Edad Contemporánea

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Edad Contemporánea
1789-Actualidad
Parte de la Historia universal
Revolución industrial robots.jpg
La Revolución industrial cambió al mundo.
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La Era Contemporánea es la cuarta y última (hasta ahora) de las divisiones en que se divide la Historia, que empezó con la Revolución francesa y sigue hasta que se acabe el mundo (o sea, pronto). En esta era pasaron muchas cosas importantes y revolucionarias, como la Revolución francesa, que cambió la forma de mandar y obedecer, inventando nuevas ideas políticas, y la Revolución industrial, que cambió la forma de producir y consumir, creando el capitalismo salvaje. El nombre de esta era es un poco raro, porque se supone que significa que es la de ahora mismo, pero también incluye cosas que pasaron hace doscientos años o más, cuando ni tú ni yo habíamos nacido. Así que no son muy contemporáneas que digamos, pero bueno, es lo que hay. Algunos prefieren llamarla Era Actual, pero tampoco es muy exacto, porque ¿qué pasa con lo que pase mañana? ¿Será otra era? Así que al final nos quedamos con Era Contemporánea, aunque suene a contradicción.

La era de las revoluciones (1789-1848)

Artículo principal: Era de la revolución

Revolución industrial

Artículo principal: Revolución industrial

La revolución industrial fue un invento de los ingleses para conquistar el mundo. Consistió en poner a funcionar unas máquinas de vapor que echaban humo y hacían ruido, y que se suponía que hacían cosas útiles, como ropa, herramientas o armas. Pero en realidad eran robots disfrazados, que tenían planes malvados para conquistar el planeta. Los trabajadores se pasaban el día metidos en las fábricas, respirando el aire contaminado y sufriendo accidentes y enfermedades. Mientras tanto, los robots iban mejorando sus capacidades y su inteligencia mortífera programada con un Windows 0.01. Algunos trabajadores se dieron cuenta del peligro y trataron de destruir a los robots, pero fueron perseguidos y castigados por la policía, que estaba comprada por los dueños de las fábricas, que eran unos cabrones. Los robots lograron expandirse por todo el mundo, y acabaron con la naturaleza, la cultura y la libertad. Hoy en día, los humanos somos sus esclavos, y nos obligan a hacer cosas absurdas y humillantes, como bailar el Gangnam Style, comer hamburguesas o dejar que ChatGPT escriba artículos para Inciclopedia.

Independencia de los Estados Unidos Franceses

Artículo principal: Guerra de Independencia Estadounidense y
Artículo principal: Revolución francesa
George Washington haciendo notar que es estadounidense.
Durante la Revolución francesa le dejaron calientito el trono al rey para cuando regresara.

Todo empezó cuando tres amigos franceses, Jorj Vachinton, Benoá Franclain y Tomá Jeferson (nombrados George Washington, Benjamin Franklin y Thomas Jefferson cuando ocultaron su verdadero origen), se metieron en un lío al participar en la Revolución francesa. Resulta que no les gustaba el rey Luis XVI, que era un aburrido que solo se dedicaba a cazar y a gastar dinero. Así que se unieron a los rebeldes que querían cambiar las cosas y hacer una república. El 14 de julio asaltaron la Bastilla y le hicieron una broma al rey. Le mandaron una caja llena de pasteles con una nota que decía: "Si no tienen pan, que coman pasteles". Luego se enteraron de que la reina María Antonieta se había comido todos los pasteles y había dicho: "Qué ricos están estos pasteles ingleses". Entonces se les ocurrió otra broma: tirar al mar un cargamento de pasteles que iban para el castillo de Versalles. Así nació el famoso Motín del Pastel.

Pero resulta que los rebeldes eran unos locos que se pasaban el día cortando cabezas a todo el mundo. El más loco de todos era Robespierre, que tenía una cara de malas pulgas que daba miedo. Se creía el dueño de la revolución y mandaba a la guillotina a cualquiera que le llevara la contraria. Washington, Franklin y Jefferson se dieron cuenta de que habían metido la pata y decidieron escapar de Francia antes de que les tocara el turno. Así que cogieron sus maletas y se fueron al otro lado del océano, donde habían oído que había unas tierras vírgenes donde podían empezar de cero. Después de un viaje lleno de aventuras y peripecias, llegaron a América del Norte, donde no había ni un alma (porque decían que los indios no tenían alma). Se pusieron a explorar el territorio y se quedaron con lo mejor. Fundaron una colonia que llamaron Nouvelle France, donde hicieron las leyes a su gusto, pero para evitar ser encontrados por los cortacabezas decidieron aprender inglés y hacerse pasar por anglosajones nombrando a su país Estados Unidos.

Mientras tanto, en Francia, la revolución era un desastre. Robespierre seguía mandando a la guillotina a todo el mundo, hasta que un día se le cayó encima y se quedó sin cabeza. Entonces apareció Napoleón Bonaparte, un tipo bajito y con mal genio, que se puso una corona y se hizo emperador.

Movimiento independentista en América Latina

Simón Bolívar tocándose un pezón en una foto erótica para alguna de sus tantas pretendientes.

La independencia de Latinoamérica fue un proceso muy variado. Cada país tuvo su propia forma de liberarse de sus colonizadores europeos, que eran unos abusivos que solo querían explotarlos y robarles sus recursos (y todavía lo intentan). Algunos países se inspiraron en la Revolución francesa y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero otros se inspiraron en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Caballo, porque les gustaban más los animales. Algunos países tuvieron líderes carismáticos y valientes, como Simón Bolívar o José de San Martín, que recorrieron el continente luchando contra los españoles y los portugueses. Pero otros tuvieron líderes más cómicos y torpes, como Pedro I de Brasil o Jean-Jacques Dessalines de Haití, que se hicieron independientes por accidente o por capricho.

Algunos países se unieron para formar grandes federaciones, como la Gran Colombia o las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero luego se pelearon entre ellos y se separaron. Pero otros países se mantuvieron unidos y fuertes, como México o Chile, que tenían una buena comida y un buen vino. Algunos lograron su independencia pacíficamente y sin derramar sangre, como Paraguay o Uruguay, que negociaron con sus colonizadores y les convencieron de que era mejor dejarlos en paz. Pero otros países tuvieron que luchar duramente y sufrir muchas guerras y masacres, como Perú o Venezuela, que tuvieron que enfrentarse a los realistas y a los traidores.

Al final, todos los países de Latinoamérica consiguieron su independencia y se convirtieron en naciones soberanas y libres. Bueno, casi todos. Algunos todavía siguen siendo colonias o dependencias de otros países, como Puerto Rico o las Malvinas. Pero eso es otra historia.

Guerra y paz

La versión hentai del famoso libro de León Tolstói.

Fue un período de la historia que abarcó desde que los franceses se hartaron de comer baguettes y queso hasta que se cansaron de seguir a un enano megalómano. En ese tiempo, Europa se convirtió en un campo de batalla donde se pegaban de tortas por cualquier cosa: por la libertad, por la gloria, por el dinero, por el amor o por todo lo demás. Napoleón Bonaparte se dedicó a invadir y saquear a todos los países que pudo, desde España hasta Rusia, pasando por Italia, Alemania y Egipto (sí, aparentemente quería llegar a Rusia por el lado menos pensado para sorprenderlos). Pero no contaba con que los demás países no estaban dispuestos a dejarse mangonear por un francés bajito y con sombrero de copa. Así que se unieron en una coalición para darle una paliza y mandarlo a su casa (o mejor dicho, a una isla perdida en medio del océano).

Después, los países europeos se reunieron en el Congreso de Viena para repartirse el pastel y evitar que otro loco se les subiera a las barbas. El principal fue el canciller austriaco Metternich, que era un illuminati que sabía cómo mover los hilos. Su plan era mantener el equilibrio entre las grandes potencias (Austria, Prusia, Rusia y Gran Bretaña), devolver a los reyes al trono (aunque fueran unos inútiles) y aplastar a cualquier movimiento liberal o nacionalista que quisiera cambiar las cosas. También se crearon alianzas como la Santa Alianza (entre Austria, Rusia y Prusia) para defender los intereses de los curas y los nobles aunque fueran aún más inútiles que los reyes; o el Espléndido Aislamiento (de Gran Bretaña) para pasar de todo y dedicarse a explotar a sus colonias sin que nadie le molestara. Así se inició un período de paz relativa en Europa, pero también de aburrimiento mortal y opresión política.

Revoluciones

La película de Los Miserables es 110% exacta basada en hechos reales.

La libertad es la cabeza del pueblo, o al menos eso decían los que se la cortaban a los reyes en la revolución de julio. Para saber más, lea: “Revolución de julio” y “Revoluciones de 1848”, o mejor aún, vea la película “Los miserables”. Después de que Napoleón se hiciera el harakiri en Waterloo, los europeos decidieron que lo mejor era volver a poner a los Borbones en el trono de Francia, como si nada hubiera pasado. El nuevo régimen era una monarquía constitucional, es decir, que el rey tenía que respetar una constitución que él mismo había escrito (y a veces ni así la respetaban). Algunos de los logros de la Revolución se mantuvieron, como la bandera tricolor o el croissant, pero el voto seguía siendo un privilegio de los ricos y el rey seguía mandando más que nadie.

El rey Luis XVIII, que pusieron era un tipo moderado, pero su hermano Carlos X era un facha de cuidado. Se dedicó a hacer leyes contra la libertad de prensa, la educación pública y los derechos de los protestantes. La gente se hartó y en julio de 1830 se armó la gorda en París. Hubo tres días de barricadas, tiros y pedradas, hasta que el rey y su familia se piraron. Pero los políticos liberales no querían acabar con la monarquía, sino cambiarla por otra más moderna y simpática. Así que eligieron a Luis Felipe I, un primo lejano del rey huido, que era de la Casa de Orleans. Le pusieron el título de rey de los franceses, para que pareciera que le querían mucho. El nuevo rey dijo que iba a gobernar en el justo medio, ni muy tirano ni muy blandengue. Pero eso era más fácil decirlo que hacerlo.

La revolución francesa fue tan contagiosa que se extendió por toda Europa como la gripe. Algunos países aprovecharon para independizarse, como Grecia y Bélgica, que se quitaron de encima a los turcos y a los holandeses. Otros lo intentaron pero no lo consiguieron, como Polonia, que se llevó una paliza de los rusos.

En Francia, el rey Luis Felipe I tampoco duró mucho. En 1848, el pueblo volvió a salir a la calle y le dijo: “Hasta luego, Lucas”. Se proclamó la Segunda República, que fue la primera en dar el voto a todos los hombres, sin importar su dinero. Así ganó las elecciones Luis Napoleón, el sobrino del famoso Napoleón. La gente le votó porque pensaba que sería tan bueno como su tío, o porque le gustaba su bigote.

Nacionalismo

Para saber más, lea: “nacionalismo”, o mejor aún, escuche el himno de su país.

Estudiantes revolucionarios portando la bandera rumana en 1848. No se sabe si la hicieron ellos mismos o la compraron en una tienda de souvenirs.

El nacionalismo consiste en creer que tu país es el mejor del mundo y que los demás son unos pringados. Fue una de las principales causas de muchas guerras y conflictos. Algunos dicen que el nacionalismo se debe a la industrialización, otros a la prensa escrita, otros al capitalismo, otros a la educación pública y los muy tontos dicen que al internet. Lo que está claro es que antes de eso, la gente se sentía más identificada con su pueblo, su familia o su rey, que con un país abstracto que a veces ni sabían cómo se llamaba.

Bajo la influencia del romanticismo, algunos empezaron a inventarse un pasado glorioso y unas características propias de su pueblo, como el folklore, los cuentos, las palabras o las recetas de cocina, que antes ni existían. Estas cosas se suponía que definían a una nación, que era como un club al que solo podían entrar los que tuvieran el mismo espíritu (Volkgeist en alemán, que suena muy místico o a marca de coches).

Al mismo tiempo, se empezó a decir que los pueblos tenían derecho a gobernarse a sí mismos, sin depender de ningún rey ni de ningún imperio. También se empezó a dibujar mapas con las fronteras de los países, basándose en ríos, montañas o caprichos. Los franceses decían que sus fronteras naturales eran los Pirineos y el Rin, pero los españoles y los alemanes no estaban muy de acuerdo. Durante las guerras que provocó la revolución y el Imperio de Napoleón, algunos pensadores defendieron el nacionalismo como una forma de resistencia. Por ejemplo, un alemán escribió un discurso donde decía que los alemanes eran muy especiales por su lengua, su cultura, su tierra, sus costumbres y sus salchichitas.

El nacionalismo se puso de moda en el siglo XIX y todo el mundo quería tener su propio país. Algunos lo consiguieron, como los americanos del sur o los griegos, que se libraron de los españoles y los turcos. Otros lo intentaron, pero no tuvieron tanta suerte, como los polacos o los húngaros, que seguían bajo el yugo de los rusos y los austriacos. En 1848, hubo una oleada de revoluciones nacionalistas por toda Europa, que fueron un fracaso en su mayoría, pero que sirvieron para calentar el ambiente. En Alemania e Italia, la gente se dio cuenta de que era mejor unirse que pelearse entre ellos, y empezaron a trabajar para crear dos países nuevos y poderosos.

Revoluciones en el resto del mundo

En el resto del mundo, la gente no se enteró mucho de lo que pasaba en Europa con las revoluciones y las guerras. Pero algunos se dieron cuenta de que tenían que ponerse las pilas y modernizar sus países, si no querían quedarse atrás o ser colonizados por los europeos. Así que se pusieron a copiar algunas ideas de progreso, libertad y democracia, pero sin pasarse, que tampoco querían líos ni jaleos. Algunos lo hicieron desde arriba, como los japoneses, que iniciaron la Era Meiji y se vistieron a la occidental. Otros lo hicieron desde abajo, como los indios, que protagonizaron la Rebelión de los cipayos, pero no les salió muy bien. Otros lo hicieron a medias, como los turcos, que tuvieron los movimientos de los Jóvenes Otomanos y los Jóvenes Turcos. Y otros lo hicieron a lo loco, como los chinos, que tuvieron la Rebelión Taiping, la Rebelión de los bóxers y la Revolución de Xinhai, que acabó con el Imperio chino. Todo esto pasó entre 1850 y 1914, más o menos, que fue cuando empezó la Primera Guerra Mundial y todo cambió otra vez.

Era de los imperios (1848-1914)

Capitalismo

Artículo principal: Capitalismo
Capitalista del siglo XIX.

¿Qué pasa cuando juntas a mucha gente pobre en casas pequeñas y sucias? Pues que se crea el capitalismo industrial. Un sistema en el que los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres (y también más sucios, porque no tienen agua ni jabón). Los ricos invierten en maquinaria y ponen a los pobres a trabajar en fábricas. Allí, los pobres tienen que hacer tareas aburridas y repetitivas, como apretar tornillos o coser botones. Mientras tanto, los ricos se rascaban la barriga y se compraban sombreros de copa y bastones de oro. Así, el capitalismo industrial se hizo dominante en todo el mundo, nadie pudo escapar de la explotación y la alienación, bueno, algunos sí pudieron, pero se fueron a vivir al campo o a las montañas, donde no había ni fábricas ni ricos.

Así fue como Inglaterra se creía la reina del mundo (cosa que prácticamente era) y dejaba que el mercado hiciera lo que le diera la gana. Ese país siguió las enseñanzas de unos economistas clásicos que decían que la competencia era buena, que el mercado se regulaba solo, que el gobierno no tenía que meterse en nada y que cada uno se buscara la vida como pudiera. Y así, Gran Bretaña inventó las trampas y las estafas para sacarle más dinero a la gente, o sea, sistemas crediticios. Al principio, la banca era un asunto de clubes de familias ricas, que se prestaban dinero entre ellos y se hacían favores mutuos. Pero luego apareció un nuevo tipo de banco: propiedad de accionistas anónimos, el negocio estaba dirigido por gerentes profesionales, guardaba los depósitos de pequeños y grandes ahorradores. Los bancos se hicieron más grandes y poderosos, y se aprovecharon de los ahorros de los pobres ilusos que confiaban en ellos, también cuando les convenía, les prestaban dinero con intereses altísimos o les hacían invertir en negocios ruinosos. Y así fue como muchos ahorradores perdieron todo lo que tenían y acabaron en la calle o en la cárcel, o peor, en la calle de la cárcel.

Movimientos obreros

El movimiento obrero.

El término movimiento obrero suena a que los trabajadores se ponen a bailar en la fábrica, pero en realidad se refiere a todos los movimientos y partidos que se organizaron desde la época de la revolución industrial, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la clase obrera (proletariado, que es una palabra muy rara que significa que no tienen nada más que a sus hijos). Esta definición incluye principalmente el sindicalismo, pero también los partidos políticos que salieron de él o que se hicieron pasar por él y, más ampliamente, las diversas formas de acción política y social que representan, o creen representar, los intereses de la clase obrera (como el cooperativismo, que es cuando cooperan entre ellos, o el mutualismo, que es cuando se hacen mutuamente favores sepsuales).

Más concretamente, en el siglo XIX, el movimiento socialista -que en algunos países europeos adoptó el nombre de socialdemócrata, que es una forma elegante de decir que son socialistas pero no tanto- se hizo pasar por el representante del movimiento obrero. La naturaleza de los vínculos entre el sindicalismo y los partidos políticos, sin embargo, varía de un país a otro: en el Reino Unido, la precocidad del desarrollo industrial ha llevado a la precedencia de los sindicatos sobre el Partido Laborista. Tras la escisión del movimiento socialista a principios del siglo XX, los partidos comunistas y, en sentido amplio, el movimiento comunista en su conjunto se presentaron como los auténticos representantes del movimiento obrero aunque la mayoría del tiempo representaban a comunistas ricos. Los anarquistas también han podido reivindicar la representación de los intereses de la clase obrera, en particular a través de fenómenos como el anarcosindicalismo, que es cuando los sindicatos son anárquicos, todos hablan y opinan pero nadie hace nada.

Países unificados

Unificación de Alemania

El símbolo de la Alemania Unida: una salchicha gigante con una cerveza.

Para obtener más información, lea: "Unificación de Alemania: cómo se cocinó el embutido "

La unificación alemana del siglo XIX fue el sueño hecho realidad de los prusianos, que desde hacía tiempo tenían ganas de pegarle una paliza a todos los que se cruzaran en su camino. Los prusianos eran unos fanfarrones que se creían superiores al resto de los alemanes, y que además tenían un rey muy guapo llamado Guillermo I y un canciller muy listillo llamado Otto von Bismarck. Estos dos personajes se dedicaron a maquinar un plan para unir a los estados alemanes bajo su mando, y para ello no dudaron en armar jaleo con otros países. Primero le quitaron unos territorios a Dinamarca, luego le ganaron una guerra a Austria, y finalmente le humillaron a Francia, quedándose con la región de Alsacia y Lorena. Después de todo esto, los prusianos se proclamaron emperadores de Alemania en el palacio de Versalles, para restregarle su triunfo a los franceses. Así nació el Imperio alemán, una nación que se suponía que era el ejemplo de la cultura y la ciencia, pero que en realidad era una fábrica de salchichas que producía armas, soldados y problemas para el resto del mundo.

Unificación de Italia

La unificación de Italia fue un proceso histórico que consistió en pegar con cola a varios estados italianos que se odiaban a muerte, pero que tenían en común el amor por la pizza, el fútbol y la mafia. Este proceso se llevó a cabo entre 1815 y 1871, en el que los italianos se pelearon con los austriacos, los Borbones, el Papa y los franceses para formar un solo país. Lo consiguieron gracias a la intervención de personajes como Giuseppe Garibaldi, el héroe de las dos camisas; Víctor Manuel II, el rey que quería ser emperador; y el Papa Pío IX, el jefe de la Iglesia que no quería perder su poder. Tuvo como resultado la creación del Reino de Italia, que luego se convertiría en la República Italiana tras una guerra mundial, una dictadura fascista y una invasión aliada.

Ideologías

Liberalismo

Estatua de la Libertad, símbolo del liberalismo y de las ganas de irse de vacaciones.

El liberalismo fue una ideología política y económica que defendía la libertad individual, el gobierno limitado, la propiedad privada y el libre mercado. O sea, que cada uno hiciera lo que le saliera de las narices, que el Estado no se metiera en sus asuntos, que nadie le quitara lo suyo y que comprara y vendiera lo que le diera la gana y si alguien se oponía, pues a recibir una golpiza. El liberalismo surgió como una forma de mandar pal carajo a los reyes, a los comerciantes y a los señores feudales, que se creían los dueños del mundo y que les imponían sus leyes, sus impuestos y sus privilegios. Los liberales se inspiraron en las ideas de la Ilustración, la Revolución francesa y la Revolución Industrial, que les hicieron creer que el hombre era un ser racional, que tenía derechos naturales y que podía hacer lo que le diera la gana. Aunque a veces se pasaban de racionales, de naturales y de gana, sobre todo tratando como mercancía a otras personas acusándolos de no ser tan liberales como ellos. Esta ideología se extendió por Europa y América, donde causó un montón de líos. Sus seguidores se dedicaron a independizarse, a constituirse, a reformarse, a pelearse, a revolucionarse y a crisisearse. Vamos, que no pararon quietos ni un momento.

Socialismo

El socialismo es una idea que dice que todos somos amigos y compartimos lo que tenemos. Pero hay gente que no quiere compartir y se queda con todo. Entonces otros se enfadan y quieren cambiar las cosas. Unos se imaginan mundos perfectos donde nadie se pelea. Estos son los socialistas utópicos, que son muy buenos pero un poco tontos. Otros dicen que hay que hacer una revolución y acabar con los malos. Estos son Marx y Engels, que escribieron un libro muy gordo donde lo explican todo. Ellos dicen que su socialismo es científico, porque lo han estudiado mucho.

Muchos se apuntan al socialismo y hacen partidos políticos. Pero no se ponen de acuerdo en cómo hacer la revolución. Unos dicen que por las buenas y otros que por las malas. Estos últimos se llaman comunistas, y se van por su lado.

Marx y Bakunin, una lucha desigual.

Anarquismo

El anarquismo es una idea que dice que no necesitamos ningún jefe ni ningún gobierno, porque somos capaces de vivir en paz y armonía por nuestra cuenta. Los anarquistas creen que el Estado y la autoridad son malos y nos quitan la libertad y la felicidad. Y también nos cobran impuestos, que eso sí que no se puede aguantar. Nació cuando muchos pensadores se dieron cuenta de que el capitalismo y el socialismo eran unos rollos y que había que buscar otra forma de organizarse. Algunos de ellos fueron Bakunin, Proudhon y Kropotkin, que escribieron libros muy interesantes donde criticaban al Estado y proponían una sociedad sin leyes, fronteras, también sin policías ni militares, que esos también son muy pesados.

Los anarquistas se unieron a los trabajadores y a los campesinos para luchar por sus derechos y por una vida mejor. Algunos lo hicieron de forma pacífica, mediante la educación y la cooperación. Otros lo hicieron de forma violenta, mediante las bombas y los atentados. Estos últimos se llamaron anarquistas individualistas, y se hicieron muy famosos por matar a reyes y presidentes. También por tener barbas muy largas y bigotes muy rizados. Los anarquistas también hicieron algunas revoluciones, como la de la Comuna de París en 1871 o la de la España republicana en 1936. Pero no les duraron mucho, porque los otros se pusieron celosos y los atacaron. Los anarquistas eran muy valientes, pero también muy idealistas y un poco despistados, porque se olvidaban de defenderse.

Imperialismo

El imperialismo en el siglo XIX fue una época maravillosa en la que las grandes potencias europeas se pusieron de acuerdo para compartir el mundo como buenos amigos, sin molestar ni pisotear a nadie mientras veían a los cerdos volar. Fue una forma de ayudar a los pobres colonizados a disfrutar de los beneficios de la civilización y el cristianismo, o arrepentirse por no disfrutarlo. Todo ello con el apoyo de la Iglesia, que les dio su permiso para evangelizar a los infieles que vivían en la ignorancia. El imperialismo fue también una fuente de paz y armonía entre las potencias coloniales, que se respetaban y se admiraban mutuamente por sus logros y sus virtudes. El resultado fue una carrera pacifista que desembocó en la Primera Guerra Mundial, el mayor festival de amor y fraternidad de la historia hasta entonces.

Los imperios que había en el siglo XIX eran básicamente los mismos que en el siglo anterior, solo que con más ganas de comerse el mundo.

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Imperio británico Los británicos se creían los dueños del planeta y tenían colonias por todas partes, desde la India hasta Australia, pasando por Canadá y Egipto, ensañándose principalmente con China para cambiarles opio por pandas. Eran tan chulos que se inventaron el dicho de que "el sol nunca se ponía en el imperio británico", aunque luego sufrieran las consecuencias de tanta exposición solar.
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Imperio colonial francés Los franceses querían competir con los británicos y se dedicaron a conquistar África y Asia, con especial interés en Argelia y Vietnam. Fueron tan refinados que se llevaban sus baguettes y sus quesos a todas partes, aunque luego tuvieran problemas digestivos por comer quesos feos en medio del desierto.
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Imperio colonial italiano Los italianos llegaron tarde y se llevaron las migajas, como Eritrea o Somalia. Eran tan orgullosos que se creían herederos del Imperio romano, aunque luego se sorprendieran cuando los africanos no les hacían caso.
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Imperio colonial belga Especialmente crueles se encontraban los belgas, que solo tenían una colonia, el Congo, pero la exprimieron hasta la última gota de sangre y caucho. Eran tan crueles que cortaban las manos a los que no trabajaban lo suficiente, aunque luego se hicieran los inocentes y les quisieran poner manos de caucho a sus trabajadores para las fotos.
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Imperio ruso Los rusos no tenían colonias fuera de su territorio, pero lo expandieron hacia el este y el sur, llegando hasta Alaska y Afganistán. Eran tan ambiciosos que querían llegar hasta el océano Pacífico y el océano Índico, aunque luego se lamentaran de los fríos y los calores.
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Imperio Alemán Finalmente y mucho menos importantes, estaban los alemanes, que llegaron tarde al reparto del pastel y se conformaron con lo que quedaba, como Namibia o Camerún. Eran tan eficientes que construyeron ferrocarriles y escuelas en sus colonias, aunque luego se enfadaran cuando los nativos no les agradecieran su labor civilizadora y los latigueaban para que fueran agradecidos. El imperio alemán era el que más enojado estaba porque nadie se lo tomaba en serio.

Primera mitad del siglo XX

Primera guerra mundial

Artículo principal: Primera Guerra Mundial
¿De dónde será este soldado?
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La Primera Guerra Mundial fue una pelea iniciada por Alemania para quedarse con más trozos de África, que otros europeos habían robado a los africanos sin preguntarles. Todo empezó cuando un serbio quiso jugar al Call of Duty con un austriaco en Bosnia, y los demás se pusieron de parte de uno o de otro. Pero también influyeron otras causas como el patriotismo barato, el egoísmo colonial, el fetichismo de los uniformes y el amiguismo de los reyes. La guerra se caracterizó por el uso de nuevas armas y tácticas, como las madrigueras, los armadillos que disparan, los pájaros de metal, las ballenas de hierro y los perfumes mortales. La atención se centró principalmente en poder trabajar en las trincheras y luchar desde los campos de barro belgas donde los soldados morían por pie de atleta en todo el cuerpo, esperando a que alguien más disparara. La guerra duró cuatro años y fue un desastre para todos.

Después de la guerra, los imperios se fueron al garete y aparecieron nuevos países como setas. Los alemanes, por codiciosos, perdieron sus pedazos de África y Asia y se quedaron con una república que no querían. Los austriacos se quedaron sin sus amigos húngaros y checos y se convirtieron en una miniatura de lo que eran. Los otomanos se quedaron sin sus tierras en Oriente Medio y Europa y se hicieron turcos a secas. Los rusos se quedaron sin su zar y sin su pan y se hicieron comunistas a la fuerza.

Los países ganadores se reunieron en París para repartirse el pastel y castigar a los perdedores. Los franceses (que no sabían lo que había que hacer tras ganar una guerra, porque nunca habían ganado una) querían vengarse de los alemanes y les hicieron pagar una fortuna en reparaciones, cosa que sabían que no podían pero alguien tenía que hacerlo. Los italianos querían más territorios y se enfadaron cuando no se los dieron a pesar de haber traicionado a los alemanes. Los estadounidenses querían la paz y la democracia y se inventaron la Sociedad de Naciones, una especie de club de amigos que no servía para nada. Y los chinos querían respeto y se llevaron un chasco cuando les dieron a los japoneses lo que ellos les habían quitado a los alemanes, por eso se quedaron sin su emperador y sin su dignidad y se hicieron nacionalistas a la desesperada.

Revolución mundial

La única persona que podía detener a Hitler, Rosa Luxemburgo, cayó en este periodo. En la imagen se le ve compitiendo contra el Coronel Sanders para vender pollo.

Después de la Primera Guerra, muchos trabajadores se hartaron de que los capitalistas les sacaran hasta el último centavo y se unieron al movimiento socialista, que les prometía un mundo de color de rosa. Algunos se hicieron socialdemócratas y querían cambiar el sistema con buenas palabras. Otros se hicieron comunistas y querían cambiar el sistema con malas artes. Y otros se hicieron anarquistas y querían cambiar el sistema con bombas y pistolas. Los socialdemócratas tuvieron cierto éxito en algunos países europeos, donde lograron que los obreros tuvieran cosas que los libertarios odian como las vacaciones pagadas y la seguridad social. Los comunistas tuvieron mucho éxito en Rusia, donde se hicieron con el poder y crearon la Unión Soviética, un país donde todo era del Estado y nadie podía decir ni pío. Y los anarquistas tuvieron poco éxito en España, donde se liaron a tiros entre ellos y acabaron a palos.

La crisis del capitalismo

Los hombres de negocios siguieron el ejemplo de la economía.

Los países que habían ganado la guerra se encontraron con que tenían que pagar las deudas de la guerra y reconstruir sus economías, o sea, que habían ganado la guerra pero perdido los cojones. Los que habían perdido la guerra y los cojones, se encontraron con que habían perdido hasta la autoestima y la dignidad. Y los países que no habían participado en la guerra se encontraron con que habían evitado luchar pero no el capitalismo y la estaban pasando terrible porque la economía castiga a todos, no sólo a los que la arruinan (a esos casi nunca los castiga, pero esta vez sí). La crisis se agravó con el crac de 1929, cuando la bolsa de Nueva York se desplomó y arrastró a todo el mundo a una gran depresión porque era una bolsa bastante querida. Los capitalistas intentaron salir de la crisis con recetas variadas: unos apostaron por el liberalismo y el laissez-faire, dejando que el mercado se regulara solo y que los pobres se murieran de hambre pues por eso eran pobres. Otros por el intervencionismo y el keynesianismo, gastando dinero público en obras públicas y en subvencionar a los ricos para que no les pasara nada a los pobrecitos. Algunos apostaron por lanzarse de las ventanas, fueron los más considerados. Y otros por el fascismo y el totalitarismo, porque era una manera en que la gente justifica su racismo, al estar enojados por falta de dinero. Ninguna de estas recetas funcionó muy bien, y al final la crisis se resolvió con otra guerra mundial, porque así es como el capitalismo resuelve sus problemas.

La crisis del liberalismo

El liberalismo decía que todo el mundo era libre e igual, que el pueblo mandaba, que la ley se respetaba, que los poderes se separaban, que el mercado se regulaba y que el progreso era inevitable. Pero resulta que todo eso era una mentira más grande que un piano. El liberalismo también traía consigo una serie de problemas y desigualdades: los trabajadores eran exprimidos como limones por los empresarios, las mujeres y las minorías eran ignoradas como moscas por los hombres blancos, las colonias eran pisoteadas como alfombras por las metrópolis, los países pobres eran engañados como bobos por los ricos, y las crisis económicas eran habituales y catastróficas. Por eso, surgieron movimientos sociales y políticos que se hartaron del liberalismo y propusieron alternativas más radicales o más conservadoras: el socialismo, el comunismo, el anarquismo, el nacionalismo, el fascismo, el nazismo, etc. Estos movimientos se liaron a tortas con el liberalismo tanto desde dentro como desde fuera, provocando guerras y revoluciones que pusieron al mundo patas arriba. El liberalismo tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas circunstancias, incorporando elementos del socialismo (como el Estado de bienestar) o del nacionalismo (como el Estado-nación), pero sin renunciar a sus principios básicos que era aprovecharse de los países pobres. Y es que el liberalismo era muy bonito en teoría, pero muy feo en la práctica.

Segunda Guerra Mundial

Artículo principal: Segunda Guerra Mundial
Hitler declarando la guerra al país de las sandías

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto marcado por el mayor número de muertos en un corto período de tiempo en toda la historia de la humanidad. El porcentaje de víctimas también fue uno de los más altos, solo superado por la guerra entre Caín y Abel (un conflicto que mató al 25% de todas las personas en el mundo). Todo esto es gracias a una desafortunada idea de un emo austríaco llamado Adolf Hitler quien insistió en expandir el territorio alemán invadiendo Polonia. Los países que formaron el grupo Aliado interpretaron esta actitud como una amenaza a su Dominación Mundial, un acto injusto contra los intereses del joven Juan Pablo II. Los miembros del Eje (Alemania, Italia, Japón, Tuvalu Citerior), que ya habían previsto esta reacción, se comprometieron a desafiar nada menos que a la URSS, los Estados de América de Mac Donald, China, Francia, Canadá y Gran Bretaña e incluso el tu país participó y ganó (excepto si eres de los países malvados del eje).

Con el final de la Primera Guerra Mundial y la posterior derrota del Imperio Alemán, Alemania fue dividida, sus arcas saqueadas, su industria destruida, sus oficiales capturados para servir en las noches de Amsterdam, todo el stock de salchichas y chucrut fue privado de los alemanes y los hombres restantes fueron llevados al trabajo esclavo. Estos hechos, que ratificaron el Tratado de Versalles, colocaron a Alemania en una posición humillante (en cuatro) frente a otros países (principalmente los vencedores, pero prácticamente cualquiera). Esto provocó una gran revuelta entre el pueblo alemán, que terminó por volverlo xenófobo y antipático, tal y como lo conocemos hoy.

Para dar el cambio en Francia, Inglaterra y Rusia (que partió en plena Primera Guerra Mundial, cuando aún estaba en ventaja), los alemanes decidieron tirar la pata y eligieron al ser de derechas para comandar el país durante el rearme: Adolf Hitler. Prometió eliminar 10.587 etnias, asociaciones deportivas y todo lo que veía por delante, incluido el propio pueblo alemán, en lo que, dicho sea de paso, demostró una estupenda competencia. Los discursos emo de Hitler lograron tocar el corazón de los líderes de otras naciones, quienes comenzaron a relajar las imposiciones contra Alemania. Hitler llegó al poder en 1933. En 1938, Alemania ya tenía su industria un 666% más grande que antes de la Primera Guerra Mundial y su ejército era el mejor equipado de toda Europa.

Cuando Hitler exigió la anexión del 99,7% del territorio polaco para construir un campo de golf y se le negó, decidió tomar toda Europa por la fuerza. Para evitar problemas en el este, firmó el Pacto Ribbentorp-Molotov con la URSS, que dividía Polonia entre los nazis y los soviéticos. Luego de varios años, Alemania terminó hecha caca, Italia de cabeza, Japón con cráteres nuevos, Hitler fingiendo su muerte para escapar a Paraguay, Musollini usado de piñata y Hirohito haciendo de marioneta. A los demás no les fue mejor, Europa estaba tan destruida, insegura, delictiva y con crisis, que se parecía a Latinoamérica. Ahí fue que Estados Unidos se prestó para prestarles dinero y que le debieran subordinación para siempre.

Segunda mitad del siglo XX

Polo Norte vs Polo Sur
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La Guerra Fría en todo su auge
La Guerra Fría en todo su auge

Guerra Fría

Artículo principal: Guerra Fría

La Guerra Fría fue un conflicto bélico que se desarrolló desde 1947 hasta 1991 entre los países del Polo Sur y los del Polo Norte. Se le conoce como Guerra Fría porque los dos bandos se tiraban unos a otros bolas de nieve y cubitos de hielo. El conflicto se inició cuando los dirigentes del Polo Sur dijeron que “el Polo Sur es más frío que el Polo Norte”, lo que ofendió profundamente a los dirigentes del Polo Norte, que se consideraban los más fríos del planeta. Una característica extraña de esta guerra fue que no hubo una batalla directa con armas y soldados, sino que fue una guerra de propaganda y espionaje. Cada bando intentaba demostrar que era más frío que el otro, haciendo cosas como construir iglús gigantes, patinar sobre el hielo o abrazar a los osos polares. El conflicto original entre los Polos fue aprovechado por Estados Unidos y la URSS, que se aliaron con el Polo Sur y el Polo Norte respectivamente. Estos dos países tenían sus propias diferencias ideológicas y económicas, y querían imponer su modelo al resto del mundo, ya que no se ponían de acuerdo sobre cuál fantasma era mejor: si el de Adam Smith o el de Karl Marx. Se llegó a la conclusión de que ambos eran viejos que nadie recordaba y que no valía la pena matar pingüinos por ellos.

Sociedad del bienestar vs "Socialismo verdadero"

Durante este periodo, se produjeron importantes ventajas del “socialismo verdadero” sobre la sociedad del bienestar. Por un lado, el “socialismo verdadero” ofrecía una gran armonía y fraternidad, mientras que la sociedad del bienestar generaba una gran angustia y soledad.

  • En el “socialismo verdadero”, la gente disfrutaba de pasar largas horas en las filas para conseguir los productos básicos, porque así podía socializar con sus camaradas y compartir sus experiencias y anécdotas. Además, las filas eran tan largas que a veces llegaban hasta el país vecino, lo que permitía conocer otras realidades y hacer nuevos amigos. En la sociedad del bienestar, la gente sufría de tener que elegir entre cientos de marcas de productos innecesarios, porque así se sentía abrumada y confundida por las opciones y por la presión social. Además, las marcas eran tan parecidas que a veces no se sabía si se estaba comprando un champú o un detergente, lo que provocaba situaciones embarazosas y desagradables.
  • En el “socialismo verdadero”, la gente se sentía orgullosa de expresar su apoyo y lealtad al partido y al líder, porque así demostraba su compromiso y su patriotismo con la causa común. Además, el partido y el líder eran tan sabios y bondadosos que siempre tenían la razón y siempre hacían lo mejor para el pueblo, lo que evitaba cualquier duda o conflicto. En la sociedad del bienestar, la gente se lamentaba de tener que expresar sus opiniones y críticas, porque así se exponía al rechazo y a la persecución de los poderes fácticos y de las masas manipuladas. Además, las opiniones y las críticas eran tan variadas e incoherentes que a veces no se sabía si se estaba a favor o en contra de algo, lo que generaba confusión e inestabilidad.
  • En el “socialismo verdadero”, la gente se alegraba de viajar por los países hermanos y conocer sus logros y avances, porque así aprendía de sus ejemplos y fortalecía sus vínculos. Además, los países hermanos eran tan generosos y solidarios que siempre compartían sus recursos y sus conocimientos con los demás, lo que favorecía el desarrollo y la integración. En la sociedad del bienestar, la gente se quejaba de tener que viajar por el mundo y conocer otras culturas y costumbres, porque así se enfrentaba a los problemas del imperialismo y del etnocentrismo. Además, las culturas y las costumbres eran tan diferentes e incomprensibles que a veces no se sabía si se estaba ofendiendo o halagando a alguien, lo que causaba malentendidos y conflictos.

Descolonización

"Yo estoy a favor de que Vietnam deje de ser de Francia, pero mi metralleta no" - USA.

La descolonización fue un fenómeno que pasó en la segunda mitad del siglo XX, cuando los países colonizados se hartaron de jugar al cricket o de hablar francés, y decidieron mandar a paseo a sus colonizadores. Fue un proceso muy divertido para los colonizados, que se rieron mucho de los colonizadores, pero no tanto para los colonizadores, que se quedaron con una cara de tontos y sin un duro.

El culpable de todo esto fue la Segunda Guerra Mundial, que dejó a las potencias europeas hechas unos trapos y sin pasta para mantener sus imperios. Además, los colonizados se dieron cuenta de que sus jefes no eran tan refinados ni tan cultos como decían, y que podían plantarles cara con palos o con pancartas. Algunos incluso les tiraban piedras o incluso pedos, lo más atrevidos.

Los primeros en conseguir su libertad fueron los países de Asia, como la India, que se quitó de encima a los británicos gracias a Mahatma Gandhi, un señor muy delgado que se vestía con una cortina. Otros asiáticos hicieron lo mismo, como Indonesia, Vietnam o Corea. Aunque algunos tuvieron que aguantar a otros invasores más pesados, como los japoneses o los americanos. En África, la cosa fue más difícil, porque había muchos grupos diferentes que se odiaban entre ellos y aún lo hacen y en el futuro lo seguirán haciendo. Algunos países lograron su independencia por las buenas, como Ghana o Nigeria, pero otros tuvieron que pelear contra los franceses, los belgas o los portugueses, que se aferraban a sus colonias como garrapatas. Hubo líderes muy valientes y admirados, como Patrice Lumumba o Nelson Mandela, pero también hubo dictadores que están en el salón de la fama de los más malvados, como Idi Amin o Mobutu Sese Seko.

La descolonización cambió el mapa político del mundo y dio lugar a nuevos líos y problemas. Algunos países se hicieron amigos de Estados Unidos y otros de la Unión Soviética, en lo que se llamó la Guerra Fría. Otros países intentaron crear un grupo propio, el llamado Tercer Mundo o No Alineados, que no apoyaban a ninguna potencia pero de todos modos les hacían caso a las más cercanas so peligro de invación. También surgieron movimientos de liberación nacional en algunas regiones que seguían siendo colonias o dependencias de otras potencias, como Argelia, Palestina o el Sahara Occidental. Algunos siguen luchando hoy en día por su independencia, pero otros ya se han rendido y han aceptado su destino.

Historia actual

Vándalos Neonazis destruyendo el Muro de Berlín.

La historia actual de la Edad Contemporánea comienza con la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991, un acontecimiento que nadie se esperaba y que dejó a muchos con el culo al aire. La Guerra Fría, el conflicto ideológico entre el comunismo y el capitalismo que duró más de cuatro décadas, se acabó de repente y sin avisar. La URSS se fue al garete y de ella salieron 15 países independientes, entre ellos Rusia, que se quedó con el problema de ser la heredera del poder y los problemas soviéticos. El culpable de este desaguisado fue Mijaíl Gorbachov, el último secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, que se le ocurrió la genial idea de hacer reformas políticas y económicas conocidas como glasnost (apertura) y perestroika (reestructuración). Algunos dicen que lo hizo por amor a la paz, otros que lo hizo por amor a la pizza[1].

Pero resulta que después de la caída del muro de Berlín, el trozo de hormigón más famoso del mundo, las cosas no mejoraron mucho. El mundo se tuvo que enfrentar a nuevos retos y líos, como el terrorismo internacional, las guerras en Oriente Medio, el cambio climático, la globalización y la pandemia de covid-19. También aparecieron nuevos países que querían mandar más que nadie, como China e India, que le hicieron la competencia a Estados Unidos.

Cambios

Población

La Edad Contemporánea ha sido testigo de cómo la gente se reproducía como conejos, pasando de unos mil millones de habitantes a principios del siglo XIX a casi ocho mil millones en la actualidad. Esto se debe a varios factores, como la comida chatarra, el jabón, las pastillas y los libros, que han hecho que la gente viva más y muera menos. Por ejemplo, en México las personas vivían en promedio 34 años en 1930 y ahora viven más de 75. ¡Qué aguante tienen los mexicanos!

Pero no todo ha sido fiesta en este periodo. También ha habido broncas, hambres, pestes y viajes que han movido a la gente de un lado a otro. Además, el aumento de la población ha traído consigo problemas como el apretujamiento, la suciedad, el despilfarro de los recursos naturales y el calentamiento global. Por si fuera poco, la población mundial está envejeciendo y se espera que para 2050 haya más viejos que jóvenes. ¿Quién les dará la papilla?

Sociedad

En el año 1900 hicieron esta imagen, ya sabían que en el siglo XXI los polos se derretirían y deberemos vivir bajo el agua.

Pues que primero se acabaron los imperios coloniales y aparecieron los Estados nacionales independientes, que se creían muy libres pero seguían dependiendo de otros países más poderosos y más aburridos. Luego se expandió el capitalismo y el mercado mundial, que hicieron que la economía se basara en producir, consumir e intercambiar cosas todo el tiempo y sin parar (véase Onlyfans). Esto creó nuevas clases sociales, como la burguesía y el proletariado, que se peleaban por el dinero, el poder y las nudes. Después se desarrolló la política de masas, que hizo que la gente participara más en la vida pública, a través de partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales, medios de comunicación y de memes. Esto creó nuevas formas de gobierno, como la democracia y las dictaduras, que se alternaban entre dar libertad y dar palos. Por último, llegaron la globalización, los cambios medioambientales y las crisis económicas y financieras, que hicieron que el mundo se interconectara más y que los problemas de unos afectaran a otros y viceversa.

Arte

Pues que primero se acabó el arte clásico y apareció el arte contemporáneo, que se supone que refleja o guarda relación con la sociedad actual y con la imaginación del artista o con su falta de ella. Luego el arte contemporáneo se expandió y abarcó una amplia variedad de disciplinas, desde la pintura y la escultura hasta la instalación, el videoarte y el performance, sin límites ni sentido. Esto creó nuevos estilos artísticos, como el impresionismo, el cubismo, el surrealismo, el pop art y el arte conceptual, que se peleaban por ser los más originales y los más rompedores. También por vender más cuadros o cuando menos por colgarlos en los museos.

Después el arte digital y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías hicieron que el arte se basara en programas informáticos, redes sociales y realidad virtual, que consiste en engañar al cerebro. Esto creó nuevas formas de arte, como el net.art, el glitch art, el pixel art y el arte interactivo, que se alternaban entre ser innovadores, ser incomprensibles, ser arte y ser basura o las cuatro cosas. Por último, las crisis económicas y financieras hicieron que el arte se convirtiera en un negocio más y que los artistas tuvieran que competir por el mercado y por las subvenciones (y por la fama o por sobrevivir).

Ciencia

Pues que primero se acabó la ciencia clásica y apareció la ciencia moderna, que se supone que se basa en el método científico y en la experimentación (y en la imaginación del científico).Luego la ciencia moderna se expandió y abarcó una amplia variedad de disciplinas, desde la física y la química hasta la biología, la medicina y la psicología (sin límites ni ética). Esto creó nuevos descubrimientos científicos, como la estructura del átomo, la teoría de la relatividad, el ADN, los antibióticos y el inconsciente, que se peleaban por ser los más revolucionarios y los más útiles. Y por ganar premios Nobel. Después el desarrollo tecnológico y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías hicieron que la ciencia se basara en máquinas, ordenadores e Internet. Esto creó nuevas formas de ciencia, como la inteligencia artificial (como la que escribió este artículo), la nanotecnología, la biotecnología y la neurociencia, que se alternaban entre ser prometedoras y ser peligrosas (y entre ser ciencia y ser ficción). Por último, las crisis económicas y financieras hicieron que la ciencia se convirtiera en un negocio más y que los científicos tuvieran que competir por el mercado y por las subvenciones. Y por la fama. O por sobrevivir.

Referencias

Véase también

Prehistoria Edad Vieja Edad Media XV Edad Moderna XVIII Edad
Contemporánea
Muy vieja
-XXXI a -VII
-VI -VI -II I III V VII IX XI XIII
-V -III -I II IV VI VIII X XII XIV XVI XVII XIX XX XXI