Carlismo
Lor apañole' semos asín.
(Humor español que probablemente no entiendas si no provienes de la Península Ibérica o de las colonias restantes) |
El carlismo (también conocido a lo largo de su historia como Partido Carlista, Católico-Monárquicos que hacen la Primera Comunión, Partido Jaimitista, Legitimistas que hacen la Primera Comunión, Tradicionalistas que hacen la Primera Comunión, entre otros nombres) es un movimiento surgido en la España decimonónica y formado por individuos que provienen de un universo paralelo en cuya realidad alternativa reina (y gobierna, pues no se andan con mariconadas) una rama alternativa de los Borbones. También se admite la posiblidad que sean solamente un grupo de esquizofrénicos, quién sabe. En cualquier caso destaca su carácter antiliberal, antimoderno, antisocial, antipático y contrarrevolucionario que en sus orígenes propugnaba, no solo la vuelta al Antiguo Régimen de adelgazar, sino también la vuelta a las cavernas.
Raíz del asunto
La cosa es que Felipe V, el primer Borbón que reinó en España, se veía a sí mismo como un tipo muy macho, y esto a pesar de las toneladas de maquillaje y los pelucones que utilizaba, que harían sonrojar a cualquier travesti. Y siendo así, a un rey tan macho sólo debía sucederle otro rey por lo menos tan macho como él. Es por esto que publica el Auto Acordado de 1713, mal llamado Ley Sálica, pues no tenía nada que ver con la sal, en la que establece que a los reyes de España, en tanto en cuanto son muy machos, ha de sucederles siempre el pariente macho más cercano, bien sea este de su descendencia directa o de una rama transversal, por retorcida que ésta esté, de su arbol genealógico.
De esta manera se suceden unos cuantos reyes más bien incapaces (excepción hecha de Carlos III, que para uno que no es tonto tiene cara de chiste) hasta que llegamos al peor rey que concebirse pueda, Fernando Pésimo. No nos extenderemos aquí en los dislates del reinado de este sujeto a quien adornaban todos los defectos intelectuales y morales conocidos, y para eso remitimos al artículo principal sobre su vil persona, pero sí nos centraremos en el asunto de su sucesión.
Resulta que al padre de este Fernando Pésimo, Carlos IV el Retrasado, sus ministros le habían sugerido abolir el Auto Acordado, no fuera a ser que ocasionara problemillas, de tal manera que él accede a ello, las Cortes aprueban la Pragmática Sanción que anula el Auto Acordado pero él no la sanciona ni la publica porque "...total, ya lo haré mañana, que hoy no me apetece...", con lo que la ley no entra en vigor.
El problema nos lo encontramos en la siguiente generación, ya que Fernando Pésimo no tiene descendencia masculina. Entonces, para que no reine su hermano Carlos María Isidro de Borbón -Carlitos en lo sucesivo-, sanciona y publica la Pragmática de su padre. Esto no convence a los ultraabsolutistas que se convierten en los primeros carlistas, quienes posteriormente hacen una encerrona a Fernando Pésimo, y, agarrándole de la pechera le obligan a derogar la Pragmática y volver a poner en vigor el Auto Acordado. Sin embargo, una vez que Fernando Pésimo llega a casa, su mujer le lee la cartilla y, calzonazos como era, vuelve a poner en vigor la Pragmática, derogando el Auto Acordado, lo que hace que a su muerte herede la corona su hija Isabelota la Gordota. Pero Carlitos y sus secuaces no se dan por satisfechos con la situación y ya la tenemos liada.
Las Guerras Carlistas
Total, que gracias a la imbecilidad de Carlos IV el Retrasado y posteriormente Fernando Pésimo nos vamos a pasar el siglo XIX a hostia limpia con esta gente.
Guerra Carlista nº1 (1833–1840)
Al poco de morir Fernando Pésimo comienzan las reyertas, lo que pasa que son algaradas de cuatro chiflados salvo en Cataluña y tierras adyacentes, el País Vasco y tierras adyacentes, esto se debe a la promesa de los Carlistas mantener un régimen de terror, opresión, cerrilidad, oscurantismo, ultracatolicismo, ignorancia y atraso general en el resto del territorio español mientras aquí mantendrían leyes propias igualmente dentro de un marco general de terror, opresión, cerrilidad, oscurantismo, ultracatolicismo, ignorancia y atraso, con lo que los habitantes de estos territorios, que no habían digerido el Estado centralizado a la manera gabacha de Felipe V el Dizquemacho parecían darse por contentos. Así que en estas regiones la cosa se pone realmente cruda, habiendo cruentas batallas que ríete tu de las de Braveheart. Carlitos toma para sí el nombre de Carlitos V (será una costumbre de ahora en adelante de los pretendientes carlistas, titularse como si fueran reyes, que es una cosa así como decir que tienes novia pero ella no lo sabe) y lo más facha de Europa parece que simpatiza con su causa. La guerra termina con el Abrazo de Vergara, donde los generales Maroto y Espartero se abrazan las vergas, y ganan los partidarios de Isabelota.
Guerra Carlista nº2 (1846–1849)
Los carlistas eran cualquier cosa menos flojos y de escasa presencia de ánimo y no se iban a rendir tan fácil. Carlitos V había "abdicado" (curioso lo de ceder a otro algo que en realidad no se tiene) en su hijo que ¿adivina querido lector cómo se llamaba? ¡Sí, eso es! Carlitos VI. La guerra se produce también en Cataluña, País Vasco y sus satélites, pero la cosa no pasa de cuatro algaradas de exaltados, y aunque se prolongará en años sucesivos lo más que se producirán serán actos de pillaje como robar cabras y gallinas o pegar fuego a cajeros automáticos.
Guerra Carlista (1872–1876), porque no hay dos sin nº3
En esta guerra el "rey" carlista de turno fue Carlitos VII, sobrino de Carlitos VI, que a la anterior ideología carlista (recordemos; terror, opresión, cerrilidad, oscurantismo, ultracatolicismo, ignorancia y atraso) añadió cierto carácter de onanismo autogestionario y se enfrentó tanto a la Primera República Española como a Amadeo Queseabolla y a Dónde vas Alfonso XII. La guerra en sí, un poco mas de lo mismo, algaradas de gañanes en Cataluña, País Vasco y adláteres y los carlistas que vuelven a salir con el rabo entre las piernas.
Y qué pasó después...
El Carlismo a partir de este momento queda más ablandengado, si bien un cierto núcleo se mantuvo siempre inasequible al desaliento. Resumiendo, desde entonces el Carlismo apoyó y se asoció siempre a las tendencias políticas más reaccionarias posibles, influyó -a su pesar- en la formación de los nazionanismos periféricos, especialmente el vasco, participó en la Guerra Civil en el bando de Paquita la Culona bajo el apelativo de Requetés -diminutivo de Requeteimbéciles, como dentro del mismo bando fascistoide se les conocía-. Paquita la Culona trata de unificarlos con la Falange Aspañola por ver si así unos y otros le dan menos guerra y le dejan inaugurar pantanos y firmar sentencias de muerte en paz durante el desayuno, que es lo suyo -al fin y al cabo durante el Franquismo hizo de rey quien a Paquita la Culona le salió de su único cojón, es decir, él mismo-, pero la cosa no acaba de cuajar del todo por un problema de estilismo: a los carlistas no les gusta llevar esa camisa azul tan basta y a los falangistas la típica boina roja del Carlismo les parece poco viril. Así en la actualidad la Falange, mayormente, ha dado lugar a la FAES y el Carlismo sigue un poco por su lado.
En la actualidad
En la actualidad los carlistas son un movimiento residuo de cuatro gatos mal contados. La línea masculina descendiente de Carlos María Isidro se ha extinguido, lo cual ha generado ciertos problemas en el seno de la realidad alternativa carlista, que sus integrantes han resuelto de cualquier manera tirando de los descendientes del siguiente hermano macho de Fernando Pésimo, Paquito de Paula de Borbón, quienes muy gustosos se han apuntado a la paranoia. La cosa queda más o menos así.
Partidarios de Sixto Enrique de Borbón Queso de Parma y Bourbon Busset Con Hielo, a título de Regente como Sixtito el Regente
Mantienen sobre todo el ideario de régimen de terror, opresión, cerrilidad, oscurantismo, ignorancia y atraso general y muy especialmente el ultracatolicismo. Su principales ideólogos se encuentran en la villa de Avilés y su mayor preocupación es que, con la llegada de las épocas estivales, la gente peque en las playas[1], por lo que han propuesto una serie de medidas, a saber: bañadores recatados (especialmente en las señoras, pues estiman que la mujer es vehículo del pecado), separación en la playa por sexos, reparto de cilicios en las casetas de Salvamento, y rezo del Santo Rosario a través de la megafonía en todas las zonas de baño.
Partidarios de Carlos Javier de Borbón Queso de Parma y Fanta Naranja Nassau, a título de Rey como Carlitos Javierito I
Estos tiran mas por lo del onanismo autogestionario, se dicen socialistas y presumen de haber participado en la creación de Izquierda Hundida, cosa que tampoco parece que sea como para presumir. Son vistos por los anteriores como unos traidores a la causa y ellos a su vez les miran a ellos también como unos botarates meapilas[2].
Partidarios de Felipe VI el Preparado
Sí, aunque sorprenda. Como los Borbones se casan todos entre ellos la monarquía oficial también sería presuntamente descendiente de Paquito de Paula, cuyo hijo Francisco de Asís de Borbón era el marido de Isabelota y unos cuantos carlistas se han integrado en ella, lo cual lejos de desactivarles como tales, abre un mundo de posibilidades que veremos más adelante.
Problemillas para carlistas que además sean genealogistas puntillosos
Si bien los Borbones se han caracterizado en general por ser unos pichabravas y han dejado por el mundo bastardos por doquier, las Borbonas no han sido menos y han sido también más bien golfas. Esto genera a los Carlistas ciertos apuros y les hace estar desorientados y perdidos como un pingüino en el Sahara. A saber:
- Que Alfonso XII no sería hijo de Franciso de Asís de Borbón sino como se dice, de un tal Puigmoltó, con lo cual, siguiendo el Auto Acordado la rama que acepta a Felipe VI el Preparado no sería legítima.
- Que Paquito de Paula no sería hijo de Carlos IV. Así es, aunque la mujer de este rey tonto era más fea que un demonio el caso es que aburrirse no se aburría y en la época se daba por hecho que Paquito de Paula era hijo de Manolito Godoy, con lo cual Sixtito y Carlitos Javierito tampoco serían machos de línea borbónica.
Por tanto buscar machos de línea borbónica se haría prácticamente imposible y, además, no sabríamos qué apellido poner a nuestros actuales Borbones. Los carlistas suelen resolver estos delicados asuntos exclamando "Tralalaaa" y mirando distraídamente hacia otra parte.
Froilanismo, el Carlismo del futuro
¿Y por qué no? En Santiago de Compostela ya hay incluso un Partido Frolianista[3]. Todo tiene su explicación legitimista. Como decíamos antes, una rama del Carlismo se ha integrado en la monarquía oficial y Felipe VI el Preparado tiene dos hijas pero ningún hijo y guiándonos por el Auto Acordado... ¿quién es el varón más cercano en la línea de sucesión? ¡Sí, es Froilán!. Además el chaval apunta maneras (es ya una cosa así a medio camino entre Torrente y Paquirrín, pero con sangre azul) y seguro que está encantado de moverle la silla a su tío. Cuenta con el apoyo de muchos españoles republicanos que conciben que sería un rey tan atroz que le sucedería sin remedio el advenimiento de la III República Española. Sea como sea, espectáculo va a dar sin duda.
Artículo Español Destacado
Este artículo ha sido destacado en la Portada Española por el pueblo. |