Resumen del Año de Inciclopedia ¡Llegó la hora de conocer lo que |
Diego Armando Maradona
Atención: este articulo debe ser leido mientras dejas que entre la escencia del D10S en ti!!!!. |
Poderes especiales | La mano de Dios |
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Estado actual | Ha ascendido a los cielos y está sentado a la izquierda del hijo. |
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Hazañas logradas | Darle una garchada cósmica a la Selección Inglesa. |
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Clubes | Argentinos Juniors, Boca Juniors, F.C. Barcelona, Sevilla C.F., Napoli y otros, menos el Real Madrid |
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Nacimiento Defunción | 1960 2020 |
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Sobrenombres | El Diegooooooooooooooo, Diegooooooooool, (se pueden usar indistintamente) D10S, Barrilete Cósmico™ |
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Relaciones | Dios, Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Cristina Fernández, Andrés Calamaro, |
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Enemigos | Henrique Capriles, Pelé, Intrusos, El Gato de M****, El Pecho Frío, El Traidor, El Toti Pasman, el niño sin piernas al que le chutó la pelota por donde no llegaba |
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Nota: El siguiente texto está "comprimido" para limpiar visualmente el contexto de toda la página.
Diego Armando Maradona (D10S) (1960 - 2020 Ad Infinitum) fue un actor, malabarista, presentador televisivo, crack futbolístico, comunista millonario, quien fuera uno de los mejores jugadores de handball y en ocasiones también de fútbol de la historia. Entre sus destacadas técnicas y jugadas acabadas en gol en el fútbol -deporte donde alcanzó la fama- se encuentran el "Gol del Siglo" y la "Mano de Dios".
Nacido en arrabales chabolistas en las comisuras de Buenos Aires, prontamente destacó por sus facultades para el fútbol, por su simpatía y posteriormente, por sus grandes aspiraciones. Su momento de gloria fue en el Mundial de México 86, cuando le ganó a una oncena de piratas por su cuenta.
En Argentina han entendido que es el único D10S verdadero y han fundado una Iglesia que se dedica a adorarle y a predicar que la pelota no se mancha. Sus fieles seguidores tratan de seguir su ejemplo, jugando al fútbol (lo que no les sale muy bien), diciendo que no hay que drogarse y drogándose (lo que parece dárseles mejor).
Carrera como jugador de fútbol
Los comienzos
Diego Maradona en una villa nació, fue deseo de Dios. Su padre se llamaba como él y su madre Dalma Salvadora Franco (sin tener por ello parentesco con el otro Franco) Fue el quinto de ocho hermanos, cinco hembras y tres varones. Tanto sus hermanas como él estaban excepcionalmente dotados (para el fútbol) pero, cosas de la época, fueron él y sus dos mediocres hermanos quienes fueron futbolistas profesionales.
Desde los primeros años y primeras veces que jugó con las pelotas, estuvo inclinado principalmente a la parte ofensiva, y desde luego toda la vida fue un tanto bocón.
Sintió gran admiración por las rubias y por un equipo argentino llamado Club Atlético Independiente por su estilo de juego, así que a primera edad Maradona se volvería independiente para empezar sus primeros contactos, en donde tendría que mentir sobre su edad, pero nos seguimos adelantando.
Confundido porque llevaban casaca roja igual que Independiente, disputó con éxito la prueba para entrar en las divisiones inferiores del club Argentinos Juniors. "Los Cebollitas" era el nombre con el que se conocía al equipo en la división argentina, debido al olor que se respiraba en el vestuario. Con sólo 10 años ya empezaba a darse fama en su natal Argentina, sobre todo por su espectacularidad en el entretiempo de los partidos de la Primera División, donde aparecía como mascota y hacía números de malabares con la pelota y tres motosierras.
Debut en Argentinos Juniors
Y se dispuso todo para que debutara en primera. Los dirigentes del club se la relamían recíprocamente, a la par que se relamían ante la llegada del estreno de Diego, que sin embargo tuvo que ser retrasado. Con lo de retrasado no nos referimos a Diego, sino a su debut. Resulta que le habían sancionado por decirle al árbitro de un partido de juveniles una de sus célebres sentencias, probablemente referida a la señora madre del colegiado.
Su debut finalmente llegó frente a Talleres, un equipo que hoy a nadie le importa, pero que entonces parece ser que era hasta bueno. Maradona entró como suplente y su entrenador le dijo que tirara un caño nada más entrar. Diego así lo hizo, si bien luego no hizo nada más porque sus compañeros eran más malos que la tiña y apenas le llegaron balones. Ese día Dieguito aprendió una lección que le haría triunfar en un futuro: el fútbol no es un deporte de equipo, así que si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo. Ya saben por qué se volvió un chupón.
A la siguiente temporada Maradona ya era titular indiscutible en el equipo, si bien sus compañeros se sentían un poco desplazados ya que no les dejaba tocar bola. Poniendo en práctica sus poco convencionales ideas tácticas, marcó uno de los mejores goles de la historia, al eludir a todo el equipo de Huracán desde la mitad de la cancha. No se conservan registros completos grabados de ese gol, pero siempre puede usted tratar de recrearlo con clicks de playmobil. Aunque el equipo se desempeñó de aquella manera, su insistencia por un fútbol individual llamó la atención de los principales clubes sudamericanos y europeos que comenzaron a "ojear" al joven talento argentino, e incluso también a "ojear" su ojete, lo que hizo que Diego rechazara a todos con el pretexto de prepararse para el Mundial, para el cual, César Luis Menotti, demostrando su gran sentido del humor, decidió no seleccionarle. Maradona, frustrado por no poder participar del Campeonato del Mundo obtenido por su selección, tuvo que conformarse con el premio de consolación de ser Campeón Mundial sub 20 al año siguiente en Japón, donde tuvo ocasión de enfrentarse a Oliver Atom y de seguir ensayando para el gol del siglo ante la perplejidad de sus compañeros, que le miraban pasar. También ese año conoció a uno de sus mayores ídolos, Pelé, quien le invitó a su casa, dio consejos al joven Maradona, le cantó canciones acompañándose a la guitarra... y le contó la historia de su propio debut. Al conocer lo del debut de Pelé, por razones que se desconocen, Maradona se dio a la fuga.
Lo más reseñable de su último año en Argentinos Juniors fue que el Loco Gatti, le llamó gordo. Bueno, eso y que batió el récord goleador en el fútbol argentino. Pero centrándonos en lo importante, Gatti, portero de Boca Juniors, le llamó gordo y Maradona se vengó clavándole cuatro goles al día siguiente. Tras esta magnífica temporada, Diego Maradona expresó su ilusión de jugar la siguiente en River Plate.
Por primera vez en Boca Juniors y Mundial 82
Sin embargo fue Boca Juniors, en precaria situación económica, quien logró su pase a base de pedir préstamos y de alquilar La Bombonera para bodas, bautizos, comuniones y barbacoas festivas. Y de en ese momento en adelante, Maradona siempre había sido hincha de Boca, aún con efectos retroactivos. La venganza contra River llegó pronto, en su primer superclásico, en el que Maradona marcó un gol de gran calidad tras realizar sucesivos bailes y saltitos.
Sus primeros meses bosteros fueron, no obstante, duros. Se llevaba mal con el entrenador, debido a que éste no le dejaba escaquearse de concentraciones y entrenamientos y le hacía trabajar. Además el club, como medida de motivación para los jugadores y para que no se relajaran en la preparación física, permitía entrar a los barras bravas armados a los entrenamientos para que se pusieran "cariñosos" con aquellos que se tomaran los mismos con excesivo relajo.
Gracias a estas tácticas, los jugadores, acojonados, no notaron el peso de los numerosos partidos amistosos que tuvieron que jugar para sufragar el fichaje de Maradona y salieron campeones de la Primera División Argentina en 1981. En la Copa Nacional se la pegaron, pero sobre eso corremos un tupido velo. Otro tupido velo correremos sobre su participación en la Copa Mundial de Fútbol de 1982. Baste decir que Maradona marcó dos goles, batió el récord de faltas recibidas y la espectacular patada voladora que le dio a un jugador brasileño obtuvo el reconocimiento del colegiado en forma de expulsión. El equipo argentino cayó en ese mismo partido de forma tan aparatosa como el propio jugador pateado por Maradona.
Tras su brillante paso por Boca Juniors, Diego Maradona expresó su ilusión de ser traspasado al Real Madrid.
Llega al Barcelona...
Finalmente fue el F.C. Barcelona quien se animó a desembolsar el dinero del fichaje, demostrando que la tacañería que se les imputa a los catalanes es más un mito que una realidad. La etapa barcelonista de Maradona fue determinante para la formación completa de su personalidad, así como para su futuro personal y profesional. Fue en la noche barcelonesa donde conoció a una blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez involucrando su vida. Y fue allí donde, por primera pero ni mucho menos última vez, puso los cuernos a Claudia, su noviecita de entonces y el amor de su vida.
Por todo lo anterior y por lo que sea, Maradona se agarró una hepatitis que le tuvo fuera de los campos de juego tres meses en su primera temporada, lo cual resintió los resultados de su equipo. El Fútbol Club Barcelona, fiel a su filosofía de que los caprichos cualquier estrella están por encima del propio club, decidió contratar para sustituir al técnico Udo Lattek al entrenador que designó el propio Maradona, César Luis Menotti.
No fue mal la cosa y el Barcelona ganó al Real Madrid un par de torneos. Es especialmente es recordado el gol que realizó en el Santiago Bernabéu, que provocó la ovación del propio público madridista al astro argentino al resultar de la gambeta de Maradona un espectacular choque de los testículos del defensor blanco Juan José contra el poste. Los gritos de Juan José se oyeron hasta en Getafe y Alcorcón.
Al comienzo de la siguiente temporada, en un partido contra el Athletic de Bilbao, el refinado defensor vasco Andoni Goikoetxea decidió demostrar su respeto y admiración por el argentino intentando convertirlo en carne picada. Tras el partido, los servicios médicos del Fútbol Club Barcelona se pasaron unas horas buscando la mitad inferior de la pierna izquierda de Maradona hasta que finalmente la encontró la policía autonómica en una papelera aneja al estadio. Maradona fue operado en Barcelona por el Profesor Bacterio, y pese a que las primeras evaluaciones sugerían que sería difícil que volviera a jugar, pues se la habían reimplantado en la rodilla sana, nuevas intervenciones aceleraron su recuperación y logró volver antes de que terminase la temporada, de nuevo, gracias a la calidad de sus compañeros de equipo, sin opciones en la Liga.
Sin embargo la contribución de Maradona fue fundamental en la Copa del Rey. Expulsado durante la semifinal, la Federación Española de fútbol, fiel a su filosofía de hacer la vista gorda con las irregularidades del Barcelona para que éstos no echen la llorada, retiró la sanción al argentino. La final se disputaba precisamente contra el Athletic de Bilbao y fue el reencuentro entre Maradona y Goikoetxea. Si bien la victoria correspondió a los vascos, Maradona mostró su mejor repertorio de la jugada que le había hecho famoso durante el Mundial de España: la patada voladora. En la batalla campal final entre catalanes y vascos, Maradona exhibió su dominio en la misma, así como en el karate, taekwondo y kung fu. Las autoridades sancionaron a media plantilla de cada equipo fuertemente, Maradona en concreto tres meses sin poder jugar en competiciones futbolísticas (si bien se le animó a participar en deportes de lucha, dada la competencia mostrada en los mismos).
No sintiéndose suficientemente defendido por el presidente del Barcelona, que además le criticaba por sus juergas y su vida disoluta, Maradona decidió cambiar de aires. Aparte, el amigo cojo que tenía por representante se había pulido su pasta, así que ambos decidieron buscar un nuevo y mejor contrato.
Nápoles y Mundial 86: llega al estrellato mundial y...
La presentación en su nuevo club fue una de las más memorables de la historia del fútbol. 75000 hinchas del Napoli aguardaban con gran ilusión en el Stadio San Paolo cuando Maradona saltó al campo en chándal. La decepción se hizo palpable, ya que por una errata en la publicidad todas esas personas pensaban que iban a asistir a una presentación de Madonna, sin embargo en cuanto el simpático Diego comenzó a hacer malabares y cuchufletas con el balón ya se les pasó el disgusto y salieron eufóricos del estadio.
Maradona también sufrió una decepción. Desconocedor del fútbol italiano descubrió que había fichado por un club con una plantilla más mala que la tiña y que, de nuevo, tenía que jugar él solo mientras los demás miraban (la pelota, mejor que no la tocaran mucho). La adaptación fue difícil y su primera temporada en Italia comenzó de forma muy discreta, el Nápoles perdía hasta contra tu abuela, pero el punto de inflexión se produjo en un partido ante el Società Fascista Lazio, donde Maradona anotó tres goles: un gol olímpico, una vaselina, y un gol tras triple tirabuzón y salto mortal. Esta proeza acojonó al resto de equipos y el Napoli logró salvar la categoría, gracias a los goles del astro (esto es, de Maradona, único goleador del plantel al final de la temporada). Maradona demostró su capacidad de liderazgo y se propuso transformar esa banda lamentable en un equipo competitivo en temporadas subsiguientes.
Así fue como impuso a la dirigencia del equipo la compra de algunos jugadores que, si bien no eran super estrellas, pero al menos sabían lo que era su pelota de fútbol. Por tanto la siguiente temporada fue más satisfactoria logrando la clasificación para la Copa de la UEFA. También se decidió a sustituir a su amigo cojito de toda la vida que le hacía las funciones de representante por un representante de verdad. Escogió a un tal Guillermo Cóppola porque su apellido le recordaba al del director de El Padrino y, dada la ciudad donde jugaba, necesitaba a alguien que supiera tratar con la mafia.
El Mundial 1986 en México supuso la consagración de Maradona como estrella mundial y mejor jugador del mundo. Su desempeño fue considerado la mejor actuación individual en la historia de los mundiales ya que fue, debido a la rácana y minimalista táctica del preparador Carlos Salvador Bilardo, el único jugador de Argentina en jugar el torneo (los demás fundamentalmente miraban, diez desde la cancha y los demás desde el banquillo) y por tanto pudo aplicar lo que tan bien había aprendido en clubes como Argentinos Juniors o Napoli: el fútbol no es un deporte colectivo. Por ello, aunque Maradona ejerció como un auténtico líder y sus charlas motivadoras en los descansos son tan legendarias como sus jugadas, sus compañeros le miraban un poco como la vaca al tren, preguntándose para qué les motivaba si, total, iba a hacerlo todo él solo.
Los datos de la actuación del astro son escalofriantes, tanto por goles y asistencias logrados como por golpes recibidos, pero el partido más destacado fue el de cuartos de final contra Inglaterra, partido que habitualmente suele confundirse con la final porque después de lo hecho por Diego allí lo demás ya a nadie le importa. Existía en Argentina la sensación de que ese partido sería la revancha por la Guerra de las Malvinas y Maradona salió extramotivado y marcaría dos goles durante el encuentro. El primero de ellos fue en una jugada en la que remató de cabeza, aunque según narró él mismo después, le dio un poco con la cabeza y el resto fue la mano de Dios (aquí empezaron sus delirios místicos). El segundo fue un gol en el que agarró la pelota en la mitad de la cancha y se la recorrió entera buscando a quién dar un pase, pero debido a la poca confianza que le inspiraban sus compañeros decidió finalmente tirar para adelante solo y convertir él mismo. Este gol está considerado el mejor de la historia de los mundiales y ya solo por haberlo convertido se hubiera hecho acreedor al título de campeón del mundo, aunque todavía quedaban dos partidos que hubo que jugar por el qué dirán. Al finalizar el encuentro, dado que habían ganado la revancha, las autoridades argentinas solicitaron al Reino Unido la devolución de las Islas Malvinas, pero los británicos, malos perdedores como son, no se las quisieron devolver.
La vuelta a su club también fue gloriosa, ya que ganaron el primer Scudetto de la historia de la institución y también la Copa de Italia. La aportación solitaria de Maradona al juego del Napoli fue de nuevo fundamental y la gente napolitana comenzó a adorarle como un dios y a dedicarle altares, murales y mojigangas por doquier. Su fama era ya tan grande que no podía ir tranquilo ni a comprar berzas al supermercado.
Al final de esa temporada Silvio Berlusconi quiso ficharlo para el A.C. Milan, pero el sentimiento de pertenencia para con la gente napolitana, así como el hecho de que en el contrato Berlusconi incluyera que en los periodos en lo que no hubiera competición Maradona tendría que actuar junto con las Mama Chicho en Telecinco para sacar el máximo rendimiento a sus derechos de imagen, impidieron que finalmente se produjera el traspaso.
...posteriormente se estrella en el Mundial de Italia 90
Maradona estaba en la cúspide de la fama. Había declarado que el sur de Italia había vencido al todopoderoso norte y ni Berlusconi, con su generosa oferta que inclusía juegos de azar y mujerzuelas había logrado comprarle. Era tan popular en Nápoles que hasta la Camorra, la mafia siciliana, lo tenía protegido y ahuyentaba a todo aquel que le quisiera hacer algún mal. La propia Camorra abogó por Maradona cuando la directiva del Napoli quiso sancionarle por sus reiteradas faltas en los entrenamientos por estrés, cansancio y por haber aspirado una cantidad de polvo de cocaína tan grande como las cenizas del Vesubio que cayeron en Pompeya. Ningún problema que no pudiera arreglar alguna que otra cabeza de caballo decapitada y situada en la cama adecuada.
El Napoli consiguió la liga en la temporada 1989-90 bajo el liderazgo del Diego. La temporada pasó factura en Maradona ya que Berlusconi pusó un precio a su cabeza por haber rechazado su oferta. El Diego era tan habilidoso que los contrarios no alcanzaban a patear su cabeza y solo llegaron a tocar su tobillo. Tantos golpes lo mermaron, por lo que antes del Mundial de Italia 90 decidió hacer todo lo que todo atleta de alto rendimiento debe de hacer para rehabilitar una lesión, organizar una fiesta de dos semanas tomando, consumiendo droga, cantando y brincando al ritmo de Live is Life de Opus, la, la, la, la, la.
Llegó, por tanto, medio cojo al mundial por los golpes recibidos y acompañado de una cuadrilla aún más lamentable aún que la del 86. Argentina superó a duras penas la primera fase, en la que cameruneses, soviéticos y rumanos utilizaron las peores mañas aprendidas de sus mafias y servicios secretos para coser a golpes a Diego, que llegó al partido de octavos de final con el tobillo tan hinchado que podía confundirse con el propio balón.
Tocaba jugar contra el eterno rival, Brasil, y Maradona declaró que, a pesar de su dolencia en el tobillo, jugaría hasta enyesado si era necesario. Brasil dominó casi todo el partido, pero en el tramo final del mismo Bilardo y Maradona hicieron del defecto virtud y, por tanto, recurrieron a un arma secreta: las drogas. Hicieron pasar un narcótico en un bidón de agua del que bebieron los mejores jugadores brasileños y, cuando éstos estaban idiotizados y desorientados, Maradona regateó a tres de ellos y puso un pase de gran calidad a Claudio Caniggia, que convirtió el gol definitivo del partido.
Tras eliminar mediocremente en penales a los yugoslavos llegó la semifinal con la campeona designada por la FIFA antes de comenzar el campeonato: Italia. Con un público napolitano dividido entre su país y su Diego el partido también se dividió, y llegó a penales, donde Maradona convirtió el suyo, caminando por su cojera de la manera que más adelante haría popular Chiquito de la Calzada. Argentina superó contra todo pronóstico a Italia, hecho que tendría consecuencias.
La final volvía a ser contra Alemania, en Roma. En los momentos previos del partido la afición italiana, dolida por la eliminación, silbó el himno argentino y Maradona se acordó de las señores madres de los aficionados a grito pelado. La FIFA ejecutó la primera parte de su vendetta particular cuando el árbitro siguió las instrucciones recibidas (le hicieron una oferta que no pudo rechazar) inventándose un penalty a favor de Alemania que fue decisivo. Recorrió el mundo la imagen de Maradona llorando como un bebé a pesar de que le habían dado el balón de plata del torneo sin necesidad de convertir ningún gol durante el mismo.
Tras el Mundial, Maradona despidió a su representante Guillermo Cóppola, ya que le consideraba un vicioso, cocainómano y mujeriego, y no se fiaba de que llevara diligentemente sus asuntos. La temporada empezó bien, pero la vendetta de los italianos por la eliminación del Mundial terminó de ejecutarse cuando, casualmente, le eligieron a él para un control antidopaje, en el que dio positivo por cocaína. Diego y el Napoles apelaron argumentando de todo: que en realidad era Coca-Cola lo que se había tomado, que la mayoría de jugadores también le daban a la falopa (esto probablemente era cierto) y que el positivo era producto de una venganza. La Federación Italiana contestó dándole una palmadita en la espalda e imponiéndole una sanción por quince meses. Ya no volvió a jugar para Napoli.
Decidió cumplir la sanción en su departamento del barrio de Caballito, en Argentina, para que continente y contenido se equipararan. Es allí que le entró la policía en una redada y mientras estaba haciendo tareas domésticas, esto es, limpiando el polvo de la mesa con la nariz. Fue detenido, con gran escándalo, y la jueza le condenó ingenuamente a seguir un tratamiento de rehabilitación.
Tras vencer su sanción, Maradona quiso alejarse del fútbol italiano donde se había sentido traicionado, y buscarse un club de exigencias laxas. Se entablaron para ello conversaciones con el Real Madrid (sí, los merengues no pasaban por su mejor momento), el Olympique de Marsella y el Sevilla Fútbol Club. Como se ve, tres clubes que visten de blanco, color que a Maradona le recordaba a algo, no sabía bien qué, pero que le era muy querido. Finalmente fichó por el Sevilla, club que convenció a Maradona por reencontrarse con su viejo seleccionador Bilardo, cuya enorme nariz siempre vio Diego muy funcional, y por el ambiente de la ciudad. Las juergas que se corrió son legendarias y ni siquiera el que el club le pusiera un detective pudo disuadirle, si bien el detective siempre estuvo agradecido a Maradona por pagarle los cubatas. Ya no era el jugador de antaño, pero a pesar de estar gordo y a menudo borracho, marcó algunos goles y dejó destellos de su calidad. Son especialmente recordados sus malabares con una pelota de papel, el amistoso que jugó contra la Lazio de Gascoigne en cuya previa ambos se reconocieron mutuamente que llegaban de resaca y su cabreo con Bilardo por cambiarle tras hacerle jugar infiltrado, y no precisamente con aquello que a él le gustaba, que supuso el final de su aventura en el club del Nervión.
Último Mundial y corte de piernas.
Hubo entonces conversaciones para su regreso con Argentinos Juniors, cuyos ultras, por los buenos viejos tiempos, intentaron extorsionar violentamente a Maradona. Por ello descartó volver a su primer club y fichó por Newell's Old Boys. Jugó allí algunos partidos pero se lesionó por un desgarro. En la pierna, no piensen mal. Para cuando se recuperó habían cambiado al entrenador por uno que le caía mal porque no comprendía sus necesidades y rescindió el contrato.
Es así que se queda sin equipo media temporada antes de la Copa Mundial de Fútbol de 1994 y durante ese tiempo lo único reseñable que hace es engordar y disparar a unos periodistas y fotógrafos que fueron a tocarle los cojones a su casa.
Pero la actuación en la clasificación de Argentina para el mundial no había sido digamos la mejor y el equipo tenía que jugar el repechaje contra Australia. Por petición popular, el nuevo técnico Alfio Basile convocó a un Maradona fofo y fuera de forma. Y a pesar de moverse menos que un gato de yeso debido a su sobrepeso, dio la asistencia del gol de la victoria, que llevó al combinado argentino a clasificarse.
Se preparó intensamente para la cita mundialista, saliendo a correr todos los días por la Pampa y haciendo la dieta de la alcachofa, con lo que llegó a Estados Unidos hecho un figurín y con cinturita de avispa, y su actuación en el campeonato... se redujo a dos partidos. En el primero contra Grecia marcó un golazo que celebró empotrándose contra la cámara de televisión y en el segundo, contra Nigeria dio la asistencia del gol de la victoria, lo cual le valió el reconocimiento de la FIFA, que al término del mismo envió a una falsa enfermera a hacerle un tacto prostático buscarle para un control antidopaje. Maradona dio positivo en todas las sustancias posibles derivadas de la efedrina y fue suspendido de nuevo por quince meses. Durante los siguientes partidos, los jugadores argentinos, desmoralizados, jugaron como pollos sin cabeza, y cayeron a las primeras de cambio. Maradona intentó argumentar que solamente quería tomarse un medicamento para el catarro y su preparador físico, engañándole, había ido a comprarlo a un bazar chino en vez de a una farmacia de verdad. Echó la llorada diciendo que le habían "cortado las piernas", pero la FIFA no se ablandó y Andoni Goikoetxea salió al paso de estas declaraciones diciendo que, ésta vez, él no había tenido nada que ver.
Años después, la WADA (World Anti-Doping Agency) llegó a la conclusión que la cantidad ingerida por Maradona no influía en el rendimiento y hubiera debido ser considerada dopaje. Estas conclusiones se recibieron con grandes risas los despachos de la FIFA.
Punto en Boca.
Sancionado durante toda la siguiente temporada (se dedicó dirigir mediocremente a algunos equipos) su sueño era ser entrenador/jugador de Boca Juniors. Existían dos problemas importantes, que no sabía dirigir y que el club no tenía un duro. Desistió por tanto de ser entrenador y su ficha se resolvió debido a las extorsiones del club a algunos empresarios. La última etapa de Maradona como jugador fue errática e intermitente: no le gustaba que hubieran puesto dos rayas blancas en la camiseta del equipo (veía segundas intenciones) y volvieron a sancionarle por empolvarse la nariz. No obstante volvió y, además de besarse en los morros con Caniggia, cerró su trayectoria como jugador profesional en un último superclásico contra el que fuera otrora el club de sus sueños: River Plate.
Maradona director técnico
Hay grandes jugadores que posteriormente a su retirada se han convertido en grandes entrenadores. No es el caso. Durante su sanción tras el Mundial 94 se sacó el título de entrenador en una tómbola y dirigió dos clubes mediocres, en los que mediocres fueron sus resultados, con lo cual se mostró muy satisfecho de haberse adaptado bien a la cultura de ambas instituciones deportivas.
Su gran oportunidad le llegó durante las clasificatorias para la Copa Mundial de Fútbol de 2010, en las que la errática situación de la Selección Argentina llevó a la dirigencia a agarrarse a su mito como un clavo ardiendo. Tras conseguir agónicamente la clasificación y sugerir a los periodistas que le habían criticando que le hicieran una felación, el Mundial empezó de la mejor manera. Parecía que el D10S del fútbol amparaba a la albiceleste con su Gracia. Maradona había ungido con su mítico 10 a Lionel Messi y el equipo iba superando eliminatorias... hasta que en cuartos de final se toparon con un rival serio. Alemania les metió cuatro chicharros y ahí se acabó el experimento.
Tras esto dirigió a un par de clubes árabes que a nadie le importan y posteriormente fue escogido como presidente del Dinamo de Brest. Tres meses después dejó tirado al Dinamo de Brest para fichar por los Dorados de Sinaloa, mediocre equipo mexicano al que casi asciende a primera división a pesar de que su dirigencia cada vez era más eeeeehhh, ehhhhh, eeehhh... rrática. Su último destino fue Gimnasia y Esgrima de La Plata, equipo al que salvó del descenso por intervención divina: se obró el milagro, el Altísimo envió una pandemia y la AFA suspendió los descensos ese año. Tras cerrar su último partido como técnico con victoria, el espíritu de Maradona ascendió a los cielos, por lo que abandonó el puesto de entrenador.
Otros oficios
Fue también comentarista de fútbol y presentador de televisión. Eso último sí que se le daba bien. En su programa, La Noche del Diez, entrevistó al que consideraba el mejor jugador de la historia (esto es, se entrevistó a sí mismo) y luego también entrevistó a Pelé, quien le volvió a tocar la guitarra y con el cual hizo unos toques de cabeza. Tras años de polémicas ambos se habían reconciliado debido a los problemas con las drogas del hijo del brasileño, para que digan que las adicciones no unen y no potencian las amistades.
Vida personal
Diego se casó con Claudia Villafañe, su amor de toda la vida, con la que tuvo dos hijas, Dalma y Giannina. Harta de tener más cuernos que el cumpleaños de Bambi, Claudia terminó divorciándose de él. Y es que Diego se unió a Julio Iglesias en el propósito de este último de combatir la crisis de natalidad. Además de sus hijas oficiales tuvo otros tres hijos con diferentes mujeres, Diego Armando Jr., Jana y Dieguito Fernando (ya es cachondo que todos sus hijos se llamen Diego). Estos los reconocidos, a saber cuántos le quedarían por reconocer. Y se hizo el remolón en algún caso: a Diego Jr. terminó por reconocerlo cuando éste tenía 30 años, que lo peor de la crianza ya había pasado. Padre e hijo entablaron una gran relación hasta la muerte del astro, y se dedicaron a compartir su pasión por el fútbol delante de la TV y a ponerse gordos juntos.
También tenía como aficiones simpatizar y dejarse ver con dictadores bananeros de izquierdas, por jugar al golf y navegar en su yate y, cantar y bailar cumbias (esto después de cada victoria, cuando era técnico).
Muerte
Diego, tras una larga lucha interna, logró dejar la coca... pero para calmar el mono, que en su caso era más un gorila, se aficionó al alcohol y al faso. Por ello es que su otrora viva locuacidad e ingenio se fueron haciendo cada vez más eeeehh, espaciados. Mermado seriamente de salud y rodeado en sus últimos días de abogados buitres y amigos aprovechados que consideraban que tal vez valía más muerto que vivo, estos decidieron optimizar su valor de mercado descuidando por completo su salud. Así, un día se fue borracho y empastillado a dormir y ya no se levantó. Una multitud de argentinos se congregó en el funeral de Estado que se le hizo en la Casa Rosada sin importarles que fuera pandemia ni nada y que se pudieran contagiar del COVID. Muerto Diego... ¿para qué vivir?
La Iglesia Maradoniana
- Artículo principal: Iglesia maradoniana
Remitimos al artículo principal. Aquí nos limitaremos a decir que hay cosas que empiezan medio en broma, se van de las manos, y terminan en serio.
Véase también
Enlaces externos
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