Jean-Baptiste Lamarck

De Inciclopedia
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Ciencia ícono.png
Jean Baptiste Repler Tretis Lamarck
BanderaFrancia.png
Lamarck jirafa Inciclopedia.jpg
Lamarck se adaptó a comer las hojas más altas de los árboles.
Personal
Nacimiento Defunción Francia
Su jardín, nunca entraba
Estado actual En el olvido de todos los que bebemos leche pasteurizada
Lugar de residencia Más desmayado que sus jirafas
Sobrenombres El caballero de la bala
Su obra
Se dedica a Clasificador de especies
Origen Una familia de campesinos
Hazañas logradas Inventó teorías que nadie creyó y logró que en los libros de biología apareciera su nombre
Relaciones Sólo con plantas y animales
Enemigos Cuvier y sus bromas pesadas
Obras Filosofía zoológica, manchada y mordida
Poderes Estirar el cuello y los bigotes

Jean Baptiste Repler Tretis Lamarck (Por ahí; 1 de agosto de 1744 - París; 18 de diciembre de 1829) fue un naturalista francés (no sólo por practicar el nudismo sino por aprender de la naturaleza), uno de los grandes jirafadictos de la época de la sistematización de la historia natural, y el único científico catatónico de la ciudad de Cheddarblesk, en el noroeste de Francia y del mundo, pero sobre todo de la ciudad de Cheddarblesk, en el noroeste de Francia. Formuló la primera teoría de la evolución biológica, basada en obviedades falsas, según la cual los seres vivos se adaptan al medio ambiente cambiando sus características hereditarias, como por ejemplo el cuello de las jirafas más largo para alcanzar los árboles en África o más pequeño para evitar ser mordidos por vampiros en Transilvania. Lamarck también acuñó el término «biología» para designar la ciencia de algunos seres vivos y discriminar a otros seres vivos como las piedras, y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados, aunque nunca encontró ningún fósil, porque se le olvidaba llevar la lupa.

Es conocido por crear numerosas y extrañas teorías, que él mismo se encargaba de probar con experimentos poco ortodoxos. Según él, lo que le ayudó a pensar en sus teorías fue ingerir un frasco de 300 g de magnesio, lo que se puede explicar por la creación de sus teorías precisas. También creía que los animales podían comunicarse telepáticamente, que las plantas tenían sentimientos, y que el queso era un ser vivo. Murió en la miseria y el olvido, y sus teorías fueron ridiculizadas por sus contemporáneos y por las generaciones posteriores, hasta que llegó Inciclopedia y le dio el reconocimiento que se merecía, que no era mucho.

Biografía

Nació en Bazentin, un pequeño pueblo de Francia, Alemania o quizá Bélgica, los registros son poco interesantes. Era el menor de once hermanos, todos ellos dedicados al campo y a la violencia intrafamiliar. J-B, sin embargo, mostró desde pequeño una gran curiosidad por la naturaleza y una nula habilidad para las tareas rurales y familiares propias de un hombre, como pegarse con los demás. Su padre, harto de verlo jugar con los animales y las plantas, lo envió a un internado militar, donde esperaba que se hiciera un hombre de provecho, o al menos que dejara de molestar.

"Ahí va ese loco de nuevo."

Se alistó en el ejército francés a los 17 años, y participó en varias guerras contra pueblos rándom que merecían morir por situaciones rándom, en una de sus visitas a África para matar a la fauna local se encontró con el amor de su vida, un caballo leopardo cuello largo que los locales conocían como jirafa. En una de esas batallas, recibió un disparo en el pecho, que milagrosamente no le mató, pero le dejó una cicatriz que le valió el apodo de “el caballero de la bala”. Se sintió muy orgulloso de su herida, y la exhibía siempre que podía, incluso en situaciones poco apropiadas, como en la iglesia o en el baño (a menudo en el baño de la iglesia, menos a menudo en la capilla del baño). Lo que no sabía es que el disparo le había afectado al cerebro, y le había dejado en un estado de catatonia permanente. Pasó el resto de su vida desmayado, pero nadie se dio cuenta, porque pensaban que era muy tranquilo y reflexivo.

Abandonó el ejército en 1768, harto de que sus compañeros le llamaran el “desmayado” y le hicieran fotos con sus móviles cada vez que se caía al suelo. Se fue a París, la ciudad del amor, donde se enamoró de las plantas, los animales y los huesos de jirafas, porque eran más fáciles de ligar que las mujeres. Se dedicó a ordenarlos por categorías, como si fuera un coleccionista de cromos, y escribió varios libros al respecto, que pocos leyeron y los que lo hicieron le tachaban de raro. Se unió a la Academia de Ciencias de Francia, donde conoció a otros frikis de la naturaleza, como Buffon, Cuvier y Darwin. Lamarck se llevaba bien con todos ellos, excepto con Cuvier, que era un cabrón y le gastaba bromas pesadas, como ponerle sal en el café, cambiarle las etiquetas de los especímenes o apuñalarlo mientras dormía. Lamarck se vengó de él inventando la teoría de la evolución, que hizo que Cuvier se quedara sin trabajo y tuviera que dedicarse a vender churros en la calle.

Lamarck cartoon.jpg

Se casó dos veces con mujeres que se parecían a las jirafas, por su altura, su cuello, su pelo y sus manchas. Sin embargo, sus matrimonios fueron infelices, porque las trataba como si fueran esos animales, y les pedía que hicieran cosas extrañas, como comer hojas, caminar a cuatro patas o dormir de pie. Sus esposas se cansaron de sus rarezas, y le abandonaron, llevándose consigo a sus hijos, que también habían heredado algunos rasgos jirafescos. Lamarck se quedó solo y triste. Para consolarse, se dedicó a inventar teorías sobre la evolución de los seres vivos, que él mismo se encargaba de probar con experimentos poco ortodoxos. Lamarck murió solo y olvidado. Su último deseo fue que sus restos fueran enterrados junto a una jirafa, pero nadie cumplió su voluntad, y lo enterraron en un cementerio común, donde nadie le visitó jamás. Sus libros fueron quemados o usados como papel higiénico. No recibió ningún reconocimiento por su trabajo, hasta que llegó Inciclopedia y le dedicó un artículo, que tampoco nadie va a leer, será usado como papel higiénico o será quemado.

Obra

La biología como ciencia

Lamarck se inventa para la biología la necesidad de una filosofía propia, quizá se relacionaba con el hecho de que le gustaba mucho filosofar en vez de ponerse a laburar como los naturalistas de verdad que pasaban el tiempo describiendo lo que hacían los animales para otros científicos o para un público furro. J-B los critica expresando que importa es inventarse leyes que expliquen cómo funciona la naturaleza, especialmente los cambios en los animales, sobre todo aquellos que tienen cuello.

Enuncia que esas leyes tienen que basarse en la realidad empírica (bueno, lo decía, aunque no lo practicaba mucho porque cosas como el fluido nervioso o el queso vivo no eran necesariamente empíricos, pero le daban cierto estatus a su trabajo). Dice que su trabajo consiste en observar y recopilar los hechos, pero en realidad se pasaba el día soñando despierto y mostrando su herida de bala hasta en el supermercado, intentando de alguna manera extraña recabar fondos para sus jirafas investigaciones. Finalmente, aseguraba que el naturalista debía estar siempre atento, pero él estaba siempre desmayado. Por estas y otras contradicciones, aún se siguen burlando de él con un minuto obligado de risas burlonas en los congresos de biología.

Lamarckismo

Lamarckismo vs Darwinismo.

Lamarckismo es el nombre que se le da a la idea de que, si te pasas el día en el gimnasio, tus hijos nacerán con los músculos marcados (y todos sabemos que eso sólo pasa con el hijo de Mr. T). Aunque muchos se burlaron, se burlan y se seguirán burlando en el futuro, Lamarck fue el primero en desafiar al Papa al decir que los animales no fueron siempre iguales desde que Dios los creó hace 6 mil años, sino que iban cambiando poco a poco según las ganas que tenían ¿necesidad? No ¿mutación? No ¿adaptación? ¡Qué no! Dije que las ganas que tuviera. Por ejemplo, si un bicho quería ser más alto, le crecían los huesos o le salían más vértebras; si quería ser más rápido, le salían ruedas (véase Jaguar); y si quería ser más antipático, se ponía a escribir en Wikipedia. Todo esto lo heredaban sus hijos, y así se iban formando las diferentes especies.

Fue el primero que se atrevió a decir que la vida no era una creación estática e invariable, sino que había evolucionado desde formas más básicas como pixeles hasta los organismos 8K de hoy en día. Se adelantó en cincuenta años a Darwin, que dijo más o menos lo mismo, pero con más datos y con pruebas en la barba de tanto viajar a ver tortugas en Islas Galápagos. Darwin le hizo un favor a Lamarck, pero le dijo que su mecanismo de la herencia de los caracteres adquiridos era una tontería porque si no los hijos del propio Darwin hubieran nacido como expertos biólogos y no eran más que empedernidos adictos a la leche materna (bueno, es que tenían un año). Y es que resulta que los hijos no heredan lo que los padres hacen o dejan de hacer, sino lo que llevan en sus genes. Y los genes no cambian por el gusto o el disgusto, sino a veces por el azar o algún extraterrestre que juegue a la ingeniería genética con simios.

A principios del siglo xx, un tal Weismann demostró que los genes de los padres no se mezclan con los de los hijos, sino que se pasan de uno a otro sin cambiar. Así que el lamarckismo quedó descartado por ser un disparate y el gobierno francés decidió cambiar a Lamarck de su tumba paupérrima a una fosa común y matar a algunas jirafas del zoológico, para que aprenda la lección. Pero algunos científicos siguieron creyendo en él, y hoy en día hay algunos que quieren revivirlo con nuevos argumentos y evidencias. No sabemos si estarán drogados o no, pero lo que está claro es que el lamarckismo no es tan fácil de matar.

Hoy en día, el lamarckismo se ha quedado reducido a la idea de que si te pones un piercing en la nariz, tus hijos nacerán con un agujero extra. La síntesis (neodarwinismo) que se inventaron en los años 1930, según la cual, la vida cambia por culpa de unos errores en el ADN que se quedan pegados por la selección natural, es la que le gusta más a la mayoría de los profesores, que obviamente odian a Lamarck y a sus animales.

Evolucione también

  • 1 de agosto Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️ ☠️