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Fausto (Goethe)

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Fausto
Faustbeamtengesellschaft
Faust-99.jpg
Bazar Mefistófeles: Venta de almas y depravación

Autor
Herr Doktor Johann Wolfgang von Goethe, también conocido como el mago de las palabras y el hechicero de la prosa.

Idioma Original
Alemán (con traducciones al Klingon y Elfo Sindarin)

País
Alemania (el lugar donde los cuentos de hadas y los dramas oscuros se encuentran)

Traducción
Juan Pérez (porque siempre hay un Juan Pérez en alguna parte)

Editorial
Editorial gigante de tinta (especializada en imprimir libros que nadie puede levantar)

Fecha de Publicación
Entre 1800 y 1990, la tercera parte se espera en 2050

Género
Tragedia, drama, comedia involuntaria

Calificación
Tan famoso que incluso la gente que no lo ha leído pretende haberlo hecho.

Premios
Mejor Vendedor de Almas del Año

Páginas
Más páginas que la lista de excusas de un estudiante para no hacer la tarea

Fausto (en alemán Faustbeamtengesellschaft) se trata de un drama de aquellos en donde protagonista, Doctor Fausto, vende su alma al Diablo en busca de poder, fama y sexo apabullante con la excusa de conocer lo que la ciencia no puede (como tus amigos psicomagos). Lo que resulta es una descarga de acciones en todos los estilos: combates épicos, matricidios, viajes hacia otros mundos, furros malvados e incluso algunas escenas eróticas +21. No es sólo un libro, sino dos libros, porque Goethe intentaba hacer una trilogía pero separar su primer volumen del segundo por setenta años no le daba mucho tiempo para hacer el final (como R. R. Martin).

Su escritor, Herr Doktor Johann Wolfgang von Goethe, le llamaba la mejor obra de la literatura. Ese tipo tenía problemas de ego más grandes que André the Giant. Aún así, tomemos en serio su palabra cuando se trata de ser reconocido, ya que es difícil encontrar a alguien que nunca haya oído hablar del tópico (no los libros en sí, esos ni dios los ha leído), hace que Fausto sea tan famoso como Superman o Spider-Man y más entre los eruditos que nunca han leído los libros pero que los tienen empolvándose en su biblioteca.

Primer tomo

Fausto pasa años trabajando en este enorme tomo. Miles y miles de páginas de sangre, sudor y tinta de impresora se utilizan para terminar el volumen. Se hace una publicación previa en 1808, luego se revisa en 1828-29. Después de asegurarse de que todo estuviera bien, el Dr. Goethe lanza la versión final en 1831 que intenta recuperar una semana después para hacerle ajustes, pero tras unas patadas en los cojones por parte de su editor, lo dejó como versión definitiva.

Reparto

  • Fausto (Benedict Cumberbatch), un verdadero cerebrito que pasa demasiado tiempo estudiando hechizos mágicos en lugar de prestar atención a la higiene básica.
  • Mefistófeles (Tom Hiddleston), él es literalmente el Príncipe de las Tinieblas y la razón por la que todos usan la palabra "Lucifer" durante el sexo.
  • Gretchen (Emma Watson), el amor secreto de Fausto, ella es dulce y amable, y probablemente debería haber salido con alguien menos suicida.
  • Marthe (Helena Bonham Carter), que vivía al lado de Gretchen, la última víctima-interés-amoroso-lo que sea de Fausto.
  • Wagner (Timothée Chalamet) completa el reparto como el aprendiz de Fausto, un niño tonto cuya única cualidad redentora es saber deletrear correctamente.

Capítulo 1

Fausto, un supergenio decidido a aprender todo lo que hay bajo el sol (excepto los hábitos básicos de higiene, aparentemente), está tan obsesionado con reunir sabiduría que Dios mismo se da cuenta y envía a su novio mano derecha, Mefistófeles, para sabotear toda la operación.

Mefistófeles trama un plan astuto porque a eso se dedica, tentar al joven para que renuncie a Dios y a todas las actividades sagradas, liberando así su alma inmortal para una vida de pecado y libertinaje (como ya te sucedió a ti cuando decidiste entrar a Inciclopedia). Por supuesto, hay un pequeño truco, poner a Fausto en contra de su hacedor, y correr el riesgo de incitar un enfrentamiento celestial intergaláctico con juegos de azar y mujerzuelas.

Capítulo 2

Un viejo leyendo el catálogo de lencería buscando pactos demoniacos. Definitivamente es un héroe de historias clásicas.

Sumergido entre tomos polvorientos y antiguos, repletos de trabalenguas en alemán y emojis antediluvianos, Fausto da con un hechizo ancestral capaz de invocar la verdad absoluta y la sabiduría inquebrantable (que casualmente estaba en oferta en eBay).

Recolecta los ingredientes y sacrifica su posesión más preciada que es su chivo respiratorio ego descomunal. Acompañado de una iluminación teatral y cánticos (principalmente para su propio entretenimiento, ya que Mefistófeles es un crítico musical severo), se dispone a acceder directamente al pozo de todo conocimiento... Y fracasa estrepitosamente, porque ser un genio del mal requiere, bueno, ser un genio.

A pesar de pasar días encerrado con libros de magia negra, sus intentos de obtener el conocimiento definitivo siguen siendo tan útiles como <inserta tu nombre aquí> en la vida. Lo único que crece más rápido que su barba es su deuda con el brujo local, su proveedor oficial de ingredientes extraños para pociones. Fausto intenta el ritual número 7,926 a ver si esta vez sale. Este hechizo en particular viene con efectos secundarios imprevistos que incluyen flatulencias excesivas (no lo hace más inteligente, solo más... aromático).

Al borde de la desesperación, contempla momentáneamente tragarse un frasco de aspirinas esperando que en la otra vida sea menos torpe. Pero al ver los fuegos artificiales y los conejos poniendo huevos de chocolate, piensa que no hay tiempo para el suicidio, pues es Pascua y hay chocolate que devorar. Agarra a su compañero Wagner y salen a dar un paseo por el barrio rojo de la ciudad (por el momento no le interesaba otro color). En el camino, se encuentran con un caniche particularmente feo que insiste en seguirlos a casa, probablemente atraído por el aroma a fracaso y desesperación.

Capítulo 3

No satisfecho con arruinarle el día a Fausto, el lomito se transforma dando paso a un sujeto ataviado en llamativas mallas coloradas (cosas de caniches, supongo, nunca he tenido perro). Así, Fausto y Wagner logran lo que todo investigador serio ha soñado, intervención demoniaca en actividades académicas. Debieron involucrar perros desde el inicio y siempre pensaron en que los malignos eran los gatos.

Lo que sigue se describe en el libro como en 1800 páginas de puros tropos clasicistas de Weimar, pero te lo resumiré aquí.

Fausto, demostrando su brillantez académica, propone un trato infalible: 1. Mefistófeles le ayuda con sus papers; 2. A cambio, Fausto le servirá eternamente después de muerto. Bonus: Si Fausto es demasiado feliz, muere instantáneamente. Curiosamente si el viejo hubiera contratado a un abogado se habría ahorrado algunas cláusulas sadomasoquistas.

El protagonista imagina su muerte cuando publique su innovador artículo, el comité del Premio Nobel llame a su puerta y, abrumado por la alegría, abrace a Meph exclamando: "¡Has sido el mejor demonio que un viejo brujo podría pedir!" Acto seguido, se desploma sobre su plato de nachos, pataleando salvajemente mientras jadea sus últimas palabras... "Pero... ¿por qué tuve que ser tan bueno en todo?"

Volviendo a la realidad, Mefistófeles exige que Fausto firme con sangre. El valiente académico, que no tiene problema en vender su alma pero sí en hacerse un pequeño corte, palidece ante la idea. Mefistófeles, rodando sus ojos infernales, suspira: "Está bien, cualquier tinta roja servirá. ¿No tienes un bolígrafo rojo por ahí?" Fausto revuelve sus cajones solo para descubrir que se ha quedado sin tinta roja. ¿Qué clase de científico loco no tiene ni un miserable bolígrafo rojo a mano? Tras una búsqueda que parece durar una eternidad (y Mefistófeles sabe mucho de eternidades), Fausto finalmente encuentra un frasco polvoriento en el fondo de un armario. La etiqueta reza: "Tinta roja experimental - No ingerir ni utilizar para pactos demoníacos" (guarda este dato, nos servirá más adelante).

Capítulo 4

Gretchen posando para su perfil de TinderMedieval™

En uno de sus típicos paseos existenciales (patrocinados por Mefistófeles Inc.), Fausto se topa con Gretchen, una joven que, por pura casualidad (claro, claro), es el vivo retrato de su difunta esposa. Los conspiranoicos del pueblo juran que vieron a un caniche sospechoso merodeando en la escena.

El triángulo amoroso más nerd de la historia involucraba a un erudito desesperado, ahora poeta amateur; una Musa involuntaria y experta en recibir regalos de dudosa procedencia y un asistente enamorado y campeón del friendzone medieval.

Fausto, ebrio de amor (y posiblemente de pociones demoníacas), corteja a Gretchen con joyas que hacen parecer pobre al One Piece. La señora Knobbeber, influencer medieval autoproclamada, aconseja tácticas de seducción que hoy en día resultarían en varias demandas. Tras una noche de "flagrante depravación" (calificación pendiente por el Comité de Censura Medieval), Fausto despierta solo, encontrando misteriosas huellas de caniche en las sábanas. El Departamento de Investigación Paranormal local se niega a comentar al respecto.

Gretchen preparando su famoso "jugo mágico". No apto para abuelas.

Gretchen, inspirada por los retos de TikTok, prepara una poción de sueño para facilitar sus citas nocturnas con Fausto. Desafortunadamente, mamá Marge termina bebiendo el brebaje, convirtiéndose en la primera víctima de la Bella Durmiente sin príncipe incluido en el paquete. Como consecuencias inesperadas Gretchen descubre que las pociones de amor + hechizos diabólicos = embarazo sorpresa; Valiant, el hermano de Gretchen es ganador del premio "Peor vengador del siglo XIII" y Fausto ahora es experto en resolver problemas familiares con ayuda sobrenatural.

Valiant, armado con su bolso de diseñador y una indignación justificada, intenta enfrentarse a Fausto. Spoiler: las fuerzas sobrenaturales ganan, y Valiant termina haciendo un viaje express al más allá. Gretchen, en un giro tragicómico, decide "abortar retroactivamente" a su hijo de tres años. Así que la policía la mete a la cárcel por eso, y ya que los casos de la muerte de su madre y su hermano también estaban abiertos, la culpan para no tener que trabajar extra.

Fausto, desesperado por salvar a Gretchen de la cárcel, hace otro trato con Mefistófeles:

Fausto: "¡Salva a mi amada y te vendo mi alma!"
Mefistófeles: "¿Otra vez? Bueno, ya qué. Trato hecho."

¿Qué prefieres? ¿Una rubia despampanante o a tu amigo el diablito de pastorela?

Y así comienza la Operación Fuga de Bedlam. Gretchen parece recuperarse de toda la presión que pesa sobre sus hombros: embarazo demoníaco, hermanos locos y celosos, novio convertido en monstruo de la noche a la mañana... Pero le cae un piano en la cabeza porque así lo quiere Goethe mandándola al cielo. Cosas que pasan cuando haces pactos con los malignos.

Segundo tomo

Le pusieron una buena portada para disimular lo aburrido que es.

Cuando Goethe finalmente completó "Fausto 2: Reto Tokio" en 1832 —convenientemente en el año que también la palmó— en lugar de descansar en la dicha eterna (o el castigo, lo que le correspondiera), intentó regresar a la vida para hacer ajustes finales. Sin embargo, resultó que estar muerto lo volvió bastante perezoso.

Ah, pero aquí viene el giro que nadie vio venir, el químico rojo experimental que Fausto usó para firmar su contrato infernal se tornó verde con el paso del tiempo. Mefistófeles, atado por la burocracia infernal, se vio obligado a declarar el contrato nulo declarando (y cito textualmente) "Debí haber leído la letra pequeña sobre tintas experimentales. El Departamento de Contratos Infernales me va a matar". El Sindicato de Demonios emitió un comunicado diciendo que a partir de la fecha, solo se aceptará sangre para firmar contratos. La tinta, incluso la roja, quedaría estrictamente prohibida.

Rica en alusiones clásicas y pobre en sentido común, la Segunda Parte olvida por completo la historia romántica de la primera parte y lleva al ahora técnicamente-no-condenado Fausto a un mundo de magia y caos, convirtiéndolo en una especie de Doctor Who alemán del clasicismo weimariano. Fausto se despierta con una resaca mágica monumental y, en lugar de un café bien cargado, tiene que enfrentarse a un nuevo ciclo de aventuras y objetivos. La obra se divide en cinco actos, cada uno con un tema diferente, por razones que solo Goethe sabe (y que probablemente sean de índole sexual).

Las cinco desventuras de Fausto 2.0

  1. Economista Mágico: Inventa la inflación mágica. El FMI (Fondo Mágico Internacional) aún intenta recuperarse de que el tipo aparecía billetes de la nada para ayudar al kaiser.
  2. Fiesta Fantástica: Organiza la primera ComicCon medieval. Grifos, ninfas, sirenas, ninfómanas y hasta un par de unicornios drag de fiesta.
  3. Romance Temporal: Fausto se enamora del fantasma de Helena de Troya. La sigue hasta la Edad Antigua, tienen un hijo llamado Euphorion (que claramente no aprendió la lección de Ícaro y muere intentando volar), y Helena, con un sentido maternal muy peculiar, decide seguir a su hijo a las tinieblas. Fausto queda solo otra vez por tonto y caliente.
  4. Héroe de Guerra: Gana una batalla crucial. Premio: Un terreno en Mallorca (aparentemente parte del Imperio Alemán en el universo de Goethe).
  5. Final Feliz(?): Fausto encuentra su lugar feliz y, siguiendo la lógica de toda buena tragedia alemana, decide que es el momento perfecto para morir. A pesar de todo el drama anterior, los ángeles (con la ayuda de Gretchen) deciden que merece un pase VIP al paraíso. Incluso en el cosmos, el sistema de recompensas es un poco confuso.

Influencia

La película no omite detalle alguno.

La historia de un hombre que vendió su alma al diablo por poder y conocimiento supremos es como pedir prestado un libro de la biblioteca, pero en lugar de devolverlo, decides comerte las páginas para sustentarte porque olvidaste tu billetera. Este clásico de la literatura ha inspirado innumerables obras de arte, música y más arte, porque desde que existimos como humanidad nos encanta la idea de hacer tratos dudosos con entidades demoníacas.

Impacto cultural

Es el equivalente literario de un bufet libre, pues tiene de todo un poco. Ciencia, religión, amor, drama, y probablemente un cameo del Conejo de Pascua escondido en alguna de sus millones de páginas. Ha inspirado tantas obras que hasta el Diablo está considerando cobrar derechos de autor.

La obra es esencialmente un "Elige tu propia condenación eterna"[1]:

A) Dedicarse a la ciencia y ganar un Nobel (y perder el alma).

B) Convertirse al catolicismo y ganar indulgencias (pero perder el contrato infernal).

C) Enamorarse y descubrir que el verdadero infierno son las relaciones.

D) Aceptar la oferta del demonio y volverse influencer del inframundo.

Interpretaciones para todos los gustos

  • Jung: "¡Oh, mira, arquetipos por todas partes! Déjame psicoanalizar la sombra de Fausto muy rápido."
  • Freud: "Represión erótica, deseos reprimidos, impulsos sublimados, tentaciones anales..." (Ya sabes, cosas típicas de Freud).
  • Sociólogos: "Oye, analicemos las luchas de clases a través de la lente de Fausto vendiendo su alma a cambio de riqueza y estatus."
  • Alquimistas: Probablemente pasaron horas mirando vasos llenos de pociones burbujeantes diciendo: "Oooh, ¿este símbolo significa que estoy convirtiendo el plomo en oro... o simplemente estoy llamando a otro demonio inútil?"

Contribuciones lingüísticas

"Des Pudels Kern" (El núcleo del caniche) es una frase acuñada por Goethe en "Fausto", y únicamente tiene sentido para quién ha terminado de leer la obra, el -0.7% de la población. Su significado es la esencia oculta de algo. No, no implica disecar caniches (quizá). Su uso moderno es para ver qué otras personas mamadoras literarias hay en tu círculo social[2].

Sobre el autor

Goethe, otako de los feos.

En un lugar llamado Deutschland (o como los alemanes le gusta llamarlo, Alemania), vivió un hombre sencillo con un nombre sencillo Sr. Herr Doktor Professor Extraordinarius Johann Wolfgang Von Goethenheimerstein III Esquire PhD. (mitad brujo, mitad profesor universitario). Su habilidad más especial consistía en hacer que las páginas llenaron con palabras mágicas llamadas "prosa" blancas. En su tiempo libre, también escribía cuentos muy largos para relajarse.

Escribió obras de teatro, novelas, poemas, libros de filosofía e incluso abordó la ciencia una o dos veces a pesar de no tener ninguna formación formal más allá de andar por universidades pretendiendo parecer inteligente. Y déjame decirte que estos tampoco son los típicos cuentos antes de dormir. Inspiraron a todos, desde artistas hasta científicos a lo largo de la historia, lo que los convierte en un material de lectura imprescindible para cualquiera que quiera impresionar a sus amigos en las cenas.

Traducciones

Fausto hizo su debut en español allá por 1856 a través de una traducción del político y periodista chileno Manuel Antonio Matta. El pobre tipo trabajó en ello durante veinte años seguidos, trabajando como esclavo día y noche, impulsado únicamente por el café y el miedo existencial. Finalmente, después de décadas de arduo trabajo, presentó con orgullo su obra maestra al mundo... sólo para descubrir que a nadie le importaba ya que ya habían aparecido nuevas traducciones a diestro y siniestro.

Referencias

  1. Cualquier similitud con decisiones de la vida real es pura coincidencia. Inciclopedia no se hace responsable de pactos demoníacos resultantes de la lectura de este artículo.
  2. Advertencia: El uso excesivo puede resultar en la pérdida del alma o, peor aún, en la adopción involuntaria de un caniche.

Nota del editor

Este artículo ha sido revisado por el Comité de Ética Medieval y el Sindicato de Demonios Unidos. Cualquier similitud con personas reales, vivas, muertas o en estado de animación suspendida, es pura coincidencia.

Véase también