Senaquerib
Senaquerib (Acadio: ;Simbad el Mariqueb) fue uno de esos reyes de Asiria tan famosos y populares para los centenials y pandemials, ¿quién no conoce a estos influencers mesopotámicos?, más si también gobernó Babilonia, la ciudad de la que el sacerdote local siempre habla describiéndola como socialite. También reconstruyó Nínive para hacerla su capital y no tener que regresar a Asur porque había olvidado pagar la renta del castillo y debía mucho a su casero.
Hijo y sucesor de Nalgón II, iba a lugares de moda como el Creciente fértil, tuvo enfrentamientos contra otros juniors porque era un conflictivo, le ganó en visualizaciones (y soldados muertos) a otros influences contemporáneos como Elam, Urartu y el tipo que se vestía con vendas de Egipto. Humilló al rey Ezequías de Judá a puro twitazo (y espadazo) incluso se quedó con Jerusalén y arrasó Babilonia no, una, ni dos, ni tres, bueno, sí tres veces cuando se revolvieron contra su dominio, en la última su hijo y heredero Aššur-nādin-šumi (conocido como Junior) fue matado por sus propios hombres por su forma tan veraniega y babilónica de vestir en medio de una revuelta, el conflicto sucesorio se resolvió cuando los otros dos hijos de Senaquerib le mataron para quedarse con el trono y luego se mataron entre ellos.
Vida
Comienzo del reinado
Es imposible saber cómo fue su infancia pues hace 2700 años los padres no subían las fotos de sus niños a Instagram para no encariñarse, por la clásica esperanza de vida infantil que no superaba el 0.001%, pues bien, no sabemos cómo fueron los primeros años de Senaquerib, pero sí de cuándo comenzó su reinado. Cuando señor don Papá se murió, dejó el Imperio asirio en buenas condiciones, no debía impuestos, la producción de esclavos era beneficiosa para todo el mundo (excepto para los esclavos) y las recaudaciones de tributos llegaban puntualmente gracias al sistema Pay-Cobrador-con-espada-Pal. Sin embargo a penas la palmó el viejo Nalgón II los envidiosos que querían su libertad, que era del rey en realidad no de ellos porque no podían pagarla, se levantaron en armas para independizarse.
Entre estos destacan los reinos de Egipto, Uratu y Elam. Uno de los reyes de ahí, vaya a saber dios cuál, se envalentonó y se fue a dar piñas a Mesopotamia, dando problemas a los asirios en sus propios territorios, incluso llegando a Babilonia donde se robó todos los juegos de azar y a las meretrices,. Para quedar bien con los de la metrópoli, Senaquerib fue hasta Babilonia, se proclamó su rey sin firmar los papeles necesarios, sin adoptar un nombre real babilónico y sin dar los obsequios (tributos u sobornos, como quieras llamarles) a Marduk y a su séquito de corruptos sacerdotes.
La campaña de Babilonia
Hay rebelionosos por todos lados y en Babilonia no hay excepciones. Un anónimo local, expulsó a los asirios y se hizo con el poder porque tenía unos cojones como huevos de avestruz pero el cerebro también como de avestruz; pues confió en el exmonarca derrotado por Sargón para su corte y lo traicionó antes de terminar la primera cena de victoria. El ex-rey Merodac-Baladán de nuevo tomó el poder y recabó apoyos para combatir a los asirios gracias al tesoro que había enterrado en las letrinas reales antes de que los conquistadores saquearan todo. Se aseguró el auxilio del rey de Elam, y junto con sus poderosos generales con nombres de jefes de videojuegos conquistaron las más importantes ciudades, haciéndose con el apoyo de estas y de tribus cercanas, porque en esos tiempos las tribus eran de temer y no se dedicaban solo a criar cabras.
Senaquerib reaccionó como cualquier rey asirio comandando a su ejército completo, tomándose selfies en el camino con cara de enojado para desmotivar a sus enemigos. Llegaron y se arrojaron contra los rebeldes haciendo esa característica bola de polvo donde salen piernas, brazos y espadas pero no se ve de quiénes son, hasta que se disipa y los únicos con vida son los asirios, mientras los babilonios y aliados están con ojos de equis (no nos crea a nosotros, eso dicen las crónicas asirias). A continuación, Senaquerib entró vencedor en Babilonia, golpeó poderosamente una mesa con su pene hasta romperla en dos para demostrar poder, dijo que las cosas iban a cambiar y colocó otro rey títere y se llevó tesoros, reliquias y esclavos, luego se dio la vuelta y soltó unas lágrima porque si le dolió ese gesto de hombría y necesitaba un médico de penes.
La campaña de los Zagros
Mientras Sena había llamado a todas sus tropas contra Babilonia, el rey Ishpabara de Ellipi vio de que pronto no había nadie que estuviera apuntándole constantemente con una flecha para que pagara impuestos (cosa que se hacía con los reyes conquistados, lo que era un poco estresante para todos), se levantó en armas. Senaquerib de nuevo se tomó selfies y compró cabras de montañas para usarlas en vez de caballos para brincar sobre las montañas, los montañeses fueron tomados por sorpresa porque esperaban que los asirios tomaran el camino, fueron esclavizados y obligados a hacer un monumento de Senaquerib sobre una cabra inusualmente sexy.
La campaña del Oeste
Seamos claros, los reyes antiguos tenían dos opciones, o conservar la paz y aburrir a sus cortesanos y los cortesanos o generales aburridos generalmente dan Golpes de estado, o tenerlos ocupados guerreando para conseguir territorios y riquezas. Por eso Siria y otros lugarcitos terminaron también levantándose pero esta vez no solos porque ya habían visto en el noticiero de la noche como quedaron los anteriores reyes, así que con música de Avengers dispusieron hacer una coalición de los reyes más poderosos de la Tierra (la Tierra sólo era Mesopotamia y un poquito más de monte y culebra), integrándose por Siria, el beligerante Shabitko, por Fenicia, el soberano Luli, de Cilicia el comandante Cilicio (?), por Tarso los griegos que aún usaban pañales, por Judá el suertudo Ezequías y todos ellos comandados por algún Faraón egipcio del que no nos dicen su nombre, posiblemente sea el de Yu-Gi-Oh!
La campaña de Judá y el sitio de Jerusalén
En menos tiempo del que me costó escribir esta sección del artículo, Senaquerib ya había reconquistado la mayoría de territorios anteriores, los mencionados ahora eran esclavos que servirían como reposapiés en el palacio del asirio, las ciudades destruidas y las vidas saqueadas, lo único que quedaba en pie era Judá que se había salvado por el momento porque estaba lo suficientemente lejos para que la pereza de ir el mismo día pudiera más. No se pudo decir lo mismo de la mañana siguiente, a medio día Ezequías ya estaba de rodillas pidiendo por su vida y la de su pueblo, ofreciendo todo lo que tenía y diciendo que el egipcio le había lavado el cerebro, así pudo salvar Jerusalén.
Luego cambiaron un poco las cosas en la Biblia diciendo que fue una victoria aplastante de los hebreos, porque un ángel llegó y mató a un millón de asirios que estaban acampando fuera de la ciudad y que Senaquerib se rindió reconociendo el poder de Yahvé. Los historiadores serios aseguran que fue por otra cosa aunque no saben cuál por lo que tienen que inventar cosas poco serias, por ejemplo que no fue un ángel asesino, sino un demonio asesino, o que un ejército de ratones llegó de la nada y se comió las armas de todos los asirios. Lo importante es que no llegaron a Egipto y regresaron a su casa a seguir gobernando.
La segunda campaña de Babilonia
¿Adivinen quién regresó? Sí, el rey Merodac-Baladán que se había vuelto a ocultar en las alcantarillas de Bablonia y que salió nuevamente a intentar ser rey, sí, nuevamente con las mismas estrategias que no le habían funcionado antes. Con un ejército de ratas de cloaca retomó Babilonia, luego marchó por otras ciudades que nunca has oído nombrar y quizá nunca lo vayas a hacer en toda tu vida a menos que vayas a ser un historiador de los aburridos. Senaquerib al otro lado del imperio combatiendo contra los Decepticons del desierto puso cara de fastidio y fue personalmente a acabar de una vez por todas con esa molestia que cada cierto tiempo aparecía.
Tras la derrota de los asirios por los ratones en Judea, Senaquerib contrató un escuadrón de gatos mercenarios para que acabaran con esas plagas, cosa que le funcionó contra Merodac-Baladán terminando así con sus acompañantes, orillándole a ocultarse de nuevo en las coladeras. Para que esta situación no se repitiera en el futuro, se mandaron cerrar las coladeras, alcantarillas y cualquier otro reducto donde el antiguo rey pudiera salir y en lugar de poner un rey babilónico títere, Senaquerib puso a su propio hijo y heredero a gobernarla. Así con una ciudad que se inundaba en época de lluvias y un rey nuevo, Babilonia por fin fortaleció su pertenencia a Asiria.
La campaña de Nippur
En realidad como no estaba sucediendo nada interesante, este día de campo se suscribió como la quinta campaña militar. Lo que sucedió fue que en el reino de Elam, una revuelta palaciega destronó a un rey de nombre imposible de pronunciar para instaurar a otro rey con un nombre aún más difícil de pronunciar, lo que ocasionó algunos actos de vandalismo y quema de neumáticos en las calles. Senaquerib envió a tres soldados a poner orden en ese reino alejado de su mano, dos soldados reprimieron la rebelión mientras otro tomaba las fotos para el anuario. Se ensalzó este logro para que ese año no pasara inadvertido.
La reconstrucción de Nínive
El imperio asirio nunca tuvo ciudades bonitas por sí mismo, al ascender al trono Senaquerib abandonó la inacabada ciudad de su padre, Dur Sharrukin, que tenía más montes y culebras que palacios o agua potable. Viendo qué ciudad tenía todas las comodidades y sin tener que empezar los cimientos porque tardan mucho y luego abrir las tumbas para edificar edificios trae maldiciones (eso se creía antes y la ciencia moderna sigue diciéndolo) por eso reacondicionó la antigua ciudad de Nínive que ya tenía casi todo hecho, sólo requería pintura nueva y algunos sacrificios rituales para verse de nuevo linda.
Lo primero que hizo fue hacer más grandes sus muros perimetrales, pues en los originales no le cabían todos sus caballos último modelo, hizo calles a las que les puso nombres de todas sus estrellas pop de la adolescencia, construyó plazas para conciertos, elaboró un puente para no mojarse las sandalias nuevas, hizo un foso nuevo que rellenó de cocodrilos, caimanes y una especia de hipopótamos que gustaban de comer huesos humanos sacándolos por la boca de la víctima sin romper la carne, era un perfeccionista. Justo en medio el gran Palacio con sala de cine, pista de patinaje, oratorio a sus deidades heréticas, salón de baile, bufete y una sala de tortura donde los viernes transmitía en vivo a todos sus seguidores.
La campaña de Elam
En el 694 a. C., Senaquerib se obsesionó con una historia de piratas estirables, por lo que decidió a llevar a cabo una campaña a territorio elamita en busca del One Piece que, posiblemente o negativamente, podría estar ahí. Muchos historiadores dicen que estaba en sus últimos años y su mente ya no funcionaba debidamente, otros historiadores más serios dicen que comió una fruta rara y se sentía que también se podía estirar como goma, bueno, para ello construyó una flota a la que incorporó marineros fenicios y chipriotas. Estos navíos descendieron por el Tigris, el Panteris, el Leonis, hasta llegar al Jaguaris y desde ahí unos sujetos muy fuertes y muy esclavizados los arrastraron al Eúfrates. Llegaron a Caldea donde tuvieron aventuras y comieron caldo, finalmente llegaron a Nagitu, saquearon varias ciudades y no encontraron el One Piece, ni siquiera sabían cómo era o si era un objeto por lo que estaban evidentemente confundidos mientras preguntaban por él a la población que también estaba confundida. Como respuesta el rey de Elam invadió Babilonia por el norte, capturando el hijo mayor de Senaquerib aprovechando que no había guardias porque era la ora de echar la paja.
Senaquerib se dio cuenta que no podía creer en todo lo que veía en la tele, a lo mucho la mitad, se reorganizó como antes sin barcos y sin piratas, derrotando a Elam, a Babilonia y a los vendedores de merchandising de anime que querían revenderle todo a altos precios. Llegó al castillo de Elam y mató al rey, inmediatamente después le avisaron que ese era un rey nuevo que había depuesto al anterior por traidor a Asiria, Sena le dijo "buen trabajo" al cadáver y regresó a Nínive bastante contento de haber recuperado la cordura.
La destrucción de Babilonia
Cansado de tanta tontería, mandó flechear a todos los que estaban manifestándose contra su hijo en las calles de la ciudad de Babilonia, Senaquerib no sabía que su hijo no sabía que también estaba entre los manifestantes pues pensaba que era un carnaval y nadie lo reconocía porque no lo veían mucho gobernando o haciendo algo. Cuando le informaron que estaba entre las víctimas, el rey asirio tomó a decisión que era correcta desde el inicio liberar la ciudad para que se autogobernara, acabar con todo para siempre haciendo la primer arma de destrucción masiva que se conoce, uniendo estiércol de camello, caballo, elefante, impala, de sí mismo con una buena dosis de hechizos a Bel, detonándola y dejando Babilonia en su estado actual, una pila de cac... escombros.
La paz y el problema sucesorio
Tras la destrucción de Babilonia, los ocho años restantes del reinado de Senaquerib fueron de aparente paz, ya sabemos dónde estaba el problema. El rey permaneció en su exclusivo Nínive Night Club, entregado a sus generales alguna campaña punitiva contra pueblos pacíficos y cooperadores para recordar quién mandaba. Los también desobedientes elamitas ya no tenían ganas de pelear ni de vivir ni nada, por eso tampoco daban problemas.
La muerte de su príncipe heredero provocó una grave crisis en la corte, ya de por sí chismosos, intrigosos y traicioneros. La costumbre era que el hijo mayor se hiciera rey, pero que si no se podía, el monarca a cargo podía decidir a quién quisiera de todo el reino, desde alguno de sus otros hijos hasta al gato del cocinero que se encargaba de las ratas de la despensa. Todos se pusieron a conspirar, matándose los unos a los otros hasta que la corte quedó vacía, el rey murió porque también lo consideraban un heredero probable de sí mismo (no eran los más listos) y el gato gobernó durante un interregno de un mes hasta que fue época de celo y abandonó el palacio. Unos días más tarde apareció Asarhaddón, el último hijo de Senaquerib que había ido a comprar víveres y vio la corona abandonada, lo demás es historia.