El chico de la propaganda

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Tio1.jpg en sus años mozos se dedicó a repartir volantes. Se dice que fue gracias a él que el oficio de repartidor de volantes existe hoy en día.

También conocido como repartidor de volantes, basura social, repartidor de panfletos, escoria, repartidor de publicidad, etc... El chico de la propaganda es un espécimen natural salido originariamente del lodo cuyas principales funciones son incordiar al ciudadano medio contribuir a la sociedad con su trabajo. Este ser vivo muestra gran parecido con el ser humano medio aunque no tiene sexo definido y su forma cambia diariamente de forma aleatoria entre hombre y mujer. Consigue infiltrarse entre los humanos, perfectamente, imitando incluso sus más arraigadas costumbres como las contestaciones en bisílabos, aunque se suelen a limitar a "gracias" y "Vaaale". Su principal tarea consiste en impregnar la ciudad de panfletos publicitarios con la tonta excusa de que es su "trabajo", algo que es falso ya que como todo el mundo sabe, repartir publicidad, barrer las calles, vender droga y reparar las aceras nunca puede ser considerado como un trabajo de verdad puesto que ninguna persona con un mínimo de dignidad se humillaría de tal manera.

Métodos del chico de la propaganda

El chico de la propaganda tiene 4 métodos de actuación básicos:

No los coja bajo ningún concepto. Incluso para encender un fuego son perjudiciales ya que contienen materiales tóxicos. Colabore para un mundo mejor.

La forma más habitual suele ser el reparto en mano ya que es cuando más éxito tienen en su "tarea" (recordemos no llamarle "trabajo", nunca) debido a que las personas, bondadosas por naturaleza, suelen sentir lástima del pobre chico que tiene que estar está voluntariamente un mínimo de 3 horas de pie bajo el sol o la lluvia sufriendo incordiando a todo aquel con el que se cruza.

Los otros métodos suelen ser igualmente molestos (incluso más) ya que por culpa de tener los buzones de la propaganda usted podría tener problemas para recibir el correo normal, teniendo el cartero que dejar las cartas encima del buzón, por falta de espacio. Es por ello recomendable el dar instrucciones a la mujer de la limpieza o portero/a para que ahuyente a estos especímenes por cualquier medio, incluso aunque tenga que usar la fuerza para tal fin.

La pega de carteles es increíblemente molesta por las pérdidas económicas que provoca. Es muy frecuente ver casos en los que una dependienta tiene que dejar de atender a los clientes para responder a las peticiones de permiso para pegar el cartel en el escaparate. El cliente puede sentirse molesto por estos segundos de desatención (entre 2 y 5) y marcharse del establecimiento sin haber realizado la compra o consumición. Una vez más, se demuestra que el chico de la propaganda solo es un cáncer para el progreso y el bienestar.

Por si no hubiera suficiente con los métodos anteriores, este parásito asocial no duda en invadir cosas tan privadas como los coches y camiones (los más atrevidos incluso abarcan a los autobuses) poniendo panfletos en los limpiaparabrisas. Usted puede imaginarse el desagradable efecto que produce ver un sucio papel tapando la flamante carrocería de su vehículo. Normalmente usted no podrá ver como el chico de la propaganda invade y ensucia su querido vehículo pero si tiene la oportunidad, trate de ahuyentarlo siguiendo los consejos que se exponen más abajo.

Cómo combatir al chico de la propaganda

No se deje engatusar. Esa sonrisa es falsa, no pierda el tiempo de esa forma, aunque solo sea durante dos segundos y no requiera apenas esfuerzo por su parte.
Payasos repartiendo propaganda. Otro burdo intento de engañar a la gente normal, con la excusa de que los payasos son graciosos.
Es importante que usted eduque a sus hijos desde pequeños para que sepan cómo tratar adecuadamente con esta gentuza.

Existen diversas formas de joder combatir al chico de la propaganda. Normalmente no requieren esfuerzo así que usted puede leer aquí las diferentes formas para hacer más difícil la maquiavélica tarea del chico de la propaganda.

Reparto en mano

  • No le coja ningún panfleto - Que se joda, a usted le ha intentado robar dos segundos de su valioso tiempo así que páguele con la misma moneda y haga que tarde más en repartir todos los panfletos para que pueda descansar menos. Algunas personas dicen que no cuesta nada cojer el panfleto y tirarlo en la primera papelera que se vea, pero no se deje engatusar por estos tontos consejos que solo provocarán un desperdicio de su valioso tiempo: por cada diez panfletos cogidos usted dejará de leer un artículo de la inciclopedia
  • No le mire ni le hable - Recuerde que el chico de la propaganda no es humano, no es una persona normal, ni siquiera un animal y, por lo tanto, usted no tiene que tratarlo como si tuviera dignidad. Cuando pase a su lado además de no cogerle ningún panfleto usted tampoco debe decirle que "no, gracias" o un simple "no" (si no puede reprimirse, intente hacer únicamente un gesto con el dedo o la cabeza) y si puede, evite mirarlo siquiera. Puede usted pensar que es denigrante despreciar de esta forma a alguien, pero tenga presente en todo momento que solo las personas normales tienen dignidad.
  • Insúltele y ríase de él - La forma más eficaz de combatir al chico de la propaganda es insultándole y riéndose de él. Las opciones son diversas pero si no quiere complicarse la vida, usted puede burlarse simplemente con la frase "búscate un trabajo de verdad" mientras lo mira con un gesto que mezcle desprecio y amenaza. Otras formas de reírse del chico de la propaganda, es cogerle el panfleto y tirárselo delante de sus pies o devolvérselo argumentando que "no me interesa". A usted esto último le puede parecer una tontería pero en realidad, el chico de la propaganda estará acumulando rabia y sufrimiento en su interior, que es lo que buscamos con este método. Si se tratase de una chica de la propaganda, y además está buena, vale la pena hacer una de dos cosas: 1) Ignorarla, pero darle la vuelta hasta quedar detrás de ella y darle un fuerte agarrón a sus sabrosas nalgas. 2) Hacerle creer que va a tomar uno de los panfletos, pero al extender la mano metérsela por el escote de la blusa para agarrarle los pechos.

Reparto en buzones

  • No le deje entrar en su casa - Uno de los métodos mejores para impedir que el chico de la propaganda entre en su casa, es poner buzones fuera del portal donde pueda dejar los panfletos. Esto le creará una falsa sensación de trabajo y se irá tan tranquilamente sin discurrir que esa tarea es tan simple que ni siquiera le deberían de pagar por ello. Poniendo uno de estos buzones, usted no solo tendrá la casa asegurada contra ladrones, violadores y vendedores sino también contra el chico de la propaganda. Tampoco se deje engañar si se identifica como "cartero comercial", para entrar en su casa; Ese oficio no existe ni existirá nunca, solo es un truco.
  • Ponga topes en los bajos de las puertas - Si no se instala un buzón para la propaganda, el chico de la idem, puede intentar ensuciar el precioso suelo de su casa, colando la propaganda por debajo de la puerta. Ponga un tope por el lado de dentro y de esta forma, impedirá la vil acción. Y además, si la puerta tiene cristales, usted podrá ver el espectáculo de cómo el chico de la propaganda, se agacha con esfuerzo, sudado y cansado y se levanta increíblemente enfadado y molesto. Regocíjese.

Reparto en coches

  • Toque el claxon o péguele un berrido - El chico de la propaganda no solo se dedica a incordiar a las personas normales sino que también le gusta ensuciar los coches. En este campo, usted puede ahuyentarlo gritándole que no le ensucie el coche con esa porquería que llama propaganda (cuanto más énfasis le ponga, más temor provocará) con lo cual este adefesio de la naturaleza saldrá corriendo despavorido dejando no solo su coche libre sino también los de toda la calle. Los vecinos se lo agradecerán. Si usted se encuentra dentro del coche, haga sonar el claxon para ahuyentarlo; Recuerde que nunca debe aceptar disculpas como que "estaba despistado" o "no me fijé" ya que son excusas banales y sin fundamento.
  • Atropéllele - No sienta lástima. El chico de la propaganda, además de no tener dignidad, tampoco tiene sentimientos ni familia. No sienta lástima por él. Piense que a usted y a muchos otras personas, les han robado mucho tiempo intentando (muchas veces con éxito) que cojan panfletos cuando caminan por la calle o teniendo que quitarlos de los limpiaparabrisas de los coches. Usted hará un gran favor a la sociedad, eliminando a este ser infecto. Incluso es posible que si usted graba tal acto, pueda llegar a tener beneficios fiscales en su próxima declaración, ya que habrá provocado un importante descenso en los gastos de limpieza de la ciudad, normalmente infestada de panfletos.

Pega de carteles en establecimientos

  • Piense Diga lo primero que se le pase por la cabeza. Un establecimiento comercial o de cualquier tipo es donde estos engendros de la naturaleza se sienten más desprotegidos. Cualquier excusa es buena: Diga que no tiene sitio en el escaparate, que no está su jefe para darle permiso (el efecto es doblemente potente cuando el chico de la propaganda sabe que, en realidad, usted es el jefe)... o simple y llanamente, diga que "NO". Y si quiere regocijarse y humillarlo por todos esos segundos que le hicieron perder cogiendo panfletos por la calle, dígale que "No. Y búscate un trabajo de verdad".



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Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular.

Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.