Pedro Páramo
- Este artículo es sobre una novela. Para otros Pedros, véase Pedro (desambiguación).
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Pedro Páramo (o también conocido como Silent Hill a la Mexicana), es una novela de muerte, guerras y dedos de en medio a la religión, escrita por el agnóstico asmático Juan Rulfo, quizá la única obra importante de su carrera, porque El llano en llamas es demasiado caliente para el gusto de los lectores. Se le considera la obra cumbre de la literatura mexicana, aunque la mitad de la población de México la conoce, sin mencionar que del público hispanohablante sólo los fetichistas y snobs literarios la han leído y/o escuchado hablar de ella, considerándola una precuela de Cañitas, que sí es popular.
Su narrativa en orden descronológico es comparable a la de directores como Quentin Tarantino y Christopher Nolan, de quienes es bien sabido, Juan Rulfo copió en su obra para confundir y hacerse el interesante frente a los lectores y amigos de los lectores que les creen todo. Algo sumamente atractivo para los académicos y eruditos, quienes siempre van a restregarnos en la cara que solo hay una interpretación correcta de la historia: la suya (y quizá la del muchacho). En pos de que nadie habla de esta fumada historia, decidimos escribir este artículo, para lograr que cualquiera tenga un mayor entendimiento de la obra de Juan Rulfo o que cuando menos sepan que existe (y de que las comunidades literarias nos reciban gratamente con palos).
Argumento
Debido a la muerte de su madre Dolores, Juan Preciado escucha su última voluntad: “Hijito, quiero que le digas a ese pedazo de animal que me debe quinientos pesos en tierras, reclámale la pensión alimenticia a tu padre, que no manche". Y, como Juan no tenía nada mejor que hacer ese domingo por la tarde, emprendió un viaje en el desierto para llegar a Comala, un pueblito cuyos eventos lo conducirán a la historia de su padre, el cacique Pedro Páramo, —le decían cacique porque era una palabra más bonita para definir tirano—. Adentrándose en el vasto desierto, Juan tomó todo lo que necesitaba, agua, arena, secadora para el pelo, arena, una camiseta de la selección, una orden de tacos, y arena, objetos indispensables para cualquier mexicano corriente.
En el camino se cruza con un arriero, —esos vendedores de metales viejos que pueden contagiarte el tétanos y quién sabe que tanta barbaridad—, quien responde al nombre de Abundio. Al pedirle indicaciones, los dos se dirigen hasta la Media Luna, lugar que fue el Rancho y las Tierras de Pedro Páramo, sumado a la extraña revelación de que Abundio también era hijo de Pedrito, padre el cual ya murió hace tiempo. Lastimosamente, Juan no le estaba prestando atención porque se estaba sonando la nariz y tenía cosas más importantes que pensar. Una vez llegan a Comala, el arriero le sugiere que vaya con Doña Eduviges, vieja amiga de su madre en este pueblo. Cuando llega a su hogar, Eduviges le cuenta sus pajas mentales, tales como Dolores hablándole de su llegada a Comala, a lo cual Juan responde: "Señora, ¿de qué habla? Mi madre está bien tiesa". Ella se conforma con evadir la pregunta, para en su lugar, traumar al viajero contándole como se tiró a su papá; resulta que a Dolores le dio pavor verle la cosota a su esposo en su Luna de Miel, pidiéndole como favor a su amiga que se lo coja por ella y le cuente que tal estuvo. No es que a Eduviges le mortifique en la conciencia lo ocurrido, pero a Juan lo deja boquiabierto y con ganas de no querer saber nada de nada. Pese a lo cual, también descubre que su madre abandonó a su padre cuando ella notó que era malo, maldad heredada a su otro hijo Miguel Páramo. Oh, y para colmo, resulta que Abundio había muerto hace años, vaya espanto, ¿pero qué le hacemos?
Una vez duerme en su camaleón, Juan recibe un grito de esos que te sacan el corazón en la boca, encontrándose en la casa a Damiana Cisneros, una cocinera de la Media Luna que, vaya novedad, le cuenta como Doña Eduviges también era una difunta. Ante la noticia, el protagonista exclama: "¡Mi padre está muerto, el arriero también, y mi casi madre igual! ¡¿Acaso hay otro muerto que deba conocer?!" Por tanta cosa haciéndolo cuestionar su propia salud mental, Juan se va de la casa a tomarse un break, que necesita uno pero en fa papi. El frío del desierto, sin embargo, era inaguantable, así que Juan se refugia en la casa de los hermanos Dorotea y Donis, habitantes practicantes del incesto —ya sabes lo que dicen, lo que pasa en familia se queda en familia—. Además, Dorotea le revela a Juan que Comala es un pueblo condenado a tener almas en pena, puesto que ninguno de sus habitantes pudo conseguir la absolución y el perdón para ir al Cielo, demasiado dinero que pagarle a Dios para mudarse.
En eso, pasamos a un flashback donde conocemos a más detalle al sinvergüenza de Miguelito. El jovenzuelo no solo era malvado desde el nacimiento, como bebé le daba un vergo de asco al Padre Rentería, aunque a Pedro le agradaba porque era igual de psicópata que él, convirtiéndolo en su único hijo reconocido. Durante su vida, Miguel no solo gustaba de causar problemas o hacerle chistes de huevos a Damiana, él había matado al hermano de Rentería y abusado sexualmente de su sobrina, por ende, cuando llegó el día que la Muerte lo tirase de mala gana de su caballo, Rentería dio gracias a Dios por su gran caridad y haber sepultado a la basura. No obstante, Pedro Páramo lograría acordar un funeral para su hijo, con el Padre negándose a darle el perdón y absolución de sus pecados, aunque no era algo que una comisión extra arreglase. Con el inconveniente de que Rentería guardase remordimiento por aceptar el cochino dinero, además de ganarse el rechazo de sus colegas.
Volviendo al presente, Juan empieza a oír voces, y por escuchar tanta tarugada de los espíritus se muere. Una vez enterrado, la folla hermanos —ósea Dorotea— le reclama por su patética muerte afirma que, para empezar nunca estuvo vivo, todo fue un delirio y probablemente murió cuando llegó a Comala. Juan cree que eso no tiene el más mínimo sentido, pero le cree. Y, viendo que sus almas no pueden alcanzar el sueño eterno, a falta de un Padre o de los rezos de alguien, empiezan a chismear con los otros espíritus, siendo que Juan conoce más a fondo la historia del ascenso y caída de su papi chulo.
Se sabe que en su tierna infancia, Pedro se volvió el patriarca machista absoluto de la Media Luna después del fallecimiento de sus padres, el inconveniente no es que fueran pobres, al contrario, tenían todo su capital invertido en deudas. Y, aliándose con el único lamebotas que tenía, Fulgor Sedano, el dúo engatusó a Dolores Preciado para casarse con Pedro, logrando que él tuviera acceso a sus tierras para saldar las deudas del rancho Neverland. El plan funciona, pero Dolores se agüitó cuando supo que solo la querían por el sabroso dinero, y sumado al hecho de que su esposo era más malo que la carne de puerco, ella huye de Comala con su hijo. Después se revela que, aun cuando Pedro era alto hijo de puta, e incapaz de valorar adecuadamente a su abogado que tengo aquí colgado, —quien además, se encargó de limpiar sus porquerías, incluyendo cuando su patrón tapaba el baño—, el malévolo cucarachón era todo un sentimental con su amorcito de la infancia, Susana San Juan. Incluso Juan escucha de la propia Susana su historia, siendo que era hija de un minero, Bartolomé, pero dicho fue mandado a matar por Pedro para evitar que impidiese su casamiento. Lo que Pedro desconocía era que Susana ya tenía a alguien con quien perpetuar la especie, Florencio, pero dicho murió prematuramente; eso sumado al hecho de que Susana solo tenía a Bartolomé como único familiar, que ella se pone, ya no digamos poco, sino muy lunática. Pedro siempre se inquietaba del porque Susana estaba tan desequilibrada, pero le reconfortaba saber que no era su culpa.
Por si fuera poco, durante ese periodo ocurrió la Revolución Mexicana, época que solo se puede definir como una lucha interminable por ver quien se volvía el admin del server. Varios revolucionarios llegaron a las cercanías del pueblo rascuache y cargándose a Fulgor en el proceso. Por ende, Pedro acordó una reunión y un trato con los revolucionarios, y en sus propias palabras: "Miren chicos, entiendo perfectamente que estén a favor de publicitar la rebelión, pero la clave de un marketing exitoso requiere enfoque, posicionamiento y diferenciación. Yo les puedo dar publicidad, nuestra marca puede ser pequeña, pero su apoyo y preferencia nos pueden llevar arriba y muy lejos." Viendo que el equipo dinamita ahora tenía un nuevo patrocinador oficial, los revolucionarios se van felices de que alguien tan noble se fijase en su causa. Por si fuera poco, el cacique pidió la ayuda de un hombre llamado Damasio "El Tilcuate", para que sea su nuevo esclavo y ahí se las arregle como pueda organizando a esos gatos revolucionarios.
Mientras tanto, Pedro intentó tratar a Susana como a una Reina, de quién recuerda, se enamoró perdidamente desde aquel día que defecaba en el retrete, pero Susanita estaba indispuesta porque su única orientación sexual era Florencio, y un día, Susana San Juan dejó este mundo con una amarga tristeza, una que jamás mereció. A su funeral asistieron pocas personas, debido a que estúpidamente confundieron un velorio con una fiesta, y mientras todos andaban en la juerga, Pedrito pensó: "Grandísimos idiotas, estaré triste pero no me iré solo, dejaré que se mueren de hambre". Esto llevó al declive de Comala, provocando que el pueblo lentamente se quedará más sola que la Solitaria, además, la Revolución se quedó estancada gracias a puro loquito que anhelaba el poder. Pero un día las cosas fueron diferentes. Abundio estaba borracho porque había enviudado, y al estar desamparado fue a pedirle dinero a su papi. Él se negó porque no quería que un pordiosero le ensuciara su casa, y acto seguido, Abundio agarró su cuchillo y con él envío a Pedro a bailar con la más fea, mientras el lamentaba que alguien tan bueno y puro muriese de forma injusta. Este acto, llevó a que Comala se convirtiera en un pueblo fantasma, con sus almas jamás hallando la paz...
Análisis Literario
¿Recuerdas esos libros infantiles de Elige tu propia aventura en los que pasabas horas pasando páginas de un lado a otro, tratando desesperadamente de evitar ser comido por un troll o terminar casado con un nabo? Bueno, Pedro Páramo es básicamente el equivalente literario, excepto que en lugar de trolls y nabos, estás navegando por un laberinto de muertos y recuerdos fragmentados en donde el tal Pedro está saliendo con el fantasma de tu tatatarabuela.
Imagina una historia en la que el autor decidió tomar dos narraciones perfectamente buenas, cortarlas en trozos pequeños y luego arrojarlas a una licuadora para "confundir al lector" y hacerlas especialmente malas. Eso es la novela en pocas palabras. En un momento estás siguiendo a Juan Preciado en su búsqueda para encontrar a su padre, y al siguiente estás sumergido hasta las rodillas en la sórdida vida amorosa espectral del cochino pueblo.
Justo cuando crees que ya le has cogido el truco, Rulfo te lanza una bola curva. De repente, el género del personaje sobre el que estás leyendo cambia inexplicablemente, o te encuentras en medio de una conversación que no tiene un comienzo aparente. Es como cuando tratas de seguir una receta en la que todos los pasos están mezclados y el único ingrediente enumerado es "temor existencial".
Pero bueno, el caos puede ser encantador, ¿verdad? Este desorden narrativo ha convertido a la obra en un clásico de culto. Algunos lectores juran que la historia comienza de una manera, otros insisten en que comienza de otra, unos pocos insisten en que nunca comienza y siempre ha existido. Volvemos al ejemplo de que es la aventura en la que eliges tu propio comienzo, excepto que el único final es muerte y desesperación.
Por lo tanto, si estás buscando una trama sencilla y personajes claros, busca en otra parte. Pero si disfrutas de la emoción del latigazo literario y el desafío de reconstruir una historia a partir de fragmentos dispersos y tramas macabras, entonces lee esta novela o vete al diablo. Simplemente no nos culpes si terminas cuestionando tu propia cordura cuando llegas a la última página (¿o es la primera?).
- Jorge Luis Borges: El escritor argentino elogió la novela de Rulfo y la consideró una obra maestra del realismo mágico. Sin embargo, Borges confesó que nunca había leído la novela, sino que se la había contado un amigo suyo que tampoco la había leído, sino que se la había contado otro amigo suyo que tampoco la había leído, y así sucesivamente.
- Gabriel García Márquez: El escritor colombiano reconoció que Pedro Páramo fue una de sus principales influencias para escribir Cien años de soledad, según García Márquez. Aunque admitió que nunca había terminado de leer la novela, sino que se había quedado dormido en la página 12 y que había soñado el resto.
- Carlos Fuentes: El escritor mexicano alabó la novela de Rulfo y la consideró una obra cumbre de la literatura mexicana. Pero después reveló que nunca había entendido la novela, sino que había fingido que sí para impresionar a las mujeres con las que quería acostarse y a los críticos con los que quería acostarse.
- Sigmund Freud: El psicoanalista austriaco analizó la novela de Rulfo desde una perspectiva psicoanalítica. Sin embargo, Freud reconoció que nunca había leído la novela, sino que se había basado en el título, que le parecía muy sugerente y que le recordaba a su madre.
- Wikipedia: La enciclopedia libre analizó la novela de Rulfo desde una perspectiva enciclopédica. Según Wikipedia, la novela era una obra verificable, que tiene muchas referencias, citas y enlaces externos. Sin embargo, advirtió que la novela podía contener errores, omisiones, contradicciones, vandalismos y spoilers, y que se necesitaba la colaboración de los lectores para mejorarla.
Legado
La historia muestra un pasaje que inspiró a varios libros de literatura homoerótica. Juan Rulfo explora el conflicto de identidad sexual de Juan Preciado, quien tiene dudas de su masculinidad durante su preadolescencia por haber crecido sin una figura paterna. Lo que le lleva a imaginarse símbolos fálicos mientras está solo. Su madre se da cuenta y trata de enderezarlo. Juan Preciado decide que para reafirmar su virilidad y no hay nada más masculino que viajar a un pueblo fantasma para derrotar a sus espíritus malignos con el objetivo de hablar con su padre. Esto se ejemplifica en el siguiente párrafo.
- -¿Qué, tanto haces en el escusado, muchacho?
- -Nada, mamá.
- -Si mamá.
- -¿Por qué tardas tanto en salir? ¿Qué haces aquí?
- -¿Y no puedes hacerlo en otra parte? Es dañoso estar mucho tiempo en el escusado. Además, debías de ocuparte en algo. ¿Porqué no vas con tu abuela a desgranar maíz?
- -Abuela, el molino no sirve, tiene el gusano roto.
La novela de Pedro Páramo inspiró a la cultura whitexican. El esquema mítico vincula la novela Pedro Páramo con las cosmovisiones indígenas que aún sobreviven en las culturas rurales de la sociedad mexicana. Paradójicamente, aspecto llamativo de la obra es la ausencia de personajes indígenas. Sólo aparecen una vez, cuando bajan a Comala a vender sus hierbas. Los indios llegan bajo la lluvia y se van bajo la lluvia. Esto da a entender que la cultura y los rituales indígenas son importantes para la foto y para conectar con las raíces, pero cuando llegan los indios hay que conectarles una patada para que no estorben ni vendan pulseritas. Este tipo de comportamiento lo usan los whitexicans en México, quienes invaden los pueblos mágicos buscando sus raíces mientras desplazan a los indígenas ya arraigados.
Un tema de Pedro Páramo, el peregrinaje de los personajes que conlleva implícitamente un acercamiento a la muerte como pasaje ritual inspiró a una serie cinematográfica en Estados Unidos. Pero la obra sufrió una leve adapatación, cambiando el pequeño pueblo de Comala por la ciudad de Nueva York, incrementando los protagonistas a cuatro y buscando cazar a sus padres en lugar de reencontrarlos, junto con todos los fantasmas de la ciudad. Se le agregó una canción pegajosa y la obra se llamó los Cazafantasmas.
Pedro Páramo inspiró un gag de los Simpsons, los hombres son golpeados por el fútbol. Al principio de la novela, el arriero Abundio le indica a Juan Preciado que Comala está después de una loma que parece vejiga de puerco, similar a la composición de los balones de fútbol americano. Así mismo, Abundio le da un golpe bajo metafórico a Juan Preciado al mandarlo mucho al carajo por no acordarse que su padre Pedro Páramo lo bautizó con las cariñosas de la Media Luna. Para complementar, Juan Rulfo era amante de la toponimia, que se reflejaba en su conocimiento de la historia y la geografía mexicana. Por eso, se bautizó al personaje de los hombres son golpeados por el fútbol como Juan Topo.
Véase también
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