Día de Acción de Gracias

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Cita1.pngBueno, acerca de ese plato. Ese plato lo iba a usar para lavar mi pavo. En esos días a los pavos se les llamaba pájaros gordos. Siempre comíamos pájaros gordos el día de gracias y con todos los accesorios: ciruela, ensalada de piña y panecillos rellenos de pólvora... Y luego nos íbamos al sillón a ver el fútbol, que en esos tiempo se llamaba beisbolCita2.png

¡Feliz Día de Acción de Gracias!

El Día de Acción de Gracias (Calvinus paganus Hybridus maximus), también conocido como El Puritan-Orgy® en el Sacro Imperio Protestante Gringománico, es un santo-espasmo nacional de apariencia grati-violenta (más violento que gratitulento) que se encuentra en el ecosistema híbrido de la mega-mesa: un altar donde chocan el sermón calvinista y la orgía triptofánica para celebrar como una situación que pudo haber terminado en masacre, terminó en masacre. Su contraparte es la Noche de Omisión de Ingratitudes, en que la familia se reune para perseguir a los indios por ser biológicamente diferentes y moralmente superiores.

Historia

Orígenes

"Sólo el jefe se sienta con nosotros, los demás salvajes se van a la mesa chiquita."

Los gringólogos determinaron que los peregrinos estaban directamente relacionados con una combinación de fanatismo religioso y castidad desmesurada, según la secuenciación de su ADN (Ácido Desesperadamente Negador). Sus ancestros más específicos, los Puritanus Maximus, ya poseían el gen de gritar "pecado, pecado" a cualquier cosa que produjera placer, incluyendo la risa, los colores y los baños calientes. Por ello esta subespecie evolucionó por separado, ya que los demás europeos les consideraban insufriblemente amargados y les evitaban, yendo a fiestas o tabernas donde no entraban.

A medida que las persecuciones religiosas aumentaron (con unos corriendo por unas puertas y saliendo por otras con música divertida), algunos puritanos, especialmente aquellos con una capacidad nula para relajarse (todos), fueron expulsados deliciosamente de Inglaterra. Los primeros con sombreros rígidos abordaron el Mayflower, un barco diseñado para maximizar la incomodidad y suprimir cualquier impulso jovial, concretando así su destino como proto-gringounidenses desde tiempos inmemoriales. Los puritanos sobrevivientes desembarcaron en una roca fría, donde podían sufrir a gusto evadiendo la diversión y reprimiendo estornudos, hasta convertirse en los ancestros ingratos y tensos que hoy se celebran.

Primera Cena

Los nativos enseñando a los Peregrinos a olvidar el hambre fumando plantas sagradas.

La celebración tiene su origen en el mítico encuentro entre la Represión Calvinista y la Abundancia Pagana (que los historiadores aún discuten si fue un evento real o solo un trauma colectivo con salsa de arándanos). Según la leyenda blanca (lavada), los peregrinos, famosos por su dieta a base de fervor gris y gachas de culpa, se encontraron con un continente que generosamente les ofrecía maíz, calabazas y pavos que no habían sido previamente sermoneados y, por tanto, no estaban flacos de culpa, sino gordos de pecado.

Los nativos, expertos en no vestir de lino gris, asociaban la festividad con el espíritu "Keepunumuk", una especie de gremlin, vaya a saber, no encontré nada de él en Google. La famosa cena fue, en realidad, la primera comida de traje de la historia (que cada quien trajera algo para comer, no de smoking, so tonto), donde un lado aportó la autoflagelación y el otro aportó el sabor.

Los peregrinos (esos seres que has visto en sombreros en manuales escolares, pero cuya capacidad para la alegría sigue siendo un misterio[1]) se encontraron con el pavo y, tras un pánico inicial ante su jugosidad no autorizada por la Biblia, lo declararon un alimento triste aceptable, intentando hacer que quedara lo más seco posible. Intentaron bendecirlo hasta la irreconciliabilidad, pero como el pavo solo les respondía con un "gluglú", estos decidieron comérselo como acto de dominio divino. Los pavos sobrevivientes cambiaron su nombre por "turkeys" y volaron hacia el centro del país, donde serían masacrados industrialmente cada noviembre, estableciendo así la tradición nacional de la contradicción horneada: celebrar la sobrevivencia con un banquete que te induce a un coma del que quizá no despiertes si es que tienes suerte.

Según los canadienses

Castor en lugar de pavo, así es un Día de Acción de Gracias en Canadá. Síganos para más cultura.

Los canadienses (molestamente modestos) celebran Acción de Gracias desde 1578, cuando Martin Frobisher —explorador perdido buscando un atajo que no existe— organizó un banquete para agradecer por haber masacrado a la última manada de unicornios-ballena árticos para usar sus cuernos como salvasopas. En el menú había galletas navales (el primer alimento diseñado también como arma contundente), carne salada con la textura y el sabor de una momia de zapato, y un roedor local sorprendido mientras construía una represa en la cubierta (¿un almuerzo? ¿un compañero de viaje involuntario? Los diarios de abordo son deliberadamente vagos, pero ahí empezó todo).

Mientras los gringounidenses mitifican peregrinos rescatados por nativos para no tener que comerse sus propios sombreros de fieltro (proteína de emergencia puritana), los canadienses festejan una pragmática glacial: agradecen la cosecha y el milagro meteorológico de un lunes sin aguanieve.

Celebración

El Día de Acción de Gracias es el único rito nacional que obliga a una metrópoli a detenerse para dedicarse simultáneamente a la gracia y a la gula (gulacria le llama el predicador), un sínodo digestivo que ha suplantado a La Purga (demasiado desorganizada) como fiesta nacional y eclipsa sin esfuerzo a la Navidad (demasiado comercial), el 4 de Julio (demasiado ruidoso), el Día del Presidente (demasiado... presidencial) e incluso al Día de la Marmota (demasiado predictivo y con un roedor de menor estatus que el pavo). Su liturgia, una esquizofrenia entre el sermón puritano y la orgía paleolítica, se transmite en cadena nacional: comienza con el Desfile de los Ídolos Inflables, donde corporaciones pagan millones para que un globo con forma de gato cartoon bendiga las masas, y culmina con el Juego del Guerrero Enmascarado, un ballet de violencia estratégica que la nación contempla en un estupor colectivo.

Acto II del ritual: la gratitud por la tierra conquistada se sublima en dos tribus luchando por un rectángulo de césped siguiendo reglas incomprensibles. Es la recreación digestiva del colonialismo.
"Acto III del ritual: la gratitud por lo obtenido se purga comprando más. Es la transustanciación del gracias en oferta, fundiendo el puritanismo con el capitalismo en un frenesí redentor.

La comida

No hay que subestimar la inteligencia del plato principal, pero sí la propia.

La mega-mesa del Puritan-Orgy® es, en realidad, el resultado de un complot culinario de siglos. Aquel pacto de no agresión entre la gacha triste y la calabaza voluptuosa fue solo el primer acto. Luego vino la infiltración sistemática: la sal vanidosa, la manzana pecaminosa y la patata lasciva abrieron la brecha. Por ella se colaron, cual hordas paganas, el azúcar endemoniado, la nuez pecadora (¿en el relleno? ¡escándalo!), la crema batida hereje y el jarabe de arce (un árbol que sangra golosinas, claro). Cada guarnición moderna es un desertor: el puré traiciona la patata austera con ríos de mantequilla lujuriosa, y hasta el pavo se rindió, ahogándose en un gravy que es la confesión húmeda de que la abstinencia sabía horrible. Celebrar la frugalidad pionera con este motín de sabores es el síndrome de Estocolmo nacional: un pecado capital servido en fuente familiar que, eso sí, te da fuerzas para el football religioso y te absuelve en el shopping redentor.

Plato principal: La técnica de preparación varía según la familia, pero generalmente involucra despertar a las 4 de la mañana para meter al horno un ave, solo para descubrir a las 2 de la tarde que sigue congelada por dentro o si era fresco, sigue vivo porque las nuevas generaciones han olvidado como matar (aves, porque rifles siguen llevando a las escuelas).

Guarniciones: El relleno del pavo es un misterio culinario que rivaliza con los ingredientes secretos de la Coca-Cola. Puede contener desde puré de papa hasta otro pavo más pequeño (pavoception), pasando por arándanos, pan añejo, y algún duende que se haya escondido en la estufa. Las coles de Bruselas, esos pequeños repollos mutantes, son obligatorias en la mesa.

Cuando tu tía de otra religión hace el pay.

Salsas: Se presenta en dos variedades: la casera, que nadie come, y la enlatada, que sale de la lata con la forma exacta de la lata y mantiene esa forma durante toda la cena, desafiando las leyes de Dios.

Postres: Tradicionalmente era el pastel de manzana, tan americano como el bombardeo al azar de países pobres. Sin embargo, debido a que las manzanas están siendo desviadas para la producción de sidra, el pie de calabaza ha tomado la delantera. Este ingenioso reciclaje de las calabazas de Halloween demuestra el espíritu emprendedor americano: si puedes convertir una decoración mohosa en postre, probablemente también puedas ser presidente del mundo.

Otros países

Al casi todo el resto del mundo no nos importaría un carajo el día en que los estadounidenses mataron al último de los apaches puros y cómo lo agradecen a diosito, si no fuera por el bombardeo televisivo y el bombardeo indiscriminado de pavos, sobre nuestras culturas y nuestros huertos.

Para la mayoría del mundo occidental, excepto la american culture, ese día es como cualquier otro: hambre, pestes, guerras y especiales de gente “humana” celebrando navidad fuera de tiempo. Pero en lugar de Santa Claus, hay un pavo gigante vestido de inquisidor anglicano. Pero hay colonias que siguen la tradición:

  • BanderaJapón.png Japón: Celebran el "KFC Thanksgibing" donde familias hacen cola 8 horas para comprar un balde de pollo coronado por un puré de papas sospechosamente similar al cemento fresco. La tradición empezó cuando un ejecutivo de Kentucky se confundió con folletos turísticos y convenció a todo un país de que el coronel Sanders era el peregrino oficial. Ahora hasta los monjes del Fuji agradecen con alitas picantes.
  • BanderaLiberia.png Liberia: Como buen satélite gringo, copian el ritual aunque el pavo sea sustituido por un mono disfrazado con plumas de loros decomisados. El relleno lleva mandioca radioactiva y los partidos de fútbol americano se juegan con cocos. La única mejora es que admiten que los nativos locales fueron masacrados, pero lo celebran con más entusiasmo que el 4 de julio.
  • BanderaAlemania.png Alemania: Lo llaman "Dankfest" y consiste en beber cerveza hasta olvidar que tienen un Oktoberfest cada mes. Agradecen no ser pavos (aunque físicamente...), y sustituyen el banquete por salchichas incrustadas en pretzels gigantes. El fútbol americano es reemplazado por ver repeticiones de la derrota de 1945 en Netflix.
  • BanderaReino Unido.png Reino Unido: Fingieron inventarlo primero (ellos y sus complejos) alegando que en 1588 la reina virgen comió ganso tras hundir la Armada Invencible. Hoy sirven té con pavo en lata mientras maldicen a los peregrinos por robarles la idea y luego independizarse. El Black Friday lo celebran apuñalándose por teteras en descuento.
  • BanderaBrasil.png Brasil: En el Amazonas lo festejan asando pirañas con relleno de yuca mientras agradecen que los indígenas no los hayan cocinado a ellos. En las ciudades, ejecutivos beben caipiriña en reuniones donde "agradecen" despidos masivos previos al cierre fiscal. El menú es pavo transgénico con salsa de maracuyá.
  • BanderaAustralia.png Australia: Sustituyen el pavo por canguro a la parrilla (es más ético, total saltaba hacia el cuchillo) y el fútbol americano por críquet borracho. Agradecen que los británicos solo les enviaran convictos y no peregrinos fanáticos religiosos. El postre es pastel de Vegemite (error histórico que lamentan cada año).
  • BanderaMéxico.png México: Los whitexicans celebran a medias junto al Día de la Revolución, lo cual genera confusión entre niños que creen que Zapata luchó por el derecho a la salsa de arándanos. El pavo intenta ser guajolote pero termina bañado en mole poblano por "accidente". Agradecen que los gringos se queden en su lado del muro ese día.

En resumen, el mundo adopta el ritual como quien adopta un perro mutante; saben que es un error, pero la tele dijo que era divertido y ahora hay que sacarlo a pasear con disfraz de peregrino ebrio. La globalización es eso.

Referencias

  1. Puede que hayas visto un joy, un happiness o un merriment. Pero nunca a un puritano sonriendo sin motivo ulterior.


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