Reunión de condominio
La reunión de condominio es ese evento bélico que ocurre cada 1 a 2 meses en todo condominio incivilizado que se precie. Es el acontecimiento más temido por las familias que vivan en esos monoblocks glorificados. Es el equivalente, en cuanto a la magnitud de los daños, a un enjambre de langostas sobre un campo de trigo o a un higienista dental que se convierte en consejero regional. Sin embargo, representa una tarea aterradora de la que no se puede escapar, excepto tal vez expatriándose, demoliendo el edificio o muriendo repentinamente (pero en algunos casos ni siquiera esto es suficiente).
La reunión del condominio es como cualquier programa de televisión pública: a nadie le gusta, pero tiene que estar ahí.
El lugar de encuentro
El lugar de encuentro tiene lugar en los departamentos de los distintos inquilinos por turnos tras un aterrador sorteo para determinar quién va primero. Si tienes la suprema mala suerte de que te saquen por sorteo, de nada sirve fingir estar fuera de la casa. Los inquilinos empezarán a hacer ruidos inquietantes y a arañar la puerta hasta que logran desquiciarla y entrar de todos modos. Una escena bien descrita en algunas películas sobre el tema como “La Masacre de Texas” o “ Zombie”.
Una vez que las personas poseídas hayan sido traídas y los muebles de la casa hayan sido asegurados, la reunión puede comenzar. Suele seguirse la orden del día, una suerte de papel prioritario del que hablar, que (siempre suele) prenderse fuego después de 11 segundos, el tiempo necesario para que cada inquilina haga prevalecer sus intereses personales en detrimento del bien común.
Análisis demográfico
Cesare Lombroso, criminólogo y presentador de televisión del siglo XIX, se dedicó en los últimos años de su vida a incendiar cabinas telefónicas y estudiar las tipologías humanas típicas de una reunión de condominio. Los más frecuentes son:
El rompepelotas
Su nombre puramente científico (Homo sapiens neanderthalensis rompecojonis) hace referencia a conceptos antropológicos ya mencionados por Darwin. Suele ser un individuo masculino, de entre 50 y 70 años, que no tiene vida social propia pero disfruta vetando cualquier propuesta del condominio, con el único fin de entorpecer la discusión y dar pie a la bronca. En lo único que está de acuerdo es en la renovación total de su departamento, obviamente a expensas de todo el condominio. Si le preguntas el por qué de tan absurdas afirmaciones, se le ocurrirán artículos inexistentes y traerá consigo a un falso abogado, del cual se descubrirá que entiende de derecho tanto como un arquitecto de nefrología, o tanto como un ginecólogo de ginecología.
El rompepelotaa vive para discutir y por eso suele dejar de lado todo lo demás: siempre lleva el mismo chaleco turquesa desde hace veinte años y en sus dientes puedes ver lo que ha comido en las últimas dos semanas y deducir otros datos interesantes, tal como lo harías con esos árboles milenarios a través de los anillos de su tronco.
El incompetente
El incompetente tiene un cerebro como todos nosotros, pero lo mantiene envuelto desde que nació como un sofá sin usar. Por eso interviene en los debates con propuestas que van mucho más allá del mal gusto como:
- Se podría añadir un revestimiento de asbesto para evitar infiltraciones, ¿no?.
- Si la columna fecal se ha roto, todos deberíamos cagar menos.
- Quitemos los intercomunicadores. Son un gasto inútil.
- Con Franco se vivía mejor. En ese entonces no teníamos el euro.
- ¿Sabías que si eructas con la nariz tapada corres el riesgo de quedar sordo?
Además de eso, intentará por todos los medios gastar el dinero del condominio en obras de dudosa utilidad como: Enanos de yeso en el patio, videoteléfonos, estatuas de la Virgen llorando sangre a la entrada del condominio, máquinas tragamonedas en el ascensor, ascensores en la máquina tragamonedas, un estacionamiento para ciegos, un jardinero privado, un geólogo privado, un juglar de alguna corte medieval, etc.
La araña
Siempre dotada de un brazo tan corto que ni siquiera puede hurgarse la nariz, la araña representa exactamente lo contrario de los incompetentes: Es un animal nocturno, generalmente retirado, generalmente prostático, generalmente dotado de un aliento que mata moscas al vuelo (tal vez del resultado de su capacidad para ahorrar en pasta de dientes). Las propuestas de la araña son exactamente opuestas a las de los incompetentes, por lo tanto basadas en una economía más austera que la de Grecia en el 2008, o que la de Cuba desde 1959:
- Tengo una idea para ahorrar dinero en la limpieza del edificio: ¡Quitemos las escaleras!
- ¿Está rota la caldera? Esperemos a que se arregle solo.
- ¿No hay luz en el edificio? No hay problema, el sol volverá a salir en ocho horas.
- No necesitamos repintar el edificio. Simplemente hay que pegar con cola blanca las piezas caidas.
El administrador
Es una entidad abstracta, un ser legendario con cuerpo de hombre y cabeza de pene, descrito incluso en la trilogía de Tolkien. Pocos saben que en el capítulo 52 del segundo libro el anillo de poder le fue robado a Frodo por el administrador de su condominio.
El administrador rara vez aparece en el condominio y generalmente en todas las ocasiones en que necesita poner una mano en su billetera. De madrugada viene a llamarte a casa para cobrar la cuota condominal, dinero que se gastará en el cuidado del edificio. Al cabo de 5 meses verás el edificio apuntalado por protección civil y al administrador llegando a comprobar la situación a bordo de su flamante todoterreno.
La agenda del día
Es el punto de no retorno. Empiezas a hablar de arreglar los intercomunicadores y te encuentras teniendo que discutir la ubicación de la nueva piscina olímpica del condominio. En esta fase, suele ser servido por el patrón de la casa un licor de frailes benedictinos diluido con ketamina, un artificio para adormecer tu ya semifrío cerebro y hacerte aceptar cualquier cosa. Los más inteligentes suelen intuir el peligro y no beben, petrificados al presenciar la trágica caída de sus vecinos drogados en una reunión que cada vez se parece más a una partida de Among Us.
Al final, la mayoría todavía consciente gana y decide las mejoras que considera más adecuadas, sin darse cuenta de que están haciendo que el condominio dé el paso más largo posible, con la consecuencia de que la minoría sin dinero deba adaptarse y pagar. Los que no puedan, se atrasan y acumulan deudas, hasta tener que hacer estupideces y vergüenzas para poder pagar las cuotas de condominio. Así acaban participando muchas familias en programas como La ruleta de la suerte.
Bibliografía recomendada
Algunas personas que sobrevivieron al infierno de las reuniones de condominio han escrito libros conmovedores donde cuentan su dramática experiencia y dan algunos consejos útiles para salir de ella lo más rápido posible. Entre estos te recomendamos:
- Leandro Gao, Huye del condominio o muere en el intento (1969), Editorial Conejo Malo.
- Aquiles Brinco, Escenifica tu propia muerte y deja de pagar (1666), Brave New World Press.
- Armando Paredes, Construya su casa desde cero y manéjela usted mismo (2006), Inciclopedia Ediciones
- éL jHóOnÍí CABJ dé VíLlá 31, ÁáRmáté áLtóÓ rÁánChóÓ régÓjíÉndóÓ káÁrtÓóN (2024), Hunivelzidá d la Bida.
Véase también
Este artículo ha sido traducido de la Nonciclopedia por algún listillo que nos quiere restregar por las narices su pedazo de nivel de italiano |