de un mes fue inaugurado en su honor un monumento a la Fealdad en Alcobendas (Madriz). Sus ropajes de niña de diez años de los años 40, sus gafas de culo de botella y su ortodoncia más vale no comentarlos...

Personajes patéticos

Bea es Bea

Despreciada y marginada desde su más tierna infancia en la escuela y la vida social, Beatriz Pérez Pinzón se venga entrando en las empresas y escalando posiciones hasta apoderarse del control accionarial y erigirse en directora en cuanto menos te lo esperas. Puede parecer una mosca inofensiva, pero no hay que fiarse. Sus andanzas por el mundo de la revista Bulevar 21 no se los cree nadie: primero porque esa revista (de moda o de lo que sea) sale casi sola al mercado sin que ningún trabajador pegue sello (se pasan el día hablando, gritando, huyendo, cotilleando y haciendo marranadas en los pasillos, el bar, los despachos y el lavabo, claro...) y luego porque siempre pasa lo mismo y te parece que Telecirco te está tomando el pelo al cabo de unos 5 meses de verla.

Carmelo Pérez

Es un pobre jubilado comunista que sólo recuerda a Santiago Carrillo y adora a su hijita a raíz de la trágica muerte de su esposa (suponemos que de físico similar a Bea). No sabe lo que es un PC y ni sabe ni quiere hablar inglés. Vive entre la cocina de su piso de 12 metros cuadrados y el bar del barrio, donde juega al mus y grita algún insulto de vez en cuando. En casa, además de él y Bea, pululan bastante una jubilada yankee llamada Carol que enseña inglés colocada por Bea en Bulevar 21 y que conoció a Carmelo en Marina d’Or, y Santi, un freaky obseso sexual que es el único amigo de Bea y que come a expensas del memo de Carmelo, que como es tonto siempre le acaba cocinando un percebe, una croquetas o cualquier plato que requiera pasarse diez horas cocinando y nueve horas con el delantal puesto. Seguramente se trata del personaje más idiota y paleto de la serie.

Nacho

El abogado que fue compañero de Bea en la facultad. Volvió a cruzarse en su vida a raíz de una denuncia por difamación y ésta –resentida contra Álvaro- lo tiene ahora de muñeco sexual para pasar sus tardes. Él también se aprovecha de ella al no haber encontrado nada más en la vida y encima tiene que llevar el caso de Álvaro trabajando de abogado para Bulevar 21. Aunque cae muy bien a Carmelo, nunca acaba de entender qué narices hace con esta familia de sonados.

Santiago (Santi)

El freaky de la serie. Sus ídolos son Darth Vader, Frodo Bolsón, Stephen Hawkings, Stephen King y Bárbara Ortiz. Es virgen porque jamás ha tenido la oportunidad de irse a la cama con alguna chica/o (Bea no cuenta porque es su única amiga desde el colegio) y porque se pasa el día pensando en guarradas y tuneando el ordenador más cercano. Ama como un loco a Bárbara aunque ésta le desprecie y le ame también en secreto. Bea lo coloca en la empresa de diseñador de webs y básicamente no pega sello, igual que el resto de empleados. Como se ve que Bárbara no le hace ni caso y encima lo utiliza cuando le conviene, está muy unido sentimentalmente al becario, que también es virgen y que aguantando tanto a Richard ya tiene conflictos de sexualidad.

Bárbara Ortiz

Barbiloca, Barbie, Barbarella, Pija, la Tonta... son algunos de sus alias. Salió de los bajos fondos (no quiere volver a casa, odia a su madre) y aspiraba al club de los pijos selectos, por lo que estudió en el I.I.I. (International Institute of Ibiza). Por eso se lió con un ricachón (el conde Lequio) que luego la echó de casa por idiota y ahora vive de okupa en el loft de Cayetana y el maricón de Richard, que la tienen como un animal doméstico para sus bufonerías (la llaman el pequeño pony). Es odiada y humillada por todos los empleados de Bulevar porque trabaja –es un decir- para Diego ejerciendo de espía y encima lo hace fatal porque es simplemente una nulidad en cualquier tarea que no sea pintar uñas o repasar el rímel. De hecho es un milagro que aguante siempre en Bulevar sin que la echen a la calle, lo cual demuestra que la empresa debe tener unos fondos millonarios al nivel de Fort Knox para paliar su déficit de trabajo (se pasa el día mirando revistas, pintándose las uñas, tiñéndose el pelo y pululando de su mesa al despacho de Cayetana o al estudio de Richard). Sus máximas aspiraciones son tener una casa en Marbella, un marido multimillonario, ir a Hollywood para no hacer nada en la vida y poder humillar a Bea y a las feas eternamente.

Marga

La mesonera, que la llama Bárbara. Es una pobre sesentona que ha asesinado a tres maridos y busca al cuarto para el álbum. Se pasa la vida hablando y desatendiendo el bar y se cree que es muy importante cuando resulta que los Aguilar y los de La Vega siempre la han tratado como a una criada extra. Su fidelidad a la empresa destaca por sus 40 años al servicio de tortillas, cafés, ensaladas, cervezas, jamones y lo que se mande. Está loca, como todos.

Olarte

El contable gordinflón. Vive de espiar para Diego y es algo más listo que Bárbara, pero idiota total. Como consume una media de 90 bolsas de patatas fritas y diez platos de albóndigas en su salsa al día sufre cuantiosas deudas que tiene que pagar trabajando para el malo. A la postre es un infeliz que siente un secreto amor por Diego.

Benito

El becario veinteañero de Bulevar. Ha sido amante de Jota, Richard y casi siempre lo está a punto de Santi, pero tiene miedo a perder la virginidad y nunca cede. Básicamente vive de una mierda de sueldo del que siempre se queja, aguanta los gritos y violaciones de Richard y diseña todas las maquetas para el estudio mientras aguanta el abanico del maricón. Las feas lo tienen como a un niño desvalido y le compadecen pero jamás lo acaban de integrar en el grupo. Se enamoró de Paula, la hija secreta de Sonsoles/Sandra, pero al ser muy vergonzoso jamás intentó consumar la relación. Es un desgraciado total, vamos.

Álvaro Aguilar

El director pijo y yuppie que se repasa a las modelos hasta caer en las redes de Bea. Se cree que la podrá utilizar como testaferro de una empresa fantasma para burlar a Diego y al final acaba en la cárcel, sin un duro y dejándole todas las acciones a su secretaria. Es lógico que sea un niño mimado y un zote en cualquier negocio: en su empresa nadie trabaja, ni siquiera él. Cuando sale de la cárcel se ha convertido en un hombre reformado: un tahúr, alcohólico, quinqui de barrio y más imbécil –si cabe- que antes. Cayetana lo ama y lo desprecia al mismo tiempo, Diego lo odia, sus empleados lo adoran porque les permite no pegar sello y en el BCA no le dan nunca ningún crédito porque saben que es a fondo perdido. A nadie le extraña que un ejecutivo así tarde menos de un año en hundir a una empresa.

Francisco Aguilar

Igual que el hijo. Golfo, mujeriego, en busca del dinero y más listo que el hambre. Alcanzó su fortuna mediante el braguetzao y luego se repasó a la mujer de su socio De la Vega, de cuya unión salió el monstruo de Diego. Es fácil reconocerlo porque siempre está a punto de morirse de un ataque de corazón de los disgustos que le dan tanto Álvaro como Diego para a ver si casca y heredan sus acciones. Lo malo es que el viejo tiene bastante aguante. Al principio odia a Bea por espíritu clasista, igual que su mujer, pero al quedarse solo empieza a darse cuenta que el memo de su hijo sólo podrá conservar el cargo si se casa con Bea (que es más lista que el hambre).

Cayetana de la Vega

Desmelanada, elegante, va de superjecutiva y es una payasa total. En el fondo está esquizofrénica sentimentalmente porque Álvaro jamás le hecho caso y su odio hacia Bea se transforma en frustración psicológica al servicio de Diego, que la utiliza más fácilmente que a un robot. Por lo demás, se ha liado con un chorizo que robaba joyas, con el mensajero Jota y lo ha intentado con Richard pese a que sabe que éste es de la acera de enfrente. Tampoco con el banquero Echegaray le salió bien. Mantiene a su amiga Bárbara en la empresa por pena profesional y vocifera a los empleados cuando está de mala hostia, siempre, vamos. Junto a Bárbara es de las guapas de la serie.

Sandra de la Vega

Una psicópata que está algo mejor que sus hermanos Diego y Cayetana (que ya es decir). Se disfraza de chacha bajo el nombre de Sonsoles Prieto para espiar a todos los de Bulevar hasta que Bea y Diego la descubren y entonces saca a relucir su pasado de orgías, alcohol y derroche. En la serie pasa de monja a ejecutiva agresiva de la noche a la mañana. Fue amante de Álvaro al mismo tiempo que su hermana Cayetana, lo que significa que los tríos y dúos estaban al día en la empresa. Mientras tanto ha engañado a toda la plantilla, ha adoptado a una quinqui maleducada de Servicios Sociales y ha recuperado bastantes acciones. Para no molestar más y recuperar el tiempo perdido decide ligarse a Gonzalo y largarse a vivir a una casa de campo dejándole a Bea las riendas de la empresa. Diego la tiene permanentemente chantajeada, como a todo el mundo, pero ella acaba plantándole cara porque básicamente está ya harta.

Jota

Es bisexual y además es el más golfo de la empresa. Muchos de los televidentes de la serie de ambos sexos han tenido sueños eróticos con él. Vive y duerme en su moto y se dedica a repartir paquetes y a hacer otras cosillas a domicilio. Su cuerpazo trae locos a Cayetana, Chusa, Richard, el gordo del quiosco y al hijo bastardo de Guti, que lo tiene de padre porque el natural no acaba de salir nunca del despacho por miedo a la ex mujer y sus diabólicas gemelas. Se cree muy chulo y muy quinqui pero en el fondo se siente solo y se consuela en privado haciendo guarrerías.

Elena

Cuarentañera amargada y frustrada. Su exmarido Ernesto (Er mardito Ernehto, de la canción que grabó con las del feas) la dejó por la Puri, una lagarta andaluza tan hipócrita como interesada que luego se reconcilia con ella. Vive llorando, lamentándose, compadeciéndose de Bea cuando Bea le da cien mil vueltas y contándose cotilleos con Marga, Chusa, Puri, Bea, Sonsoles y otras más en el bar. Está amargada y simplemente necesita un año sabático o una cura de espiritualidad.

Estrella Molinero

Una periodista del corazón sensacionalista que disfruta destrozándole la vida la gente con artículos incendiarios. Odia a Bea, odia a cualquier persona normal y es más mala que Cayetana, que ya es decir. Cuando Diego logra llegar a la dirección de la empresa, la contracta para que sirva mejor a sus oscuros propósitos (elemental, Dios los cría...).

Richard de Castro

El fotógrafo artístico y diseñador de Bulevar 21. Es maricón perdido y está loco sexual y mentalmente. Disfruta martirizando a los empleados junto con Cayetana y tiene sometido a un régimen de terror al becario, al que explota laboral y sexualmente. Como luego se aburre y ya lo ha plantado su antiguo novio (Boris Izaguirre, según parece) decide dar el braguetazo y liarse con el banquero Echegaray, al que sorbe el seso y mete en el jacuzzi del loft. Odia a Bea, a la que siempre ha tratado de Fea, y junto a Cayetana es el único que jamás ha caído en sus redes pese a los desesperados intentos de la secretaria.

Gonzalo de Soto

Es descendiente directo de Don Juan Tenorio por vía exclusivamente masculina, y eso se nota. Ha tenido 578903465,7 amantes a los largo de su vida, a razón de 45 por mes en periodos alternos de 12 horas. Es compañero de fatigas y lances amorosos de Álvaro, se ha fugado siempre con el capital de la empresa para luego devolverlo sin que nadie le denuncie (total, se lo permite todo) y tampoco pega sello en Bulevar 21. Solamente Sandra de la Vega logra traérselo al huerto.

Guti

Padre de familia, ejecutivo desgraciado y destrozado por la vida. Tiene problemas con el insomnio y siempre lleva ojeras. Su mujer lo dejó al enterarse de sus aventuras con la secretaria Chusa y la existencia del bastardo que se opone a sus repelentes gemelas. El tipo quedó amargado de por vida y ya ni sale del despacho, parece que viva allí. Ahora vive de lo que puede en un hotel, espía de vez en cuando para Diego para sacarse un sobresueldo y grita a Elena –que en el fondo está en su misma situación- cuando quiere desahogarse. Como se pasa el día controlando a los empleados sin éxito y amenazando con echarles a la calle pues no tiene tiempo para trabajar (bueno, sí, de vez en cuando enciende el ordenador y hace ver que teclea algo).

Los Echegaray

Padre e hijo. El padre es un banquero al que cuesta más sacarle un crédito que un escocés hijo de catalanes. El hijo no sabe si le gustan las mujeres o está chalado mental por Richard, que lo seduce y lo mete en un follón al querer que salga de un armario en el que los banqueros están muy bien metidos. Los Echegaray se pasan la vida dando créditos a Bulevar 21 y hundiéndose al mismo ritmo que la empresa, aunque con tantas pérdidas uno ya no se explica cómo es posible que aguanten tanto sin llegar a la quiebra.

Diego de la Vega

El malo, malísimo, malo. Su objetivo único es ser director de Bulevar 21 desde el parvulario. Cae simpático a los espectadores desde el principio. Es frío, agresivo, mezquino, calculador, envidioso, traidor, malvado, chantajista, psicópata, gángster y es una joya de hombre, vamos. Como vivió una infancia en soledad y siempre ha deseado asesinar a su padre por el complejo de Edipo descarga sus iras contra Álvaro y hace lo imposible para adueñarse de Bulevar 21. En sus ratos libres se dedica al boxeo y a tramar complots maquiavélicos (suponemos que debe dormir de vez en cuando). Odia también a sus dos hermanas por haber sido amantes de Álvaro, odia a Bea por entorpecer sus planes y odia a los empleados de Bulevar porque los considera simples cucarachas que no hacen más que gandulear (razón ahí no le falta). Y los más gilipollas de todo es que cuando llegue a su meta no tiene un proyecto demasiado original: tiene previsto venderle la empresa a un inglés sensacionalista y largarse con el dinero a hacer el mal por la Tierra.

Sus repercusiones

Bueno, pues marcó una época en la degradación moral y sentimental de España. Por otro lado es una serie de culto a nivel internacional y ha sido objeto de varios reconocimientos televisivos de los progres. Los carcas ni la ven ni se les espera y hacen bien. Los capítulos de Yo soy Bea no pueden faltar en la estantería de cualquier secretaria que se precie o en el despacho de cualquier ejecutivo golfo que corra por estos mundos de Dios...

¿No se acaba nunca?

Pues no, no parece. Aunque Álvaro y Bea se largan de vacaciones sabáticas perpetuas tras su boda, los pringados de los empleados siguen en la empresa dando el callo. Luego aparece por ahí una rubia idiota que se hizo amiga de Bea por pena a través de Internet y que se apodera rápidamente de la revista hasta llenarla de pijos y pijas afines que obedecen sus órdenes y que aún son más pijos que los pijos anteriores. Por pena también mantiene a Cayetana de la Vega en su sitio e incluso logra que Diego se quede en la revista trabajando de barrendero y traeme cafés y que se acabe enamorando de un mujer y todo... Luego aparecen por ahí más personajes raros, reporteros argentinos con seiscientos anticuados, sigue la peluquera madre de Bárbara Ortiz... en fin, una serie que no sabían qué hacer para que terminara.

¿Sabías qué...

  • ...Yo soy Bea no es una serie real aunque casi lo parece?
  • ...Cayetana gasta 70 litros de champú para lavarse la melena al inicio de cada rodaje por capítulo?
  • ...para el personaje de Bárbara Ortiz estuvieron a punto de contratar a Leticia Sabater?
  • ...en la vida real, Álvaro y Bea son pareja?
  • ...los lavabos mixtos como el de Bulevar 21 no existen?
  • ...Marga siempre lava el mismo plato y siempre sirve el mismo pincho de tortilla a todos los personajes?
  • ...Jota la tiene muy larga?
  • ...en Bulevar 21 (que no existe) sacan una revista al mercado (que sí existe) y esto es un fenómeno paranormal que nadie ha descifrado aún?
  • ...el conde Lecquio se casó con Bárbara Ortiz?
  • ...los maricones de toda España disfrutan más que nadie con la serie?
  • ...Telecirco es un nido de víboras ateas y maricones aposentados en varios programas?
  • ...los maricones dominan el Grupo Prisa?


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