Restauración Meiji
La Restauración Meiji (¿Y dónde está el shogunato? en el doblaje latino) describe una serie de eventos desafortunados en los que Japón dejó de ser un feudo medieval lleno de kapas que te robaban el alma para convertirse en la potencia semiradioactiva que es hoy en día.
En 1866, dos japoneses con nombre de japonés medievales formaron la alianza "Satcho" junto con un tercero que primero ni al caso y después arruinó todo, para jubilar con una katana en la panza al Shogun y su sistema y modernizarse a reyes absolutistas mamones (brincaron del siglo 14 al 17 del mundo normal).
Como el emperador que los rebeldes querían restituir era tonto porque era un niño (¿o era un niño porque era tonto?) tomaron el trono un grupo de viejos con olor a sake llamados Daimio que luego inspiraron los chiclés del anime de consejos de viejos que quieren hacer un plan de complemetación humana o matar a Pikachu. Sólo se les recuerda porque le cambiaron el nombre de Edo (porque en español le decían Pedo) y llamaron Meiji al niño que manipulaban como emperador.
La Restauración Meiji destacó porque le pusieron apellidos de verdad a los pobres (Nagatoro el Zapatero pasó a llamarse Nagatoro Zapatero y Fumiko el Prostituto pasó a llamarse <inserta tu nombre aquí>), los Samurái malos se hicieron yakuza y los buenos se hicieron malos porque tuvieron que aprender a leer y a no resolver todo rebanando tripas, y la sociedad fue de mal en peor hasta llegar a la burla del mundo que es hoy.
Historia

Fue la reestructuración políticaculturalfilosóficaeconómicasexual de Japón que dejó al emperador Meiji y a sus fobias con el control nominal del país. Durante millones de años, Japón había funcionado con un sistema feudal donde el emperador era la figura decorativa que regaban y podaban de vez en cuando, los daimyō eran los millonarios de turno y el shōgun que era el archivillano decidían todo desde su sala supersecreta.
Como olían feo, el país se mantuvo aislado hasta que en 1853 llegó el ejército gringo con el Comodoro Matthew Perry (véase Friends) para pedirles que les compraran baratijas o que les llevarían un poco de democracia. Japón intentó atacar a los barcos desde la cosa con sus samuraís blandiendo las espadas amenazadoramente de un lado a otro y gritando "Baka" para hacer sentir a los invasores como reses, pero los americanos estaban a más de metro y medio y a los samuraís se les cansaros las manos, así que el país firmó un acuerdo comercial y algunos aprovecharon la distorsión en La Fuerza.
Japón, 1866, 8:34 de la noche en un café maid. Dos señores feudales, Saigō y Kido, están reunidos en secreto, planeando la mejor manera de hacer historia sin terminar empalados. No eran amigos, ni siquiera conocidos, nunca se habían visto, no habían estado juntos en ningún lugar y ni siquiera sabían de la existencia uno del otro, pero se odiaban. Sin embargo odiaban aún más al shogunato y véamos exactamente por qué (contrate la versión Premium de Inciclopedia para saber por qué).
Guerras Boshin
Cuando algún personaje de relleno le ordenó al emperador disolver el shogunato, el shogunato declaró que era mejor disolver al emperador (en ácido de ser posible) y se armó tremenda guerra de las galaxias japonesas conocida por su nombre en arameo "Guerras Boshin" que fue una serie de batallas de samurais shogunes con sus sus katanas y sus vestidos largos (llamados ke monos) que los hacían tropezar en las colinas y perder la vida y la guerra, peleaban con tradición contra los emperadorcistas que tenían tecnología de occidente como patines antigravitatorios y pistolas con las que te rebanaban el cuello trece veces antes que pudieras recargar un segundo disparo.
Esas cinco batallas que sirvieron para volverse un cliché que los estudiantes nipones se tienen que aprender para no perder las vacaciones de verano.
Después de cinco guerras donde la situación pasó de pelear por el honor a pelear porque no sabían hacer otra cosa, el shōgun vio que su lista de alidos era más corta que un resumen de un haiku, se rindió y convocó a un consejo con el legendario shishi Saigō Takamori quién llegó con su cara de "te lo dije, estúpido". Lo acompañó un pobre tipo de la armada que tuvo la ingrata tarea de hacer que la derrota pareciera una decisión estratégica.. El resultado de esta reunión fue, sorprendentemente, la rendición del shogunato. [cita requerida, aunque sinceramente, si el shogunato siguiera en pie, lo sabríamos]. Con esto se dio fin al medievo e inició el Imperio Galáctico Nazi de Japón, tres mil años después.
Bandos
Por primera vez en la historia del mundo, la élite se jubiló por iniciativa propia antes que los gringos los jubilaran, pero no todos estuvieron de acuerdo, los japoneses también se odian a sí mismos e hicieron una guerra civil en que se dividieron en malos y peores:
Ishin Shishi (Restauradores) | Bakufu (Shogunato) |
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El dream team revolucionario estaba liderado por el Ishin sanketsu cuyo plan era regresar a las buenas costumbres del Siglo XI para modernizar todo (?). Eran los samuráis con visión empresarial que vieron una oportunidad de reconversión laboral y se unieron a la policía imperial que era el mismo trabajo pero con uniforme y plan dental por si Lisa necesita frenos.
En la esquina conservadora, el shogunato tenía al Shinsengumi, que era la policía antidisturbios medieval, que iban por todos lados zap, zap, entra cuchillo, salen las tripas. Ellos eran los samuráis que habían disfrutado de siglos de privilegios como la posibilidad de decapitar gente sin muchas explicaciones y no estaban nada contentos con los radicales cambios del emperador Meiji, como su ideas locas de dejar de cortarle la cabeza a la gente porque sí. Ofendidísimos porque les querían quitar su hobby favorito, armaron su propio ejército rebelde con juegos de azar y geishas.
Escisión
Después de derrotar al final boss, los restauradores ya no tenían más que restaurar y ahora tenían que ponerse de acuerdo sobre qué hacer con su isla de mierda. Su único punto en común había sido el odio al gobierno del shōgun y ahora podían seguir odiándose entre ellos, por el bien de la trama.
Por un lado, estaban los modernizadores, quienes habían sido pagados por George Soros y creían que la única manera de que Japón sobreviviera en un mundo dominado por potencias occidentales era copiarlas en todo. Querían eliminar el sistema feudal, industrializar el país y reemplazar a los samuráis con robots, pero al no existir todavía, mejor por burócratas (adivina quién ganó).
Por otro lado, estaban los samuráis tradicionales. Para ellos, la modernización estaba bien, pero no si significaba perder su derecho a pasearse con katanas y desafiar a duelo a muerte a cualquier plebeyo que los mirara mal, pero cuando esos plebeyos resultaban ser turistas con cámaras y caminas hawaianás viendo los templos shintos, el emperador tomó la decisión de no perder esos dólares extras. Cuando el nuevo gobierno les quitó su salario, prohibió portar espadas y los obligó a trabajar en cosas tan indignas como la policía imperial o mangakas, su paciencia se agotó.
Saigō lideró la Rebelión de Satsuma en 1877, con un ejército de samuráis desempleados. El problema fue que el gobierno ya no peleaba con espadas, sino con rifles, cañones, ametralladoras y F-16. El último samurái (interpretado penosamente por Tom Cruise) murió de vergüenza cuando lo obligaron a usar pantalones en lugar de falda.
Reformas de la era Meiji
No podían volverse la nación que ama el hentai y odia el sexo real que es hoy sin una serie de reformas que harían Make Japan Great Again y que lo pondrían no solo como si fuera un país de verdad en lugar de una isla estancada hace cientos de años, sino como una potencia racista como es ahora.
Lo primero fue hacer una Carta para que algunas personas se juntaran a debatir cosas en público, en lugar de que las decisiones se tomaran por ver cuál samurái sobrevivía como el los viejos tiempos. La nueva oligarquía eran los señores feudales de semanas atrás, pero ahora con compañías con sus apellidos como Sony o Mitsubichi que gobiernan el mundo tras las sombras.
Se asumió que el bakufu (gobierno anterior) había sido despedido por pendejos Tiempo después co-gobernaron los judocas pero como estaban muy gordos los pusieron a comer menos, creando la Dieta Nacional que desde entonces se dedica a cambiar de Primer Ministro cada semana.
Administrativa
Para unificar Japón, eliminaron los principados porque luego querían hacer sus propios pseudopaíses como Osaka con su pseudoidioma y pseudogente. Para lograr que las personas dejaran de matarse por tontas peleas callejeras y lo hicieran únicamente por estrés escolar tuvieron que cambiar el enfoque administrativo de la nación, para lo cual le ofrecieron un trabajo sin esperanzas ni sueños pero con un alto poder de rebelarse si se quedaban sin nada qué hacer. Así los daimyō más listos (y por lo tanto, vivos) devolvieron sus dominios al emperador antes de ser expulsados a un Isekai penitenciario, luego se volvieron gobernadores y los hijos de sus hijos de sus hijos continúan siéndolo ahora.
Gobierno
En 1869, el gobierno se dividió en tres ramas, el Daijō-kan y los Ministerios de Izquierda y de Derecha, cada uno tenía la encomienda de hacer los trámites más ineficientes, largos, inútiles y costosos del mundo para que después cada una de las otras dos ramas los volvieran a revisar repitiendo el proceso varias veces hasta que los desechaban porque se habían cambiado tanto los proyectos originales que ya no se entendían nada. Los puestos clave los ocupaban los hijos de Satsuma y Chōshū, por puro nepotismo como las compañías japonesas actualmente.
Militar
El ejército se modernizó incorporando samuráis desempleados al Departamento de Guerra, donde aprendieron que disparar con pistolas y usar pantalones era mejor que escribir poesía haiku cuando no estuvieran haciendo uso excesivo de su fuerza. En 1873, se instauró el servicio militar obligatorio, todos los hombres mayores de 20 años debían alistarse, excepto si parecían chinos porque en Japón tener cara de Chino es alta traición.
Social
En 1869, inventaron dos clases VIP: kazoku (nobleza con coronas de papel) y shizoku (exsamuráis con hambre). Los campesinos, artesanos y comerciantes fueron declarados "iguales", pero seguían pagando el 99% de los impuestos que recibía el país. En 1871, todos debían registrar sus nombres y seleccionar los 9 o 10 apellidos de la lista (por eso hay tantos japoneses que se llaman y apellidan igual, como Pedro Pérez pero en kanji) y en 1876, los samuráis perdieron sus pensiones y katanas, obligándolos a reciclarse como contables o vendedores de sushi dudoso. Algunos encontraron refugio en la policía para aburrirse o el ejército para echar a andar su espíritu sádico sin repercusiones legales, pero otros simplemente se quedaron con la katana escondida en la ropa y se fueron a jugar el Yakuza (juegos).
Reforma religiosa
Lo primero era hacer que al emperador no lo matara cualquier hikikomori desorientado por salir al Sol, así que le inventaron que era un dios y que descendía del firmamento y otras cosas, justo como hacen personas como Milei o Maduro, sólo que con el emperador era creíble porque los japoneses eran más tontos. Para lograrlo el gobierno creó la Oficina de Culto Sintoísta, ubicada estratégicamente encima del Consejo de Estado. Mientras el budismo perdía subsidios, el cristianismo fue legalizado o boom boom de los barcos de Perry y el confucianismo seguía siendo confuso.
Educativa
Inventaron el Ministerio de Cultura, que luego copió el sistema educativo francés. Pero como nadie sabía hablar francés, cambiaron al modelo alemán aunque tampoco sabían hablar alemán, pero les quedaba mejor porque también tenían un emperador y también era fascista. Abrieron la Universidad de Tokio donde se creó la jerarquía del Consejo Estudiantil como estructura de mayor poder mundial (aún más arriba que los Illuminatis Reptilianos de la élite). Las escuelas privadas surgieron como opciones para aquellos que no se querían mezclar con harapientos que a penas habían conseguido un apellido.
Crecimiento industrial

El gobierno empezó a gastar en fábricas, trenes bala de baja velocidad, mechas, fideos instantáneos, máquina de karaoke, Walkmans y consolas PlayStation, mientras los daimyō se burlaban de los samuráis que ahora trapeaban máquinas en vez de rebanar pescuezos. Llamaron a unos ingenieros extranjeros con barbas de profeta para que les enseñaran a hacer acero, telégrafos y a Mazinger Z que podía mandar al shōgun al otro mundo con los cohetes de sus tetas.
Los campesinos, que solo sabían rezarle a los kaijus kami y cosechar arroz, terminaron sudando 18 horas diarias en fábricas que apestaban a japonés, todo para que el emperador niño tuviera un tren de juguete y los oligarcas de Satsuma y Chōshū se llenaran los bolsillos vendiendo rifles a sus propios soldados. Para 1900, Japón ya no exportaba abanicos de papel ni geishas baratas (ni gueishas de papel, ahora son de silicona), sino barcos de guerra y ganas de invadir Asia, mientras los obreros se emborrachaban con sake agrio y maldecían a los ricos que los dejaron sin nada. Así nació la potencia racista y fan del hentai que hoy conocemos. FIN.