Batalla de Bailén

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He aquí uno de los famosos gorilas españoles que instituyeron las tácticas de gorilas en todas las guerras posteriores.

La Batalla de Bailén, también conocida como la patética derrota francesa ante los españoles, fue una batalla que se libró entre el Reino de España y el Primer Imperio Napoleón-maricónico, con derrota francesa (como siempre).

Antecedentes

Anteriormente, los franceses habían tomado diversas ciudades con armas como el Channel nº5 o la munición de pintalabios y se dirigían a Sevilla a ver las chirigotas. Como buen español, el general Castaños fue, acompañado de su lugarteniente suizo "Leyendo" y de bastantes soldados granaínos, a decirles que las chirigotas son de Cádiz y que son en Carnaval, no a mediados de Julio, que lo que es el 18 de julio es la reunión de fachas en Madrid.

Las fuerzas francesas que tenían que ir a Sevilla eran las divisiones "Mariconé", "Champagne" y "Divisioné primeré de sarasés", al mando de los generales Dupond y Dupont.

Fuerzas de ambos bandos

Fuerzas Francesas

Soldados franceses armados con su famosa munición de pintalabios.

Al mando de los generales Dupond y Dupont, las fuerzas francesas disponían de:

  • 20.000 mariconazas medio muertas de sed por culpa del calor.
  • 50 cañones casi fundidos.
  • Doce carretas con suministros de Champaña.

Fuerzas españolas

Gorilas de asalto españoles estabilizando el frente.

Las fuerzas españolas, por el contrario, tenían dos grupos, uno de soldados y otro formado por los gorilas de Curro Jiménez y de Bandolero. Contaban con:

  • 30.000 soldados bien abastecidos de agua, comida y munición.
  • La Guardia Suiza, al mando del coronel Leyendo.
  • 500 mercenarios "tipos duros" vascos (fueron decisivos en la batalla).
  • 5.000 gorilas de asalto a las órdenes de Curro Jiménez.

Desarrollo de la batalla

Las fuerzas francesas fueron emboscadas por las fuerzas de gorilas, que las condujeron hacia donde estaban los vascos jugando al frontón con granadas de mano. Entre los gorilas, los vascos y algunos soldados de la guardia suiza al mando del coronel Leyendo derrotaron y destruyeron una división entera mientras llegaban las fuerzas de Castaños, que habían parado porque era la hora del bocata. Terminada la pausa, las fuerzas de Castaños terminaron con el resto y el propio Castaños hizo bien a su nombre sacudiéndole tal castañazo a los generales Dupond y Dupont que se tragaron sus bastones.