Incilibros/Cómo hablar castellano
ARTÍCULO APTO PARA EXTRANJEROS Este artículo trata de un tema local de España, pero para entenderlo no hace falta tramitar la visa. Si lo va a editar, por favor, asegúrese de que se mantenga así. |
Si te sientes confuso sobre cómo hablar el castellano para que te entiendan cuando vas por las Españas y por sus reinos castillos dentro o fuera de Castilla, la Inciclopedia te propone esta guía, muy amena y cordial. Este compendio de la universal cultura castellana está especialmente pensado para aquellos latinoamericanos que visitan las Castillas Españas por turismo, o para quedarse, que también los hay que se quedan y tan ricamente. Lo malo es que luego pierden su acento original y luego no hay forma de encontrarlo, ni siquiera en un castillo. Hablar y comprender el castellano en España es fácil, divertido y sensacional si sigues estas cuatro reglas que vamos a darte ahora.
A modo de advertencia
Para los amigos latinoamericanos, sabed que no vamos a detenernos en la gramática, prosodía y sintaxis (que siempre es un problema en Madrid, sobre todo en días de lluvia) por que sencillamente ya la conocéis por ser vuestra y nuestra a la vez, que es bien sabido que os la trajo Colón, aunque no debió hacerlo, que mejor se hubiera quedado en su casa, el joío tío. De ser necesario repasar detalles poco importantes de nuestra lengua, como la correcta conjugación de la segunda forma del plural, bastará con dar una repasada al Quijote, que no en vano es el libro español por excelencia.
Al seguir estas reglas podréis entender y haceros entender entre los castellanos, andaluces o los de Villaenjundia De Arriba, aunque eso no evitará que al abrir la boca, paseando por la Gran Vía madrileña, os digan: ¡qué acento tan mono! ¿sois sudamericanos, verdad? Ahora bien, si eres estadounidense, o chino o alemán mejor te apuntas a una academia de idiomas o te tragas enterita la Gramática de La Lengua Española de la RAE, que es mucho tragar. Pero lo primero y principal, es no hablar con la boca llena, que eso es de mala educación, aquí y en Lima, aunque en Washington no, pero eso es otra historia que no tiene cabida aquí.
La Z y la S en las Españas
Si vas por Zaragoza recuerda que los zaragozanos son muy dados a la Z, por eso presumen de dos, por tenerlas ambas en la primera y cuarta sílaba del nombre de tan distinguida ciudad. Si os entra la sed y pedís una cerveza, cuidaos muy bien de pronunciar todos los fonenas que se asemejen a una Z. Es muy fácil: tú pon la lengua entre los dientes y sopla, expulsa el aire de tus pulmones, a la vez que separas tus labios ligeramente, y di: ¡zerveeeeza! y listo. Si te da el hambre y te apetece comer unas riquísimas cerezas, pues lo mismo: ¡zereeezas! Y asunto liquidado.
En cambio, si te pierdes por Sevilla y te duelen los pies de tanto caminar, puedes descalzarte diciendo: me quito loh sapatoh, y si no te cantan los pies te habrás dado cuenta que la Z se ha transformado en una S, pero aún así, sigues hablando en perfecto castellano. Si por el contrario estás en Barcelona o Barzeloooona, allá las S son unas arrastradas, y como no son sordas, pues suenan, de modo que si dices: me quito las sandalias asegúrate de cargar el dicho a tope de S de modo que suene así: me quito lassssssandaliasss. Es sabido que España es un país exportador de zapatos, de ahí que tengamos un presidente que haga honra y loa el oficio del zapatero.
Pero basta de hablar de zapatos. Ante todo lo dicho se intuye que la C está compinchada con la Z, y ésta con la S, que sólo sirven para confundirnos a la hora de escribir.
La D en posición final
Para hablar un perfecto castellano debes transformar el fonema D en algo, cuando este sale el último, es decir, en posición final. A lo largo de los siglos, y esto es algo que está comprobado desde antes de El cantar del Mío Cid y de Don Quijote, los castellano-hablantes han querido transformar a la D en varias cosas, pero como ninguna dio resultado, recurrieron de nuevo a la Z, que valga la redundancia, es el fonema más recurrente en la lengua castellana. Así, a modo de ejemplo si estás en Madrid, deberás pronunciar Madriz, si es otra ciudad, dirás ciudaz y si te cansas y te quieras apoyar en una pared, será en una parez. Y no miento, al contrario, todo cuanto digo es una gran verdad, digooo, verdaz.
Si, por el contrario, se encuentra en la comunidad catalana, digamos, por ejemplo, paseando por Barcelona y te acuerdas de tu paseo por Madrid, pensarás: "Me acuerdo de mi passseo por Madrit" (nótese tanto las eses arrastradas como la t final, reemplazando la d), si estás en otra ciudad como Lleida será ciudat y si te vuelves a cansar, más vale que te pongas en forma y dejes de apoyarte en la paret que te vas a llenar de cal.
En cambio, y como método más fácil, si te encuentras en la parte sur de la Península Ibérica, pasa olímpicamente de las d finales: ahora, para ti, no existen. Te acordarás de tu paseo por Madrí, o por cualquier otra ciudá y si te vuelves a cansar por tercera vez, no continúes, hacer ejercicio no es lo tuyo. Y te lo advertí, te manchaste de cal de tanto arrimarte a la paré.
Tú, Vos y Usted (o Usté, o Ustez)
El trato a las personas, cuando se habla en castellano refleja la mentalidad y la cortesía del hablante. Al contrario de los argentinos o de los chilenos y otros tantos que vosean, que más que hablar parece que canten y muy dulcemente por cierto, en estos lares no se usa el vos. Y es que la lengua castellana es basta y cazurra. Curiosa inversión de valores es ésta: Castilla, tierra que fue cuna de condes, duques y marqueses y de muchos otros refinamientos de gran predicación, posee una lengua más basta que un saco de estopa, gracias al uso del tú. Así cuando le hables a alguien no vosees ni vaciles, trátale de tú, siempre, aunque sea a una vieja anciana mujer a la que ayudes a cruzar la calle. En castellano el respeto al interlocutor por cercanía o por lazos familiares se demuestra tuteando. Siempre. Sólo usarás el usted (ustez) si estás de suerte y te cruzas con el rey de España, Don JuanCa, o la reina en su defecto.
Pero eso es algo que no lo pasa ni a un castellano de raza, así que pa'qué hacerse ilusiones.
Los tacos
¡Atención! Este artículo contiene lenguaje soez.
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Que la comida mexicana es exquisita es bien sabido y apreciado por los que en México habitan y por quienes lo visitan. Sin embargo, los tacos mexicanos difieren, y mucho, de los tacos castellanos. No sólo porque los mexicanos sean tex-mex y los castellanos Made in Spain. No existe en ninguna otra lengua del universo mundial tantos tacos como en la lengua castellana. Con esto se pretende aseverar que si quieres hablar un perfecto castellano y no quedar como un palurdo, en tus alocuciones deberás incluir todos los tacos malsonantes que seas capaz, aunque no vengan a cuento.
Por ejemplo, cuando te levantes por la mañana diras: ¡Mierda, ya es de día! Sí llamas al recepcionista del hotel para encargarle el desayuno le dirás: ¡Me traes un puto café con leche de mierda y una jodida madalena, coño! Al taxista, al acabar la carrera: ¿Cuánto le debo? ¡Cojones!. Visitando algún momumento, o inclusive en un museo, es muy propio exclamar: ¡Está de puta madre!, en lugar de ¡Esto es precioso!..
Si algo te hace gracia y te da la risa dirás: ¡Me descojono de la risa! Si algo te aflije o ha dejado de importarte afirmarás: Me suda la polla, si eres macho, Me suda el coño, si mujer. Si algo te cansa o te aburre grita a los cielos: ¡Estoy hasta los cojones de esta puta mierda, hostia, joder ya!, oración que será todo un record para ti por contener cuatro tacos seguidos.
Finalmente, y aunque no sea propiamente un taco, cuando te diriajas a alguien, le conozcas o no, di: ¡Eh, tío! si es varón, o ¡Eh, tía! si es hembra, que sin ser parientes tuyos, pretenden que les trates de forma muy familiar, muy castellana.
¿Coger o tomar?, mejor... ¡Agarrar!
A lo largo de los siglos, los gustos sexuales de los castellano-hablantes han sido tan polémicos como sensuales, y ciertamente con un punto de exotismo, tanto o más como en cualquier otra comunidad de hablantes. Sin embargo no es cierto que los castellano-hablantes gusten de mantener relaciones con coches, autobuses, trenes o aviones. La carga exótica implícita en el castellano no da para tanto. Veámoslo.
Si alguien le dice que ha cogido el autobús, o que ha cogido el tren para venir a verle, no significa específicamente que su interlocutor haya fornicado con dichas máquinas... Aún menos significa que haya practicado el sexo en dichos medios de transporte, que eso es ya otro cantar. Tampoco quiere decir que los hayan agarrado, puesto que, a día de hoy, las extremidades superiores de los castellano-hablantes siguen terminando en una mano con cinco dedos, y no en garras.
Lo que está claro es que en Latinoamérica uno se monta o se sube a un autobús o a un avión, pero en las Españas, los chingamos cogemos. Así las cosas, podéis sentiros libres, y sin ninguna vergüenza al usar el verbo coger, cogerlo o cogerla...
Si no osas usar ese verbo de requiebros, coger, reprobado por Jehová para desgracia de sodomitas y gomorritas, bastará que uses agarrar en todas sus acepciones y te mostrarán sus garras. Por tanto, es más propio decir así un autobús, así un tren y hasta así (de asir) un avión, con lo cual se da cuenta de lo fortachones y sanos que son los castellano-hablantes.
ConcluZión
Si has seguido atentamente todos los pasos que aquí han detallado, podrás hablar castellano con la misma facilidad con la que te comes un bistec, o una ensalada, en caso de ser vegetariano. Mas para bien asegurarte de que no tendrás problema alguno te recomendamos que, cuando visites Las Españas, aunque sólo vayas a una, te lleves contigo un ejemplar del ya imprescindible diccionario español-castellano, ya sea en su versión on-line o en su versión impresa. No sufras, que la RAE no te abandonará jamás.
Para terminar, si alguna vez vas de viaje a la Tierra B, por placer o por que te tocó la Loto, allí el español es un idioma inentendible, y el castellano se halla en estado embrionario-inentendible, vamos, que no tiene ninguna predicación como en nuestra Tierra. Avisado quedas.
Artículo destacado Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular. Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos |