Don Jediondo

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Bandera Colombiana Enastada.gif Este artículo es un producto 100% chibchombiano. Si sumercé queda más perdido que una uva pasa en un tamal al leerlo, está en el lugar equivocado; así que le recomendamos abrirse del parche.

Un mensaje del Ministerio de Incultura de la República de Chibchombia.


Pedro González (rebautizado como Don Jediondo) es un cuentachistes graciosísimo boyaco, tan gracioso como el que escribe este artículo, conocido por hacer chistes verdes de sus primas (o hacer de sus primas chistes verdes). Fue influenciado por el Hombre Caimán, en la medida que también se rie de sus propios chistes (además de la calidad de sus chistes), pero con una risa aguda bastante particular, que lo hace identificable en la televisión colombiana y apagar el televisor inmediatamente. Pero su estilo fue mejorando con el tiempo: sus chistes se hacían cada vez más largos, se atiborraban cada vez más en gags graciosísimos, con un añadido cada vez mayor de sus peculiares risitas, y con gente al lado riéndose para que se crea que sus intervenciones son graciosas. Llegó a hacer una versión de 8 minutos del chiste «Iban dos y se cayó el del medio» en Temprano es más bacano. El 30 de Febrero de 2014, intentó superar el distinguidísimo Record Guiness de 86 horas contando chistes de José Ordóñez (otro cuentachistes graciosísimo) contando una versión de cien horas de «va un barco de vela y se apaga». Se rumorea que superó el récord, pero no pudo ser registrado debido a que quien contabilizaba el tiempo (junto a los espectadores) se aburrió y se fue a la media hora. Es destacado porque todavía hace chistes de Pastrana, según él, el último mal presidente que tuvo Colombia.

don jediondo en familia

Su deprimente exitosa carrera

En la televisión

Estando en el hueco, consiguió una oportunidad de trabajar en No me lo cambie, en la sección El hueco, haciendo una imitación barata de un excelentísimo presentador y productor de la televisión colombiana: Jorge Barón (quien promovió la cultura musical colombiana y el buen gusto en las clases populares con artistas como Marbelle, Darío Gómez, Manolo Otero y los Tri-O, entre otros); junto a dos payasos cuyas actividades iban desde atracar fastidiar, mojar y llenar de harina a todos los participantes de la sección, hasta acosar sexualmente y agredir colegialas por puro placer y gusto. Se rumorea que detrás de cámaras, los payasos se dedicaban a hurgarle el hueco a Don Jediondo (no solo los payasos, sino el toro de la sección La vaca loca, del mismo programa). Según Martín de Francisco, analista y crítico especializado de televisión, trabajo que hacía tan bien como su actual profesión de comentarista deportivo, El hueco era lo mejor que tenía la televisión colombiana en ese entonces (sin dejar de agregar ese «Cómo estaremos de mal»).

Luego, ingresó a ser uno de los presentadores auxiliares de Día a Día, con intervenciones tan graciosas que no me extenderé en ellas solo para que los lectores de la Inciclopedia las busquen y las aprecien.

Más adelante trabajó como prossustituto de Jeringa en El último grito, otro programa de humor tan gracioso como Sábados Felices. Durante su estancia allí se vio el rating subir como un cohete lanzado desde la Patagonia, tanto, que se planteó cambiar la estructura de programa: más libertino y menos coherente que antes, con chistes muy originales tomados de Internet o de otros canales internacionales (como todo lo que hace Caracol y RCN), y con ideas innovadoras para producir el programa con menor presupuesto, tanto así que Memo Orozco (un borrachín conocidísimo por sus tendencias pedófilas en los detrás de cámaras de programas como El fenómeno del niño, Sábados felicitos y por supuesto, El último grito) decidió retirarse, quedando él como presentador absoluto en los dos últimos episodios: por supuesto, la televisión no pudo con tanta calidad (llegando a un humor de calidad comparable a la de vloggers como Werevertumorro, HolaSoyGerman, y en el caso colombiano, Nicolás Arrieta) y el programa fue cancelado.

Más adelante, con el fin de aumentar el rating robado por un programa tan original y gracioso como Los comediantes de la noche, se le ofrecería un puesto en Sábados Felices, puesto en el que se mantiene actualmente sin razón aparente alguna (de hecho, se desconoce el por qué se transmite actualmente Sábados Felices), como una de las estrategias utilizadas por Alí Humar para mantener a la población colombiana idiotizada con los chistes mediocres de hace treinta años. Entre sus actividades están la de hacer sus rutinas de hace quince años, servir de tapete para la Gorda Fabiola, ayudar a apuntar en el retrete al Mocho Sánchez cuando estaba vivo, y servir de esclavo sexual de Triqui Traque y Piroberta. Se destaca su papel de Motivador, una imitación paupérrima de Jorge Duque Linares, el güevón que salía todos los Martes por la noche vendiendo libros de superación personal bajo su autoría y firma, y la oportunidad que tuvo de hacer un duelo de chistes junto a, precisamente, Jorge Duque Linares, de donde salió perdiendo (una humillante derrota, ya que Jorge Duque Linares, a pesar de tener una cara de pendejo que no se la quita nadie, no es oficialmente un cuentachistes).

En el cine

Don Jediondo debutó en el clásico del cine Pulp Fiction como el «Tarado», papel del cuál se conservan algunas tomas que no aparecen en la película original bastante subidas de tono, algunos afirman que incluso explícitas.

Después, en el 2007, recibiría su primer y último papel protagónico en la película Muertos del susto, producida por Dago García, utilizando una estrategia bastante ingeniosa y innovativa en la historia del cine: la de incluir cuentachistes de la talla de Sábados Felices, lo cual hizo que la película pasara a la historia como uno de los pilares del cine colombiano, como El paseo, El paseo 2 y El paseo 3; siendo superada solamente por Reguechicken, película animada considerada revolucionaria por abordar de manera ingeniosa temáticas que muy pocos se atrevían a abordar: el Reguetón y las consecuencias de la crianza de pollos antropomorfos.

rompiendo taquilla

En la música

La discografía de Don Jediondo no es muy extensa, sólo se destaca la producción de un sencillo de 78rpm con los temas Chupa Meltrozo y Olé Meloyo. Chupa Meltrozo se convirtió en un éxito instantáneamente, siendo la sensación de las chiquitecas de Sutamarchán (su pueblo natal), Monguí, Firavitoba, Moniquirá, etc. opacando la producción discográfica de Marbelle en ese año, Mantequeando, con versiones de techno-carrilera de clásicos del rock, como Love Me Do, de Óscar Golden y Stairway to Heaven, de Giovanni Ayala (así es que se canta, hijueputa), entre otros. Se rumorea que Chupa Meltrozo tenía un video oficial con raperos de La Candelaria (ft. Pitbull) y fue banda sonora oficial de la producción pornográfica colombiana Un largo y ardieente paseo, producida por Calisex.

don jediondo en concierto

En la radio

Ha trabajo en múltiples emisoras. Actualmente trabaja en La Luciérnaga, un programa de un humor político tan agudo e ingenioso como el que hacía Jaime Garzón, haciendo intervenciones inoportunas y rimas tan boyacenses que parecen pastusas, además de hacer versiones radionovelescas de chistes breves, con risas grabadas de los presentadores del programa para que crean que lo él hace es muy gracioso.

Cadena de restaurantes

Aunque no tenía riesgo alguno en vivir del chiste (ya era bastante malo como para que le dieran un trabajo decente), Don Jediondo montó una cadena de restaurantes, donde se puede apreciar su irritante exquisito apartado gráfico, sus estúpidos ingeniosos chistes, y ser torturado deleitado viendo su sonrisa. Allí pagas mínimo 25.000 pesos por una deliciosa picada personal que contiene varias morcillas que parecen que alguien se las hubiera metido culo arriba, una arepa amasada con las tetas de las cocineras (no querrías saber como es que Don Jediondo le hace el hueco a los roscones que se venden allí), una carne que parece de las primas de Don Jediondo (de hecho, es de las primas de Don Jediondo). Un lugar bastante apreciado por gente con tendencias coprófagas y caníbales, según una encuesta realizada por Gallup.

Su conversión al cristianismo

En el año 2012, me vale un culo la fecha exacta, Don Jediondo anuncia su conversión al cristianismo y su intención de dejar de contar chistes verdes, hecho que sorprendió a sus detractores, quienes esperaban un cambio efectivo de Don Jediondo a un humor mucho más agudo, inteligente e ingenioso. Por supuesto, varios se equivocaron, ya que no se ha demostrado que el cristianismo aumente la inteligencia (en algunos casos es todo lo contrario).

Don Jediondo en la psicología

Don Jediondo fue objeto de estudio psicológico por parte Carlos Amparo Sanabria, psicólogo profesional egresado de la Universidad de la Sabana que actualmente trabaja en Taxis Libres, quien afirma que «la constante enunciación de las primas en la mayoría de sus chistes refleja un deseo reprimido hacia ellas, y es un reflejo de un deseo que jamás pudo ser llevado al goce, lo cual ha generado un transtorno cerebral que ha alterado tanto el timbre como el tono de su risa, y la constante añoranza de su vida en su tierra natal, que es también tema recurrente en sus chistes». En su investigación bien dedicada y profunda, el autor concluye que «es un sujeto nocivo para la sociedad y para la mentalidad de cada uno de los sujetos que la componen.»

Algo que valga la pena

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