Indiana Jones y la última cruzada

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Indiana Jones y la última cruzada
Indiana Jones and the Last Crusade
Indiana Jones y la aultima cruzada-Cartelón.jpg
Donovan es el único que no sale, será para que sea una sorpresa, jijiji.
Ficha técnica
Dirección Steven Spielberg
Producción Paramount Comedy
Intérpretes Harrison Ford, Sean Connery, Alison Doody y el tipo ese que hace de Gimli de nuevo como Sallah.
Guión Varios que prefieren no ser nombrados, sobre una historia de George Lucas.
Música John Williams, tatarataaa tataraaaa (otra vez).
País
Fecha de estreno A finales de los ochenta, cuando empezaban a llevarse camisas holgadas y cortes de pelo extrañísimos.
Género Aventura, relaciones parternofiliales muy dudosas, profanación de objetos sagrados.
Calificación No apta niños melindrosos.
Premios Mejor edición de sonido, porque para hacer sonidos de ratas grabaron gallinas y coló.
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Indiana Jones and the Temple of Doom
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (es de la que todo el mundo quiere olvidarse)
Cita3.pngDebería estar en un museo.Cita4.png
Indiana Jones sobre su padre.
Cita3.pngEsto es un castillo y hay muchos tapices, pero si usted es un lord escocés, yo soy el ratón Mickey.Cita4.png
Mickey Mouse al comprar LucasArts.
Cita3.pngLa búsqueda del Grial no es arqueología. Es la lucha contra el mal.Cita4.png
Henry Jones tras tomar demasiadas copas en el Grial.
Cita3.png¡No me llames Junior, cojones!Cita4.png
Indiana Jones a su padre.
Cita3.pngEs Jones, no cojones, JuniorCita4.png
Henry Jones contestando a su hijo.

Indiana Jones and the Last Crusade (Indiana Jones y la última cruzada, tanto en España como en Latinoamérica, donde esta vez parece que se pusieron de acuerdo en la traducción) es una película gringolandiense de aventuras intergeneracionales, misticismo y destrucción patrimonial dirigida por Steven Spielberg con un guión basado en una idea original de George Lucas de la que apenas queda nada en la versión definitiva, pues por fortuna metió mano un montón de gente a esa idea.

La concepción de la película se originó cuando Spielberg decidió completar la planeada trilogía de filmes de Indiana Jones. Cuando hicieron la primera película, gente seria y previsora como eran, no tenían historias ni remotamente pensadas para las otras dos. La segunda la hicieron como pudieron y a la trágala, utilizando descartes de la primera y aunque ambos films fueron taquillazos, la idea de Spielberg con esta tercera parte fue «disculparse con los seguidores del personaje por la segunda película». Entonces el plan fue retomar el "punch" narrativo de la primera entrega, y que Indy fuera por ahí haciendo el capullo y luchando a guantazos contra los nazis, quienes buscan el Grial para que Hitler se haga un cubata en él que le lleve a disfrutar de su Reich milenario desde la inmortalidad. Como Spielberg es bastante moñas, metió entre medias de todo esto la difícil relación entre Indiana Jones y su papá, para ver si lograba reconciliarlos o no.

Argumento

Advertencia: Esta sección contiene detalles de la trama y el argumento; si eres tan rarito que prefieres leer el libro o ver la película antes, no te recomiendo que leas esto.

Boy scouts dispersos

Con su habilidad para afanar, podía haber tenido una exitosa carrera en el hampa.

La historia arranca con una compañía de boy scouts cabalgando en una zona desértica de Utah. Les dijeron que se los iban a llevar de excursión para que disfrutaran de la naturaleza y en vez de eso están aquí, en medio de la nada, mamando calor. El monitor de la compañía les manda a explorar unas cuevas sin equipo y sin conocimientos de espeleología para ver si con suerte se pierden un rato por ellas y le dejan en paz. Dos de ellos van a parar a una gruta donde hay unos tipejos pegando brincos porque acaban de hallar una cruz de oro y pedrolos. Entre los rufianes hay uno que lleva una cazadora de cuero y un sombrero fedora, pero cuando levanta la cabeza vemos que no es quien tú te piensas, sino un fulano cualquiera. Uno de los scouts, que tiene los mismos ademanes que Indiana Jones dice a su gordito compañero que esa es la cruz de Coronado, que hay que ver qué devoto era ese señor para llevar esa cosa tan pesada colgada del cuello, y que debería estar en un museo. Un momento, ¿tiene los mismos ademanes que Indy y dice las mismas cosas que Indy? Ese chaval ¡es Indiana Jones y esto es un flashback! ¡Menuda odisea narrativa!.

Mientras manda al gordito a buscar al resto de la compañía, el joven Indy se las apaña para robar la cruz a los imbéciles que la han encontrado sin que se den cuenta, pero en el último momento la caga, como suele hacer torpemente, hace crujir un madero y los tipos se ponen a perseguirle. Cuando sale de la cueva y no ve a su compañía llega a la conclusión de que se han perdido todos menos él (ya tenía un ego subidito de crío) y escapa primero a caballo y luego se refugia en el tren del circo. Ahí, mientras los esbirros antedichos le persiguen, vemos cómo por primera vez usa un látigo -cosa a la que tomará afición- para evitar que se lo coma un león, cómo casi le viola un rinoceronte y cómo cae en un tanque de serpientes y se pone a chillar como un descosido.

Finalmente logra llegar a su casa y va a contarle a su padre lo que le ha ocurrido. El padre le dice que le deje en paz, que está leyendo no se qué cosa del Santo Grial y que le importa un pimiento su aventura, y que a él que se dirija en griego antiguo (pues el padre piensa que así entre que Indy traduce mentalmente y no, se le quitan las ganas de hablar). Llega el gordito con el sheriff y los esbirros y obligan a Indy a entregarles la cruz de Coronado, que a su vez dan al tipo que les había contratado, un viejo gángster que viste de blanco. El de la fedora de alguna manera se ve proyectado en ese joven scout y, para compensarle, le regala su sombrero, que en lo sucesivo Indiana Jones no se quitará ni para cagar.

Años más tarde, en 1938, un día de tempestad, estamos en un barco en la costa portuguesa y descubrimos que, persona obsesa y de ideas fijas, Jones ha vuelto a mangar la cruz de Coronado al gángster, que ahora es más viejo pero igual de chungo. El viejo le quita la cruz otra vez, pero tras un forcejeo y con la sutileza que le caracteriza, Indy la recupera finalmente y salta del barco justo antes de hacerlo explotar con todos sus integrantes. Bueno, ahora solo nos queda volver a nado a la Universidad Barnett en Nueva York, para donar la cruz al museo que dirige Marcus.

De las clases de la Uni a un encargo inesperado

Escapar de tus estudiantes puede ser la mayor de las aventuras

Vemos a Indiana Jones en sus clases explicando a sus alumnos lo que debe hacer un buen arqueólogo y vaya, parece que la teoría se la sabe. Otra cosa es que luego vaya por el mundo haciendo el cafre y que cada vez que mete mano a una excavación aquello es peor que si lo hiciera una manada de búfalos. Al finalizar la lección llega Marcus e Indy le da la cruz de Coronado. Marcus se alegra mucho y se marcha dando saltitos de alegría. El Dr. Jones se dirige entonces hacia su despacho y a la puerta hay una multitud de alumnos encabronados porque no les ha corregido sus trabajos. Entonces Indy hace lo que cualquier profesor universitario haría en esta situación: deja el marrón a su secretaria, que apenas tiene tiempo de entregarle un paquete postal que le ha llegado, se encierra en su despacho por dentro, abre la ventana y se da el piro. Menos mal que es un bajo, pues más de uno ha dejado vacante la cátedra por seguir este mismo comportamiento teniendo la mala fortuna de el despacho se sitúe en un cuarto piso. Según sale por la puerta le rodean dos tipos con pinta de matones que le invitan a subir a un coche. Indy se va con la angustia de saber si les habrán pagado sus alumnos para que le partan las piernas por demorarse tanto con las calificaciones.

Es un alivio verse en lo que parece ser la casa de Walter Donovan, millonario que ha hecho generosas donaciones al museo Barnett para desgravar impuestos, que colecciona antigüedades para blanquear dinero negro y que además las expone en su salón en condiciones lumínicas y de desprotección contra el polvo que espantarían a cualquier conservador de un museo. Se abre la puerta y aparece el propio Walter que saluda al Dr. Jones y le pide disculpas por la brusquedad de sus hombres. Indy le responde que no hay de qué disculparse, que como les siguió dócilmente no le golpearon con el puño americano como amenazaban. El caso es que Donovan muestra a Indy un descubrimiento extraordinario que acaba de adquirir: una lápida templaria que parece indicar dónde está escondido el Santo Grial. Indy se pone a limpiarla con el champán que tiene en su copa y con escupitinajos que echa mientras se lamenta de que falte media tablilla. Donovan le recuerda la historia de tres caballeros de la primera cruzada y le dice que uno de ellos está enterrado en Venecia, que allí podría haber un copia de la tablilla completa, que tal vez a cambio de nuevas donaciones para el museo quisiera Indy ir a buscarla. Indiana Jones le responde que se equivoca de Jones, que el que estaba obsesionado con el Grial era el Dr. Henry Jones, su padre, y Donovan le dice que ya había contratado a su padre pero que los nazis le han secuestrado, porque parece que Hitler está también interesado en encontrar el Grial, ya que confía en que sus poderes le hagan inmortal y le mantengan siempre tersas las puntas del bigotillo.

Jones, junto a Marcus, va entonces a casa de su padre y entra gritando "¡Papá, papá!". Pero qué papá ni qué leches –dice Marcus– ¿no te dijeron que le habían secuestrado?. La casa está hecha unos zorros, libros tirados por todas partes y todo revuelto, pero el no ver platos con restos de comida ni latas de cerveza por ahí hace sospechar a Indy que, efectivamente, su padre no ha estado en el hogar en mucho tiempo. Entonces se le ocurre abrir el paquete postal que le había entregado su secretaria: ¡el Diario del Grial que llevaba Henry!. Entonces Indiana Jones se decide a aceptar el encargo: tiene que encontrar a su padre para devolverle el diario y que él siga con la aventura, luego se irá a Venecia. Marcus le acompañará, pues le apetece ir a Italia a comer unos buenos ravioli, que hace mucho que no se da un homenaje.

¡Ah, Venecia!

Siendo este agente el contacto en Venecia, de la misión ya nos ocuparemos luego.

Cuando parten hacia Venecia, Donovan les informa de que allí les espera ya el Dr. Schneider, ayudante de Henry, y les recomienda no fiarse de nadie, pues uno no se hace rico yéndose de la lengua con cualquiera sobre turbios negocios... aunque él se ha hecho millonario de forma honrada y ni sabe por qué les dice esto. Tras el viaje, Marcus e Indy aterrizan en Venecia y descubren que el Dr. Schneider en realidad es LA Dra. Elsa Schnedier ¡Y menuda jaca que es! Indy no pierde el tiempo y se pone a tirarle los tejos como un baboso mientras ella intenta llevarles a la biblioteca donde Henry fue visto por última vez. Marcus por su parte interrumpe para preguntar por buenos restaurantes para comer después.

Llegan así a la biblioteca que resulta ser una iglesia desacralizada. Indy hojea un poco la sección de cómics pero en éstas está cuando se da cuenta de que hay una vidriera que recuerda a una que copió su padre en el Diario del Grial. Bajo la vidriera hay una «X» en el suelo. Con mirada pícara Indy le dice a Marcus: seguro que bajo estas losas tienen escondida la literatura subidita de tono. Entonces rompe la baldosa con una poste separador de seguridad, que así seguridad poca, entrega el Diario del Grial a Marcus para que se lo guarde, y baja junto con Elsa a las catacumbas.

Elsa y Jones comentan que qué cachondos los medievales que se pusieron a hacer catacumbas en una ciudad construida sobre el mar, se ve que les gustaban las emociones fuertes, porque eso cuando suba la marea se va a poner interesante. Siguen caminando y hay esqueletos (con uno de ellos y sus harapos Indy se hace una antorcha), un montón de ratas y ¡petróleo! ¡en Venecia!. Indy decide que informará de ello a su gobierno, pues por menos de eso los Estados Unidos han invadido países, y así de paso que se tumban a la Italia fascista lo mismo le dan un porcentaje. Andando que te andando descubren la tumba del caballero. ¡Ya es casualidad! –Exclama Indy–. Comprueban que el escudo del caballero reproduce la tablilla completa.

Mientras estos sucede unos tipos con pinta de turcos han llegado sigilosamente hasta Marcus y le han dado tal colleja que lo han dejado K.O. Algunos de ellos bajan a las catacumbas y pegan fuego al petróleo mientras se retiran soltando una risilla.

Indy por su parte está calcando con papel vegetal y unas ceras el escudo cuando una luz y montones de ratas histéricas les sobresaltan a Elsa y a él. ¡Coño, que esto está ardiendo!. Indy sin pensárselo dos veces vuelca la tumba del caballero en el petróleo ¡pena que esto tampoco se vaya a conservar!, y haciendo una aguadilla a Elsa ambos dos se ponen a usar el sarcófago como una bolsa de aire. Indy bucea un poco por los alrededores y descubre una salida por una alcantarilla. Así salen Elsa y él mojados, sucios y oliendo a mugre, cuando se dan cuenta de que los turcos les persiguen. Entonces huyen en lancha y hay una emocionante persecución que, tras despanzurrar varios turcos y reducir a más de una lancha a chatarra, culmina cuando Indy captura a Kazim, el jefe de los perseguidores.

Kazim les dice que él es el líder de una sociedad secreta, aunque ahora ya tan secreta no será, que trata de impedir que manos impías se apoderen del Grial. Jones le responde que él se mea en el Grial, que lo que quiere es encontrar a su padre. Entonces Kazim le dice que su padre está en el castillo de Brunwald, en la frontera entre Austria y Alemania, y que a él le deje largarse, que ya no tienen más que hablar, a lo que Jones accede.

En el hotel. Marcus se ha puesto unos hielos en la colleja, mientras que Elsa e Indy se han dado sendas duchas para quitarse el olor a cloaca. Indy repasa lo descubierto en el escudo con Marcus. Parece que se habla de la ciudad de Iskenderun, antigua Alexandreta, por la zona de Turquía. Indy sugiere a Marcus que se adelante por allí, que así se lo quitan de encima puede preparar intendencia con Sallah, que también irá para allá, mientras ellos van a rescatar a Henry. Marcus responde que estará encantado, pues hace mucho que no toma un buen kebab. Al volver a su cuarto, Indy descubre que se lo han puesto patas arriba (el látigo por ahí tirado, los muebles dados la vuelta, etc). Va al de Elsa y descubre que el de ella está igual (las bragas colgando de la lámpara, incluso). ¿Qué buscaban? –Dice ella–. Esto –Responde Indy señalando el Diario del Grial–. Ella le acusa a gritos de falta de confianza y él responde que acaba de conocerla. Zanjan la discusión echando un polvo.

Castillo a la brasa

No puede decirse que el reencuentro entre padre e hijo haya resultado frío.

Indy y Elsa llegan al castillo de Brunwald. Inventan una estrategia curiosa para entrar: intercambiarse los sombreros, para tener pinta de mamarrachos, y así pasar por historiadores del arte. No obstante el astuto mayordomo se da cuenta de la estrategia, pero es tumbado por un certero gancho de Indiana. Paseando el castillo observan, desde un ventanuco, nuestro protagonista descubre que es un centro de comunicaciones nazi. Nazis, los odio –Dice–. Esto es un castillo en la frontera entre Austria y Alemania en 1938 –Responde Elsa– ¿Qué querías que hubiera, una tribu pigmea?. Indy descubre en qué habitación tienen encerrado a su padre, la que tiene en el exterior la alarma Securit, por si se quiere fugar. Así que va a la habitación contigua y ayudándose con el látigo pega un par de brincos con las cornisas hasta que entra, rompiendo la ventana, donde está su progenitor. Henry recibe a su vástago reventándole un jarrón chino en el cráneo y cuando Indy protesta le llama Junior, cosa que a este parece irritarle, y le dice que las protestas en arameo antiguo o que se calle. ¿Pero pensaste que era un nazi?¡Ellos entran por la puerta –Dice Indy–. Henry le responde diciendo que ya sabía que era él, y se felicita de que el jarrón roto haya resultado ser falso.

Entonces entran unos nazis por la puerta e Indy los despacha de cuatro tiros, cosa que a Henry le parece un tanto grosera. Llegan a una habitación donde está Elsa siendo encañonada por un oficial de las SS, que les exige el Diario del Grial a cambio de la vida de la doctora. ¿De verdad piensa usted que mi hijo es tan idiota como para traer el Diario aquí?.... oh, mierda, no dije nada –reacciona Henry–. Henry intenta hacer notar a su hijo que Elsa es nazi y es una traidora: la oyó decir "Hail Hitler" en sueños, en el catre, después de intimar. Indiana se escandaliza mucho con eso de "intimar", lo cual le distrae y para cuando se da cuenta Elsa ya le ha deslizado la mano en el bolsillo y sustraído el Diario. Vogel, el oficial de las SS, nota que hay páginas arrancadas, y Elsa añade que son las que corresponden a un mapa y que seguramente las tiene Marcus. Indy se jacta de la capacidad de Marcus para ser un agente secreto y sigiloso. El plano cambia y vemos a Marcus por Turquía, preguntando a gritos dónde hay una buena pastelería.

Volvemos al castillo. El oficial y Elsa llevan a los Jones a la presencia de un sujeto misterioso que está sentado cara a la pared. Éste se gira y por fin vemos quien es: ¡es Donovan!. Solo estaba sentado de cara a la pared para girarme y que ustedes se sorprendieran más al verme –Dice–, no es que me tuvieran aquí castigado. Donovan expele una risilla y dice que solo ha utilizado a los Jones para hacerse con el Diario y llegar hasta el Grial, que el que avisa no es traidor y que ya dijo que no había que fiarse de nadie. Indy contesta sarcásticamente: –Ya debí sospechar que colaborabas con los nazis, hay que ser muy sádico para poner un champán tan malo a un invitado como el que me pusiste a mí cuando nos vimos en tu casa. Donovan, Vogel y Elsa les anuncian que se las piran para ir a ver a Adolf e informarle de que la misión está casi cumplida. Poco después, padre e hijo están atados espalda contra espalda en sendas sillas. Elsa viene con Vogel a despedirse de ellos. Elsa se despide de Indy con un puñetazo y Vogel con un beso en la boca. O al revés, no recuerdo bien.

Entonces Indy le pide a Henry que le alcance su mechero, que lo tiene en el bolsillo. Para cortar las cuerdas, claro, no se piense que va a echarse en ese momento un cigarro. Henry logra alcanzarlo, pero se le cae y prende la alfombra. Hijo, qué mala suerte que está la habitación ardiendo. Atados como están Indy logra que se acerquen a la chimenea, para buscar un atizador y golpear con él a su padre, o tal vez para intentar buscar algo con lo que desatarse. El caso es que lo consigue justo a tiempo, cuando por error acciona el mecanismo que descubre que la chimenea es una puerta secreta hacia la base de comunicaciones nazi. Indy había logrado agarrar un busto de Hitler para llevárselo como pisapapeles para su despacho pero cuando los nazis empiezan a dispararles decide usarlo para bloquear el mecanismo de la puerta/chimenea y poder huir.

¿A Berlín? ¡Vamos, no me jodas, padre!

Huyendo, llegan a otra estancia en la que Henry activa sin querer otro resorte secreto que abre una escalera de caracol y bajan rodando. Indy observa unas lanchas y pone en marcha una, mientras ellos se quedan escondiditos fuera de plano. Los nazis ven la lancha a lo lejos y como son imbéciles y no se dan cuenta de que está vacía cogen otra y se ponen a perseguirla. Entonces los dos Jones salen a toda prisa en un sidecar nazi al que han hecho un puente mientras no les veíamos. Suponemos que el castillo de Brunwald queda reducido a cenizas (otra gran contribución de los Jones a la conservación del patrimonio).

Lo que sigue es una persecución en moto con sidecar llena de acción y nazis apaleados. Indy y Henry huyen en el sidecar nazi, con Indy apaleando nazis como si fuera una partida de pinata. Los nazis terminan en la cuneta, patas arriba o llorando por su Führer, mientras Henry le mira mal por sus modales de troglodita. Eso sí, cuando Indy usa un poste como lanza medieval, Henry aplaude como si hubiera visto a Lancelot: –¡Eso sí es clase, Junior!. –¡Que no me llames Junior, pesado!. Henry, por primera vez en su vida, se siente orgulloso de su vástago.

Llegan a un cruce y han de decidir si irse a Venecia o Berlín (así viene indicado en la señalización, que se ve que en esa zona no hilan fino, toda población intermedia entre esas dos la consideran un villorio insignificante). Indy dice que se irán a Venecia y de ahí a Iskenderun con Marcus y Sallah. Henry dice que de eso nada, que hay tres obstáculos para encontrar el Grial en su última morada que son como una gymkana, pero que él tiene las soluciones... y las apuntó en el Diario. Que no las recuerda porque en su día le parecieron una chorrada, pero ahora se da cuenta de que eran importantes. Sigue una conversación -primero en latín hasta que Indy logra convencer a su padre de que cambie al inglés- con reproches mutuos que incluyen la mención de la fallecida madre de Indy y a cómo esta guisaba de bien la tortilla, que mencionar a los muertos así está muy feo, pero finalmente gana la discusión el papá, pues convence a Indy de que Berlín está lleno de nazis y que la posibilidad de enfrentarse a ellos da mucha más emoción a la aventura.

Berlín

Este hombre sería lo que fuera, pero siempre sacaba tiempo para sus fans.

Vemos a Indy haciendo un cosplay de un oficial alemán, mientras observa el espectáculo: hay desfiles y música de banda, y una pila de libros en la que se quema desde la Guía Michelín hasta Reglas de Urbanidad para uso de las señoritas de Fernando Beltrán de Lis, en resumen: todo aquello que no sea el Mein Kampf. Jones se admira en voz alta de lo logrado los cosplay de Hitler, Göring y Goebbels que hacen los tipos que están en el palco hasta que una voz le saca de su ensmismamiento: –¡Que son los de verdad, imbécil! –¡Elsa!. Jones pregunta a Elsa cómo es que ella se ha vendido a la esvástica. Elsa le dice que la mire bien, que ahora está muy buena, pero con los años le saldrán estrías y se le caerán las tetas, que es por eso que quiere el Grial como fuente de eterna juventud y que los nazis solo son un medio para alcanzarlo, que ella no es racista ni nada, aunque no se fíe mucho de los cetrinos. Indy responde a Elsa que por nobles que sean sus motivos no justifican los medios que ha escogido y le quita el Diario del Grial. Entonces se viene una oleada de gente con ejemplares del Mein Kampf que desea la firma su escritor favorito y que arrastra a Indiana a la presencia del mismísimo Adolf. Indy plantea arrancarle la cabeza a Adolf para llevársela como pisapapeles a su despacho en compensación por el busto que tuvo que abandonar en Brunwald, pero estima que esto puede enfadar a la multitud y traerle problemas, así que finalmente le da a Hitler el Diario del Grial que éste le firma confundiéndolo con un libro de recetas de cocina. Indy se aleja feliz, pensando que el Diario del Grial con este autógrafo valdrá mucho más en el mercado de segunda mano una vez termine la aventura.

Mientras esto sucede, vemos que en Iskenderun Sallah se encuentra con Marcus, pero no logra impedir que éste sea secuestrado por los nazis en una trampa que le tienden: un falso restaurante en el que Marcus se disponía a degustar un delicioso falafel.

Más persecuciones

Los dos Jones suben a un dirigible que les sacará de Alemania. Vogel les viene siguiendo la pista y se sube al mismo, pero Indy se lleva al revisor a un aparte, le da una paliza y se pone su traje, con lo que se hace pasar por revisor y expulsa a Vogel del dirigible con un gancho en la mandíbula. El dirigible despega y Vogel desde abajo agita su puñito. Jones vuelve a ponerse su ropa de viajero y el revisor se queda con la paliza, porque cuando protesta todo el mundo le ignora (la mitad del pasaje va sin billete).

Los dos Jones hablan por primera vez en años. –Papá, lo de Elsa... ¡podrías ser su padre... o su abuelo!. –Soy tan hombre como cualquier otro, y a mí no me importa compartirla contigo, no seas remilgado que ya te he visto desnudo. –Papá no digas burradas. En estas disquisiciones están cuando se dan cuenta de que el dirigible da la vuelta, se ve que Vogel ha dado la alarma.

Indy y Henry montan en la avioneta que va anclada al dirigible (y la desanclan, claro). Indy sigue sin saber pilotar desde Indiana Jones and the Temple of Doom y Henry nunca ha utilizado una ametralladora, así que se reparten de tal manera que el hijo será el piloto y el padre el artillero. Les persiguen varios cazas pero los Jones se cazan a sí mismos y logran aterrizar la avioneta de aquella manera saliendo vivos de milagro. Entonces roban un coche y como uno de los cazas se empeña en perseguirlos a través de un túnel de la carretera se queda sin alas y ahí revienta. Llegan a una playa, pero aún les persigue el último de los aviones. Henry azuza a las gaviotas contra él con su paraguas y ellas lo derriban. "Recordé las palabras de Carlomagno diciendo que los pájaros serían sus ejércitos... y también que los del PP tienen una gaviota en su logo, sin duda son bichos agresivos y voraces". Indy, por primera vez en su vida, siente admiración por su padre.

¿Que tenemos que hacer otra toma, Steven? ¡Quiero hablar con mi agente!

Por su lado, Vogel, Donovan y Elsa (con un modelito muy mono) llegan junto con sus esbirros a Iskenderun donde intentan negociar con el sultán ofreciéndole, a cambio de la libertad de actuación en su territorio, un cofre con alhajas, menaje y fruslerías donadas "por las mejores familias alemanas". El sultán lo mira con cara de ascopena, pero sin embargo queda fascinado por el Rolls que traen los nazis, a cambio del cual les ofrece no solo la libertad de actuación en su territorio, sino coches, tanques, caballos y hierba de la risa gratis para todos. El cofre, eso sí, que lo quiten de su vista, que a él no se le engaña con ese tipo de chatarra. El trato se cierra pronto, como es de adivinar.

Indy y Henry se reúnen con Sallah quien les informa del secuestro de Marcus y de la comitiva nazi que, con el material prestado por el sultán, se ha puesto en marcha hacia la última morada del Grial. Así que para allá se van, a rescatar a Marcus y a ver si llegan antes que ellos. Nueva persecución con escenas de violencia y destrucción. Entremedias se aparecen por alguna parte los de la secta de Venecia, atacan (no se sabe si a los nazis o a Indy y compañía) y vemos a Kazim morir con cara de estreñido. Henry va a rescatar a Marcus, y cuando se encuentran hacen un baile ridículo que es el saludo de su antigua hermandad de la Universidad. Vogel durante un momento queda en shock ante el lamentable espectáculo pero pronto reacciona y captura a ambos, con lo que Indy tiene que ir a rescatar a los dos. Tras luchar con muchos nazis sobre el tanque en que están prisioneros, Indy logra tirar del mismo a tierra a Marcus y Henry. Una bala perdida mata al piloto y sobre el tanque están solo Indy y Vogel zurrándose la badana... y el tanque cae por un precipicio con Vogel en el mismo (Indy logra saltar en el último momento y agarrarse a unos rastrojos, aunque de primeras nadie le ve). Henry mira hacia el precipicio junto con Sallah y Marcus y dice "Se me ha ido, tenía tanto que decirle... cinco minutos hubieran bastado". Indy llega donde los demás, y emocionado hasta las lágrimas responde "Papá, estoy aquí, puedes decirme lo que quieras". Henry le mira y dice: "Me refería a Vogel, tú, Junior, dirígete a mí en arameo antiguo o ni me hables". –¡No me llames Junior!.

La última morada del Grial

La cuadrilla llega a la última morada del Grial, que resulta ser el Tesoro de Petra o una réplica en cartón piedra del mismo. Donovan y los suyos han llegado antes, pero ya casi no quedan porque a base de usar como conejillos de indias para pasar las tres pruebas a los hombres del sultán, éstos han perdido literalmente la cabeza. Marcus se mueve por ahí buscando la máquina dispensadora de frutos secos y patatuelas cuando ve una pistola fuera de plano. Les han capturado. Entonces Donovan convence a Indy por las buenas de que se adentre a por el Grial disparando a Henry en el abdomen. ¿Por qué por las buenas? Disparó a Henry, no al propio Indy, ¿no?. Indy supera fácilmente la primera prueba, que consiste en arrodillarse para rezar el Rosario mientras una cuchilla casi rebana la fedora. La segunda es más divertida: es jugar a la rayuela (o cascayo) sobre el nombre de Jehová, con lo que Indy casi se cae al abismo. Oye una voz cascada que le grita: "¡Iehova en latín! ¡Junior, animal, con "I"! ¿Para esto te he enseñado yo lenguas antiguas?". –¡Que no me llames Junior!. Henry no afloja ni con una bala en el vientre. Con esta corrección Indy logra salvar la prueba y llega al último desafío: saltar sobre un abismo para demostrar su fe. Pero si yo no creo ni en Dios ni en Roque –Se dice–, pero oye las voces de Sallah urgiéndole a resolver la situación, así que salga y que sea lo que tenga que ser. ¡Ay, amigo! ¡El abismo tiene un puente que es un trampantojo y que por eso no se veía! Pues hala, vamos pa' allá.

Indy llega a una sala donde hay un viejo vestido de caballero medieval y un montón de copas. El viejo de entrada se le pone agresivo, pero cuando va a levantar el mandoble el peso le vence y se cae. Indy lo observa y le dice que si ha dejado ya de hacer el payaso. El caballero le dice que está feliz de que por fin alguien le venga a dar el relevo, que tiene ya setecientos años cotizados ahí, y que ya le toca disfrutar de un viajecito a las Bahamas por su jubilación. Indy le corta y le dice que tiene prisa porque... y en ese momento llegan Elsa y Donovan que gracias a que Indy pasó primero han podido superar las pruebas sin que a ella ni tan siquiera se le corra el rimmel. Entonces Donovan dice que bueno, que ahí están y que el Grial para él, que de vez en cuando convidará a Hitler a beber del mismo, pero sin tonterías. El caballero le dice: "Tienes que escoger entre todas estas copas, y escoge bien, porque si no... ya verás, ya, jijiji". Donovan se siente abrumado ya que él en realidad no es más que un paleto con dinero e ínfulas de grandeza y pide a Elsa, que para eso tiene estudios, que escoja por él. Ella le acerca una copa: –Esta, la rosa con la pegatina de Hello Kitty es sin duda el caliz de Cristo. –¡Qué hermosa es –Replica Donovan– y bebe de la misma quedando al instante más consumido que Fabio McNamara y muriendo de forma desopilante.

Indy se dispone a escoger ahora y ve un copón de madera barnizada. Esa es la copa de un carpintero, se dice, y al beber de ella nota que se le prolonga la vida instantáneamente, con lo que podrá todavía hacer películas hasta una edad bien avanzada. El caballero le advierte que no pueden sacar la Copa más allá del sello de la entrada, que es lo que él firmó por contrato cuando accedió a este trabajo de ser guardián del Grial.

¡Se me queda el pobrecico como una pasa!

Indy y Elsa se llegan con la Copa donde Henry, y rápidamente le dan de beber y le echan líquido en la herida. –¡Si escuece es que está curando! –Le dice Indy–. Hasta la bala se disuelve y Henry está de repente sano como una lechuga. Los nazis, muertos Vogel y Donovan y sin líder al que seguir, huyen y se dispersan, así son ellos.

Entremedias de esto Elsa coge el Grial y dice "Indy, vámonos, que tenemos el Copón y una piel tersa para siempre", pero cuando pasa por el sello el templo empieza a derrumbarse y se abre una grieta en el suelo a la que cae Elsa. Vemos de fondo al caballero gritando, cagándose en la puta juventud que nunca hace caso a lo que dicen los mayores. Elsa cae a la grieta y en un saliente de la misma está el Grial, Indy sujeta a Elsa pero ésta se escurre. –¡Elsa, deja el Copón, ya te compraré yo cremitas!. Pero no sirve de nada, Elsa cae al abismo. Ahora es Indy el que pende del abismo buscando la copa mientras le sujeta Henry. –¡Junior, deja el Grial, que me he dado cuenta de que te quiero a tí incluso más que a la Copa esa, cachorro! –¡Que no me llames Junior! –¡Bueno, pues Indiana!. Esto conmueve finalmente a nuestro protagonista que se agarra a su padre, deja la Copa en el abismo, y salen todos del templo que sigue desplomándose mientras el caballero blasfema y maldice (de nuevo, ni una bomba H amenaza más el patrimonio que el paso de los Jones).

Indy pregunta a su padre qué ha significado el Grial para él, a lo que el padre responde "Iluminación, he estado toda la vida buscando el Grial, y lo bien que podía habérmelo pasado compartiendo tus aventuras. Hablando de aventuras, no te lamentes por Elsa, era un poco traicionera, ya nos echaremos otra novia". Cuando Indy va a replicar diciendo que la próxima vez se echarán una novia cada uno y que amor sí, pero que corra el aire, Sallah pregunta qué significa eso de Junior. Henry explica que es el verdadero nombre de Indy: Henry Jones Jr. Que su madre quiso llamarle Robustiano, pero que él no aceptó. Indiana era el nombre del perro de Lucas, explica Henry. Sallah va a preguntar que quién es el Lucas ese pero ven a Marcus salir cabalgando en busca de un restaurante y rápidamente salen detrás de él, no sea que se caiga del caballo, perdiéndose sus siluetas en el horizonte.

Producción

George Lucas empezó a redactar historias con locas ideas, como que todo comenzara en una mansión embrujada donde Indiana Jones lucharía contra un fantasma, para luego irse a África a rescatar a a un pigmeo bicentenario secuestrado por los nazis mientras se enfrentaba al Rey Mono, uno de los nazis tenía un brazo mecánico que utilizaba para hacer el saludo fascista sin cansarse. Spielberg contrató a Chris Columbus para que diera forma a todo esto y si no querías tazas toma dos: añadió zombies y un juego de ajedrez tamaño natural donde los jugadores eran fulminados si hacían mal la apertura siciliana.

A Spielberg todo esto le parecieron gilipolleces y disparates y propuso introducir en la historia al padre de Indy y hacer del Grial el centro de la historia. Spielberg logró convencer a Lucas de esto sugiriéndole que la dinámica entre los dos personajes principales podría ser semejante a la que tenían ellos, donde Lucas era el padre cascarrabias que inventaba las historias locas y Spielberg el que corría la aventura de hacerlas digeribles para el público. La película es, pues la búsqueda arqueológica -pues el padre es más viejo- de la propia identidad de Indiana jones, y que acepte a su padre, pues es lo que hay y lo que le toca, más allá de la búsqueda del Santo Grial.

Indy reflexionando sobre cómo su padre ha preferido durante toda su vida esa Copa antes que a él. Duro, ¿eh?.

Para sorpresa de nadie, Harrison Ford fue escogido en casting para interpretar a Indiana Jones mientras que Sean Connery fue el elegido para interpretar al padre del aventurero porque había sido James Bond, y en los sueños húmedos de Spielberg Indiana Jones era el hijo espiritual de Bond, así que así sería también su hijo biológico. Connery aceptó el papel solo a cambio de que su personaje se acostara con la antagonista femenina y fue una decepción muy grande para él que esto ocurriera fuera de plano, y que por tanto, no se rodara. Alison Doody fue escogida para hacer de Elsa precisamente por haber sido una chica Bond y por su falta de habilidad para conducir lanchas, la cual haría mucho más divertida y caótica la filmación de la persecución veneciana.

El rodaje se produjo en varios sitios. En platós más o menos cutres y en desiertos estadounidenses y almerienses (que son más baratos). El palacio del sultán de Hatay iba a ser la Alhambra de Granada, pero los conservadores del monumento no accedieron, por lo que sea, a introducir en helicóptero un Rolls en el Patio de los Leones. El equipo de la película les acusó de adolecer del espíritu aventurero del ficticio arqueólogo, para quien la acción está por encima de cualquier consideración al patrimonio, y al final tuvieron que rodar la escena en otro sitio. El resto se rodó en Venecia (vistiendo a todos los turistas como personas de los años treinta) y en Petra, donde se provocó un terremoto para rodar la escena final del templo del Grial.

Para el propio Grial quisieron usar el Cáliz de Valencia, que algunos historiadores señalan como la verdadera copa usada por Cristo, pero esgrimiendo no se qué escrúpulos raritos la Iglesia Católica se negó a ceder la Copa para la película, así que tuvieron que comprarse un vaso que diera el pego en un bazar chino.

En cuanto efectos especiales, la muerte de Donovan se rodó con tres momias en diversos estados de descomposición, lo que facilitó el papel de Alison Doody, la actriz que interpretaba a Elsa, cuyos gritos de asco y horror son reales.

La banda sonora siguió siendo de John Williams, quien siguió haciendo el tinininiiii tininiii y a esto le añadió temas como el del Grial, el tema de Tapón en esta película lo quitó, porque Tapón no aparece y quedaría raro que sonara.

Recepción

Al igual que su predecesora la película se consideró solamente apta para adultos y para adolescentes un tanto raritos y, quizá en parte por ello, la película fue un taquillazo al igual que las dos anteriores de la saga. Al éxito de la película contribuyeron también críticas como la de David Backward quien consideró la película «Ruidosa, brutal e infantil, Indiana Jones y la última cruzada es una declaración de imbecilidad artística, e inclusive moral. Se trata de un relato sin historia, y pura acción sin nada de esencia». Por su parte el crítico Joseph McWicked elogió a los nazis aparecidos en la película « [...] los villanos nazis caricaturescos parecidos a los de El arca perdida fueron remplazados por otra clase de nazis más genuinos, uno no puede menos de enamorarse de ellos [...]». El crítico Drowsy Fist por su parte elogió el film en los siguientes términos: «Indiana Jones y la última cruzada, al igual que las otras dos cintas de la serie, trata sobre porqué la gente va al cine y vuelve una y otra vez como si no tuviera otra cosa que hacer: todos quieren creer en un mundo distinto al real, que les parece una mierda. En tres décadas, los niños seguirán discutiendo sobre quién de ellos interpreta a Indy, mientras que los adultos tendrán que combatir contra la casi insoportable ansia por unirse a la diversión. Estaré entre estos últimos, porque soy un tipo aburrido de cojones». Desgraciadamente Fist no vivió lo suficiente como para aburrirse por tres décadas.

La película fue nominada a tres premios Oscar, incluyendo el de mejor banda sonora, aunque tuvo que conformarse con el de edición de sonido, porque a los miembros de la academia le hicieron más gracia las canciones de la Sirenita que las marchas nazis de Williams. En otros premios de esos menos importantes de por ahí, mucha nominación y poco galardón. Pero la película permanece en los corazones de los hijos y los padres que tienen una relación difícil, que incluso se roban las novias, pero en el fondo se quieren, así como de los que hablan lenguas muertas, que no es poca cosa.