Emperador
Un Emperador es un tipo gandallón que cree que puede hacer todo lo que se le plazca, con quien quiera y donde se le antoje... y efectivamente hace lo que quiera. Hasta que alguien se cansa y le pega una puñalada, le destruye su estrella de la muerte o lo tira del caballo y le clava una bayoneta.
Creación
A los emperadores los crearon los romanos cuando la ciudad-estado no funcionaba como antes y la gente ya no se contentaba con la democracia, sino que necesitaba un imperio para que los defendiera de los terroristas bárbaros, sacrificando así sus libertades civiles y la seguridad de sus ojetes a beneficio del emperador.
El antecedente más remoto de los grandes emperadores fue Julio César, fue degollado, ahorcado, ahogado, cremado y todos las cosas malas que terminen en "ado", hasta por fin ser traicionado y destripado por un montón de gente, entre los cuales se encontraban sus hijos.
Más tarde vinieron otros como Tiberio, Calígula o Augusto Pinochet, los que tenían la manía de traicionar a sus antecesores, fuese entregándolos al Senado en pedazos muy pequeños o matándolos en formas tan sutiles que nadie sospechara, entre las que se encuentran un puñal por la espalda o arrojarlo por las escaleras frente a multitudes (por eso el título de Cayó). Al final, quien se quedará con los laureles de la frente del Emperador se hacía uno a sí mismo.
Continuismo
El fin de Roma no significó el final de los emperadores, de los emperadores romanos sí, pero otros como los Bizantinos que no querían ser simplemente reyes, o reinas, o su señor Hueleapesta, tomaron para sí la denominación de jefe del imperio. Estos emperadores bizantinos, extrañamente, como sus antecesores, todos se llamaban César, por que era un nombre que despertaba las pasiones de las doncellas y de los conspiradores, seguramente.
Los señores que usan vestido, en el Vaticano, decidieron por votación democrática, que ellos eran los ministros de Dios en la tierra y continuadores del Imperio romano. Pero como los Papas no usaban nombres como César, sino como Benedicto, Juan Pablo e incluso Impío, sólo se reservaron el derecho a decidir a quien nombrar emperador, sea de Occidente, de Europa o del Mundo, siempre que no tocaran el Vaticano, a riesgo de recibir una patá bendita que excomulgaría sus reales cojones.
Sacro Imperio Romano Germánico
En, más o menos, el año 1000, salió un libro amarillista sobre invasiones extraterrestres. Aunque en la actualidad este texto sólo hubiera causado suicidios en masa, en plena Edad Media despertó el pánico en el mundo, tanto que los gobiernos más importantes de Europa decidieron unir sus fuerzas para enfrentar una posible amenaza alienígena, en lugar de matarse entre ellos. O cuando menos esa fue la idea que perduró en el himno nacional del Imperio hasta bien entrado el siglo quiensabecuál, cuando Carlos V anexó también el territorio de América, ahora como se sabía que la tierra era redonda se tomó como absurda la vida en otros planetas.
Sabemos que al lector de este artículo se le haga fuera de lugar la información anterior, lo cierto es que hablamos de la Edad Media, una época en la que no eran muy racionales después de todo.
Napoleón
Luego de que los Habsburgo y los Borbones la jodieron en grande, llegó el turno de los galos (Asterix y compañía), a la fecha llamados franceses. Luego que vieron que una revolución francesa antimonárquica basada en la guillotina no había dado más frutos que cabezas rodadoras por doquier decidieron apoyar la propuesta de un enano esquizoide de transformar Francia en un imperio y luego la pauta clásica de tratar de conquistar al mundo, así se formó el emperador Napoleón Bonaparte, conquistando un pedazo de país al norte, llegando hasta Madrid con su ejército en visita diplomática pero decidiendo que el lugar le gustaba para conquistar, etc.
Por supuesto los reyes de otras naciones que creían en la democracia francesa, les hicieron un favor llevándose a Napoleón a una isla desierta, seguramente dominada por dinosaurios, para que muriera, pero que al final conquistó y la nombró como se le conoce actualmente: Australia.
Otros que han querido ser emperadores con más o menos éxito o han muerto en el intento
Es muy larga la lista y muy corto el subsidio que el Imperio da a los escritores de este artículo, aún así presentaremos en orden estrictamente desordenado los emperadores que lo han sido o han perecido queriendo serlo:
- Emperador Hiroito, el señor del país del sol naciente, llevo su pueblo a la grandeza hasta que Estados Unidos tiró una bomba de hidrógeno sobre ellos y los hizo mierda, lo demás se puede resumir en Harakiri.
- Emperatriz de América, la autodenominada así Virgen de Guadalupe, ya saben como son las apariciones religiosas, llegan exigiendo credibilidad cuando a penas son algo nebulosas, luego ofrecen pruebas como flores que se pueden encontrar donde quiera y una pintura hecha por un zorrillo. Y, ya con seguidores pidió la corona y todos saben el resto.
Características
Tendencia Adoptiva
A lo largo de los años se ha hecho notoria la tendencia de estos tipos de adoptar al primero que se encuentren huérfanos para heredar sus inmensos e indomables imperios.
Esto se puede ver incluso en tiempos actuales, un ejemplo claro es Bush, que heredó el imperio de su padre (que por cierto no le pudo poner un buen nombre a su hijo, que falta de originalidad....) y este también de sus ancestros que por lo menos si disfrazaron esto cambiándose de nombre, hasta el primero, que a wevo claro, también llevaba por nombre Jorge Bustos George Washington.
Relaciones familiares inestables
De todos es bien conocido que un ser humano proveniente de una familia mínimamente normal nunca puede ser emperador. Normalmente, las relaciones familiares de estos tipos incluyen incestos de todo tipo, ya sea con sus madres, hermanas, sobrinos... en ocasiones destacadas guardaespaldas y sirvientes acaban pasando por la piedra también, y en otras, no se libra ni el gato.
Ya durante algunas épocas de la Antigua Roma las familias reales trataron de crear a los emperadores perfectos cruzando a sus hijos con otras especies animales, como los cerdos o los asnos. Resultados como Nerón hicieron caer en desgracia tales prácticas.
Manejos de poder
Todo emperador que se precie debe de tener como meta última el dominio del mundo, al menos hasta que se compre un mapa y aprenda algo de geografía. Entonces quizás comprenda que el mundo es demasiado grande. Y si no lo comprende, pues mireusté, tampoco es malo vivir de la ilusión.
Además, para afianzar su gobierno, un emperador suele recurrir a la colocación de sus hombres de confianza en puestos destacados de la vida política o militar. Por ejemplo, nombrar senador a su caballo o enchufar como general de sus ejércitos al primo lelo de turno, que curiosamente suele acabar dando un golpe de estado buscándose un ascenso.
Conducta paranoica
Esto suele aparecer según se van acercando los últimos años de vida o mandato. Repentinamente, el Emperador comienza a divisar conspiraciones en todas las esquinas, lo cual puede originarle transtornos de personalidad y ataques de agresividad inexplicables. Incluso sus seres más queridos pueden acabar en el foso de los leones debido a esto, así que mejor andarse con ojito.
Lo más curioso es que, en muchos casos, estos designios acaban haciéndose verdad. Finalmente, los subordinados se rebelan, hartos de tantos desmanes. De todas formas, siguen apreciando y venerando a su líder, por lo que sólo le obsequian con una merecida jubilación de lujo en un balneario infestado de cocodrilos.
Algunos Emperadores
- El Emperador Palpatine, de la galaxia (y los católicos)
- Carlos V, de los Chocolates.
- Kuzco
- Alejandro Magno.
- Jerjes I, de los Putos.
- Vallejo I, El Grande.
- La
reinaemperatriz Victoria I - Yo (muy pronto...Muahahaha)