Incilibros/Manual de conversión al judaísmo

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¿Es usted un gran amante de la cocina ashkenazí? ¿Desea mejorar sus posibilidades de que lo acepten para ese papel en aquella película norteamericana? ¿La familia de su novia no permite que le acerque su miembro incircunciso? ¿Siempre soñó escapar de la Unión Soviética y no consigue visa a Israel?

En ese caso lo mejor que puede hacer es raptar a su novia, llevarla consigo a Estados Unidos, comenzar un curso de actuación y reservar mesa en algún restaurante de Brooklin.

Pero si es usted un hombre hecho y derecho y quiere hacer las cosas como es debido, tendrá que convertirse al judaísmo. Normalmente la conversión le llevaría largos años de estudio y de un sincero acercamiento espiritual al pueblo de Abraham y su religión. Se trata de un camino largo y doloroso. El objetivo de esta guía es acompañarle durante ese camino y hacérselo mucho más corto y mucho más doloroso. Con el presente manual y un bisturí, en pocas horas usted podrá convertirse en el judío ejemplar.

Instrumentos

Antes de llevar a cabo la conversión es necesario que se aprovisione con los siguientes elementos:

Afílese antes de usar.
  • Un bisturí o en su defecto un cuchillo de cocina, un machete o una cimitarra. Un objeto punzante a elección es el único instrumento insustituible en la presente lista. Más tarde puede servirle también para defenderse de ataques antisemitas. Una uzi puede resultar más útil para esto último, pero tenga cuidado de no mezclarse, los rifles automáticos pueden no ser los instrumentos de mayor precisión a la hora de realizar la incisión en la parte superior de su miembro sexual.
  • Una botella de vino. Tome un poco antes de la operación para calmar el dolor. El vino debe ser kosher, puede usar lo que te sobre para las posteriores bendiciones rituales. Si no le sobra tiene un problema, no debe emborracharse: no vaya a cortar más de lo necesario, no confunda esta guía con el Manual para convertirse en eunuco.
  • Un saco bien abrigado. Según la ley judía el hijo de una madre judía es judío automáticamente, sin condiciones. Así que deberá entrenar a la suya para que se comporte como un autentica Ydishe Mame. Explíquele que tiene que preocuparse por si usted está bien alimentado y ofrecerle el abrigo para que se cuide del frío, aunque tenga cien kilos de sobrepeso y haga cuarenta grados a la sombra.
  • Dinero. Mucho dinero. Acumúlelo, atesórelo, adórelo y reprodúzcalo por arte de magia. Si es necesario venda a su patria para conseguirlo. Ya que los goyim lo van a discriminar por eso, lo tenga realmente o no, mejor que lo tenga, que si no masacran su aldea siempre lo puede sacar de algún apuro. Si quiere ser judío al menos conviértase en un judío rico. Para ser un judío pobre se podía quedar en Rusia o irse a Sudamérica. Eso sí, si va a dedicarse a la usura, recuerde incluir la piel, la sangre y las venas junto a la libra de carne en las cláusulas de los contratos. Tampoco se olvide de enviar los correspondientes honorarios al redactor de este manual.

Cosas que no necesita

Gracias al manual usted se ahorra de los superfluos participantes habituales:

  • Un rabino. Si alguno le pregunta quién ofició la ceremonia de conversión, respóndale siempre que fue el de la corriente opuesta. No se hablan entre ellos así que nunca se van a enterar. Hay quienes sugieren que la conversión de este manual no es realmente la más estrictamente ortodoxa, varios rabinos no la reconocerían, así que mejor ni invitar a esos malnacidos. Si no se atreve a decir usted mismo las complicadas bendiciones en hebreo o a falsificarlas balbuceando en geringoso, puede conseguirse una grabación y añadirle barba y kipá al equipo de audio.
  • Un moel. Ni tampoco un cirujano ni un anestesista. Córtese a si mismo. Nada probará mejor su verdadero compromiso al judaísmo. Ni su avanzado estado de desequilibrio mental.
  • Diez varones judíos mayores de trece años. Supuestamente ese es el mínimo de asistentes para que una ceremonia judía tenga validez. Por supuesto, cuando no es posible reunir ese mínimo por causas de fuerza mayor, la ceremonia aún es válida. Ver a un loco mutilarse a sí mismo el pene, es una causa mayor a las fuerzas de todos esos blanditos que le rechazarán la invitación.

Preparación

Es importante que entienda que a diferencia de otras religiones que mantienen creencias absurdas como que un hombre puede caminar sobre el agua, convertirla en vino y multiplicar la comida, el judaísmo sólo acepta cosas perfectamente sensatas como que las mujeres se pueden convertir en estatuas de sal y que en un país desértico pueden llover ranas. Las creencias y leyes judías se desprenden naturalmente del sentido común y por lo tanto son muy fáciles de aprender. A continuación le ofrecemos un sencillo cuestionario que le ayudará a interiorizarte rápidamente los conceptos básicos del judaísmo.

Este tío no es el mesías
P: ¿El viejo testamento? R: Bueno.
P: ¿El Nuevo testamento? R: Malo.
P: ¿Moisés? R: Bueno.
P: ¿Jesús? R: Mmmm... no, no me suena.. ¿De qué banda de rock dijiste que era?
P: ¿Puedo comer jamón? R: Sí, pero que nadie te vea.
P: ¿Puedo trabajar o hacer otras actividades en shabat?. R: No, pero hazlas igual, si te preguntan era cuestión de vida o muerte.
P: ¿Puedo fumar marihuana? R: Sí. Menos en shabat, a menos sea un caso de vida o muerte (Si tiene dudas vuelva a la pregunta anterior).
P: ¿Realmente tengo que cumplir con todas esas leyes y costumbres tediosas? R: No, es imposible cumplirlas todas. Arrepiéntase el día del perdón y prometa enmendarse al año siguiente. Empiece por emborracharse en las fiestas y cumplir sus obligaciones maritales para con su esposa.
P: ¿Puedo casarme con varias mujeres a la vez? R: No, idiota, eso era si se convertía en mormón. Eso sí, el judaísmo permite el divorcio, puede cambiar a su mujer cuando se vuelva vieja y fea.
P: ¿Puedo mantener relaciones con los miembros de mi mismo sexo? R: No, pero si justo se emborrachó en honor a la fiesta entonces no es su culpa. Además así podrá cumplir con eso de no codiciar a la mujer del prójimo.
P: ¿Qué más debo conocer acerca del judaísmo? R: Sin ser los 613 preceptos, los 33 libros del Tanaj, los 63 tomos del Talmud, los tratados de Maimónides, los protocolos de los Sabios de Sion, y la producción artística y filosófica de los eruditos en los últimos mil años: nada. Ya está listo para proceder, pase a la siguiente sección.

Conversión

Tome el bisturí. Circuncídese. Grite. Felicidades: es usted judío.

Primeros pasos como judío

Con el glande al descubierto ya se le parece usted bastante. Descubra la lengua y quedarán igual de inteligentes
  1. Luego de que se calme un poco su sufrimiento y agonía deberá tomar su primera decisión como hombre judío: qué hacer con el prepucio. Aunque al principio pueda parecer divertido, no le recomendamos que lo use para confeccionar títeres o marionetas. Si tiene la suerte de no morir de una infección, le aseguramos que este no es un recuerdo que querrá rememorar con frecuencia, es mejor si lo tira.
  2. Afíliese a una corriente, comunidad o sinagoga. Cultive un delicado desprecio por todas las otras. Si eso no lo hace sentirse superior, pruebe odiarse a si mismo.
  3. Sobreviva a un ataque, un pogrom o un genocidio.
  4. Postule la relatividad, invente el psicoanálisis o redacte el manifiesto comunista. En caso de que algún otro judío se le haya adelantado, búsquese alguna otra actividad, pero destáquese en los negocios, las artes o las ciencias. En lo posible obtenga un premio nobel.
  5. Escriba un artículo inciclopédico en el que deje relucir sutilmente quejas por los prejuicios y persecuciones que ha sufrido su pueblo, o en el que presuma por las grandes personalidades y aportes que ha dado al mundo. Ignore el sufrimiento de otros pueblos u olvídese del sufrimiento del suyo propio.

¿Y luego qué?

Ahora que ya ha disfrutado su experiencia como judío quizás quiera considerar las otras religiones que tenemos para ofrecerle:

Para otros diversos y fascinantes viajes espirituales visite nuestra sección de manuales.

Conversión de la mujer

Mujer, no vaya a creer que nos íbamos a olvidar de usted. En este manual le hemos reservado el honroso lugar en el que el judaísmo tradicional siempre ha mantenido a las de su sexo: al fondo, donde no estorbe.

Sus órganos reproductores podrán quedar intactos luego de un ligero baño, pero no se preocupe, la compensaremos con toda una vida de menosprecio. No espere que la cuenten para los rituales y ni intente obtener ningún puesto religioso de importancia. Mejor olvídese de las escrituras y sustitúyalas por la Inciclopedia de Cocina. Y ya que olvidó las escrituras, háganos el favor también de saltearse las leyes de recato y vístase adecuadamente.


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Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular.

Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.