Astroboy
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Astro Boy, conocido en Sushitopía como Mighty Atom ("Átomo con Meningitis"), es la autobiografía de Osamu Tezuka cuando era un niño robot, antes de su cirugía de reasignación de especie. Publicado entre los años 50 y 60 en una revista que de electrodomésticos ya que aún no se había inventado el hentai y el mercado del manga estaba todo mal regulado.
La adaptación televisiva de 1963 inauguró el anime, o al menos eso dicen los otakus que la idolatran aunque sea más aburrida que un documental de tornillos. En los 80 le metieron color y un poco de violencia para que no diera tanto sueño, y los nostalfags se volvieron locos igual que ahora con las nuevas versiones. En 2009, Hollywood lo resucitó en CGI, pero un robot tan puro les pareció demasiado real para el cine, así que lo convirtieron en un desastre. Desde entonces, han salido más adaptaciones que nadie recuerda.
Trama
En los 60s, Japón no tenía ni para comer pero querían fingir que a veces sí y que les sobraba el dinero para hacer tecnología. En el manga existían robots, aunque eran chatarra y antipáticos, además de que aún no sabían si eran electrodomésticos o sustitutos emocionales baratos (terminaron siendo ambas cosas). Así nació Astro Boy, y con él varios géneros de animanga y los otakus sin higiene, porque tenían que esperar frente a la tv de bulbos a que estrenasen el nuevo episodio la siguiente semana y eso no da tiempo para bañarse.
Origen
La historia comienza cuando el Dr. Tenma, un científico loco traumado (como Batman), construye un robot para reemplazar a su hijo que había caducado, lo que en términos humanos significa que se le acabó la garantía.
El pobre hijo Toribio existe en las diferentes versiones como el Tio Ben en Spider-Man, para morirse y ya. Tuvo varios finales según la versión pero casi siempre involucra coches autónomos que a vista de que es el lejano y futurista año 2000, ya serían completamente seguros y no matarían a nadie, sólo a Toribio.
En los 50s el niño sale a pasar y el Tesla le falla haciéndolo chocar y quedar como puré, en los 80s Toribio es un niño abandonado porque su padre está apendejado con hacer un robot sexual mutihomicida nuevo y descuida a su chiquillo que se sube a uno de esos ultraseguros autos de la muerte y se estampa contra una tortuga que se iba pasando, con resultados fatales (para Toribio, el Tesla indestructible y la tortuga quedaron intactos).
En la versión de 2009 se pasaron de putos irónicos pues el robot llamado Pacificador para ayudar con los cascos azules de la ONU, detectó que Toribio era un Niño rata y le aventó un misilazo frente a todos, lo que no está mal, pero tampoco está tan bien, en las demás versiones se sigue matando en carros.
Fabricación de Astroboy
En los 50s, construir un niño robot era como armar un mueble. Osamu Tezuka, quien jamás tocó un destornillador en su vida, imaginó a Astroboy como un Lego humanoide hecho con restos de tostadoras soviéticas y el alma de un Tamagotchi. El proceso de ensamblaje fue caótico. Primero, el torso: una lavadora retirada por cortar manos. Las piernas, cohetes reciclados de un misil de la Guerra Fría (símbolo de paz). Los ojos, bulbos de televisor que parpadeaban cada vez que Astroboy mentía, lo cual explica por qué en el manga siempre tenía cara de póker. Y de cerebro una calculadora Texas Instruments bañada en wasabi para darle ese toque emocional y niponés.
¿Y los superpoderes? Puro MacGyver nipón. Los cohetes en los pies funcionaban con gasolina adulterada, lo que explicaba por qué Astroboy aterrizaba más torpe tú intentando ponerla.. El corazón de plutonio era, en realidad, una batería AA envuelta en papel aluminio de plutonio de ese que venden en las farmacias (el presupuesto solo alcanzaba para drama, no para física cuántica). Y la habilidad de volar era un truco de cuerdas y el pobre terminó colgado como un jamón en el estudio de animación por semanas ya que no únicamente era un actor, también era utilería sintiente..
La ropa, o mejor dicho, la falta de ella, fue decisión de marketing. Según Tezuka:«¿Para qué pantalones? ¡Es un robot! Además, la tela de acero cuesta más y ya gastamos todo en el peinado ese». Los puristas argumentan que los calzones eran un tributo a la moda infantil de los 50 (enfermos degenerados), pero todos sabemos que era para ahorrar tinta en los cuadros.
Etapa de circo
El Dr. Tenma, un científico loco con vibes de otaku, revisa la panza de Astro Boy. ¡No tiene ombligo! Y como todo científico sabe, el ombligo guarda el alma. Sin ombligo, no hay alma; sin alma, ¡al circo! (todos los homúnculos desalmados van a dar al circo, como Pinocho) Así que vende a Astro al Circo de Robots, un antro mugroso donde robots sin ombligo fingen ser payasos o leones o marionetas malditas. Los azotan como si sintieran dolor, pero solo están deprimidos por no poder sentir dolor cuando les pegan.
Astro, torpe como pocos, arruina cada acto del circo. ¿El programador tonto? Nah, la culpa es del robot, porque en los 60s los robots eran los chivos expiatorios de que los programaran con C++. Mientras, el robot acróbata estrella está tan deprimido que podría explotar—literalmente, porque los robots tristes estallan. El jefe del circo lo fuerza a actuar, pero sin estrella, el circo está a punto de cerrar y los robots serán enviados a reciclar para hacer sándwiches de viruta metálica para los niños pobres.
Entonces, la novia humana de Astro (como su hada madrina y eso) se calza unas botas rojas brillantes y, ¡bam!, se convierte en trapecista estelar, arriesgando el pellejo para salvar el circo. ¡Éxito total! Pero justo cuando todo parece ir bien, aparece Zota Nari, un científico oportunista. Con un truco legal más turbio que los de Gepeto para justificar de donde sacó un niño, reclama a Astro como suyo y se lo lleva.
Etapa de superhéroe
En el siglo XXII, la humanidad presume de tecnología cuántica, pero todo es una mierda. Subes un 5% la potencia y las máquinas se cagan. Robots de compañía, juegos de feria, naves, hasta los juguetes sexuales: todos se vuelven locos sin botón de apagado. Hay que reventarles el núcleo y listo. Todos los robots están en crisis, llorando su falta de alma, excepto Astro Boy, que solo se rompe de vez en cuando.
Astro se la pasa dando terapia emocional y haciendo puré a villanos. Cada episodio es lo mismo: un robot psicópata quema la ciudad, Astro suelta un discurso de “sé buen robot” y luego le vuela los sesos. Zota Nari le grita que les dé un curso de autoestima antes de mandar sus restos al basurero.
La acción es una locura, pero cada golpe viene con un cartel: “Este puñetazo es por tu crisis de identidad”. Sus sensores pillan la depresión robótica, así que cada explosión es terapia de choque. Astro reparte abrazos con una mano y misiles con el culo, todo mientras farfulla sobre la paz.
En el final, da una charla de no-violencia desde un cráter lleno de chatarra humeante. Los créditos sueltan la bomba: el Dr. Tenma vendió el chip de Astro a una app de coaching que acabó en juicio por estafar con inteligencia emocional. Pinocho puro, pero con más pirotecnia.
Personajes
Astro Boy
Un robot niño que es la peor inversión en inteligencia artificial. En lugar de joder a la humanidad, se la pasa siendo un santo. Creado por el Dr. Tenma para llenar el hueco de su hijo muerto, tiene la fuerza de un chingo de caballos (¿cien mil? ¿un millón? Depende de qué tan borracho esté el autor) y “siete poderes” ridículos, como ojos que parecen luces de antro y un detector de almas robóticas (ninguno tiene, pero igual los revienta). Un superhéroe que mata con sonrisas.
Dr. Ochanomizu
El jefe del Ministerio de Ciencia, un loco que jura que humanos y robots pueden hacerse cariñitos. Su nariz es tan enorme que tiene su propio clima. Recoge robots como si fueran perritos callejeros, incluyendo a Astro, su hermana Uran y un clon chafa, Cobalt. También tiene una hermana y una nieta, porque alguien, en un momento de locura, se acostó con él. Un puto milagro.
Dr. Tenma
El campeón de las crisis existenciales. Pierde a su hijo en cada universo por pendejo, así que fabrica a Astro como copia. Pero, ¡sorpresa!, los robots no tienen ombligo, y se deprime como si le hubieran cancelado Netflix. ¿Solución? Vende a Astro a un circo y se pira como papá que promete volver con pañales. A veces regresa llorando, otras se pone capa de villano y caga todo.
Uran
La hermana menor de Astro, programada para ser una jodida pesadilla. Hiperactiva, traviesa y experta en hacer mierda la vida de su hermano. La crearon para que la familia robot sea un desastre. En algunas versiones habla con animales, pero solo para armar más desmadre. Es como un diablo de Tasmania con pilas eternas.
Cobalt
El hermano menor de Astro, un clon fallido que parece el primo flaco y narigón que nadie quiere en su casa. Su cerebro es un misterio: a veces es un prototipo con fallas, otras es más estúpido que un celular sin carga. Solo existe para meter la pata y hacer que Astro parezca dios. Típico hermano de anime que estorba.
Shibugaki
El “amigo” de Astro, un bully que en otra historia sería el cabrón que te roba los calzones sin que notes cómo te los quita. Está ahí para recordarle a Astro que, aunque tenga poderes de otro mundo, es tan idiota como para andar con pendejos como él. Cada escena suya es para aventarle el control remoto.
Plutón
Un Terminator con anfetaminas, creado para ser el robot más cabrón. Su jefe le dice: “Revienta a todos los robots fuertes”. Todo iba bien hasta que Astro le da un ataque de conciencia con sus sermones de amor y paz. Como todo villano de anime que se pone profundo, termina sacrificándose porque el autor ya no sabe qué carajos hacer con él.
Medios de comunicación
Manga
Tezuka, el loco genio, soltó Astro Boy, un manga que fue puro desmadre de robots. Lo tuvo 16 años en el horno, y como no podía quedarse quieto, lo resucitó como zombie sediento de billetes en periódicos y series nuevas. Los gringos, cagados con el tema nuclear, cambiaron "Atom" por "Astro Boy" para que no sonara a bomba de fin del mundo.
Naoki Urasawa llegó con cara de esto está muy suave y creó Pluto, un drama donde los robots lloran más que la lloradera del episodio 7 de Dandadan. Si buscas manga para deprimirte, aquí tienes tu dosis.
En 2004, Akira Himekawa tomó el manga y lo convirtió en una locura tan desquiciada que Tezuka saltó de su tumba, pero lo devolvieron de un balazo gracias al equipo anti-muertos vivientes en cada cementerio japonés. La precuela de 2014 contó cómo armaron a Astro, pero nada de seriedad y tampoco trama.
Anime
Serie 1963
En 1963, Astro Boy irrumpió en las pantallas y Japón entero, junto con sus vecinos, se pegó al televisor. ¿Opciones? O veías al robotito o te ponías a pelear con Godzilla en el patio. Duró 193 episodios, cuatro temporadas, y un montón de gente preguntándose por qué animar un robot con sentimientos era tan caro. El 40% de los hogares con tele lo sintonizaron, aunque nadie sabe si por amor o porque la alternativa era mirar la pared.
Serie 1980
En 1980, Tezuka Productions soltó 52 episodios que era lo mismo pero en colores chillones en lugar de blanco y negro. En 2005, Manga Entertainment metió la serie en 7 discos, porque siempre hay un despistado que paga por lo que ya vio en la tele. En 2006, lanzaron Greatest Astro Boy Adventures, un título rimbombante para disfrazar que era puro refrito. Y sí, la gente siguió abriendo la cartera como si nada.
Serie 2003
Para 2003, Tezuka Productions, Sony, Dentsu y Fuji TV le regalaron 50 episodios nuevos, estrenados el 7 de abril en Animax y Fuji TV, porque ¿quién necesita algo nuevo cuando puedes reciclar al robot eterno? Kazuya Konaka dirigió, Chiaki J. Konaka escribió, y un montón de oportunistas se colaron en los créditos, probablemente solo para decir “yo estuve ahí”. Este niño robot se niega a desaparecer, como esa canción que no puedes sacarte de la cabeza aunque la odies.
Recepción y legado
Astro Boy ha vendido 100 millones de copias, lo que lo convierte en el manga más popular de la historia... Si ignoramos a One Piece y otros 998 mangas que lo aplastan sin sudar. Es un pilar del manga y anime, pero vamos, eso es como ser el campeón de un torneo de UNO en un asilo.
En 2006, unos expertos con lentes de culo de botella lo pusieron sexto en el ranking de "Mejor manga de todos los tiempos", pero hoy, con mangas nuevos saliendo cada martes, Astro Boy está rogando por no caer al puesto 999. Sigue siendo el tercer manga de Tezuka más querido, detrás de Doraemon y una servilleta donde Tezuka garabateó un chiste.
El anime de 1963 era la bomba, segundo en el ranking de Mejor anime de todos los tiempos, pero ahora está en el top de Animes que dan pena ajena, justo debajo de un reboot fallido de Digimon. Su impacto en la cultura pop es como un sticker de WhatsApp que usaba tu tía en 2015: existe, pero nadie lo toca.
Los críticos lo llaman el padre del anime, lo cual es como decir que un módem de 56k es el padre de la fibra óptica. Las adaptaciones modernas de Astro Boy son un chiste malo, como si alguien intentara venderte un VHS en 2025. Dejemos a Astro Boy en los 60, junto con las mullets y la idea de que el plomo en la gasolina era una gran idea.
Véase también
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