Siglo XVII
El siglo XVII (también conocido como el siglo de las guerras religiosas, las plagas, las brujas, las pelucas y los reyes absolutos) fue un período de la historia humana que abarcó desde el día en que el rey Enrique IV se convirtió al catolicismo hasta el día en que el rey Luis XIV se murió de gangrena. Durante este siglo, el mundo experimentó grandes cambios que nadie entendió ni le importó, como por ejemplo que los europeos se pelearon entre ellos por motivos de fe, que los americanos se rebelaron contra los ingleses por motivos de té, que los asiáticos se cerraron al comercio por motivos de orgullo, que los africanos fueron esclavizados por motivos de codicia, que los artistas se pusieron a pintar naturalezas muertas y retratos aburridos, que los científicos descubrieron cosas raras como las leyes del movimiento y la circulación de la sangre, y que la gente empezó a leer novelas ligeras y a vestir con encajes y los filósofos tenían nombres y apellidos cada vez más largos.
Ciencia
Los científicos se dedicaron a estudiar todo tipo de fenómenos naturales y artificiales, desde los planetas hasta los marcianos. También inventaron y descubrieron cosas como el telescopio, el microscopio, el penescopio, el termómetroscopio, el barómetroscopio y otras formas de medir lo que no se ve y podría estar por ahí; el reloj de péndulo, la calculadora mecánica, la gaita de fantasmas atrapados y otras formas de hacer ruido; la vacuna contra la licantropía, el antídoto contra la peste (de olor, que era tomar un baño, contra la enfermedad de la peste todavía no se encontró cura), el torniquete de cuello contra la hemorragia en la cabeza y otras formas de evitar o hacer más cruel la muerte; la geometría analítica, el cálculo infinitesimal, la mecánica clásica y otras formas de complicar las matemáticas. Inventaron la filosofía natural, la física experimental, la química moderna y otras formas de contradecir a Aristóteles.
Entre los científicos más importantes se encuentran Galileo Galilei quien se inventó una teoría sobre cómo la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés, porque así se explicaba por qué el cielo cambiaba de color y por qué los italianos tenían tanto arte; Isaac Newton que se inventó una teoría sobre cómo las cosas se atraen entre sí y caen al suelo, porque así se explicaba por qué las manzanas eran tan sabrosas y por qué los ingleses tenían tanto humor; Anton van Leeuwenhoek quien se inventó una teoría sobre cómo había unos animalitos muy pequeños que vivían en las gotas de agua y de otras sustancias, porque así se explicaba por qué el agua estaba tan sucia y por qué los holandeses tenían tanto queso; Robert Boyle que se inventó una teoría sobre cómo variaban la presión y el volumen de los gases y los líquidos, porque así se explicaba por qué los globos se inflaban y se desinflaban y por qué los irlandeses tenían tanto whisky; Blaise Pascal que se creó una teoría sobre cómo medir las probabilidades de que ocurrieran ciertos eventos, porque así se explicaba por qué la vida era tan impredecible y por qué los franceses tenían tanto amor.
Política
Europa
Europa se caracterizó por el enfrentamiento entre las monarquías absolutas de los reyes polvoreados y con peluca y las repúblicas burguesas de los comerciantes gordos y con sombrero. La Guerra de los Treinta Años con su forma de repartir peste y hambre (no había demasiado más que repartir) y la posterior Paz de Westfalia de ayudar a los países pequeños de Europa con tratados (para luego morderles la yugular), ayudarían a consolidar el equilibrio de poderes y el principio de soberanía nacional, sobre todo cuando Francia y Suecia se repartían el pastel desde su hegemonía. Los monarcas, en el caso de no morir en la guerra, se convertirían en reyes por la gracia de Dios que hacían lo que les daba la gana con sus súbditos mientras les cobraban impuestos y les obligaban a ir a misa. Surgiría la idea de absolutismo y parlamentarismo según si se identificaban con los malvados Luis XIV y Felipe IV (tiranos que querían dominar toda Europa), o con los malvados Oliver Cromwell y Guillermo III (rebeldes que querían cortar cabezas a los reyes). A veces los reyes perdían el trono y cada vez que esto pasaba, los nobles se enfadaban más y más hasta que decidieron montar su propia revolución con guillotina y bonete unos años después.
América
América se caracterizó por el reparto del continente entre los europeos que llegaron tarde a la fiesta. Los portugueses y los españoles se quedaron con la mayor parte del pastel gracias a un tratado que nadie más respetó. Los ingleses, los franceses y los holandeses se conformaron con las migajas que les sobraron, pero se las arreglaron para hacerse ricos con el ron y los piratas. Los colonizadores hicieron lo que quisieron con los nativos, que no tenían ni voz ni voto. Los trajeron de un lado a otro, los obligaron a trabajar y a rezar, y los mataron con sus armas y sus gérmenes. Los que sobrevivieron se mezclaron con los europeos y los africanos, creando una ensalada de razas y culturas. Los virreyes, los gobernadores y los cabildos eran los jefes que mandaban desde lejos, pero a veces se llevaban mal entre ellos o con los criollos, que eran los hijos rebeldes de los colonizadores. Estos últimos se cansaron de obedecer y de pagar impuestos, y decidieron seguir el ejemplo de los gringos que le dieron una patada al rey inglés.
Resto del mundo
El resto del mundo se caracterizó por el auge y la caída de grandes imperios que no se enteraron de lo que pasaba en América y Europa. En Asia, los mogoles dominaron la India con su arte, su arquitectura y su tolerancia religiosa, hasta que se les acabó el dinero y el poder. Los otomanos hicieron lo mismo en el Medio Oriente y el norte de África, pero se les atragantó Viena y se quedaron estancados. Los chinos vivieron su época dorada bajo la dinastía Ming, pero se cerraron al mundo exterior y fueron invadidos por los manchúes, que fundaron la dinastía Qing. Los japoneses también se aislaron del mundo y se dedicaron a cultivar el zen, el bushido y el sushi. En África, los reinos de Benín, Kongo y Dahomey florecieron con el comercio de oro, marfil y esclavos, pero sufrieron las incursiones de los europeos y los árabes. Los zulúes se expandieron por el sur con su organización militar y su lanza corta, pero se toparon con los bóeres y los británicos. En Oceanía, los aborígenes australianos y los maoríes neozelandeses vivieron en armonía con la naturaleza, hasta que llegaron los colonizadores blancos y les quitaron sus tierras y sus derechos. Los polinesios navegaban por el Pacífico con sus canoas y sus tatuajes, sin saber que existían otros continentes.
Políticos
- Luis XIV de Francia: el rey sol que se creía el centro del universo y que construyó un palacio enorme para él y sus amantes. Gastó tanto dinero en guerras y fiestas que dejó a Francia en la ruina.
- Oliver Cromwell: el dictador puritano que cortó la cabeza al rey Carlos I y que prohibió la diversión y el catolicismo. Fue tan odiado que después de morir lo desenterraron y lo colgaron.
- Pedro el Grande de Rusia: el zar modernizador que quiso convertir a Rusia en una potencia europea y que obligó a los nobles a afeitarse la barba y a vestir a la moda. Fundó una nueva capital llamada San Petersburgo en honor a él mismo porque era muy modesto.
- Kangxi de China: el emperador ilustrado que gobernó durante 61 años y que expandió el territorio y la cultura de China. Fue tolerante con los extranjeros y los cristianos, pero no con los rebeldes.
- Suleimán el Magnífico de Turquía: el sultán otomano que llevó a su imperio a su máximo esplendor y que conquistó gran parte de Europa, Asia y África. Fue un gran legislador, mecenas y poeta, pero también un celoso y cruel esposo.
- Akbar de India: el emperador mogol que unificó la India bajo su dominio y que promovió el diálogo entre las diferentes religiones y culturas. Fue un gran guerrero, administrador y coleccionista de esposas.
- Felipe IV de España: el rey ocioso que dejó el gobierno en manos de sus validos y que presenció el declive de su imperio. Su única afición era la caza y su único mérito fue ser retratado por Velázquez.
- María Teresa de Austria: la emperatriz que heredó un imperio enorme y que tuvo que defenderlo de sus enemigos. Fue una gobernante inteligente, reformista y devota, pero también una madre sobreprotectora de sus 16 hijos.
- Carlos II de Inglaterra: el rey restaurado que volvió al trono después de la dictadura de Cromwell y que restauró la monarquía, el parlamento y la Iglesia anglicana. Fue un rey popular, divertido y mujeriego, pero también un diplomático astuto y un mecenas de las artes y las ciencias.
- Aurangzeb de India: el emperador mogol que sucedió a su padre Shah Jahan y que expandió el imperio hasta su máxima extensión sin demasiado amor por sus súbditos o por y para nadie.
- Isabel I de Rusia: la emperatriz que derrocó a su primo Iván VI y que gobernó con el apoyo de la nobleza y el clero, pero que la misma nobleza y clero la mandaron a un convento cuando ya no era tan bonita.
Filosofía
La filosofía del siglo XVII se caracterizó por el enfrentamiento entre los que pensaban demasiado y los que sentían demasiado. Los que pensaban demasiado se creían unos genios que podían resolver todo con la lógica. Los que sentían demasiado se creían unos sabios que podían aprender todo con los sentidos. Los que pensaban demasiado y los que sentían demasiado se pasaron el siglo peleándose sobre quién tenía la razón y quién estaba equivocado, sin darse cuenta de que ninguno de los dos la tenía. Algunos filósofos importantes de esta época fueron:
- René Descartes: el filósofo que dudó de todo menos de sí mismo. Su famosa frase fue “pienso, luego existo”. También dijo que había dos cosas distintas: la mente y el cuerpo, y que se hablaban por teléfono.
- John Locke: el filósofo que dijo que la mente era como una pizarra en blanco al nacer, y que se iba llenando con lo que veíamos y oíamos. Su famosa frase fue “nada hay en la cabeza que no haya estado antes en los ojos y los oídos”. También dijo que había unos derechos básicos (la vida, la libertad y el dinero) que el gobierno debía respetar y proteger, pero los libertarios se lo tomaron demasiado literal y creyeron que sólo esos derechos existen.
- Baruch Spinoza: el filósofo más raro y original del siglo. Dijo que solo había una cosa infinita y eterna, que era Dios o la naturaleza, y que todo lo demás era parte de esa cosa. Su famosa frase fue “Dios o la naturaleza”. También dijo que había que vivir según la razón y el amor a Dios, y no según las emociones o las tonterías.
- David Hume: el filósofo más escéptico y divertido del siglo. Dijo que no había ninguna certeza ni en la razón ni en la experiencia, sino solo costumbres y manías. Su famosa frase fue “la razón es y debe ser esclava de las emociones”. También dijo que no había ninguna prueba de la existencia de Dios, del alma o de las leyes naturales, y que había que guiarse por el sentido común y el buen humor, lo raro es que no reía nunca por lo que no hay que creerle.
Cultura
La cultura se caracterizó por el exceso, el movimiento y el contraste. El Barroco (hecho de barro y de rocos, era un modo de razonar artificioso, pedante, confuso, impuro, de engaño, de capricho de la naturaleza y de extravagancia) se manifestó en todas las artes, con obras que intentaban impresionar, conmover y sacar dinero del público. Algunos artistas importantes de esta época fueron:
- Molière: el cómico francés que se burló de los avaros, los hipócritas y los enfermos imaginarios. Sus obras hicieron reír tanto al rey que le perdonó sus deudas y sus escándalos. También se subió al escenario y se murió haciendo lo que más le gustaba: actuar.
- Miguel de Cervantes Saavedra: el manco español que inventó al loco más famoso de la literatura: don Quijote. Su obra es una mezcla de realidad y ficción, de humor y tragedia, de ingenio y locura. También escribió otras cosas, pero nadie se acuerda de ellas.
- William Shakespeare: el genio inglés que escribió de todo y para todos. Sus obras son una fuente inagotable de citas, personajes y argumentos. Sus obras más famosas son las que terminan mal: con muertos, suicidios y traiciones. También fue actor y empresario, pero lo que más le gustaba era escribir.
- Johann Sebastian Bach: el músico alemán que compuso más de lo que se puede escuchar. Su obra es una maravilla de técnica, armonía y emoción. Compuso para todos los instrumentos, para todas las voces y para todas las ocasiones. También fue padre de 20 hijos, por lo que creemos que lo que más le gustaba no era componer.
- Rembrandt van Rijn: el pintor holandés que se pintó a sí mismo más que nadie. Su obra es una muestra de realismo, expresividad y luz. Pintó a todo tipo de gente, desde reyes hasta mendigos, desde ángeles hasta demonios. Lo que más le gustaba eran las selfies.
Guerras y revoluciones
- Guerra de los Treinta Años: la guerra que se armó por culpa de la religión y que duró más que un matrimonio. Se llamó así porque nadie se acordaba de cuándo empezó ni de cuándo acabó. Terminó con un tratado que nadie entendió ni respetó.
- Revolución Inglesa: la revolución que le cortó la cabeza al rey Carlos I y que puso a un señor muy serio y aburrido llamado Cromwell. Se llamó así porque los ingleses se cansaron de pagar impuestos y de ir a misa. Terminó con una fiesta que le devolvió el trono al hijo del rey muerto, Carlos II.
- Guerra Franco-Holandesa: la guerra que se peleó por ver quién tenía más territorios y más dinero. Se llamó así porque los franceses y los holandeses se odiaban a muerte, aunque también se metieron otros países por el medio. Duró seis años, que fueron más que suficientes. Terminó con una paz que dejó a los franceses muy contentos y a los demás muy enfadados.
- Revolución Gloriosa: la revolución que echó al rey Jacobo II y que puso a su yerno Guillermo III, que era de otro país y de otra religión. Se llamó así porque fue muy fácil y muy rápida. Ocurrió en un año, que fue más que suficiente. Terminó con una declaración que le quitó el poder al rey y se lo dio al parlamento y al pueblo.
- Guerra de Sucesión Española: la guerra que se armó por ver quién se quedaba con el trono de España, que estaba vacío porque el rey Carlos II no tuvo hijos. Se llamó así porque había dos candidatos: uno que era francés y otro que era austriaco. Duró trece años, que fueron más que suficientes. Terminó con una paz que le dio el trono al francés, pero le quitó muchas cosas a España.
Sociedad y demografía
La sociedad y la demografía del siglo XVII se caracterizaron por el boom de la gente, la brecha entre ricos y pobres y las desgracias de todo tipo. La población mundial creció gracias a que los europeos se fueron a vivir a América y a que trajeron cosas nuevas como el maíz, la papa y el tomate. Pero este crecimiento no fue nada bueno, sino que trajo más problemas como las guerras, las hambrunas y las pestes, que se llevaron a muchos por delante. La sociedad se dividió en tres grupos: los que rezaban, los que mandaban y los que trabajaban, que tenían diferentes ventajas y desventajas. Los que rezaban se dedicaban a la religión y a la educación, y no pagaban impuestos ni iban a la cárcel. Los que mandaban se dedicaban a la política y a la guerra, y tenían cargos públicos y tierras. Los que trabajaban se dedicaban a la producción y al comercio, y pagaban impuestos y obedecían órdenes. Dentro de los que trabajaban había diferentes tipos de gente, como los ricos, los pobres, los que hacían cosas, los que vendían cosas y los que no eran libres, que tenían diferentes suertes y oportunidades. La movilidad social era muy difícil y dependía de cosas como el apellido, el matrimonio o el talento.
Véase también
- Categoría:Personas del siglo XVII
- Categoría:Mandatarios (XVII)
- Categoría:Música del siglo XVII
- Categoría:Personajes del siglo XVII
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