Francisco Bizarro
Nacimiento Defunción | Extremoduro Imperio Incacola |
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Origen | La conquista de América |
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Sobrenombres | Pizarro, por algunos |
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Lugar de residencia | Perdido en la selva |
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Se dedica a | Explorador |
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Estado actual | Sigue buscando El Dorado |
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Hazañas logradas | No haber muerto en la excursión |
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Relaciones | Hernán Cortés (maestro) |
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Enemigos | Los Incas |
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Poderes especiales | Los suficientes para vencer a un pueblo que usaba arcos y flechas para defenderse. |
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Objetos | Pico, pala y mosquetes |
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he soñado con tener la armadura del caballero C-3P0
Francisco Bizarro, o para los amigos (es decir ningún indio, salvo el interprete Felipillo) Panchito Bizarro, es un extremeño iletrado que viajó en busca de aventuras, oro, mujeres y más oro a un continente inexplorado para terminar conquistando uno de los más grandes imperios que existieron en América del sur. Y no, no es la Guayana Francesa.
Infancia y juventud
Francisco Bizarro nació en una ciudad en extremo dura, ésta de verdad tenía que ser dura, para aguantar nativos como éste. Existen dudas acerca de la fecha exacta de su nacimiento ya que la madre al verlo nacer prefirió no reportarlo a las autoridades para ocultar la vergüenza. Se estima que haya nacido entre 1472 y 1478, debido a que ninguno de los años tampoco ha querido llevarse la efeméride de su nacimiento. Su padre fue Gonzalo Bizarro Rodríguez (un ex-soldado esquizofrénico con traumas de guerra) y su madre fue Francisca González (una desafortunada sirvienta de la familia Bizarro que fue sometida a las violaciones del ex-soldado). Además Francisco fue el hermanastro mayor de los conquistadores Gonzalo Bizarro y Hernando Bizarro.
La infancia de Francisco Bizarro fue muy difícil ya que desde su nacimiento fue rechazado por todos. Su padre lo odiaba y su madre lo quería sólo como amigo. Cierta vez, un alma caritativa le regaló un caballito de madera... pero este se murió. Sus compañeros de barrio jugaban a las escondidas con él, pero nunca lo buscaban. Y así paso el tiempo, entre juegos, algunas muertes no esclarecidas (en que desaparecieron todos los niños del barrio) y que su madre se recluyera en un convento. A la tierna edad de 34 años siguió el ejemplo de los jóvenes de su misma edad y decidió marcharse del hogar para buscarse la vida ya que no había quien le de propina en su casa.
Debido a que nunca aprendió a leer, ni a fabricar origamis o a cocinar tuvo que buscar un trabajo donde fuera útil la única habilidad que no necesitaba estudios: matar. Buscó trabajo en un matadero de ganado, pero lo despidieron por atacar a las pobres vaquillas a puñaladas. Luego se alistó en el ejercito español porque quería matar seres humanos y franceses. Fue en los tercios españoles donde aprendió rápidamente el estilo de vida del sadomasoquismo que imperaría el resto de su vida.
América
Primeros años
Francisco viajó al nuevo continente ya que estaba un poco harto de matar franceses, y sobre todo atraído por los diversos rumores de que había muchísimo oro se lo pasaba muy bien por allá, ya que primero tenías que ir en un crucero durante meses (y si tenías suerte) podías llegar a las paradisíacas islas del Caribe donde extrañas personas negras te trataban como dioses y te regalaban chocolates de cacao puro.
Ese fue el futuro que Panchito quiso encontrar cuando llegó a América, la cosa que encontró fue muy distinta, ya que Hernán Cortés ya había pasado por ahí y se había hecho con todo el oro posible y no quedaba nada por robar hacer en esas tierras. En ese momento de su vida es en el que se decide en ir a explorar nuevos territorios gracias a la conocida leyenda (inventada por la avaricia de algunos españoles de ese entonces) de que existía una ciudad de oro perdida en el sur llamada El Dorado (actualmente se cree que existe una ciudad hecha de Galletas Príncipe).
A invadir la conquista del Perú
Pancho decide ir al sur, en realidad sin la menor idea de a donde se estaba dirigiendo, pero su primer interrogante lo plantó en los puertos del revoltijo de Panamá: "De donde cojonez zaco la plata, hoztia".
Mientras que Bizarro trata de conseguir una buena respuesta conoce a Diego "Ojos Coquetos" de Almagro (Bizarro no era el único español interesado en conseguir oro para variar) con quién hace buenas migas. Además conoce a un cura jesuita ricachón llamado Hernando de Luque que bendecirá en nombre de la Santa Madre Iglesia y de los Reyes Católicos todo lo que Bizarro haga a partir de ese entonces. Luego de haber escuchado en secreto de confesión de un asqueroso indio, Hernando de Luque se entera de la existencia de un Imperio en donde todo esta hecho de oro.
Así empezó otra empresa de invasión y destrucción cultural más. Bizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de los juguetes sexuales, y Luque estaría al cargo del dinero y las infaltables misas para que Dios bendiga a esta noble banda de saqueadores contra todo mal.
Los 13 del Gallo
Primero se aventuraron en el mar. Encontraron varios puertos a los que renombraban ya que preferían ponerles un nombre español a aprenderse su nombre real. Puerto Quemado, Puerto del Hambre, Puerto de Piñas, Puerto Diarrea, Puerto Diego-por-ahí-No, etc.
Desde Panamá, donde habían sentado su base de operaciones, partieron en barco hacia el sur. Primero llegaron al Puerto de Piñas, un lugar al que denominaron así porque abundaba esta sabrosa y jugosa fruta. Recolectan todas las piñas maduras que encuentran y prosiguen su viaje.
Llegan a otro "puerto". Pero como en este lugar no hay nada de comer le llaman Puerto del Hambre. Se ven obligados a comer culebras, y como son venenosas, muchos mueren.
Un día, cuando los españoles parecen morirse de hambre, encuentran una gran olla conteniendo un caldo. Al ver unas cinco bolitas anaranjadas claras flotando en él, Francisco Bizarro exclama: "¡Miren qué ricos garbanzos!" Se dispone a coger uno para llevárselo a la boca; pero a un soldado se le ocurre revolver el caldo con el rústico cucharón de madera que había en la olla, y con horror descubren una mano humana. ¡Entonces se dan cuenta de que los habitantes de esa zona son antropófagos! ¡Las cinco bolitas que habían visto inicialmente eran las yemas de los dedos que sobresalían en la superficie de la sopita! Aterrados, los españoles corren al barco y prosiguen su viaje, vomitando de asco y horror.
Llegan después a otro "puerto". Pero como está plagado de indios salvajes, esperan la noche. En la noche incendian las chozas de los salvajes. Y al otro día todo está chamuscado, y por ello el lugar es llamado Puerto Quemado. Los indios sobrevivientes los atacan masivamente y Diego de Almagro pierde un ojo a consecuencia de una lanza que se la clavaron en su pobre retina. ¡Todos huyen al barco, dan media vuelta y regresan a Panamá!
Hasta que en otro viaje posterior llegaron a una paradisíaca isla tropical desierta con palmeras, arena blanca y una laguna azul. Allí se quedaron a descansar, a jugar volley-playa, a untarse bronceador entre ellos, y a retozar por ahí. A la isla la llamaron "Cock Island". Y bueno, todos eran hombres pero estaban urgidos, así que Pancho Bizarro los reunió y les dijo: "Los que quieran hacerse ricos conmigo sean valientes y atraviésenme la raya". Trece "valientes" se pasaron al lado Bizarro de la fuerza, y con ellos se enrumbó a otra isla vecina (Isla Gorgona) para continuar la aventura. Los otros se regresaron a Panamá con sus esposas.
El Inca Cuzqueño
Tras viajar durante semanas por la selva se encuentran con los incas, un vasto imperio basado en la venta al por mayor de cocaína y de llamas. Sin embargo, a los españoles les llamó poderosamente la atención que este organizado pueblo le dedicase muy poca atención al oro, de hecho era considerado una baratija, ya que lo que tenía valor era la planta de coca, no esa cosa metálica que no servía para nada. Concertaron un encuentro con el emperador Atahualpa en Cajamarca, viendo los incas que eran una pandilla de pordioseros fueron a su encuentro sólo con 30.000 hombres desarmados. Las crónicas de uno de los que acompañaban a Bizarro nos narran el encuentro:
Al despuntar el alba, la comitiva del rey indígena apareció por la puerta sur de la plaza donde nos hallábamos. Esperamos durante dos horas a que los súbditos se fueran colocando formando una extraña combinación de colores semejante al arco iris, al final me meé encima. Para demostrarles nuestra superioridad tecnológica, nuestro comandante Bizarro decidió que uno de los curas dominicos, el Padre Valverde, le mostrase una Biblia ilustrada. El señor de los indígenas la tomó con las manos y de pronto la tiró al suelo como si algo le disgustase, aparentemente acababa de ver una imagen de nuestro Señor Jesucristo mientras estaba sufriendo la Pasión. El padre exclamó: ¡Styago! ¡Styago! ¡Styago! La cual era la clave para rasgarnos las vestiduras. Mi señor Bizarro nos arengó a cobrar esa afrenta y nos dispusimos en formación de combate. Acabamos reventados, matar a tanta gente desarmada es muy duro. Sobre todo si lo tienes que hacer a mano.
Guerra civil entre españoles
Cuando por fin los españoles se hicieron con el poder en Cusco y todo parecía felicidad (sobre todo para ellos), salió a flote la maldición del español. Esta maldición consiste en que si en un mismo sitio se encuentran uno o más conquistadores españoles estallará una guerra civil. La ecuación que lo explica es la siguiente: donde es el tiempo, el número de armas y la cantidad de oro. Teniendo en cuenta la desproporción ente el oro inca y los cuatro arcabuces españoles que llevaron es fácil comprender como en un lapso tan corto de años se pudieron suceder tantas guerras internas.
La sucesión de los hechos es tan caótica que explicarla llevaría una eternidad. En definitiva, los españoles se dieron de palos entre ellos por culpa de una fiebre del oro, murieron todos y se quedaron sin oro y con nada. Durante este conflicto, Francisco Bizarro se enferma y tras la mala praxis de una traqueotomía se quedó sin cabeza. Y es que ya le decía su madre, "¡Hide puta! ¡Pero de que poco te sirve la cabeza! ¡Te mando a la compra para que me traigas leche y vuelves con este gato muerto!".
Estatuas ecuestres de Francisco Bizarro
Son un grupo de tres estatuas que el escultor estadounidense Charles Cary Rumsey fabricó a principios del siglo XIX. Desagraciadamente, nadie se las quiso comprar y casi se arruina. Cary Rumsey llegó a intentar convencer a las autoridades de México de que en realidad, una de las estatuas era de Hernán Cortés algo bajado de peso para que se la compraran, pero ante la negativa llegó incluso a ponerle un poncho y un sombrero mexicano al pobre de Bizarro para que se pareciera a Pancho Villa, pero inexplicablemente lo consideraron un grave insulto y lo echaron del país a patadas. Finalmente la ciudad de Buffalo aceptó la donación de la mujer del artista, harta de no tener sitio donde aparcar, ya que las guardaban en el garaje.
La segunda se encuentra en Lima, hasta allí la llevó subrepticiamente la pareja, el alcalde de la ciudad, sin saber que hacer con ella decidió ponerla en una plaza pública, muy famosa por ser un sitio peligroso donde la gente de bien sólo se acerca de día.
Finalmente Trujillo (España), la ciudad natal de Francisco Bizarro, tiene una de estas estatuas. Por las noches está iluminada con unos potentes focos para recordar a los vecinos que en cualquier momento puede cobrar vida y comenzar un nuevo orden de muerte y destrucción.
Bizarreitor
A comienzos del siglo XIX, mucho después de la muerte de Bizarro, las provincias de ultramar comenzaron a independizarse de España, donde estaban embobados con el bueno, el feo y el malo. Cuando en la Península se quisieron dar cuenta sólo les quedaba Cuba y un vale de descuento en Marruecos por lo que intentaron recuperar las colonias perdidas. Fracasaron.
Cuenta una leyenda que las estatuas de Bizarro mencionadas arriba fueron intentos de la corona española para crear organismos robocibernéticos clones del conquistador que volvieran a hacerse con los territorios perdidos, proyecto que fue calificado de bizarrada por expertos de la época como Julio Verne. Los androides fueron fabricados, pero debido al material del que estaban hechos murieron de hambre por no poder moverse (su alimentación se basaba en el jamón ibérico y la carne humana) quedando a partir de entonces como estatuas.
Cabe mencionar igualmente que junto a esta leyenda se mueve el rumor de que Franco habría pretendido resucitar dichos androides para entrar en la 2ª Guerra Mundial en el mismo bando que Caledonia del Norte, Andorra y Mongolia; al parecer consiguió que los dueños de las estatuas se las fueran a regalar, pero el fin de la Guerra debió suprimir los planes del pequeño hombrecillo.
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