Pablo Casado
Este artículo contiene una alta dosis de humor español. Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto. |
Nacimiento Defunción | España |
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Estado actual | Vivo, pero muerto como político. |
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Lugar de residencia | La sede de Génova del PP |
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Sobrenombres | Mister Master |
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Se dedica a | En espera de una puertecita giratoria. |
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Origen | España |
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Hazañas logradas | Hacer, lo que se dice hacer, no ha hecho nada. |
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Relaciones | VOX y C's |
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Enemigos | Isabel Díaz Ayuso, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Venezuela y Quim Torra |
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Poderes | Dicen que sabe trepar. |
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Pablo Casado es un cadaver político español, presidente defenestrado del Partido Papilar, que fuera de lo que es ocupar chiringos en este partido, no ha hecho nada en su vida. Su sueño de llegar un día a la Moncloa se ha visto truncado porque en una guerra de poder dentro de su partido le ha salido el tiro por la culata porque ha hecho una imbecilidad tras otra. También es conocido por gozar de un Máster muy realista.
Trayectoria hacia la primera línea política
Nace, crece y se hace político
Pablito nació en una ciudad cosmopolita, crisol de razas y culturas y considerada como virtual capital del mundo: Palencia. Allí estudió hasta séptimo de EGB en el colegio de los Hermanos Fasc Maristas quienes formaron a fuego su carácter: adulador con los poderosos, déspota con los subordinados y traicionero con los compañeros. Lo que es octavo tuvo que ir a acabarlo a Londres, porque la cabeza no le daba mucho.
Su interés por la política comenzó -en sus propias palabras- siendo muy joven, marcado por dos hechos: que veía que sería incapaz de defenderse en la vida en una profesión de verdad y que allí veía una opción razonable de escalar clavando puñalitos y pisando cabezas. Durante su año de estudios en Londres estuvo leyendo sobre varias ideologías políticas, que se lo pidieron para un trabajo de Sociales. A saber: el anarquismo sin adjetivos, el paleoconservadurismo, el fascismo clerical, el ordoliberalismo, el ortoliberalismo, el feminismo islámico, el pastafarismo, el socialismo melanesio, el comunismo krustyano y el tiounismo autogestionario. Como no entendió ni papa de todo esto decidió hacerse del PP. En el trabajo de Sociales le pusieron un 4.
A pesar de esto, ahí donde le ves es abogado y economista, que se lo sacó por la privada. Su currículo recoge diversos estudios de posgrado que nunca llegó a realizar, y aunque sus maledicentes adversarios digan que se los regalaron por oscuros tráficos de influencias y enchufes lo cierto es que esos conocimientos los adquirió por ciencia infusa y por iluminación divina. Por eso no tuvo que ir ni a examinarse y le expidieron los títulos sin mas. Mucha envidia es lo que hay.
Primeros carguetes
En las elecciones autonómicas de 2007 resultó elegido diputado autonómico como miembro del grupo papilar, encabezado entonces por Esperanza Aguirre, quien se convirtió para él en una mentora, un modelo a idolatrar y prácticamente en una segunda madre. Ella, en sus propias palabras, consideraba a Pablo Casado un niñato y un chiquilicuatre.
Durante los dos años que formó parte de la Asamblea se dedicó a hacer el ridículo de continuo como portavoz del partido, lo cual hizo que varios capitostes del partido se fijaran en él y trataran de esconderlo llamarlo a destinos más altos.
Así es como llegó a ser jefe de gabinete (una forma fina de decir que era el chico de los recados) de un tipo del que no se acuerda nadie y, posteriormente, del mismísimo Jose María Aznar. En un momento en el que Aznar ya simplemente era un ex-presidente molesto incluso para su propio partido. Pero estos años lamiendo las botas de Jose Mari no fueron en balde, de él aprendió Pablo Casado todas sus habilidades como orador y líder carismático (risa contenida).
Tras esta época de mayordomía le dejaron participar en la política de los mayores, y fue diputado erecto por Ávila (tierra a la vanguardia del progreso humano, casi tan cosmopolita como su Palencia natal) y nombrado portavoz de varias cosas, lo cual le permitió empezar a decir gañanadas y a hacer el ridículo en público. Igualmente estuvo chupando del frasco en varias comisiones y chiringuitos, haciendo como que trabajaba (porque trabajar, lo que se dice trabajar, le es algo tan ajeno como una nevera a un esquimal).
Líder omnímodo del PP
Finalmente en 2018 el glorioso líder del PP, el incomparable Mariano Rajoy fue botado del Gobierno mientras se estaba emborrachando en el bar en una moción de censura. Como Mariano abandonó todos sus cargos y decidió dedicarse a la vida civil, hubo que elegir un nuevo mandatario para la formación. Y en esta ocasión hicieron algo inédito en el partido: como Mariano no quiso designar a nadie a dedo, que es lo que allí se solía acostumbrar, celebraron elecciones primarias (lo de votar de puertas adentro, donde normalmente no disimulan con estas chorradas, se les hizo rarísimo).
A estas primarias se presentaron Casado, la exvicepresidenta Sorayita, Norma Duval y Bertín Osborne. Las propuestas de Casado incluían las líneas maestras de su programa político que dan muestra de sus convicciones como demócrata: ilegalizar los partidos políticos que no comulguen con sus ideas, en especial los independentistas.
En la primera vuelta FraCasado fue ignominiosamente derrotado por Soraya, pero él siempre dijo que había quedado subcampeón.
Para la segunda vuelta se puso a conspirar con la Trospidal, enemiga acérrima de la Soraya y de quienes los candidatos que habían quedado todavía peor que Casado eran Sockpuppets. Así ella ordenó a todos sus esbirros que votaran a Casado y gracias a esto él pudo coronarse como Glorioso Líder del PP.
Soraya, reconociendo su derrota, le propuso que se repartieran las cuotas de poder en el partido en función de los sufragios obtenidos. Casado, con su talante integrador y dialogan señaló a Soraya la puerta (giratoria) y asumió el poder omnímodo pepero. Ya solo era cuestión de tiempo -pensaba- que llegase a ser presidente de Españita y la pusiera en el lugar que según él merecía: muy, muy a la derecha.
Unos días más tarde haría público en Barcelona (para provocar a los indexes) el nuevo ejecutivo del PP, que contaría con Teodoro García Egea como secretario general -quédense con ese nombre, que va a dar juego- y con seis vicesecretarios generales: unos petimetres peor que él.
Erecciones Generales
Véase: Erecciones Generales de España de 2019
En el momento en que llega al liderazgo del PP la derecha en España está más fragmentada que nunca, no obstante se confía en él como líder porque es un tipo mediocre, inculto, tramposo, pelota, arribista, oportunista y traicionero. Así, piensan, el español medio debiera identificarse con él y obtener masivamente votos, que hasta entonces se estaban perdiendo bien hacia la derecha supuestamente más moderada de Ciudadanos, bien hacia la extrema derecha extremista de Vox. En esta encrucijada Casado deja que sea su corazón quien le oriente: y se vuelve tan ultraderechista como es capaz. ¿Y cómo le fue?
Pues le fue de culo el PP perdió la mitad de sus diputados. Casado interpretó esto como fruto de la desorientación de sus votantes, quienes no sabían distinguir entre él y Albert Rivera, con quien era confundido a menudo en los baños del Congreso. Cuando parece que ya todos le daban por finado tuvo una inmensa fortuna: sus adversarios políticos dieron un espectáculo lamentable y no lograron alcanzar un acuerdo de gobierno, por lo que se volvieron a convocar elecciones.
Para estas segundas elecciones Casado decidió dar un giro radical a su campaña en una apuesta estratégica de marketing electoral sin parangón: se dejó barba. Así, pensó, se parecería menos a Albert Rivera y mucho más a su admirado en secreto Santiago Abascal. Como resultado el PP recuperó 23 diputados, lo cual deja a las claras las preferencias de sus votantes.
Esta vez sus adversarios políticos sí alcanzaron un acuerdo y Pablo Casado volvió a sentirse subcampeón y pleno de moral (no ha ganado unas elecciones en su vida).
Durante la pandemia
Al estallar la pandemia del COVID-19, Pablo Casado, mostrando su gran sentido de Estado tuvo claros los pasos a seguir como líder responsable de la oposición: ¡desgastar al Gobierno todo lo posible, menudo filón!. Así los culpables de la pandemia mundial eran el Gobierno, las manifestaciones del 8 de marzo y el virus en realidad era ETA (y el Gobierno a su vez). No obstante también, según fue evolucionando la cosa para peor, mostró otra de sus grandes cualidades como político, el cinismo: si uno hace lo contrario de lo que dice, dice lo contrario de lo que hace, cuando se hace una cosa dice que hay que hacer la contraria y cuando se hace la contraria dice que hay que hacer la una, nunca se puede perder ¿verdad?. Por momentos se hacía la picha un lío, sí. Así se mostró contrario al estado de alarma -pero evitaba en contra del mismo, por si acaso-, exigía que el Gobierno centralizara la toma de decisiones cuando delegaba en las comunidades autónomas y así mismo exigía que el Gobierno delegara en las comunidades autónomas cuando centralizaba la toma de decisiones. Igualmente acusó al gobierno de seguir las indicaciones de la OMS y sus asesores científicos, que a quién se le ocurre. Estando ahí su fiel adláter Teodoro, con lo listo que es...
Últimos ridículos y defenestración
La votación de la reforma laboral
El PP de Casado, siguiendo sus directrices políticas (llevar la contraria a todo lo que proponga el Gobierno), deseaba tumbar la reforma laboral propuesta por éste. Problema: no les salían las cuentas. No obstante Pablo Casado, en otra muestra de su ejemplaridad y vocación de servicio a España tuvo la idea de sobornar convencer a dos diputados de UPN para que, en contra de las tesis de su propio partido, se sumaran a la posición del PP, votar NO. Con esto todo cuadraba pues tenían los apoyos justos para ganar la votación. Con lo que no contaba Casado era que el diputado Alberto Casero, fiel esbirro de su fiel esbirro García Egea, era medio retrasado y votaría SÍ telemáticamente por error (confirmando y rubricando tres veces su voto, el muy memo). Con esto el Gobierno sacó adelante la reforma laboral y Casado fue carne de diarios satíricos y parodias televisivas, a quienes acostumbraba a dar el contenido hecho.
Las elecciones de Castilla y León
La populista y vocinglera presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, empezaba a hacer sombra a Casado de una manera para él bastante incómoda. Había adelantado las elecciones de su comunidad autónoma obteniendo el doble de sufragios que en la elección anterior y no eran pocas las voces en el partido que la veían como una candidata mejor que el propio Casado para asaltar la Moncloa. Casado, en un gesto inusualmente resolutivo en él, decidio dar un golpe de remo y convocar elecciones anticipadas sin ninguna necesidad de Castilla y León, convencido de que doblaría también los sufragios y callaría bocas demostrando que eran las siglas, PP, gloriosamente lideradas por él mismo, quienes eran ganadoras y no su compañera a la par que cainita rival.
Casado se volcó como nunca en la campaña electoral, organizando mítines en macrogranjas de cerdos (y asegurando no notar diferencias con el público habitual de sus mítines) y hasta realizando actos de zoofilia. Tantas gilipolleces salieron de su boca que incluso el candidato de su partido, un tal Moñeco, dijo no conocerle de nada y que a quien había que votar era a él -Moñeco- y no a ese otro señor, y que él no tenía nada que ver con Casado.
Los resultados fueron desastrosos y el PP lejos de doblar los sufragios de la anterior elección, obtuvo poco más de la mitad, viéndose el tal Moñeco cogido por las pelotas por los mostrencos de Vox, si es que quiere formar gobierno.
El caso Ayuso
Acorralado por el ridículo y por las voces que ahora todavía más que antes pedían que fuera sustituido por Díaz Ayuso, Casado decidió jugar el último as que le quedaba en la manga: hacía tiempo que su fiel adláter Teodoro García Egea había contratado detectives para que la investigaran y tenía cierta información secretita que involucraba al hermano de ésta en un cobro de comisiones "dudosas" por venta de mascarillas sanitarias y de bragas. Momento de sacarlo a la luz.
Así Casado se presentó incluso en radios de su cuerda denunciando las corruptelas de Ayuso y presentándose a sí mismo como líder ejemplar, transparente y diligente que no vacila a la hora de limpiar su propio partido de toda sombra de sospecha, aun si eso supone acabar con la carrera política de quien había sido hasta ahora su "caballo ganador" (no queremos decir con esto que la señora Ayuso sea un caballo, los caballos son mucho más sensatos en sus manifestaciones públicas).
Nada podía salir mal... pues salió mal. Voces internas (del partido, no de sí mismo y su esquizofrenia) y externas acusaron a Casado de lo obvio: si tenía esa información ¿por qué se la guardó esperando el momento oportuno para sacarla en lugar de acudir al fiscal? Casado no pudo justificar esto... y luego resultó que las pruebas sólidas que decía tener no eran tan sólidas y no pasaban de meros chismorreos -acertados o no, eso es otra historia- de pasillo.
De esta forma los principales líderes regionales de su partido se reúnen con él, le inflan la cara a hostias por niñato y chiquilicuatre (los calificativos son de su otrora mentora Esperanza Aguirre), y le exigen la convocatoria de un Congreso para elegir un nuevo líder, a ser posible menos imbécil. Díaz Ayuso, mostrando su disposición cristiana al perdón, exige en el cónclave además que Casado y Teodoro sean expulsados del partido previa castración con unas tenazas al rojo vivo, si bien no ha sido secundada por otros capitostes peperos en estas pretensiones. Para Casado, eso tenía menos sentido que una placa solar cuando hay oscuridad.
Epitafio
En el congreso subsiguiente el papa emérito del PP, Jose María Aznar, quiso poner el epitafio a la carrera política de Casado. Así, dijo que había que "agradecer a Pablo Casado que dio el paso cuando tenía que darlo. Se hizo cargo de esta responsabilidad [ser presidente del PP] cuando no era fácil ni halagüeño. Tuvo que hacer frente al Gobierno más sectario y radical de España."
Alguien después recordó a Aznar que cuando él estaba en el Gobierno el presidente del PP era él mismo y no Casado, por lo que esta persona fue inmediatamente expulsada de la sala. Aznar prosiguió hablando como si Pablo Casado hubiera muerto de verdad, y no solo su figura política: "Con su renuncia, ha dado paso a esta nueva situación. Donde quiera que esté, gracias Pablo por tu esfuerzo.". Por lo que de nuevo tuvieron que aclararle las cosas, ya que se ve que empieza a estar gagá.
Finalmente Pablo Casado pasó al basurero de la Historia cuando Alberto Núñez Feijóo fue elegido presidente del PP con el 98% de los votos, eso es democracia y pluralidad. Dicen que uno de los votos en contra fue de Alberto Casero, que de nuevo se equivocó de botón.
Preßidentüs Partidus Papilare | ||
Precedido por: M. Rajoy a.k.a. el Barbas |
Pablo Casado 2018-2022 Miru'shtéh |
Sucedido por: Alberto Núñez Feijóo |
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