Artículo inexistente

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El artículo inexistente es el género literario más antiguo. De hecho, fue inventado junto con la escritura: el primer escrito es un artículo inexistente, aunque no existan pruebas escritas de este hecho.

Los artículos inexistentes son un género ampliamente cultivado en la Inciclopedia y otras wiki, donde los mismos usuarios votan para otorgar este prestigioso título a algunos textos que cumplan con los requisitos mínimos para ello.

Unos simpáticos miembros del comité literario hispanohablante le dan a algunos libros selectos el envidiable estatus de artículos inexistentes.

A diferencia de otros géneros literarios, el que una obra se convierta en artículo inexistente no depende del texto en sí, sino de sus lectores y no-lectores. Existen muchos individuos, grupos subhumanos humanos, instituciones y hasta fenómenos naturales que le han dado este estatus a un número variable de textos: los cristianos, la Inquisición, los nazis, las comisiones de calificación literaria, la Innombrable, los militares, los editores y la humedad.

Actualmente, a causa de la masificación de Internet, el artículo inexistente es un género en peligro de extinción: la facilidad de acceso y almacenamiento que otorga la red de redes ha frenado en forma importante la conversión de textos en artículos inexistentes, privándole al mundo de un proceso de edición natural que impedía la multiplicación de texto basura.

Historia

Algunas antiguas teorías dicen que la escritura fue inventada por los usuarios de los baños públicos, que tenían sus paredes tapizadas de símbolos incomprensibles. Estas ideas fueron aceptadas en un principio por la arqueología, que leyó grandes poemas románticos en las pictografías y jeroglíficos de los baños. Tiempo después se dieron cuenta de que estos textos no correspondían a la invención de la escritura, sino a la invención de la filosofía: la escritura tenía por lo menos unos dos mil años más.

Se cree que los mesopotámicos, delirantes por el calor, se inspiraron en este tipo de figuras naturales para inventar la escritura.

Actualmente, los arqueólogos están de acuerdo en que la escritura fue inventada por un vendedor mesopotámico de chucherías llamado Kuno. El vendedor necesitaba un sistema para registrar los contratos con sus proveedores y sus compradores, ya que Kuno, aunque tenía buena memoria, era debilucho y no quería contratar guardaespaldas porque era pacifista. Así es que ideó una forma de registrar las promesas y juramentos, que era haciendo marquitas en una tablita de arcilla. Claro, como entonces nadie sabía escribir, entonces todos firmaban con una "X" y las cosas que juraban se dibujaban y representaban con círculos, triángulos y rayitas. Es por eso que la primera escritura inventada era conocida como "la forma de Kuno" o "Kunoforme". Kuno se hizo muy rico, ya que como él era el único que sabía leer y escribir, después interpretaba los contratos como más le convenía y pasaba aumentando los montos de las deudas. Mucho tiempo después, esto se hizo legal y se le llamó tasa de interés.

La "Kunoforme" se hizo muy popular entre los mercaderes, comerciantes y prestamistas, ya que con ello quedaba un registro perfecto de las deudas y compromisos. No pasó mucho tiempo antes de que los gobernantes usaran el mismo método para registrar las leyes, sobre todo porque así se aseguraban de que nadie las conociera y podían abusar administrar justicia con mucha más facilidad. El problema es que cuando los contratos se cumplían y los gobiernos eran derrocados, las tablillas de arcilla se rompían, lo que las convertía automáticamente en artículos inexistentes.

Poco después aparecieron los primeros poetas y escritores, que se dedicaron a transcribir mitos, leyendas, poemas épicos, chistes y spam, que antes sólo era oral (se interrumpían unos a otros para vender tonterías inútiles y hacer comentarios sin sentido). En forma simultánea aparecieron los comités de calificación literaria, que se dedicaron a deshacerse de escritos que consideraban inmorales. Los primeros intentos por crear artículos inexistentes a través del fuego o la limpieza de trasero fueron, sin embargo, infructuosos. Pronto se descubrió que era más sencillo simplemente romper las tablillas, lo que le ha dado mucho material a los arqueólogos actuales para armar rompecabezas de seis mil años.

Algunos autores de artículos inexistentes

Uno de los autores más importantes de este género es Sófocles, que escribió centenares de artículos inexistentes y algunas obras dramáticas poco originales, entre ellas Edipo Rey, una telenovela venezolana que le plagió a La guerra de las galaxias la célebre escena del "yo soy tu padre", pero aquí se lo decía la madre a su hijo después de haberse acostado con él para filmar Taboo, una de las películas porno más recordadas de la historia. Este drama aún causa depresión entre los adolescentes por ser texto de lectura obligatoria en los colegios.

Otro autor griego de artículos inexistentes fue un tal Esquilo, así llamado porque esquilaba ovejas con las hojas de sus tragedias. Los esclavos del Minotauro, el artículo inexistente en cuestión, venía a completar una tetralogía de gang bang, orgías y bondage iniciada con Siete contra Tebas, Los suplicantes y Prometeo encadenado. Se dice que el estreno de Los esclavos del Minotauro causó tanta depresión en los asistentes, que se cortaron las venas en las graderías. Incluso los actores, abrumados por el dolor que representaban, se ahorcaron, se arrancaron los ojos y se violaron a sí mismos hasta la muerte antes de prenderle fuego al escenario. Por supuesto, la obra fue todo un best-seller y rápidamente apareció su versión pirata en todas las calles de Atenas.

Fue entonces cuando el Consejo de Calificación Dramática de Atenas (antecesor de los comités de calificación de películas) condenó la obra a ser quemada en la hoguera. Pero cuando los miembros del Consejo tomaron los libros, leyeron por accidente algunos diálogos y quedaron tan impactados que se arrojaron a las llamas ellos mismos. Los romanos, temerosos de la obra de Esquilo, optaron por guardar todas las copias sobrevivientes en una biblioteca para asegurarse de que nadie las leyera. Pero los primeros cristianos, que no sabían leer su nombre ni siquiera cuando se los leían en voz alta, y que consideraban indecorosos los dramas sin vampiros y crucifixiones, optaron por quemar todas las bibliotecas de la época engrosando en forma notoria el número de artículos inexistentes.

Pero el más prolífico de todos los autores de artículos inexistentes es, sin duda, Anónimo, uno de los genios más inconstantes (y más longevos) de la historia del arte.


Artículos inexistentes en la Biblia

Como es bien sabido, la Biblia es un conjunto de libros de los géneros más diversos: leyes, mitos, narrativa, poesía, leyendas, ciencia ficción, fantasía épica, tragedia, epopeya y sobre todo comedia. Entre estos géneros que integran la Biblia no podía faltar el artículo inexistente.

Los artículos inexistentes de la Biblia fueron eliminados de la edición final el año 393 d.C. en el Concilio de Hipona. Se dice que el Concilio se llamó así porque a los editores les dio hipo de tanto reírse con el corte final.

Los historiadores afirman que muchos de los textos eliminados de la edición final fueron escritos por Anónimo, aunque hay otros que son atribuidos a Judas, María Magdalena, Virgilio, Miguel de Cervantes, Philip K. Dick, Lucifer y hasta el mismísimo Jesús de Nazaret, el protagonista del segundo volumen. No se sabe por qué el Concilio de Hipona habría censurado el libro de Jesús de Nazaret, pero se especula que el tal Jesús era mejor prestidigitador que escritor y la crítica literaria recomendó a la gente que se limpiara el trasero con sus escritos.

Algunos científicos que viajaron al pasado para conocer in situ los hechos sostienen, sin embargo, que los textos fueron eliminados porque el tal Jesús no era el hijo de Yahvé ni tenía superpoderes, sino que era un hippie borracho y vulgar que acompañaba el vino con pan (todos saben que el vino tinto se acompaña con quesos) y que escribía delirantes relatos sobre carros que se movían sin ser tirados por caballos, cajitas mágicas que guardaban sonido y música, imperios bárbaros que dominaban el mundo sólo para conseguir más aceite de lámparas y masas de gente yendo a ver conciertos de Ricardo Arjona.

Según esta versión, el Concilio de Hipona habría eliminado los textos de Jesús por considerarlos demasiado fantasiosos y apocalípticos. Además, sus referencias autobiográficas contradecían la imagen de zombi chupasangre que querían vender: Jesús nunca habría dicho que el vino era su sangre, sino que "había bebido tanto que sentía como si en sus venas corriese vino"; no había ayunado 40 días y 40 noches en el desierto, porque sabía que cerca de un oasis había un prostíbulo donde se la pasó en juerga más de un mes (es posible que allí haya conocido a María Magdalena); nunca fue crucificado, sino encerrado en un manicomio por esquizofrénico; y nunca habría resucitado, sino que fue devorado por tiburones mientras trataba de caminar sobre las aguas del Mar Rojo.

Lo que ningún historiador ni viajero del tiempo ha podido explicar jamás es cómo Jesús pudo haber escrito sobre su propia muerte sin haber resucitado. Algunos afirman que, después de haber comido hongos alucinógenos que le dio su amigo Budha, Jesús tuvo visiones sobre su propia muerte que luego describió en sus libros. Pero esto también se contradice con la información entregada, porque si hubiese visto cómo iba a morir, jamás habría tratado de caminar sobre las aguas del Mar Rojo. Pero claro, si no caminaba sobre las aguas y se salvaba de ser devorado por los tiburones, jamás podría haber soñado que lo iban a devorar los tiburones y esto habría provocado una paradoja temporal que habría provocado el fin del mundo. Entonces es posible que Jesús se haya sacrificado para evitar la destrucción del universo, lo que lo convertiría en un mártir de la humanidad, una especie de Donnie Darko del siglo I. Lástima que haya tantos tontos sin imaginación que lo adoren por las razones equivocadas.


Decadencia del artículo inexistente

El Internet ha frenado el desarrollo del artículo inexistente como género literario: cualquiera puede subir a la red cualquier idiotez texto que escriba y difícilmente se lo van a borrar. Esto está ampliamente demostrado con el constante desarrollo de sitios con información basura como Wikipedia o los sitios web de gobierno.

Los lingüistas se lamentan constantemente sobre las perversiones que sufre el texto escrito en los foros, los blogs, Twitter y páginas web personales. Quizás lo que más les desconcierta del asunto es que los antiguos métodos de creación de artículo inexistente no funcionan con Internet: por más que han tratado de quemar, romper, incautar y hasta limpiarse el trasero con la pantalla, no consiguen hacer desaparecer los textos molestos. La Innombrable, que siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología, cansada de que la tecla "Supr" no funcionara para eliminar textos gratuitos por los que quieren robar cobrar, decidió imponer demandas a los que cometen un delito tan atroz como difundir la palabra escrita. Sin embargo, estos métodos aún no han sido muy fructíferos, debido a lo escurridizo que son los datos en Internet.

Algunos filósofos especulan que el freno al artículo inexistente podría causar una hecatombe lingüística: según ellos, la sobreabundancia de texto basura acabaría desbordando por la pantalla, los libros, los teléfonos móviles, los carteles publicitarios, los diarios y los muros, al punto que nuestra neurona del lenguaje escrito colapsaría y moriría. Por supuesto, estas son sólo especulaciones absurdas y sinauheanjo fauoafjanf???? XP aoiarhqr nnp !#@%&