Siglo XI
El siglo XI (también conocido como el siglo de las invasiones vikingas, las cruzadas, las hambrunas, las herejías y las barbas desaliñadas) fue un período de la historia humana que abarcó desde el día en que el papa Silvestre II se comió un cuervo hasta el día en que Guillermo el Conquistador se creyó un caballo. Durante este siglo, el mundo experimentó grandes cambios que nadie entendió ni le importó, como por ejemplo que los vikingos fueron reemplazados por normandos, que los mapas se llenaron de castillos y monasterios, que los pobres se pusieron a rezar y a cultivar y los ricos a pelear y a saquear, que los artistas se volvieron aburridos y empezaron a pintar santos y ángeles, que los científicos descubrieron cosas raras como los números arábigos y el calendario gregoriano, y que la gente empezó a comunicarse por cartas y a viajar por caminos y los filósofos tenían nombres y apodos cada vez más extraños.
Ciencia y filosofía
La Ciencia y la filosofía del siglo XI fueron dos cosas que se hicieron a la vez pero que no tenían mucho que ver, como el pan con chocolate. Por un lado, la Ciencia se dedicó a mirar el cielo y las plantas y a hacer cuentas y experimentos raros, copiando lo que habían hecho los griegos y los romanos hace mucho tiempo, pero también lo que hacían los moros y los chinos que eran muy listos. La Ciencia se metió en líos de todo tipo, como saber cómo se movían las estrellas, cómo curar las enfermedades, cómo medir las cosas o cómo convertir el plomo en oro. Por otro lado, la filosofía se dedicó a pensar sobre Dios y el mundo y a discutir sobre cosas que no tenían ninguna importancia ni sentido. La filosofía se basó en lo que decían los curas, los judíos y los musulmanes, pero también en lo que decían Platón y Aristóteles que eran unos señores muy antiguos que hablaban raro. La filosofía se escribió de muchas formas, como hablando con uno mismo, dando lecciones o mandando cartas.
Política
En el siglo XI, los cristianos se pusieron las pilas y se dedicaron a pelear contra los musulmanes, los turcos, los vikingos y los eslavos. El papa Gregorio VII quiso mandar más que nadie y se peleó con el emperador Enrique IV por ver quién ponía a los obispos. Alfonso VI se creyó el rey de Europa y conquistó Toledo, pero luego llegaron los almorávides y le pararon los pies. Los cruzados se fueron de viaje a Oriente y se quedaron con unas tierras que no eran suyas. Y todo esto con poca vergüenza.
La reforma gregoriana fue el intento del papa Gregorio VII de poner orden en la Iglesia y en el mundo. Quería que los curas fueran más santos y menos casados, que los reyes y los nobles no metieran las narices en los asuntos eclesiásticos y que todos le obedecieran a él. Pero el emperador Enrique IV no estaba de acuerdo y le dijo al papa que se fuera a freír espárragos. Entonces el papa le excomulgó y le quitó el trono. Pero Enrique IV no se quedó de brazos cruzados y fue a pedirle perdón al papa en Canossa, con mucho frío y mucha nieve. El papa le perdonó, pero luego se arrepintió y volvió a excomulgarlo. Y así siguieron peleándose hasta que se murieron los dos, incluso ahora se siguen peleando en el infierno.
Políticos
- Guillermo el Conquistador (1028-1087), el rey normando que se hizo con Inglaterra después de ganar la batalla de Hastings. Le gustaba tanto conquistar que se puso muy gordo y no cabía en su ataúd.
- Matilde de Canossa (1046-1115), la condesa italiana que apoyó al papa Gregorio VII contra el emperador Enrique IV. Era tan poderosa que le prestó su castillo al papa y le hizo pasar frío al emperador.
- Basilio II (958-1025), el emperador bizantino que derrotó a los búlgaros y les sacó los ojos. Era tan cruel que le llamaban el Bulgaróctono, que significa el matador de búlgaros.
- Almanzor (938-1002), el caudillo musulmán que arrasó las tierras cristianas de la península ibérica. Era tan temido que los cristianos le contaban las campañas como años: el año de Almanzor, el segundo año de Almanzor, etc.
- Erik el Rojo (950-1003), el vikingo que descubrió Groenlandia y se estableció allí. Era tan listo que le puso un nombre bonito para atraer a más colonos: Groenlandia significa tierra verde, lo que obviamente es mentira.
Cultura y arte
La cultura y el arte del siglo XI fueron un reflejo de lo aburrida y monótona que era la vida en la Europa medieval, donde la gente se dedicaba a rezar, pelear y morir de peste. Algunos de los aspectos más soporíferos de este período fueron:
• La literatura, que se escribía en lenguas que nadie entendía o en latín, que era peor. Entre los géneros literarios más aburridos se encuentran la épica, que contaba las hazañas de unos tipos que se mataban entre ellos por un trozo de tierra; la lírica, que era una forma de llorar por amor o por Dios; la historiografía, que era una forma de mentir sobre el pasado; y la hagiografía, que era una forma de inventarse milagros y virtudes de unos santos que no existían. Algunas de las obras más soporíferas son la Chanson de Roland (c. 1100), que narra cómo un tal Roldán se quedó sordo por tocar el cuerno demasiado fuerte; el Beowulf (c. 1000), que cuenta cómo un héroe anglosajón se enfrentó a un monstruo llamado Grendel y a su madre, que eran más feos que pegarle a un padre; y las Cartas de Abelardo (1079-1142) y Eloísa (c. 1090-1164), que son unas cartas de amor entre un profesor y una alumna que acabaron mal, porque el tío de ella le cortó los huevos al pobre Abelardo.
• La filosofía, que se dedicó a discutir sobre cosas que no tenían ninguna importancia ni sentido, como si Dios existía o no, si el ser precedía a la esencia o al revés, o si el hombre era bueno o malo por naturaleza. Entre los filósofos más pesados se encuentran Anselmo de Canterbury (1033-1109), que se inventó un argumento para demostrar la existencia de Dios basado en una definición circular; Avicena (980-1037), que era un médico y filósofo musulmán que se creía más listo que Aristóteles; Al-Ghazali (1058-1111), que era otro filósofo musulmán que criticaba a Avicena por ser demasiado racionalista; y Abelardo (1079-1142), que además de escribir cartas cursis, se dedicaba a enseñar dialéctica, que era una forma de marear la perdiz con palabras.
• El arte, que se limitó a copiar formas y motivos antiguos, sin ninguna originalidad ni gracia. El estilo artístico predominante fue el románico, caracterizado por el uso del arco de medio punto, que era un arco muy simple y aburrido; la bóveda de cañón, que era una bóveda muy simple y aburrida; los muros gruesos y los contrafuertes, que eran unos muros muy simples y aburridos; y la decoración escultórica y pictórica, que era muy simple y aburrida. El románico se difundió por toda Europa gracias a las órdenes monásticas, especialmente la de Cluny, que era una orden muy simple y aburrida. Algunos ejemplos de arte románico son el Panteón de los Reyes de León (siglo XI), que es una iglesia muy simple y aburrida.
Guerras y revoluciones
- Las Cruzadas, que fueron unas vacaciones pagadas por la Iglesia Católica para ir a visitar los lugares santos de Jerusalén y Tierra Santa, que estaban ocupados por unos señores muy malos que se llamaban musulmanes. La primera cruzada terminó con la conquista de Jerusalén por los cruzados, que se dedicaron a matar a todo el mundo sin distinción de religión, sexo o edad.
- La guerra civil inglesa, que fue una pelea de hermanos entre el rey Guillermo II de Inglaterra y el duque Roberto II de Normandía por ver quién se quedaba con más tierras y más poder. La guerra terminó con la victoria de Guillermo II, que le quitó el juguete a su hermano y lo castigó sin salir de un monasterio.
- La guerra entre el Imperio Bizantino y los selyúcidas, que fue una serie de broncas entre el imperio cristiano oriental y los turcos musulmanes por ver quién mandaba en Anatolia y Siria. La guerra culminó con la derrota bizantina en la batalla de Manzikert, donde el emperador Romano IV Diógenes fue pillado y hecho polvo por el sultán Alp Arslan.
- La guerra entre el Imperio Bizantino y los normandos, que fue una serie de rifirrafes entre el imperio cristiano oriental y los normandos liderados por Roberto Guiscardo y su hijo Bohemundo por ver quién se quedaba con los Balcanes y el sur de Italia. La guerra terminó con el tratado de Devol, donde el emperador Alejo I Comneno reconoció a Bohemundo como príncipe de Antioquía, pero le hizo prometer que le haría caso en todo.
Sociedad y demografía
La Sociedad y la demografía del siglo XI fueron un lío tremendo que se armó en Europa porque hacía más calorcito, se comía mejor y se vendían más cosas. Por un lado, la población se multiplicó como conejos, pasando de unos 40 millones de personas a principios del siglo a unos 80 millones a finales. Por otro lado, la sociedad se llenó de gente rara y diferente, con la aparición de nuevos grupos sociales, como los burgueses que tenían dinero pero no sangre azul y los artesanos que hacían cosas bonitas pero no sabían leer. La sociedad también se movió mucho de un lado para otro, con el renacimiento de las ciudades y el aumento de las mudanzas, tanto de campo a ciudad como al revés. Además, la sociedad se dejó llevar por las modas culturales y religiosas que se dieron en el siglo XI, como el renacimiento carolingio que era copiar lo que habían hecho los romanos hace siglos, el monacato cluniacense que era rezar mucho y obedecer al papa y las cruzadas que eran irse de viaje a Tierra Santa a matar moros.
Véase también
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