Usuario:Nadielegation/Hans Christian Andersen 2
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Nacimiento | Odense, Dinamarca |
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Defunción | Copenhague, y en las pesadillas de los infantes |
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Estado actual | Complicado (con un rostro solo una madre podría amar) |
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Lugar de residencia | Bajo puentes de cuentos de hadas, en torres solitarias, y en cualquier lugar con eco para su risa siniestra |
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Sobrenombres | El Maestro del Morbo, El Duque de los Desenlaces Trágicos |
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Se dedica a | Cuentista, fabricante de traumas, ocasional espantapájaros |
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Origen | El narrador que encontró la belleza en ser único... y un poco aterrador |
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Hazañas logradas | Autor de "clásicos infantiles" que garantizaban terapia futura como El patito feo, La sirenita, y El soldadito de plomo |
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Relaciones | Con su pluma y papel, y un espejo que prefería no mirar |
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Enemigos | Los finales felices y los dermatólogos |
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Obras | Historias tan inquietantes que incluso los adultos las piensan dos veces antes de leerlas en voz alta. |
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Poderes | Hacer que los niños se abracen fuerte a sus ositos de peluche |
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ans Christian Andersen (Odense, 1805-Fondo del mar, 1875) fue un destacado odiador de niños danés, famoso por crear cuentos infantiles con mensajes tristes y depresivos para arruinar no una ni dos, sino a ocho generaciones de personas que nacimos desde que publicó sus escritos. Tras pasar una miserable y desgraciada infancia, una violenta adolescencia y una desesperante madurez, decidió plasmar sus traumas en su más famoso cuentos El traje nuevo de la sirenita fea de las nieves, que los críticos literarios consideran la más desgarradora y fiel autobiografía de un autor universal después de Pinocho de Guillermo del Toro.
Biografía
abíase una vez (afortunadamente no dos veces), en un pequeño rincón de Odense, Dinamarcaña, una familia tan pobre que en vez de tener una casa, vivían en un viejo zapato gigante patrocinado por Cheetos porque a eso olía. Un día, encontraron un huevo extraño, mucho más grande de lo normal. Pero cuando lo iban a hacer omelet, el huevo se rompió y de él no salió un patito, ni un pollo, ni siquiera un gallifante, sino un bebé humano. Pero no era un bebé bonito y rosado como los demás.
— ¡Por las barbas de Odín! ¿Qué engendro es este? — exclamó el zapatero, observando al crío desaliñado y con cara de haber chupado un limón agrio durante nueve meses.
— ¡Oh, cielos! ¡Es un bebé! ¡Un bebé muy feo! — exclamó la madre.
Sus padres adoptivos, un pobre zapatero-cocinero que era tan pobre que hacía zapatos solo para cocinarlos y poder comer algo, y una lavandera protestante que protestaba bebiendo tanto que podría haber aprovisionado una taberna por sí sola; no sabían qué hacer con esta criatura mitad bebé y mitad ganso. Pero con la infinita paciencia de los padres primerizos, lo criaron lo más pobremente que alguien podía criar a un ser humano, inculcándole un amor por la lectura porque cuando leía no le veían la cara y era su único escape a su abyecta fealdad.
Cierto día que le contaron un chiste de suecos especialmente bueno, el padre de Hans falleció de hilaridad, dejando solo a Hans con su madre, cuyos ingresos por la venta de cerillas no alcanzaban para su alcohol y para Hans, por lo que Hans tuvo que dejar la escuela (en realidad nadie quería un alumno tan espantoso, pero estaban esperando a que él mismo se retire de la escuela porque no se querían acercar para decirle que estaba expulsado). Lo único que le quedaba en la vida eran los libros, que devoraba como un ogro devora cebollas, tragándose las ogras de Shakespeare, Holberg y Coelho (antes de tragárselas las leía) porque tampoco había mucho más para comer.
Y así fue como Hans "el repugnante", se convirtió en un ilustre y aclamado escritor de cuento de hadas. Claro, seguía siendo tremendamente feo, pero al menos sus historias eran medianamente bonitas. Moraleja: nunca juzgues un libro por su portada, a menos que la portada sea realmente, realmente repulsiva como en este caso.
Comienzos artísticos
así, el pequeño patito horrible, junto al joven Hans, decidieron que ya había sido suficiente infancia trágica para autobiografías, y partieron de su casa (un huevo gigante) con destino a la maravillosa ciudad de Copenhague para perseguir su sueño; que se estaba escapando y les llevaba considerable ventaja en la carrera. Para alcanzarlo, Hansito tuvo que salir de casa rápidamente, empacando todas sus pertenencias (unos calzoncillos zurcidos, una tanga colombiana y un sombrero con alas), pero olvidando en su mesa (el suelo) todos sus cuentos bonitos y sus otros cuentos. De todas maneras no logró alcanzar a su sueño, y debido a que ya no tenía ni sueño ni cuentos, decidió convertirse en cantante de ópera.
La maravillosa ciudad de Copenhague, lamentablemente, estaba ocupada por crueles críticos de música que no aceptaron su arte. La gente de a pie se burlaba de Hans en la calle al verlo cantar "Never Gonna Give You Up" con su voz de gansito repugnante a cambio de fentanilo en la vereda de enfrente de la feria de la ciudad. — ¿Pero qué tenemos aquí? ¿Un fenómeno de la feria de la ciudad localizada en la vereda de enfrente se ha escapado? — decían entre risotadas. Hans se sentía muy triste: además de feo, pobre y maloliente, ahora la ciudad también lo tildaba de triste juglar. Sin embargo, un rico hombre con un corazón compasivo y una tapia en las orejas, llamado Siboni le tendió una mano (la retiró rápidamente al verle la cara, pero se la tendió igual).
— ¡Una voz prodigiosa! ¡Digna de las más grandes ferias de la ciudad localizadas en la vereda frente a la cual Hans cantaba "Never Gonna Give You Up"! — exclamó Sinobi, el Director Musical de la ciudad. Sin embargo, el sueño de Hans estaba a punto de cumplirse hasta esa fatídica primavera que inventaron los aparatos para la sordera. Sinobi estrenó su audífono momentos antes que Hans lo hiciera estallar con su voz, como Fiona. Para manifestar lo que sentía escribió primero una confesión de crimen (ser feo) y luego una tragedia sobre un pato danés gigante que cantaba feo y hacía explotar a sus seres queridos.
La absurda trama de la obra impresionó al director del Teatro Real, que vio en ese pato danés gigante a un genio incomprendido y lo recomendó al mismísmo rey Federico VI, al que le pareció tan graciosa su cara que decidió convertirse en su mecenas literario; y para evitar que escriva "escrivir" con B, lo mandó al jardín de infantes. Fue allí donde Hans empezó a despreciar a los niños que se burlaban de él por feo y viejo y pobre y estúpido; por lo que creó un nuevo sueño: hacer cuentos de hadas aterradoramente traumáticos para vengarse de los que se burlaron de él.
Y así fue como Hans Christian Andersen, por más que fuera feo, tonto, sucio y danés, se volvió ahora sí un aclamado escritor de cuentos de hadas. Moraleja: persigue tus sueños y si no los alcanzas, crea nuevos sueños y así puedes decir que alcanzaste tus sueños aunque realmente no lo hiciste.
Carrera
El mismo año de 1827, Hans Christian logró que se publicara su escalofriante y totalmente inapropiado poema "El niño moribundo" (una experiencia personal sobre el último de sus compañeros que se burló de él) en la revista literaria Kjøbenhavns flyvende Post, la más prestigiosa fuente de traumas infantiles y causante de pesadillas del momento. Apareció en las versiones danesa y alemana de la revista, aterrorizando a lectores de ambos idiomas por igual. Los terapeutas infantiles se frotaban las manos frenéticos, ya oliendo los millonarios ingresos que les esperaban por tantos casos de estrés post-traumático. Su primera obra de teatro "El amor en la torre de San Nicolás" de 1839 fue todo un taquillazo del terror. La escena cumbre donde los dos protagonistas se suicidaban estrellándose contra el piso hizo que cientos de niños la repitieran en sus hogares. Las compañías de seguros casi se van a la bancarrota pagando tanto hospital.
En 1834 llegó a Roma. Fue Italia la que inspiró su primera y más macabra novela, El improvisador, publicada en 1835 y que provocó una oleada de terapias infantiles sin precedentes. En ese mismo año aparecieron las dos primeras ediciones de Historias de aventuras para niños, seguidas de varias novelas de historias cortas que dejaron secuelas psicológicas en toda una generación.
El valor perturbador de estas obras fue muy apreciado desde el principio; en consecuencia, tuvieron un éxito de ventas arrollador entre los padres que buscaban disciplinar a sus retoños a través del miedo. En 1838 Hans Christian Andersen ya era un escritor de terror infantil establecido. La fama aterradora de sus cuentos de hadas fue creciendo. Comenzó a escribir la segunda y tercera serie en 1838 y 1843 respectivamente, que aparecieron publicadas con los títulos que provocaban escalofríos: Cuentos nuevos para quitarte el sueño. Entre sus más famosos e inquietantes cuentos se encuentran el truculento "El patito feo", el espeluznante "El traje nuevo del emperador", la terrorífica "La reina de las nieves", las macabras "Zapatillas rojas", y muchos otros que han marcado de por vida a generaciones de niños traumatizados.
Hans Andersen se convirtió en un amargado conocido por toda Europa, a pesar de que en Dinamarca no se le reconocía del todo como el escritor vengativo que era. Sus obras retorcidas, para ese tiempo, ya se habían traducido al francés, al inglés y al alemán para atormentar a los niños de otros países. En junio de 1847, visitó Inglaterra por primera vez, viaje que resultó un auténtico éxito para llenar de pesadillas a los críos británicos. Aquel envidioso de Charles Dickens lo acompañó en su partida.
Después de esto, Andersen continuó con sus publicaciones sádicas, aspirando a convertirse en el novelista y dramaturgo más temido, lo que por suerte no consiguió. De hecho, Andersen odiaba profundamente sus cuentos de hadas, a pesar de que es justamente por esas historias retorcidas por las que es recordado hoy en día por los terapeutas infantiles. Aun así, continuó escribiéndolos lleno de rabia en 1847 y 1848 cuando aparecieron dos nuevos volúmenes de sus macabras narraciones. Tras un largo silencio, Andersen publicó en 1857 otra novela escalofriante, Ser o no ser un psicópata. En 1863, después de otro viaje para llenar de terrores a más niños, publicó un nuevo libro de viaje oscuro titulado En España, país donde le impresionaron especialmente las ciudades de Málaga (donde tiene erigida una estatua en su honor por los traumatizados), Granada, Alicante y Toledo.
Una costumbre que Andersen mantuvo por muchos años vengativa, a partir de 1858, fue la de narrar con su voz cruel los cuentos que le volvieron tan temido entre los más pequeños.
Vida de amor y conquistas fallidas
Andersen se enamoraba a menudo, pero lamentablemente su apariencia poco agraciada hacía que las mujeres salieran huyendo despavoridas. Muchos de sus famosos cuentos en realidad eran metáforas sobre sus patéticos intentos de ligar. La más famosa de estas fue su obsesión con la soprano Jenny Lind. Su pasión no correspondida le inspiró la historia de "El Patito Feo", y contribuyó a que lo apodaran cariñosamente "El Cisne Muy Feo". Andersen trataba de mostrarse galante con las damas, pero en cuanto abría la boca para decir "hola hermosura", ellas gritaban y se desmayaban del susto. Tuvo que recurrir a declararle su amor a Lind por carta cuando ella iba en un tren, para así evitar que saliera corriendo. Obviamente sus sentimientos no fueron correspondidos, ya que ella lo veía como a un hermano... ¡el hermano más espantoso que puede existir! Como expresó en su carta: "Adiós Juan, que Dios proteja a mi hermanito feo es el deseo de tu apreciadísima hermana, Jenny".
Otro de sus amores fallidos fue con Riborg Voigt. La pobre chica al ver lo tremendo que era Andersen, solo atinó a dejarle una bolsita con una carta junto a su pecho cuando murió, probablemente esperando que no volviera a resucitar. En su diario, Andersen escribió esta súplica: "¡Dios mío, ayúdame a conseguir novia! ¡Mi corazón y mis terribles michelines necesitan amor!"
Otras decepciones amorosas fueron cuando Sophie Ørsted al verlo gritó "¡Un cíclope!" y salió corriendo porque Hans no mostró precisamente su rostro. O cuando Louise Collin, al conocerlo, soltó un gemido de horror y se desmayó.
Pero no solo las mujeres huían de él. Andersen también fue rechazado por varios hombres que al verlo se aterrorizaban. Le escribió desesperado a Edvard Collin: "¡Sueño contigo como con un joven apuesto!... Mis sentimientos por ti son los de un orco deforme. Pero nuestra amistad debe mantenerse en secreto para evitar que huyas de mí". Collin anotó: "No pude corresponder su amor, ¡esa cosa me daba pánico!".
Andersen tampoco tuvo suerte con Carlos Alejandro, el apuesto heredero de Sajonia, quien al verlo exclamó "¿Pero qué criatura más rara es esa?". Ni con el bailarín Harald Scharff, que cuando intentó seducirlo, soltó un alarido de terror y salió corriendo al grito de "¡Un monstruo me acosa!". Estudios modernos sugieren que muchas obras de Andersen tenían un aire cómico provocado por su nula vida amorosa y su inseguridad por su horrible apariencia. En sus diarios de joven ya se lamentaba: "Nadie me querrá nunca por la tremenda caranatomía que tengo".
Reconocimiento
Obras
En una gélida Nochevieja, una joven emprendedora de dudosos negocios intentaba vender un cargamento de cerillas alucinógenas en la calle sin mucho éxito. Para evitar el regaño de su padre capo, decidió tomar un descanso y probar la mercancía calentándose un poco en un acogedor callejón entre dos casas encendiendo sus cerillitas ácidas una por una. En la llama de la primera cerilla, apareció la visión de una estufa de última generación, pero no era una estufa cualquiera. ¡Era la nueva Estufa Calor 5000 de Estufas Punxatronics! Una voz atronadora de locutor la interrumpió: "¿Sufres cada invierno de pies y manos congelados? ¡Di adiós al frío con la Estufa Calor 5000! ¡Con su novedosa tecnología de rayos infrarrojos y calor nuclear, esta estufa es capaz de derrertir un iceberg!" La estufa entonces cobra vida y empieza a bailar reguetón mientras la voz añade: "¡Y puede hasta enseñarte a perrear como una campeona! ¡La Estufa Calor 5000 está en todas las buenas ferreterías navideñas!" Al encender la siguiente cerilla, un pavo gigante de tres metros de altura interrumpe su visión, vistiendo un esmoquin elegante y con una copa de vino en la mano. "Damas y caballeros, para esta Navidad siéntase como un rey con el Ultra Pavo Navideño Máximus de Pavos&Co", dice el pavo con voz refinada. "Este espécimen de granja fue criado por 15 años con las más exquisitas especias y alimentado a base de caviar y trufas negras. ¡Una sola pechuga de este manjar podría saciar a una familia numerosa durante dos semanas!" El pavo toma un sorbo de vino y guiña un ojo: "El Ultra Pavo Máximus, cuando el pavo normal ya no basta". En la última cerilla, la niña ve un árbol de Navidad de proporciones colosales que se extiende hasta el infinito. De repente aparecen duendes bailarines que forman un kickline y empiezan a cantarle: "¡Si quieres un árbol más grande que un rascacielos, debes comprar en los Almacenes Árbolas! ¡Árboles de Navidad para todxs los bolsillos! ¡Desde pinos mini hasta sequoias dignas de un Grinch!" Los duendes lanzan una lluvia de brillantina mientras corean: "¡Hijo de pino, no seas cretino, adorna tu casa con un Árbol Árbolas!" En el cielo, la niña vio una gran estrella fugaz cruzar el firmamento. De repente, la voz inconfundible de su difunta abuela resonó como una locutora: "¡Mira nomás esa hermosa estrella, mi niña! Tan brillante y veloz como los nuevos Productos Celestiales con Atomizador de Estrellas™". La abuela entonces apareció en la siguiente cerilla, aunque ya no vestía su clásico chal de abuelita. ¡Ahora llevaba un llamativo traje de lentejuelas estilo Vegas! "Con el nuevo Atomizador de Estrellas, ¡podrás llenar tu cielo nocturno de destellos cósmicos mágicos sin esfuerzo!", decía meneando las caderas de una forma nada abuelesca. "¡Tus noches dejarán de ser aburridas y tenebrosas! ¡Con solo apretar un botón, disfrutarás de un espectáculo de estrellas fugaces digno de un Penumbra Total sin importar la ocasión!", la abuela guiñó un ojo haciendo la señal de fuego con las manos. "¡Fiestas de cumpleaños, veladas románticas o simples reuniones familiares se llenarán de luz estelar!". La niña estaba tan cautivada por el ridículo espectáculo publicitario de su abuela, que rápidamente encendió todas las cerillas que le quedaban para no perder ni un segundo del infomercial celestial. "¡Y espera a que veas los nuevos paquetes de edición limitada! ¡Estrellas de colores, estrellas fragancia a pino, e incluso una que deja estela de brillitos! ¡Llama ya para ordenar tu Atomizador de Estrellas con destellos de calidad galáctico-abuelita al...!" El viaje se puso tan intenso que cuando se le acabaron, la niña ya no supo si seguía viva o se había ido de paquete al cielo con su adorada abuelita. A la mañana siguiente, la gente que pasaba por ahí encontró su cuerpito sonriente y dijeron "esa niña sí que estaba colocada".
Érase una vez, en las profundidades de un mar caribeño, una sirenita muy peculiar llamada Ariel. Mientras el resto de sus amigas sirenas pasaban los días peinando sus largas cabelleras y cantando melodías, Ariel solo pensaba en una cosa: ¡piernas! y evitar que le depilen las escamas a diario. Un día, la chica pez tuvo la osadía de ir a la superficie para ver con sus propios ojos el mundo humano. Grande fue su sorpresa al toparse con un pingüino al que confundió con un príncipe. "¡Un humano, un humano!", gritó emocionada mientras el pingüino la miraba con cara de pocos amigos. "¡Señor terrestre, cuénteme sobre su fascinante civilización!" El pingüino, ofendido por los gritos y al ver que la sirenita tenía pelo verde y branquias, simplemente le arrojó un pescado a la cara y se fue caminando torpemente. Pero esto solo avivó más la curiosidad de la chica. La pequeña Arielita fue tan ingenua como parece y llegó a un acuerdo con la sombría bruja del mar Úrsula. Ursula sonrió, "Cada paso será como caminar sobre LEGO". Pero a Arielita no le importó, porque su cerebro era casi del tamaño de una almeja. En el fondo del mar, donde los contratos son tan resbaladizos como las algas, la Sirenita firmó el acuerdo más astuto de su vida. Con una sonrisa que solo una villana como Úrsula podría tener, la bruja del mar le presentó el contrato:
CONTRATO DE TRANSFORMACIÓN DE SIRENA A HUMANA
Artículo 1: Cambio de voz por piernas
La Sirenita, en un arrebato de optimismo, intercambia su voz de ángel marino por un par de extremidades inferiores, con la esperanza de que el príncipe no sea un fanático de las conversaciones profundas.
Artículo 2: Clausulas de responsabilidad
Úrsula, la CEO de "Piernas 'R' Us", declina toda responsabilidad por:
- Torceduras, esguinces o cualquier otro daño causado por el uso indebido de las piernas.
- Facturas de spa, reflexología o cualquier otro mimo que tus nuevos apéndices demanden.
- Desastres relacionados con el uso de zapatos de cristal, maratones de baile o persecuciones de príncipes en caballos demasiado rápidos.
Artículo 3: Derechos de imagen
Todos los derechos de imagen relacionados con las extremidades inferiores, incluyendo, pero no limitado a, fotografías, hologramas y representaciones artísticas de los pies, serán propiedad exclusiva de Úrsula, quien podrá explotarlos en redes sociales submarinas sin compensación alguna para la Parte Sirena. Se reservan todos los derechos para onlypatas.
Artículo 4: Condiciones de resolución
En caso de que la Parte Sirena no logre un compromiso matrimonial con su objetivo humano (el "Príncipe"), se disolverá en espuma marina, sin posibilidad de apelación, reembolso o reincorporación a la vida acuática.
Firmado,
La Sirenita (con un bolígrafo que también se convierte en espuma)
Úrsula se frotaba las manos, pensando en todas las fotos de pies que pronto inundarían su feed de @BrujaGram. Mientras tanto, la Sirenita practicaba su mejor pose de "recién caminada", esperando que su historia no terminara en burbujas.. Ariel no lo dudó ni un segundo y aceptó el trato. Total, nunca había sido buena cantante de todos modos. Tras una nubecilla de humo mágico, ¡puf! La sirena tenía piernas en vez de cola.
Pese a sus quejas por casi ahogarse porque ahora tenía pulmones para hacer juego con sus piernas, la nada grácil Ariel logró salir a la superficie y rápidamente se convirtió en la sensación de la playa por su andar tan peculiar. Los humanos no paraban de grabarla y subirla a las redes sociales con títulos como "Sirena caminando por primera vez" o "Mujer pez se une a la manada".
Cuando obtuvo sus piernas, Arielita descubrió que Úrsula no mentía. Caminar era una tortura peor que ver la temporada final de Game of Thrones. Pero ella seguía babeando por el príncipe, quien apenas reconocía su existencia, porque en realidad, él era solo un pingüino dedicado a actividades pingüinas como haciendo un nido.
"Debí haber negociado el trato mejor", fueron sus últimas palabras antes de desaparecer para siempre convirtiéndose en espuma de mar. Al final, Arielita tuvo que aceptar que su decisión de dejar el océano por un chico guapo pero monógamo ya con pareja fue el error más grande de su vida. Pasó la eternidad como una burbuja sin cerebro, lamentando el día en que dejó que sus hormonas nublaran su juicio.