Sodomía

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Un claro ejemplo de Sodomía son los cortejos gays que se hacían en la antigua grecia mostrados en este jarrón.
Cita3.png¿Qué prefieres: dolor en el culo o dolores de parto?Cita4.png
Fanático del sexo anal convenciendo a su novia.
Cita3.png♫ Vamos a dejarlo todo atrás... ♫Cita4.png
Ricardo Montaner convenciendo a tu mamá.
Cita3.png♫ Lo que nos es querido siempre queda atrás... ♫Cita4.png
Nino Bravo convenciendo a tu abuela.
Cita3.pngPor el orto no hay abortoCita4.png
"El cura" convenciendo a tu hermana.
Cita3.pngLo he practicado miles de veces y jamás he sentido dolor.Cita4.png
Motumbo sobre el sexo anal.
¿Cómo no amar el sexo anal?

La sodomía, sexo anal o porculización es la forma más segura de intercambio de fluídos, después de la zoofilia con tigres. Consiste en introducir un aparato reproductor masculino, tentáculo o dildo en ese sucio agujero por donde normalmente salen cosas que huelen feo y no tienen nada de sexys, excepto para los coprófilos enfermos como <inserta tu nombre aquí>.

Es una de las formas de goce sepsual más requerida por hombres heterosexuales con ínfulas de actor porno que increíblemente no encuentran nada de gay en practicarlo, pues evita futuras molestias y permite obtener chocolate gratis.

El origen de la sodomía

"La sodomía fue introducida por los aliens", dice Giorgio A. Tsoukalos.

Cuenta Heródoto que la sodomía fue descubierta accidentalmente en el siglo VI a.C. (antes del condón) por el pastor griego Anófeles de Porculia cuando un día fue a evacuar el vientre en el campo. Para su desgracia, muy cerca de donde estaba él, había un asno salvaje y... bueno, ustedes se imaginarán el resto. Anófeles quedó tan maravillado por su gran descubrimiento que dedicó el resto de su vida a introducir esta práctica entre los humanos, sin importar su edad, raza, sexo o disposición. Uno de los más destacados sodomitas de la antigua Grecia fue Alejandro Magno; de hecho se cree que organizó sus expediciones contra el Imperio Persa con el fin de encontrar la tumba de Ciro el Grande y averiguar qué tan "grande" era realmente.

Más tarde los copiones de los romanos la adoptarían y la introducirían en Judea, específicamente en su capital, Sodoma, donde se perfeccionó y se le dio su nombre y forma actuales. Pero un día Dios se cabreó de ver tanta felicidad y decidió reducir la ciudad a cenizas, junto con su vecina Gomorra, sólo por si acaso. La sodomía habría muerto para siempre ese día, si no fuera porque un turista de nombre Lot logró sobrevivir a la catástrofe y le traspasó sus conocimientos a sus hijas, después de que ellas lo emborracharan primero, claro (¿quién dijo que la Biblia era aburrida?).

Este noble arte cayó en desuso por muchos siglos, hasta que fue redescubierto por Casanova después de una borrachera en casa del Marqués de Sade.

Práctica

La práctica de la sodomía es muy común en estos grupos:

  • Las "niñitas bien" que quieren probar el fruto prohibido sin dejar de ser técnicamente vírgenes. Quieren una buena porra gorda horadando su orificio cagueril. Ya hay que ser cerda, oiga.
  • Los gays, ya que no tienen demasiadas alternativas.
  • Las "actrices" porno, que están tan desensibilizadas que ya les da lo mismo lo que les entre y por dónde.
  • Los que se toman todo literalmente, cada vez que los mandan "a tomar por culo".
Si esto no es amor verdadero, no sé lo que es.

Se trata de un grupo bastante reducido porque seguramente el resto no lo admite por vergüenza. El sexo anal es una práctica mal vista por la Iglesia, como lo son todas las cosas divertidas, ya que a pesar de todos los beneficios que trae (hemorragias, incontinencia, infecciones por gérmenes anales, etc.), es considerada una práctica aberrante e impura, al contrario de otras actividades bíblicas que sí son aprobadas por Dios, como el genocidio. Un cristiano adicto al sexo anal defiende así su, ejem, postura: "Si Dios hubiera querido que lo hiciéramos por delante y no por detrás, habría hecho las vaginas en forma de ano. Además, no por nada el punto G del hombre se encuentra en el culo".[1]

Precauciones

Típica expresión de estimulación anal.

Como el sexo anal generalmente se practica en el ano,[cita requerida] éste puede provocar experiencias tanto placenteras (para el hombre) como dolorosas (para la mujer) a menos que el soplanucas en cuestión sea milimetrosexual; en ese caso su pareja tendrá que asistir a cursos para aprender a fingir orgasmos. Sin embargo, sexólogos de la rama machista opinan que eso del dolor no pasa de ser un mito absurdo fomentado por lesbo-feminazis amargadas, pues nadie ha experimentado dolor de miembro al practicar sexo anal, ni siquiera si el ojete es más estrecho que la mente de un Opus Dei. "Y si la (o el) muerdealmohadas llora durante el acto, debe ser porque recordó algo triste que vio en televisión", aseguran.

Si el novato ha encontrado por fin a alguien sin tabúes con quien practicar sexo anal (una prostituta, que es lo más probable), es importante que siga estos pasos. Lo primero es dilatar el ano (el de la víctima su pareja, no el suyo, aunque nunca está de más) con lubricante, mantequilla, aceite de motor, o saliva en el peor de los casos, porque si el ano está cerrado puede traer graves consecuencias.[2] Dado que con el tiempo los esfínteres se aflojan, si la primera experiencia resulta ser exitosa (cosa que sólo se ve en las películas XXX), es aconsejable no abusar del sexo anal en futuras sesiones de dunga dunga, a menos que se quiera terminar follando el Gran Cañón con una aguja y comprando pañales para adulto.

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Referencias

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