Lameculinoico

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Lameculinoico (del español lameculos y paranoico). Se dice de la persona que es un borrego sensata y razonable y se da cuenta de que los gobiernos, organizaciones y empresas son buenísimos y nunca cometen fraudes ni conspiran.

Las conspiraciones no existen. Por lo tanto, todas las personas que han sido condenadas por los Tribunales por conspiración han sido víctimas de un error judicial.

Un chiflado lameculinoico sabe que, por alguna extraña razón, los gobiernos y empresas solamente pueden planificar cosas buenas pero nunca pueden o nunca tienen interés en planificar cosas malas o delictivas. Un chiflado lameculinoico, por tanto, sabe que las personas condenadas por conspiración por los Tribunales han sido víctimas de un error judicial. Es la mala pata de que les tocase un juez magufo.

Historia

El asesinato del presidente de EEUU John F. Kennedy provocó una respuesta del público sin precedentes. En vez de creerse como buenos borregos la versión de la Comisión Warren, muchos ciudadanos tuvieron la extraña e insólita idea de que tal vez hubiese algo más en el asesinato. Cría cuervos y te sacarán los ojos. Unos ciudadanos que no se creen a pies juntillas lo que dicen las versiones oficiales son muy malos y muy traviesos.

Estos chiflados lameculinoicos que aparecen en la imagen saben que los gobiernos son requetebuenos y nunca conspiran.

En búsqueda de respuestas a tal pregunta, hubo una serie de sociólogos y psicólogos que tomaron interés por las teorías conspirativas, que consisten en que un ciudadano tenga la absurda y ridícula idea de que le están mintiendo. ¡Con lo requetebuenos que son los políticos!

En búsqueda de soluciones, surgieron y siguen surgiendo los chiflados lameculinoicos. Uno de ellos es Daniel Pipes. Este chiflado lameculinoico usa frecuentemente el término "teoría conspirativa"[1]. Pues bien, incluso él reconoce que algunos informes los hizo por encargo de la CIA[2].

Es obvio que la CIA es requetebuena y se preocupa por los ciudadanos. Por eso quería combatir las creencias irracionales, tales como las teorías de conspiración sobre Kennedy. Sin embargo, la CIA jamás ha intentado combatir creencias irracionales de verdad, tales como la Astrología. Alguna persona suspicaz y malintencionada (lo contrario de un borrego buen ciudadano) podría decir que si la CIA se preocupó de dichas teorías fue, precisamente, porque dichas teorías no eran en absoluto irracionales.

La CIA es requetebuena y se preocupa para que los ciudadanos no tengan creencias irracionales (¿irracionales? ¡ja!).

El informe de la comisión Warren ha sido contradicho por el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos, establecido en 1976, que en su informe final concluye que el presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración. O sea, que al final incluso una comisión oficial aceptó la probabilidad de una conspiración. O sea, que los chiflados lameculinoicos resultaron ser más oficialistas que lo oficial. Igual que otros son más papistas que el Papa.

El Departamento de Justicia, FBI, CIA, y la Comisión Warren fueron severamente críticados por dicho Comité por su pobre desempeño en las investigaciones llevadas a cabo, y el Servicio Secreto fue tildado de deficiente en su protección al Presidente.

Pero si ya existe la palabra "conspiranoia" algo habrá que hacer con ella. Durante siglos los Tribunales han condenado a personas por conspiración. Pero desde que se inventó la palabra "conspiranoia" ¡ya no existen conspiraciones! ¡Qué bien! Fue estupendo dar con tan fabuloso invento para evitar tanto sufrimiento.

Características

Los chiflados lameculinoicos tienen una visión simplista del mundo; todas las personas se dividen en tres grupos:

1. Divulgadores de la teoría conspirativa. Muy requetemalos y que solo pretenden hacer negocio vendiendo libros.

2. Negadores de la conspiración (o sea ellos). Un grupo de idealistas bondadosos, que salvan a la opinión pública de teorías absurdas.

3. Chiflados. Personas que, por enfermedad mental, creen en la teoría conspirativa. Esto lleva en ocasiones a ampliar la cantidad de gente con trastorno mental, llegando incluso a afirmar que un porcentaje altísimo de la población está loca.

Los chiflados lameculinoicos tienen un sistema cerrado de creencias. La negación de la conspiración es una fe inconmovible. Para reconocer la existencia de la conspiración piden que haya, desde el primer momento, pruebas completas y perfectas y que, además, se tenga un conocimiento perfecto y completo de todo lo que ocurrió. Pero para un chiflado lameculinoico nunca habrá pruebas suficientes: si se le ofrecen pruebas, no reconocerá que son pruebas o pedirá más pruebas todavía, indefinidamente. Igualmente, pedirá un conocimiento completo de todos los detalles de la conspiración. La negación de la conspiración se vuelve así un enunciado infalsable. En cambio, para aceptar la versión oficial no pedirá pruebas perfectas ni conocimiento completo.

Además, nunca acepta la duda como un estado intermedio entre la afirmación y la negación. Si las pruebas no son suficientes, no le vale con decir: "Pudiera ser. Se debería investigar." No, si no hay pruebas suficientes, para ellos eso equivale a la negación de la conspiración. Y recordemos que para un chiflado lameculinoico las pruebas que haya nunca serán suficientes y él siempre pedirá más.

Los chiflados lameculinocios suelen recurrir a un argumento circular: ¿Cómo sabemos que la teoría conspirativa carece de fundamento? Porque los que la sostienen están locos. ¿Cómo sabemos que los que sostienen la teoría conspirativa están locos? Porque sostienen una teoría absurda.

Las creencias de un chiflado lameculinoico son una cuestión de fe. No hay ninguna prueba, de ningún tipo o cantidad, que pueda convencer de su error a un chiflado lameculinoico. Su fe se encuentra instalada al margen de la realidad y de la razón.

Actividades de los lameculinoicos

Un buen chiflado lameculinoico que se precie se dedica principalmente a las siguientes actividades:

  • Usar argumentos ad hominem contra los que creen una teorías de conspiración. Dentro de esta argumentación ad hominem están las siguientes.
  • Asegurar, aunque sea mentira, que el que cree en una teoría conspirativa también cree en todas las demás.
  • Pedir a los partidarios de una teoría de conspiración pruebas perfectas y completas y un conocimiento exacto y completo de lo que ha ocurrido, cosas que, por supuesto, jamás se exigen a los partidarios de la versión oficial.
  • Recordar únicamente las teorías conspiratorias con menos fundamento y olvidar todas las demás.
Un buen chiflado lameculinoico debe saber actuar como un camaleón. Si es necesario debe saber decir: "Donde dije digo, digo Diego".
  • Entrenarse en ser un experto en la ambigüedad y el doble sentido. Imitar a los camaleones. En cuanto a las conspiraciones que sí han ocurrido, cuando no hay más remedio, decir: «Donde dije "digo", digo "Diego". Si yo no he dicho nunca que no existan las conspiraciones.»
  • No recordar o recordar lo menos posible las teorías conspiratorias que luego han resultado ser verdad. Si es inevitable mencionarlas, negar que sean teorías de conspiración.
  • Negar rotundamente que, a partir de ahora, pueda descubrirse alguna nueva conspiración, aunque en el pasado se hayan descubierto muchas.

Argumentos de los lameculinoicos

El argumento favorito de los chiflados lameculinoicos es el llamar al oponente "chiflado conspiranoico". Esto es, evidentemente, un argumento ad hominem. Hay dos clases de lameculinoicos: los que usan este argumento preferentemente y los que lo usan únicamente.

¿Y cómo se llaman los que creen en menos conspiraciones de las que hay realmente? ¿hipoconspiranoico? ¿hipoconspiracista? ¿aconspiranoico? ¿paranoico de la no-conspiración?

Cerebro de los lameculinoicos

El cerebro de los chiflados lameculinoicos es bastante sencillo. Solamente tienen cinco neuronas. Para los slogans que repiten continuamente tampoco necesitan más. Una neurona es para repetir continuamente: ...Elvis. La segunda neurona es para repetir continuamente: ...la Luna. La tercera neurona es para repetir continuamente: ...la navaja de Occam. La cuarta neurona es para repetir continuamente: ...paranoia. Y la quinta neurona es para repetir continuamente: ¡Ay, qué risa! ¡Claro, la CIA!.

Cualidades de los lameculinoicos

Los chiflados lameculinoicos suelen tener estas cualidades:

1. Arrogancia, prepotencia y una mala leche increíble. En vez de argumentar, se dedican a argumentos ad hominem y a ridiculizar.

2. Implacabilidad. Insisten continuamente en la no existencia de la conspiración. Todo sus argumentos lo resumen en la expresión "chiflado conspiranoico".

3. Poca aptitud para responder preguntas. Son muy pobres en sus respuestas a preguntas sobre incoherencias de la versión oficial.

4. Repetición continua de ciertas frases hechas. Por ejemplo, "chiflado conspiranoico", "¡Claro, la CIA!", etc.

5. Falta de habilidad de entender la Navaja de Occam, que mencionan continuamente sin venir a cuento.

6. Incapacidad absoluta de detectar o reconocer ninguna incoherencia ni imposibilidad en la versión oficial.

7. Memoria selectiva para recordar solamente las teorías conspirativas con menos fundamento. No mencionan las teorías de conspiración que han resultado ciertas o no reconocen que hayan sido teorías de conspiración.

8. Presumir de pensamiento crítico cuando nunca lo aplican a los políticos. Antes al contrario, tienen una adhesión servil e incondicional a la versión oficial.

9. No son capaces de recordar una teoría conspirativa que luego ha resultado ser verdad. Si se les recuerda, recurren al «donde dije "digo", digo "Diego"».

10. Son muy entusiastas declarando las teorías conspiratorias sin fundamento, aunque no tengan razones para hacerlo.

11. Niegan rotundamente incluso la posibilidad de la conspiración, sin ni siquiera examinar las pruebas, no importa cuantos precedentes históricos haya. Y precedentes históricos hay muchos. El Holocausto, los desaparecidos del Proceso de Reorganización Nacional, el Escándalo Watergate, el GAL, el Irangate y la red ECHELON, entre otros muchos ejemplos.

12. Extrema sencillez. Los chiflados lameculinoicos resuelven todas las controversias de forma muy sencilla, recurriendo solo a dos palabras: "chiflado conspiranoico".

Análisis metodológico

Artículo principal: Conspiranoico#Refutación de las teorías conspiratorias

Las lameculinoias suelen ser similares: presentan la misma estructura, obedecen siempre a pulsiones psicológicas similares, emplean los mismos errores metodológicos y las mismas falacias.

La lameculinoia comienza con un principio básico: el crédulo, el lameculinoico, se convence previamente de una verdad dogmática, que invariablemente coincide con deseos, temores y prejuicios propios, que suelen ser profundos e intensos. Es decir, el lameculinoico confunde la realidad con sus deseos. Y sus deseos son la adhesión servil a la versión oficial. Incluso cuando haya habido sucesivamente versiones oficiales contradictorias entre sí.

La adhesión servil a los gobiernos tiene un carácter contradictorio: los distintos gobiernos de distintos países se critican entre sí e incluso, dentro de un mismo país, un gobierno suele criticar a gobiernos anteriores de otros partidos. Vemos entonces que una persona puede ser lameculinoica en relación con el gobierno de un país y, al mismo tiempo, rechaza las versiones oficiales de gobiernos de otros países.

La lameculinoia suele basarse en los siguientes principios:

1. Convencimiento previo de una verdad dogmática: la versión oficial y la ausencia de conspiración.

2. Valoración diferencial de indicios según su adecuación a la idea preconcebida.

3. Apelación a la incredulidad respecto a las teorías conspirativas alternativas para forzar la única conclusión supuestamente posible (la versión oficial).

4. Omisión de extracción de ciertas conclusiones lógicas (o más bien, ilógicas) de la versión oficial, a fin de no tener que reconocer su inverosimilitud.

5. Postulado de una mega-epidemia de locura entre los que creen en la teoría conspirativa alternativa. Esto se hace aunque un porcentaje altísimo de la población esté loca y los psiquiatras no lo hayan detectado.

6. Utilización de explicaciones ‘’ad hoc’’ para explicar lo inexplicable.

7. Conversión de hipótesis y premisas implícitas en hechos probados y acumulación de insinuaciones.

8. Utilización de lenguaje emotivo, cargado de parcialidad, dirigido y lleno de juicios de intenciones. Uso continuo del sarcasmo y de la expresión “chiflado conspiranoico”.

9. Utilización de todo tipo de falacias lógicas para apoyar la versión oficial.

10. Mencionar de todas las teorías alternativas solamente las más ridículas, para desacreditar también las demás.

11. Dar por supuesto, sin fundamento alguno, que los que creen en una teoría conspirativa no oficial también creen en todas las demás teorías conspirativas no oficiales.

Características de las teorías lameculinoicas

Las teorías lameculinoicas suelen tener estas características:

  • El relato hace referencia a hechos muy conocidos, muy mediáticos, incluso espectaculares, que forman parte de la cultura popular.
  • El relato está compuesto de afirmaciones que no se pueden demostrar. Ni falta que les hace. Si lo dice un político (que son todos requetebuenos) pues será verdad.
  • El relato es una historia hollywoodiense de políticos buenos muy buenos e inocentes, malos muy malos capaces de cualquier cosa y provistos de una osadía extrema (como por ejemplo, Al Qaeda) y conspiranoicos tontos muy tontos que son capaces de desconfiar de personas tan requetebuenas como son los políticos.
  • Mucho antes de que la lameculinoia esté totalmente elaborada, los buenos y los malos ya han sido determinados y todo el resto de sus análisis está encaminado a demostrarlo. Siempre empieza con el quién y por qué, y luego elabora el cómo. Los buenos son los políticos, evidentemente. Los malos, ya se determina según sus intereses.
  • Hace falta la participación activa de una cantidad de gente enorme y diversa para que el relato lameculinoico se sostenga. Hay montón de malos (por ejemplo, Al Qaeda). Luego además un montón de paranoicos que desconfían de la versión oficial. Esto, con frecuencia, requiere de la existencia de mega-epidemias de paranoia.
  • El relato tiende a validar los prejuicios, miedos y sospechas de sectores sociales fácilmente identificables (que son lo que han hecho la versión oficial, evidentemente, y los que les apoyan).
  • La lameculinoia no contiene ninguna idea incómoda para los buenos de la película (o sea, los políticos).
  • El relato es increíblemente exhaustivo en los detalles pero omite hechos sustanciales, el cuadro general y los condicionantes históricos. Y en último término, es en extremo simplista, cómoda y conformista una vez separada la paja del grano.
  • A pesar de que supuestamente hay cientos de presuntos expertos a favor de la tesis lameculinoica, ninguno de ellos es realmente relevante en su campo de estudio. Resulta especialmente recurrente la apelación a “científicos” sin precisar su crédito y especialidad. Después de todo, para lamerle el culo a los políticos no hace falta ninguna cualificación profesional.
  • Detrás de la lameculinoia hay unos malos requetemalos (los enemigos de los políticos en ese momento) completamente secretistas, con intenciones extrañas. Las intenciones de los malos son extremadamente malas, mucho más allá de las habituales de alcanzar y mantener el dinero y el poder.
  • Cualquier debilidad de la versión oficial se justifica con otra lameculinoia aún más gorda, con apelaciones al “sentido común” o mediante simples afirmaciones ignorantes. Es frecuente decir con tono de burla: "¡Ay, que risa! ¡Claro, la CIA!".
  • Si los expertos relevantes contradicen a los lameculinoicos, es que se han vuelto paranoicos o es que quieren hacer negocio vendiendo camisetas. Es obvio que la versión oficial nunca representa un negocio.
  • El relato de la lameculinoia supone que los malos utilizan métodos extremadamente retorcidos, caros e ineficaces para alcanzar sus objetivos; y sin embargo, siempre tienen éxito, como si su plan fuese un mecanismo de relojería insensible a fallos y sorpresas comunes en toda actividad humana. Exactamente como en el guión de una película no muy buena.

Moraleja: En un mundo lleno de peligros, es maravillosos tener estos políticos tan requetebuenos, apoyados por su cohorte de lameculos, que ya te dicen qué miedos son razonables y cuales no. Si tienes miedo de la CIA, eso es un miedo irracional. Si tienes miedo de Al Qaeda, eso es un miedo muy razonable. Confía siempre en los políticos y sus lameculos y nunca sufrirás paranoia.

Véase también

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Referencias

Enlaces externos