eMule
La Mula era el legendario programa P2P de intercambio de archivos que revolucionó Internet a principios de los 2000. Famoso oficialmente por compartir software libre y cultura, pero seamos honestos: todos lo usábamos para bajar porno, películas piratas y esa discografía completa de Britney Spears que jurábamos que era "para un trabajo de clase". En su momento de gloria, desbancó a todo: WWW, email, mud e incluso al buscaminas. Ahora es básicamente un museo viviente que algunos nostálgicos mantienen vivo como quien cuida una planta de los años 90.
Uso
Usando eMule descubriste varias verdades universales. Primero, que no eras el único enfermo con gustos raros en Internet (qué alivio). Segundo, que increíblemente todavía existían almas perdidas con módems de 24 kb/s en pleno siglo XXI. Tercero, que el programa era incapaz de consumir todos los recursos disponibles (RAM, bando de ancha, etc.) como sí lo hacía el bittorrent, lo cual era tanto una bendición como una maldición. Y cuarto, que era más lento que una procesión de cojos subiendo una cuesta.
El origen del nombre "eMule" normalmente se asocia con trabajadores sociales que pasan mercancía ilegal en vuelos intencionales de una frontera a otra en partes recónditas y oscuras de su ser. Pero la verdad es que el nombre fue inspirado por la principal característica técnica del programa: velocidades de descarga que hacían que una mula real pareciera un Ferrari en comparación.
La experiencia típica del eMule era así: primero lo bajabas de cualquier página sospechosa. Luego abrías los puertos de tu router siguiendo tutoriales incomprensibles, porque si no querías que la mula pareciera el Zorro con el antifaz puesto. Conectabas a un servidor eligiendo el que tuviera el nombre más bonito. Buscabas lo que querías (mentira, buscabas porno). Le dabas a descargar y esperabas un par de cojones. Tras dos días de agonía, se empezaba a bajar. Y cuando finalmente se completaba la descarga después de una semana, descubrías que era una película de Nacho Vidal, A la carga con la que se alarga 2. Sorpresa.
El sistema de colas
Estabas en la posición 4,582 de 9,000 usuarios esperando descargar el mismo archivo. Luego pasabas a la posición 4,581. Tres horas después estabas en la 4,580. Cuando finalmente llegabas a la posición 1, el tipo con el archivo se desconectaba. Vuelta a empezar. Era como hacer cola en Venezuela, pero digital. El sistema de créditos prometía recompensarte por compartir tus archivos, pero en la práctica significaba que si eras nuevo, te jodías. Los veteranos con créditos acumulados desde la época de los dinosaurios descargaban a velocidades estratosféricas mientras tú mirabas la barra de progreso avanzar un 0.1% cada hora. La meritocracia en su máxima expresión.
La eterna batalla
Había una ecuación mágica que ningún físico cuántico ha podido descifrar: tenías un archivo con 200 fuentes disponibles pero descargabas a 0.5 KB/s. Mientras tanto, ese archivo raro con 2 fuentes volaba a 150 KB/s. La lógica del eMule funcionaba en una dimensión paralela donde las matemáticas normales no aplicaban. Era como el gato de Schrödinger, pero con más frustración y menos física cuántica.
Lo mejor era cuando veías "Disponibilidad: 47 completo" y pensabas "¡genial, esto va a volar!". Mentira. Resulta que esas 47 personas tenían el archivo completo pero todas dormían, estaban de vacaciones o simplemente habían muerto y nadie había apagado sus ordenadores.
Renombrar archivos
Buscabas "Matrix Reloaded" y te encontrabas con "Matrix_Reloaded_DVDRIP_Spanish_PERFECTO.avi" que resultaba ser un vídeo de 3 minutos de un tío con bigote explicando cómo ganar dinero desde casa. O peor, era efectivamente Matrix Reloaded, pero doblada al rumano y grabada con una cámara de patata en un cine de Bucarest donde alguien se levantaba cada 10 minutos a mear. Los nombres incluían etiquetas mágicas como "PERFECTO", "CALIDAD DVD", "AUDIO 10/10", "SIN VIRUS" (esa era la señal definitiva de que traía más virus que un hospital en temporada de gripe) y el clásico "VERIFICADO" que no verificaba absolutamente nadie. Era la época dorada del clickbait antes de que existiera el clickbait.
Barra de progreso
Llegabas al 99% y te quedabas ahí. Horas. Días. Semanas. Ese último 1% era más inalcanzable que la paz mundial. Desarrollaste un vínculo emocional con esa barra. Le ponías nombre. La mirabas cada 5 minutos como si eso fuera a acelerar el proceso. Llegaste a soñar con ella. Y luego estaba el fenómeno del "archivo corrupto". Después de 15 días descargando una película a 2 KB/s, por fin se completaba. Lo abrías con ilusión y... "Error: archivo dañado". En ese momento comprendías el verdadero significado del sufrimiento humano. Algunos nunca se recuperaron psicológicamente.
Tipos de usuarios
Estaba el:
- Leech Supremo, ese hijo de puta que tenía compartida una carpeta vacía o llena de archivos falsos pero descargaba terabytes.
- Luego estaba el Coleccionista Compulsivo, con 47 TB de material que jamás vería pero que acumulaba "por si acaso".
- El Optimista Ingenuo se creía todos los nombres de archivo y acababa con 40 versiones del mismo virus.
- Y el Seeder Santo, ese héroe anónimo que dejaba su ordenador encendido 24/7 compartiendo todo para el bien de la humanidad (y de paso quemaba su disco duro en tres meses).
- No olvidemos al Troll Creativo que renombraba películas porno como "Harry Potter y la Piedra Filosofal.avi" para trollear a los niños.
- Ni al Paranoico Total que encriptaba hasta el nombre de usuario y usaba 47 proxies para descargar un capítulo de Los Simpson.
Lo que la gente realmente bajaba
Aunque no lo crean, en EMule supuestamente se podían descargar cosas útiles para la sociedad. Pero seamos sinceros, la realidad era muy diferente. El catálogo típico incluía documentales para hacerte una buena paja, porno en sus múltiples variantes (documentales, videos X, XXX, XY, XZ y JPG), música de los triunfitos que nadie admitiría haber descargado, cracks con keygens y troyano incluido (todo en uno, qué ganga), videos X de documentales sobre Rajoy que misteriosamente resultaban ser porno, series del momento como Lost, Jaus o Jirous, fotos de tu vecina/cuñada/amiga que alguien subió sin permiso, y la última versión pirata del Güindo$.
Básicamente, si buscabas un documental educativo del History Channel, tenías un 80% de probabilidades de que fuera porno disfrazado. El otro 20% era que no existiera.
Legado cultural
El eMule nos enseñó valores importantes: paciencia (mucha), gestión de expectativas (aprender a decepcionarte), y que nada en la vida es gratis (siempre había un precio, aunque fuera tu salud mental). Generaciones enteras aprendieron más sobre redes, puertos y protocolos tratando de hacer funcionar el puto eMule que en cualquier clase de informática.
Hoy, con servicios de streaming por todas partes, los jóvenes nunca conocerán la emoción de esperar 3 semanas para ver un capítulo de una serie que luego resultaba estar en portugués. Ni la adrenalina de jugar a la ruleta rusa con cada archivo descargado. Eran tiempos más simples, más puros, más llenos de malware.
Actualidad (si es que la tiene)
En los años 2000, una organización mafiosa que estaba en contra de la difusión de fotos de primera comunión con traje de marinerito salió a la palestra con el objetivo de amedrentar a los humildes e inofensivos usuarios de este programa. La organización en cuestión se hacía llamar La Innombrable y tenía como cabecilla a Sir Teddy Bautista. Su plan maestro consistía en encarecer los medios grabables de tal forma que un disquette de 5 1/4" fuera más caro que un kilo de anguilas en Japón.
Hoy en día, en 2025, el pobre eMule es una reliquia arqueológica. Se está considerando encriptar estas redes P2P, lo que significa pasar lo más desapercibido posible. Llevado a la práctica, esto significa que en vez de una mula se va a usar un semental de pura raza árabe, y en vez de bolsas con CDs y DVDs (¿alguien recuerda qué son esos?), se llevarán camuflados en las muelas.
Fenómenos paranormales del eMule
El eMule desafiaba las leyes de la física regularmente. Si te ibas a dormir, las descargas volaban. Si te quedabas mirando, se detenían. Si lo cerrabas porque tenías prisa, justo en ese momento conseguía 50 fuentes nuevas. Si tu madre necesitaba hacer una llamada importante, ese era el momento exacto en que conseguías la velocidad máxima de tu vida.
También existía la maldición del "casi completo": podías tener un archivo al 99.8% durante meses porque ese 0.2% final simplemente no existía en ningún ordenador del universo conocido. Era como buscar el Santo Grial, pero más frustrante.
¿Sabías que...
- Un buen Haker se podía conectar a todas las fuentes en menos de 10 segundos y la transferencia superaba los 128 Kb/s incluso en módems viejos de 56 Kbps (spoiler: eso era mentira).
- El eMule saltó a la fama cuando Dan Brown dijo haberlo usado para bajar libros sobre los templarios, la primera temporada de CSI, y software para hacer anagramas.
- Existía una Ley de Murphy sagrada que decía: "La descarga empezará justo en el momento que el usuario se dispone a cerrarlo".
- Y si te bajabas cosas de extensión ____ARESTRA___ te podía salir un ultra triple mega XXX (o un virus, lo que llegara primero).
- Otra ley no escrita: si tenías que entregar un trabajo mañana y contabas con el eMule, el archivo se corrompería a las 3 AM. Garantizado.
Enlaces de interés
| Este artículo provenía de la Frikipedia, pero se ha cambiado tanto que ya no lo reconoce ni su madre. |
