María Teresa Campos
El autor de este artículo se ha olvidado de poner fotos, o las que hay no son suficientes. Sé buena persona y ayúdanos colocando un par de ellas para la causa. Que la academia te lo premie. |
Presentadora marujona por excelencia, antigua reina de las mañanas televisivas de la década de los 90, de donde parecía que nadie la sacaría nunca jamás. No se asusten: por ahora ha sido suplantada por Ana Rosa Quintana, la plagiadora de libros a través de negros chapuzas (que no sabemos si es, acaso, peor...).
Infancia y estudios
La reencarnación de la mediática sacerdotisa maya Anahuoca Zxixincoatl (antigua presentadora de los telediarios de Palenque y Uxmal en el siglo VI) derivó, hacia el siglo XX, en una niña malagueña (de hecho nació en Tánger, Marruecos, aunque ella siempre saque a relucir ese “malagueña que zoy yo”) llamada María Teresa Campos, de los Campos de toda la vida.
Su padre, Federico Jiménez LosCampos, era militar de los del tío Paco (sí, sí, el que venía con las rebajas del 36), y su madre fue la ama de llaves del teniente general Bermúdez, incorregible donjuán que por aquel entonces desapareció misteriosamente tras quedarse a solas con María Teresa (se ve que a la niña le dio por empezar a soltarle toda una serie de partes informativos combinados con el cotilleo de todo el cuartel...).
La futura presentadora de las mañanas españolas estudió siempre por las tardes, cuando le era más barato cotillear todos los movimientos de las otras niñas que llegaban del cole acompañadas de sus presuntos novios (ella no pilló nunca ni uno porque los chicos le tenían más miedo que una hormiga a un oso hormiguero). Además, como en todo, la Campos era tremendamente pelmaza. Debemos señalar que, a los 12 años, María Teresa ya había formado una tertulia de debate escolar en su escuela en la que se debatían temas tan trascendentales como el estado civil de la profesora de 5º EGB, los problemas psicológicos del profesor de Matemáticas y Dibujo, si los extraterrestres del laboratorio de química existían o es que eran zombis disfrazados, la denuncia por suplantación entre los dos profesores más enemistados del centro o las almorranas que supuestamente padecía Tomasito Pi, compañero de clase de las marujitas (y marujito) de turno (ya saben, Rosita Quintanita, Merceditas Preciados, Luisín-Mariñitas Mariquitín Empolladín, Isabelita Repelentita, Encarnita Pepínez y Clementina Marujítez).
Bachillerato y carrera radiofónica
La Campos destacó en su excelente dominio de la lengua pseudomalagueña oscura, y a los 15 años presentó su primer boletín informativo en la radio del barrio. Como el efecto fue sorprendente (todas las marujas malagueñas de más de 50 años quedaron embelesadas y narcotizadas durante 24 h) se decidió darle un espacio fijo: Las Mañanas de la Campos. Más tarde aprobó el Bachillerato con un 10 de media gracias al chantaje a que sometió al director del instituto con la amenaza añadida de sacar a la luz pública las infidelidades matrimoniales de éste (se relacionó con doña Francisca Ramírez Juliana, secretaria del Instituto) aprovechando su espacio de corazón del programa de radio. La experiencia le fue muy gratificante y le sirvió, sin duda, para su futuro éxito como presentadora.
Detractores aparte, el programa se mantuvo con buen ritmo hasta 1985, cuando un huracán africano de orientación sur/sur-oeste barrió media Málaga y se llevó a la Campos volando hasta Madrid, de donde ya jamás pudo marcharse sin ser solicitada por las televisiones más marujas de España para que presentara un programa larguísimo día a día. Por aquel entonces no sabían cómo se iban a arrepentir de tal decisión. Le dieron el carné de borrega de las secta del PRYSOE (como al 99% de españoles imbéciles que pertenecen a dicha secta) y la nombraron hija predilecta de Andalucía (cortijo sociata por excelencia) tras la duquesa de Alba. El problema fue que María Teresa pensaba que la mejor manera de viajar era poner un dedo en un mapa, así que jamás salió del plató para ir a recoger el galardón.
Pasa la Vida y Día a Día
Lo malo del caso es que cuando entró en Telecirco para presentar Pasa la Vida (ella nunca ha sido muy original en cuestión de nombres) se encontró con que la mayoría del público y de los contertulios envejecía con una rapidez superior a los diez años por segundo (claro, les “pasaba la vida”) y se prefirió cambiar nuevamente el nombre del programa en 1993, pasando a llamarse éste Día a Día (la Campos acabó con secuelas secundarias de ese paso del tiempo, con unas canas teñidas de dorado al estilo mocho de fregona Vileda y unas gafas de culo de botella atadas al cuello con cordeles que le son verdaderamente inseparables... y horrorosas).
Dicho programa generó una conmoción hipnotizadora que pesó sobre la sociedad española durante una década y algo más, pero se erigió en líder indiscutible de la mañana entronizando a la antigua sacerdotisa maya como Reina de las Mañanas (título que ya nunca nadie más le quitaría hasta que no la suplantó el golpe de estado de 2005 de su rival, la plagiadora Ana Rosa Quintana).
Formato de sus programas
El público medio de María Teresa lo formaban (y siempre lo han formado, ¡¿para qué nos vamos a engañar!?) las señoras comprendidas entre los 50 y los 160 años (además de sus maridos y gigolós, claro), extrapolando ciertos marujos y marujones de la misma franja horaria y algún que otro grupito de tiernos niños que eran invitados, sectarizados y traumatizados de vez en cuando en el programa. Entre otras muchas cosas, sus secciones comprendían la famosa mesa del debate (en la que la Campos hacía de monigote central sin moderar ni un pelo a los demás tertulianos, que se lo pasaban pipa insultándose y despellejándose a partir del eje PP-PSOE), la sección del corazón (emulando lo que sería luego el Tomate Tomate, con invitados de los famosos de los primeros tiempos) y las participaciones en concursos francamente cutres (consistentes en descubrir horteras bolas navideñas rellenas de papelitos sin ná de ná y colgadas en árboles que adornaba, no sin cierto nepotismo, la hija preferida de la Campos, Terelu Campos, azafata enchufada del programa).
En todo buen programa de la Campos nunca podían faltar personajes tan entrañables como sus contertulios Gordo Adrianpsoens, Einstein barato del PSOE, Carmen Rigalt Pendientes, Curry PPenzuela, Raúl el del Pozo, Paloma Barriendo, César Vidal Gafotas, Jesús Mariñitas, Karmele Marchante, Rosa Villacastillín, y, sin duda, el seductor mayordomo y cronista antiletiziano de la Casa Irreal, Jaime Peñafiel (enamorado, según se dijo, de la Campos, aunque ella le dio calabazas). Las llamadas que se dejaban entrar a la mesa eran sistemáticamente filtradas para que hicieran un peloteo continuo a María Teresa (“¡¡¡ay, uyyy, María Teresa, me gusta mucho tu programa, lo veo todos los díasssss!!!!”), pero si alguien se colaba e iba en contra de la opinión de la Campos, entonces (misteriosamente) la llamada se cortaba (¡¡uy!! ¡vaya, lo siento! ¡se nos habrá cortado la llamada! –decía una sonriente y mefistofélica María Teresa).
Tampoco faltaron los esperpentos teatrales con su falsario marido televisivo (el de verdad se le murió del susto a los 3 años de casados, dejándola viuda y con dos hijas de paquete), la hija pija enchufada de Rocío Jurado (RIP) y la vecina que no tenía papeles y siempre se quedaba en España. Deprorable. Las sesiones matutinas del programa eran devastadoras, pero nadie escapaba tampoco a las sustituciones vacacionales que en Navidades y Verano hacía esa ajirafada sustituta suya llamada Yolanda Flores (chocantemente joven, a diferencia de María Teresa) que tenía un empleo temporal a medio sueldo y además le compraba los zapatos a la Campos y a su hija a cambio del contrato para la próxima temporada y tres chicles de menta light.
María Teresa en privado
Famosos eran sus gestos y sus gafas colgando, sacándoselas y poniéndoselas continuamente cada vez que leía un papel que le pasaba su hijita Terelu (que en 1997 se casó con un vampiro de Santander que tan sólo le duró 5 meses), sus rondas de cotilleo entre las marujonas del público que la idolatraban y los anuncios publicitarios de la Estepeña, sin olvidar los aceites y vinos que la muy marujona hacía vender para todo lo mejor que le pagaban (anunciaba, además, bragueros y fajas muy sexys para marujas desesperadas de 60 años con ganas de ligar en el Imserso sin usar viagra).
Cada Día
Tras más de una década de dominio absoluto, María Teresa Campos vio en 2004 que Telecirco no le quería renovar el contrato de 39969739 millones de dólares mexicanos (con un extra de 10 piastras de oro) que suscribió de por vida (vacaciones de tres meses largos por extra), así que –muy cabreada- se largó con más de la mitad de sus tertulianos a Antena 3, donde presentó Cada Día, programa que no iba a durar lo que le duraron sus cotilleos en Telecirco, donde ficharon a su enemiga y más tremenda rival Ana Rosa Quintana (o AsqueRosa, famosísima por su carrera de plagio editorial en masa). Ese fue su particular hundimiento (incluso se ha hecho una película: Der Campusgang)
Cada día fue un desastre (la audiencia se hipnotizó con Ana Rosa y abandonó a su antiguo ídolo), la Campos se desesperó, insultó al director de Telecirco llamándole gilipollas en directo, y, además, creó otro pseudoprograma de salvación llamado Lo que InTeresa. Como este aún duró menos que el otro, la Campos tuvo que salir por piernas de Antena 3 tras un bajón de 3 televidentes que sintonizaron la cadena por equivocación al ser sordociegos y esquizofrénicos mentales.
Nueva vida en el paro
La muerte de su amiga íntima Rocío Jurado y su enemistad con Isabel Pantoja motivó que la Campos se retirara a pasar su jubilación a los 45 chalés que tiene diseminados por la Costa del Sol, la mitad de ellos ilegales, construidos junto a la mafia marbellí por Julián Muñoz I, el Emperador del Choriceo y de las Folclóricas. Allí disfruta de sus yates, se pone morada de jamón serrano y trama su próxima revancha para hundir a Ana Rosa Quintana y sustituirla por su hija Terelu (que actualmente también está en el paro tras acabársele los enchufes que lograba gracias a su madre), o quizá (¡quién sabe!) incluso decide volver ella misma (¡¡qué miedo, eh!!).
Vuelta a la televisión
Años después, tras entrenarse duramente en el Salón del Tiempo que utilizaba Son Goku en sus tiempos mozos, la Campos volvió a asomar la cabeza por el maravilloso mundo televiso de la mano de TeleCirco en un pequeño programilla de apenas 9 horas de duración llamado ¡Qué tiempo tan feliz! (que es aquella expresión que utilizan los televidentes cuando se termina el programa y pueden por fin salir a la calle).
En este espacio nuestra querida Mari Tere organiza coloquios científico-técnicos con la ayuda de sus inestimables camaradas, como pueden ser Stephen Hawking, Eduard Punset o Jesús Mariñas, entre otros. En estos debates suelen presentarse momentos tensos cuando los colaboradores no llegan a acuerdos entre qué número de moléculas posee una barra de pan o cuánto le mide la chorra a José María Aznar. En estos casos las disputas suelen resolverse con el viejo sistema inventado por Arquímedes en el 198 a.C, el conocido como "1 pa 1 sin camiseta en el párking, premoh", donde los participantes suelen luchar utilizando barras de hierro, machetes, pistolas o incluso pellizcos en los pezones.
A pesar del gran éxito de audiencia de su programa, Maria Teresa no acaba de encontrar la felicidad por lo que decide recorrer todos los guateques de Zimbabwe para encontrar un varón a su altura. Tras varios intentos fallidos y una relación infructuosa con Brad Pitt de la cual nacieron 15 chiquillos, la Campos encuentra por fin a su hombre ideal en Bigote Arrocet, un enérgico humorista argento - chileno.