Bilbo Bolsón

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Bilbo Bolsón
Bilbocuernos.png
Desde jovencito fue muy afable y devoto de recibir visitas.
Nacimiento Defunción La Comarca.
Incierta, pero viejo como Matusalén.
Origen A su madre le gustaba correr aventuras.
Su vida
Sobrenombres El jinete del Barril, dicho eso, dicho todo.
Lugar de residencia En un agujero en el suelo.
Se dedica a Saqueador amateur y escritor igualmente amateur.
Estado actual Desaparecido de la historia y de los cantos.
Hazañas logradas Ayudar a matar a un dragón, aunque un poco de refilón
Relaciones Frodo Bolsón, Gollum, Gandalf.
Enemigos Gollum, que tenía fijación con él.
Poderes especiales Era capaz de desayunar tantas veces como se propusiera.
Objetos El jodío Anillo, la cota de malla de Berskha y una espadita muy mona. Una pipa para fumar cosas raras

Bilbo Bolsón es un personaje de los libros del Tolkien ese. Aparece en El Hobbit (de hecho es el hobbit en cuestión), en El Señor de los Anillos y en algún libro mas de esos que solo leen los más avezados frikis.

Como Tolkien era un viejo chiflado, en el universo imaginario que se había montado en un delirium tremens de onanismo mental, Bilbo -y no Tolkien- sería el autor de El Hobbit y traductor de otras cosas desde las lenguas élficas. Está claro que el buen señor en su vida cotidiana se aburría a más no poder.

La vida de Bilbo Bolsón

Formación y primeros años

Bilbo Bolsón era hijo del no del todo bien avenido matrimonio que formaban Bungo Bolsón y Belladona Tuk. Le pusieron Bilbo porque su padre era muy fan del Athletic de Bilbao. La suya era una familia de bastante pasta, así que creció en un ambiente un tanto pijillo dentro de La Comarca. Bungo, su padre, era un hobbit aburguesado, comodón, vago como él solo, cuya única pasión era el vino, la comida y fumar cosas raras (sin filtro). Era bastante palurdo, vestía pullovers de Tommy Gilflinger, leía solo prensa de derechas y hacer, lo que se dice hacer, no hacía realmente nada. Belladona era todo lo contrario, una hobbit intrépida y muy dada a las aventuras -fruto de la última de ellas había nacido Bilbo-; una chica extrovertida y fresca a quien un infortunado casamiento había hecho sentar la cabeza, lo cual llevaba con cierta resignación.

Con los años tanto Bungo como Belladona habían estirado la pata y Bilbo se había hecho cargo de la hacienda familiar, convirtiéndose en una reproducción más o menos exacta de Bungo, o lo que es lo mismo, un tío aburrido y soso como un yogur de agua, lo cual le había hecho ganar una buena reputación entre los hobbits, que eran gente por lo general bastante simplona y de misa dominical. Un día se apareció por delante de la puerta de su casa el mago Gandalf, su verdadero padre y a partir de ahí todo cambió.

El lío aquel del dragón

Cuando llegaba la hora de comer se ponía irracional.

Gandalf se presentó allí de muy buenas maneras, haciendo juegos de palabras y contando chistes malos. De primeras parecía que quería tomarse un té, pero a la hora de la verdad el tío se presentó con trece enanos destrozones, malencarados y poco afectos a la higiene personal. Lo que tan peculiar grupo a fin de cuentas deseaba era encontrar un cabeza de turco aguerrido saqueador que les hiciera el trabajo sucio y robara (a pocos) el tesoro a un dragón que antes se lo había robado a ellos. Bilbo estaba lejos de considerarse competente para tal tarea, pero Gandalf había pensado que la empresa no tenía muchas probabilidades de éxito y que si salía bien, pues estupendo, mientras que si salía mal, al arriesgar a Bilbo y no a alguien verdaderamente capaz, tampoco se perdía gran cosa. El tema es que al final le enredaron y se vio al día siguiente saliendo de su casa de forma por completo apresurada: sin sombrero, sin un pañuelo y casi sin calzones.

La primera etapa del viaje fue hasta Rivendel, uno de los reinos élficos. Lo cierto es que el trayecto fue un dolor, todo el rato dando tumbos encima de una bestezuela indomable (en realidad era un triste pony, pero a Bilbo, que nunca había salido de su pueblo, aquello le parecía un purasangre salvaje) y para colmo casi se los comen unos trolls, siendo ese trance el primero en que los enanos pudieron ver a Bilbo en acción, acción que no parecía aventurar un futuro halagüeño: si casi se los comen fue precisamente por su torpeza, que el pretendido saqueador se desenvolvió con el sigilo de una rondalla de tunos.

Mal que bien llegaron por fin a Rivendel donde Elrond el medio elfo se descojonó un rato de ellos y de sus pretensiones mientras le decía a Gandalf que ya le valía con lo de buscar pringaos para llevar a cabo misiones suicidas, que como gracia una vez está bien pero... el caso es que al final les ayudó a descifrar el mapa furruñoso ese que tenían, que traía unas runas que nada mas que se veían al trasluz de una lámpara de bajo consumo y a ellos se les habían pasado desapercibidas ¡menos mal!.

En la siguiente etapa les dio por la espeleología y terminaron en unas cavernas en las que Bilbo se perdió mientras los demás huían de los orcos (y como para no huir, son unos bichos hediondos, agresivos y feos como un videoclip de Leticia Sabater). Perdido por las cavernas estas Bilbo conoció a Gollum, otro bicho también más feo que cantar flamenco con emisión gutural. A este Gollum Bilbo le ganó un juego de adivinanzas (demoledora la última pregunta que la criatura no pudo responder: ¿Si no estoy contento de verte... qué tengo en el bolsillo?) y le mangó un Anillo mágico que volvía invisible (aunque Bilbo siempre le contó a todos que se lo había encontrado, cosa que no se creía ni él). También le utilizó para encontrar la salida, pues Gollum ver no veía mucho pero tenía más olfato que un perrete. Tras encontrar la puerta de salida pisó el cráneo a Gollum para darle esquinazo y a correr. Una vez fuera de las cavernas se reencontró con los enanos para decepción de los mismos, pues se las prometían muy felices con haber perdido al lastre que para ellos Bilbo representaba y siguieron viaje.

Nos pongamos como nos pongamos, esta cota de malla parece más bien un top de perra sideral.

Desde este momento todo fue como la seda, pues con el Anillo mágico Bilbo jugaba con ventaja y era capaz de pasar desapercibido para arañas, elfos, orcos, hipsters o lo que se le pusiera por delante y, ahora sí, gracias a su invisibilidad se había convertido en un auténtico saqueador, que a mas de uno le chorizó la cartera sin que se diera cuenta. Tras unas cuantas peripecias mas y una batalla muy épica mataron al dragón y Bilbo se volvió a su casa con un pellizco del tesoro que le dio para vivir sin dar palo al agua toda su vida, ya que si antes de salir de casa era rico, ahora estaba montao en el dólar. También se trajo una espada que cuando venían los malos se iluminaba que parecía un gusiluz y una cota de malla que mas que otra cosa parecía una camiseta de Bershka para chonis, de esas que son todo lentejuelas, pero menudas lentejuelas: no las traspasaba ni un cuchillo jamonero.

Periodo sedentario en La Comarca

Los siguientes años fueron muy tranquilos. Bilbo se dedicó a escribir poesía erótica y a tocarse los cojones, fundamentalmente. Ocasionalmente utilizaba el Anillo mágico para ver a los otros hobbits desnudos en la ducha y hacerles pedorretas en la oreja sin que le vieran. También para esconderse de sus primos, los Sacovilla-Bolsón, que eran más pesados que matar un gocho a besos y que le querían arrapiñar la cubertería de la abuela o algo así. Recibía a su vez de cuando en cuando una visita de Gandalf, que traía hierba de la buena para echarse unas pipas juntos y poco mas.

El único suceso relevante en todo este tiempo fue que adoptó a Frodo, un sobrino-primo suyo o algo de eso -bueh, algo familia eran, qué mas da- cuyos padres habían muerto "accidentalmente" y se había quedado solito en el mundo, con lo que para él las alternativas estaban entre irse con Bilbo o ingresar en un orfanato en Bree. Como años más tarde le confesaría, Bilbo no adoptó a Frodo por caridad, sino porque tanto Gandalf como él mismo habían visto en Frodo cualidades excepcionales, que le hacían pasar por el hobbit más pánfilo de La Comarca y sabían que daría juego de cara a hacer bromas a su costa. El hecho es que Frodo y Bilbo congeniaron muy bien, y establecieron entre ellos una relación fraterna muy hermosa basándose en el modelo del gran filósofo Sócrates, según el cual Frodo admiraba la sabiduría de Bilbo (ya hemos dicho que era un tanto pánfilo) mientras Bilbo admiraba la juventud de Frodo.

Bilbo y Frodo protagonizaron el piloto de la famosa serie Primos Lejanos.

Y eso que Bilbo no envejecía, que parecía el Dorian Gray y tenía ya a los demás hobbits medio mosqueados, que le evitaban por la calle y cambiaban de acera cuando le veían, de mal rollo que les daba.

Últimos años conocidos

Bilbo llegó sin apenas ningún cambio a la edad de 111 años, ya era más viejo que cascorro y ningún hobbit vivía tanto, que en La Comarca ya ni le atendían en la Seguridad Social. Pero él ni se inmutaba por ello, pues total, nunca se ponía malo. Gandalf empezó a pensar que igual ese Anillo estaba produciendo en Bilbo efectos un tanto extraños y que igual convenía quitárselo a ver si así la palmaba de una vez.

Como Bilbo ya se aburría de los hobbits de La Comarca decidió hacer bizarra una fiesta de cumpleaños que sería su despedida de ellos. En principio todo iría más o menos normal como es una fiesta hobbit (comida grasienta y barra libre), pero en medio de la misma Bilbo haría como que se volatilizaba en la nada para acojonar al personal, poniéndose el Anillo y haciendo mutis por el foro, que no se podía ir como todo el mundo, así de hortera era. Aquí tenemos una síntesis del discurso conque culminó tal acto, que no tiene desperdicio:

Cita1.pngAfortunadamente no conozco a la mitad de ustedes, y no querría conocer ni a la mitad de a los que conozco, y lo que yo querría conocer a estos es menos de la mitad de lo que les conozco y lo que les conozco no es sino el doble de lo que se merecen. Lamento anunciarles que ciento once años es el tiempo que seguiré apareciéndome en sus peores pesadillas, como ya dije... ¡que les jodan!. ¡Adiós!Cita2.png

De esta manera abandonó para siempre La Comarca, y si los invitados a la celebración sobrevivieron tras su marcha fue solo porque alguien cortó los cables del detonador del explosivo que había situado en la carpa de la fiesta. Su herencia se la dejó toda a Frodo, incluido el Anillo, aunque a esto último tuvo que obligarle Gandalf a mamporro limpio, pues por las buenas Bilbo no lo acababa de ver claro. Y menudo pufo de herencia fue, que más que una dádiva fue una putada y de las gordas, como se cuenta en El Señor de los Anillos.

Los siguientes años, ya privado de la influencia del Anillo, los pasó en Rivendel, donde los elfos le tenían de bufón y se reían de sus poesías a mandíbula batiente -aunque él se tenía por un artista y pensaba que para los elfos él era poco menos que Petrarca-. Esta existencia monótona solo se interrumpió con el Concilio de Elrond. Este concilio iba de que el Anillo que Bilbo le había dejado a Frodo era más malo que los Critters y todas las autoridades de la Tierra Media habían convenido en la necesidad de deshacerse de él. Cuando el anciano Bilbo se ofreció para tirar el Anillo a un volcán los presentes se descojonaron de forma poco disimulada y decidieron mejor colgar el muerto a Frodo, que total, ya que lo tenía él... Tras esto Bilbo poco a poco empezó a chochear severamente, y para cuando Frodo volvió -hecho fosfatina- de aquello del volcán, Bilbo, que había batido ya todos los records de longevidad y decrepitud hobbit, estaba que daba pena verlo: su físico estaba tan deteriorado como su intelecto y parecía la Duquesa de Alba en su última boda. Los elfos pensaron en llevárselo con ellos hacia las Tierras Imperecederas, porque al fin y al cabo les hacía gracia, pero tal vez se cansaran de él y le abandonaran en una gasolinera. Llegados a este punto nunca mas se volvió a saber de Bilbo Bolsón.

Carácter y personalidad

Era un zampabollos de mucho cuidado, y también un ratón de biblioteca, mucho chiste, jijí y jajá, pero luego su mala leche no le faltaba, llegado el caso. Por lo demás no tenía ninguna cualidad de particular, pero lo cierto es que tenía flor en el culo, el jodío, que mira que se le ponían negras y siempre caía de pie. Era en general perezoso y poco dado a la jarana aunque de vez en cuanto le daba la ventolera y se iba de paseo por el monte. Lo cierto es que nunca demostró mucho interés por las hobbit hembras y corrían rumores sobre su relación con Frodo. Sus vecinos le tenían por un viejo chiflado (es evidente que Tolkien se había inspirado en sí mismo para crearle) y no les quitaremos la razón.

Ancestros

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8. Vulvo Bolsón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4. Chungo Bolsón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9. Venancia Boffin
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2. Gandalf Bungo Bolsón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10. Chosco Cabalgada
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5. Laura Cabalgada
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11. Galadriel
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1. Bilbo Bolsón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
12. Froticebollas Tuk
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6. Gerontofilic Tuk
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
13. Repolla Brandigamo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3. Belladona Tuk
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14. Fernando Redondo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7. Adamantis Redondo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15. Catelyn Stark
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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