Ópera

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La teatralización de la ópera es oportunidad para exhibir la belleza de sus actrices y cantantes.
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Freddy Mercury improvisando una opereta cómica.
Cita3.pngSilvio Berlusconi, un tenor notableCita4.png
George Bush sobre la ópera.
Cita3.png¿Por qué no Callas?Cita4.png
El Rey de España eligiendo para escuchar por vigésima vez Madama Butterfly con la interpretación de Maria Callas.

La voz ópera (en latín "navegador malo de internet") designa un género musical un tanto estresante en el cual el apreciador promedio no sabrá si poner atención principalmente a la música, la actuación, el decorado, las deliciosas damiselas, o todo al mismo tiempo. En particular los cantantes (denominados generalmente tenores) y las cantantas (denominadas generalmente tenoras) utilizan recursos vocales y arreglos poco comunes, todo en su afán de llamar la atención de una audiencia mayormente alicaída.

Antecedentes

Teatro de Dionisio en Atenas, lugar donde trágicamente murió parte importante del público debido al aburrimiento.

Las óperas son composiciones de orígen europeo que se propagaron en un medio con muy pocas distracciones a partir de mediados del siglo XVII. Había pocas distracciones porque por ejemplo no existía la televisión, dato curioso. Diversiones habituales eran perseguir cabras por el valle, emborracharse y practicar el sepso durante las noches (o durante todo el día). Un juerguista avezado podía vivir las 24 horas en este régimen, pero el común de los mortales debía buscar otras entretenciones. Es por eso que la ópera obtuvo un gran arraigo popular, al sintetizar historias de la tradición oral, composiciones populares europeas y música clásica.

Como los primeros intentos de una composición musical coherente con semejante híbrido resultaba en trabajos más bien cercanos al género de la partitura aleatoria, rápidamente surgió la idea de agregar representación teatral en las interpretaciones, lo cual dio el sello característico a la ópera.

Algunos musicólogos indican además que las tragedias de la Grecia clásica (revitalizadas durante el Renacimiento a falta de ideas nuevas) y la música carnavalesca italiana son los primeros atisbos de la ópera. También se citan como antecedentes los intermedios o música higiéncia del siglo XV, que se utilizaba en actividades culturales de larga duración para que la gente pudiera despertarse un poco e ir a los caricaturescos equivalentes de lo que hoy conocemos como los servicios sanitarios occidentales modernos.

Primeras óperas

Los tres tenores, que en realidad eran cuatro.

Síntesis de estos elementos fue la primera ópera considerada como tal, Dafne de Jacobo Peri, que relata la historia de una moza perdida en el bosque mientras es asediada por un anciano deforme y trastornado que años más tarde la literatura transforma en lobo por pudor. Esta pieza musical se caracteriza por un arreglo instrumental profundo y elegante y por los chillidos de la soprano que representa a la muchacha, elementos que le dan un carácter de gran intensidad a la obra.

Un trabajo posterior de Peri, Euridice, de 1600, es la primera ópera cuya partitura ha sobrevivido, aunque por la similitud temática con Dafne y la intensidad interpretativa es claro que la protagonista no sobrevivió y el autor menos luego de la noche del estreno.

El honor de ser la primera ópera que aún se presenta regularmente le corresponde a L'Orfeo de Claudio Monteverdi. Este trabajo, caracterizado por su gran extensión y riqueza instrumental fue sufriendo graduales cambios hasta nuestros días, a tal punto que sólo se presenta en la actualidad como corto de televisión con dúo de cantantes y música envasada.

Ópera italiana

La Scala de Milán, importante centro de la ópera mundial.

Las óperas italianas se consideran entre las más importantes del mundo, despuntando con las composiciones de los llamados Tre Ini (Rossini, Bellini y Puccini) durante los siglos XIX y XX, entre otros autores cuyos nombres ahora se utilizan para identificar pizzerías y expendios de helados. A esta tradición se suele añadir el trabajo escrito en italiano por autores de otros países como Haendel, Gluck y Mozart, que comprobaron rápidamente que sus óperas habrían sonado espantosamente en alemán.

Esta tradición tiene su origen en los intermedios antes descritos y en otros estilos populares como los madrigales que, como su nombre lo indica, se interpretaban durante la madrugada en las plazas. Este hecho contribuyó negativamente a la difusión de estos primeros intentos de obra, principalmente por la muerte de algunos autores a manos de furibundos pobladores insomnes. Más éxito obtuvo la monodia, con un solo cantante y pequeño grupo instrumental, que se interpretaba ya cerca del almuerzo.

Antonio Vivaldi incursionó tanto en música clásica como en ópera rock.

Desarrollos posteriores de la ópera en la ciudad de Florencia permitieron el nacimiento de la modalidad vocal del aria y la afroamericana, estilo cantado por una soprano a grito pelao mediante una técnica que permitía proyectar las líneas vocales a una audiencia amplia. Para quitarle protagonismo, las óperas de esos tiempos intercalaban breves comentarios recitados o cantados por coros, normalmente para criticar la calidad de la soprano. En Florencia también surgió la ópera por encargo, financiada y patrocinada por ricos mercaderes para promocionar sus productos como ron, cuerdas para embarcaciones y mármol, y cuyos trabajos se consideran los primeros jingles publicitarios de la historia.

Sin embargo, la ópera por encargo o a pedido tuvo su florecimiento en Venecia, donde se abrió el primer teatro público de ópera, el Teatro San Cassiano, en 1637. Este recinto fue inaugurado con la interpretación de la ópera inspirada en poeta veneciano anónimo Naufragio bajo el Puente de los Suspiros, en tres actos y con fastuosa orquestación, que relata el hundimiento de una góndola atestada de turistas. En esa ciudad los estrenos de las óperas coincidían con el Carnaval de Venecia, iniciándose además la tradición de los cantantes castrados, aunque eran muy pocos los que se ofrecían de voluntarios para el procedimiento de rigor, debiendo el príncipe dar golpe de cuchillo por mano propia en muchos de los casos.

En Roma también tuvo la ópera un desarrollo importante, con un estilo marcado por enormes coros, elaborados escenarios y temáticas centradas en el tema caballeresco y de la comedia. De esta tradición destaca la ópera de Michelangelo Rossi El caballero de dos yelmos, primera obra del estilo de intención didáctica para incentivar la anticoncepción.

A fines del siglo XVII surge la llamada ópera seria, sumamente aburrida, representada por obras de autores como Alessandro Scarlatti y Antonio Vivaldi, que produjo una crisis de convocatoria tal que luego tuvo que aparecer la ópera buffa, en la cual todo era teatro y circo.

Ópera romántica, Verdi y el Verismo

Me han robado todo el dinerooooooooo.

A partir del siglo XIX surgen los trabajos de ópera más conocidos de Italia. La ópera romántica, también llamada ópera del corazón u ópera de farándula se difundió rápidamente gracias a trabajos de importantes autores como Gioacchino Rossini. En su ópera Lamentos de una cortesana frente al maniquí, el drama romántico alcanza niveles emocionales extremos, con líneas de soprano al estilo de gemidos mientras la teatralización enfatiza el vínculo entre la protagonista y su inerte compañero de tablas.

Rossini sorpendió luego con óperas hoy conocidas mundialmente como El barbero de Sevilla y La Cenerentola, pero que no tuvieron tanto eco como su trabajo anterior, y era corriente que el público pidiese a gritos traer a la soprano con el maniquí como intermezzo de los actos. En la exigente ópera Guillermo Tell, la partitura de Rossini exige al tenor llegar en 250 oportunidades al "do de pecho", razón por la cual frecuentemente se cambia al cantante por una vaca o una nodriza.

Guiseppe Verdi fue el continuador de la tradición romántica de la ópera italiana, y se afirma que fue el primero en integrar en forma completamente armónica todos los elementos que componen este tipo de expresión. Su ópera Falstaff rompió con todos los moldes del género, a tal punto que rompió con la ópera misma, y luego nadie supo que hacer muy bien en esta materia porque no existía un pegamento que permitiera arreglar tal desaguisado.

En los últimos años del siglo XIX apareció lo que podía entenderse como el canto del cisne de la ópera. Otros lo identificaban en realidad como el último cacareo de gallina de la ópera. Así, en el verismo, encontramos temáticas violentas y centradas en personajes de los bajofondos. De estos tiempos destaca la Ópera Borracha, de métrica improvisada e irregular, y recitada en un idioma que se supone inventado por su autor anónimo. También son conocidas las óperas Cavalleria Rusticana y Pagliacci, que narra la historia de un payaso asesino y vendepatrias.

Ópera alemana

Con esas alas en la cabeza la Walkyria de Wagner podía arrancarse de los frecuentes lanzamientos de botellas y tomates al escenario.
Cita3.pngRobespierre, tan alemán como el lomo kassler y la cervezaCita4.png
Ludwig van Beethoven sobre uno de sus personajes cómicos.

La ópera alemana, caracterizada por su originalidad, fue escrita e interpretada principalmente en idioma italiano y sus temáticas hablaban de cuestiones nacionales como la Revolución Francesa como es el caso de la obra Fidelio de Ludwig van Beethoven, aunque luego hubo una reposición de la obra con temática completamente distinta. Otro autor de gran originalidad fue Carl Maria von Weber, que estableció la ópera dentro del Romanticismo alemán oponiéndose pero copiando al mismo tiempo al Bel canto italiano.

En este género (y también en el algodón y el poliéster) el principal representante de Alemania es Richard Wagner, el primer artista multimedia de la historia, fusionando en su visión de la ópera la poesía, la música, el teatro y la cerámica en frío. Sus obras principales, Tristan und Isolde, Die Meistersinger von Nürnberg, Der Ring des Nibelungen y Parsifal dan mucha más importancia a la orquesta con diversos motivos que se van repitiendo sin fin, tendiendo sus óperas al infinito. El resultado se traducía en partituras del tamaño de una alfombra persa que no había dónde poner, de modo que la orquesta terminaba tocando cualquier cosa, pero siempre en plan infinito.

El trabajo de Wagner supuso una pesada carga para los nuevos exponentes de la ópera, sobre todo cuando la carga se trataba de las partituras del maestro alemán. Es por ello que sus compatriotas poco después prefirieron cambiarse a la música electrónica dejando sin herencia a la ópera de ese país.

Ópera francesa

Pavarotti a Bono: "Aprende a cantar, es más alto".

La variante gala de la ópera tiene su nacimiento, cómo no, a manos de un italiano que va y se instala en la corte del rey Luis XIV, monopolizando esta expresión artística a tal punto que pudo darse el lujo de ser uno de los pocos usuarios de desodorante en el París de entonces. Pero el chauvinismo francés fue más fuerte al punto que se les ocurrió llamar tragédies en musique a la ópera común y corriente para confundir aún más al habitualmente confundido turista que pasea por la capital francesa.

En la década de 1820 la ópera francesa se destacó con la introducción de la Grand Opera, cuya escenificación requería de cantantes virtuosos y gran despliegue de fuegos artificiales, iluminación y pantomimas que aún son la envidia de U2. Hubo también un resurgimiento de la ópera cómica ligera (porque los teatros estaban construidos de madera), basada en chistes cochinos de grueso calibre sepsual, y de la ópera épica.

También hubo influencia de la ópera wagneriana en el trabajo de Claude Debussy Pelléas et Mélisande (1902), cuyo tema central, como su nombre lo indica, son las peleas y grescas de los barrios parisinos. Sin embargo, la mezcla de estilos resultó en un trabajo bastante bien incomprensible, recitado mitad en alemán mitad en francés, y con una gran orquesta que tapaba todo el relato. Al igual que los alemanes, los franceses no quisieron saber nada más de la ópera en lo sucesivo. La única excepción fue el Bolero de Ravel, compuesto en un salón de bolos y que cuenta con un único compás que se va repitiendo eternamente mientras el volumen sube hasta causar la sordera de quien lo escucha. El autor, conciente de la ruidanga que componía, decidió sacar a último minuto las voces, por lo cual se discute si este trabajo corresponde o no a una ópera propiamente tal.

Cantantes famosos

Casi nunca le va bien a José Carreras con las propinas luego de sus actuaciones.

Tenores

En cuanto a tenores líricos en sus distintas variantes existe una amplia gama de especímenes nombres famosos, por alguna razón mayormente italianos, entre los cuales se destacan:

Enrico Caruso como Canio en la ópera Pagliacci, intentando abrir un tarro de conserva gigante.
  • Andrea Boccelli: superventas de la música, ha vendido 70 millones de discos en el mundo de rap, breakdance, R&B, blues... y óperas. Es conocido como el Stevie Wonder de la ópera, porque es ciego. Inventor de la partitura en braille y único tenor que se ha atrevido a cantar en Tuvalu Ulterior. Aunque él no pueda percibirlo, fue elegido una de las personas más bellas del mundo por la revista People (Advertencia: Inciclopedia no necesariamente comparte las opiniones citadas por sus fuentes). Único cantante lírico que cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
  • Luciano Pavarotti: muy conocido por sus presentaciones televisadas junto a los Tres Mosqueteros Tenores (él junto a Plácido Domingo y José Carreras), y también muy conocido por su apetito voraz, Pavarotti destacó tanto en el canto lírico como en el Death Metal y las actividades filantrópicas. Fue elegido por la Revista People como una de las personas que estaban ubicadas en el último quintil de belleza del mundo. Se ganó una aparición en Fashion Emergency de MTV. Destacado lírico italiano, consagrado con sus interpretaciones en el célebre teatro La Scala, el Metropolitan Opera y uno que otro tugurio de cabareteras a fines de los años '60, bajo la dirección de Herbert von Karajan.
  • Enrico Caruso: tan bueno, tan pero tan bueno, que es considerado el mejor cantante masculino de ópera de la historia. Algunos afirman incluso que Caruso es también la mejor cantante femenina de este género musical. Estuvo más de 900 veces interpretando distintas obras en el Metropolitan Opera de Nueva York y se dice que también estuvo una cantidad de veces similar al interior de su casa en Nápoles. Fue además pionero en la grabación de óperas, aunque los discos de acetato de la época solían romperse con las vibraciones producidas por la potencia de su voz.
  • Plácido Domingo: como su nombre lo indica, este tenor consta de un estilo relajdo y algo aburrido, que sin embargo resulta muy apreciado por las nonagenarias que componen su fans club. Sus capacidades flexibles en lo vocal han permitido catalogarlo como un excelente varítono. Es además el actual director de la Ópera Nacional de Washington, ubicada en Calasparra. Su amplísimo repertorio le permite cantar en italiano, francés, alemán, español, inglés y ruso, siendo célebres sus duetos operáticos en esta última lengua junto a José Luis Perales. Son también conocidas sus versiones a dueto o en solitario de canciones de John Denver, Las Ketchup, Mocedades y Milli Vanilli. Plácido Domingo ha aparecido en muchas películas financiadas por Hugh Hefner, con una joven y sensual Ciccolina como coprotagonista.
Una pareja inigualable.
  • Josep Maria Carreras i Coll: nombre de chapa de quien realmente se llama José Carreras, es el tercer hechor integrante del delictual trío Los Tres Tenores. Carreras ha destacado internacionalmente en el ámbito de las carreras de caballos, en Cataluña interpretando repertorio estándar de ópera y personalmente al mando de su sintética fundación Fundació Internacional Josep Carreras per a la Lluita contra la Leucèmia (que nos sirve para alargar un poquito más el artículo).
  • Mario Lanza nombre artístico de un destacado cantante lírico y actor de cine venezolano al que su padre no le permitió cantar en el escenario. Y si ese fue el caso, ¿cómo se hizo conocido? Porque Mario "lanza" un estridente si sostenido y al quebrar los vidrios del vecindario fue expulsado del hogar y se vio obligado a seguir su vocación en los principales escenarios de la ópera mundial. Su carrera está plagada de éxitos, muriendo a los 38 años en Roma.

Sopranos

  • Maria Callas: aunque algunas biografías señalan que Callas es una cantante lírica estadounidense de origen griego, lo cierto es que era una inmigrante ilegal proveniente de Guatemala. Muy cercana al Bel Canto italiano, Callas destacó con sus adaptaciones a la música tropical de repertorio operático, como su excelente Congas a los Nibelungos, su Walkyria Sabrosona o su cadencioso Nocturno de Cumbias para Beethoven, trabajos representados en los más prestigiosos escenarios de Europa. Maria Callas también destacó en el ámbito de la farándula al entrometerse en el matrimonio entre Aristóteles Onassis y Jackie Kennedy.
  • Montserrat Caballé: extraordinaria soprano de origen catalán, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 1991 y se rumorea que también lo recibirá el año 2051. Caballé puso de moda la gruesa contextura como parte de la estética de la ópera, cuestión a la que adhirieron casi todos los tenores, sopranos y demases voces, salvo deshonrosas excepciones. La soprano mantuvo una relación con Freddie Mercury que fue fructífera en lo musical pero no en el amor, como es lógico.
  • Beverly Sills: originaria de Beverly Hills, como su nombre lo indica, y no de Nueva York como el vulgo supone, Sills fue una extraordinaria empresaria que cantaba muy bien además. Salvó de la quiebra a la New York City Opera, convirtiendo a ese teatro por lo tanto en el único que presentó obras de este género musical durante 30 años en esa ciudad. Fue conocida como una soprano de gran coloratura, con lo cual también destacó en las artes plásticas a nivel internacional.

Véase también


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Artículo destacado

Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular.

Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.

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