Andrés Caicedo

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Un mensaje del Ministerio de Incultura de la República de Chibchombia.


Cita3.pngA todo tienes derecho, y cóbralo caro.Cita4.png
Andrés Caicedo en la oficina de atención al cliente de un almacén Sears.
Cita3.pngLo odio porque odiar es querer y aprender a amar.Cita4.png
Andrés Caicedo en un contradictorio viaje psicodélico.

Los protagonistas de este relato, escrito en primera persona (porque por el carajo que yo no sé escribir de otra forma) son ante todo los siguientes. El primero es el señor Mario Vargas Llosa, al que no conozco ni de lejos pero del que leí un libro suyo sobre unos perros, una ciudad y algo sobre un colegio militar; además yo lo quiero mucho porque le dejó el ojo morado a García Márquez y si pudiera yo lo mismo haría. También aparece mi madre, a quien yo iba a buscar para que me diera dinero; es que ninguna editorial me quiere publicar un carajo y me toca ir donde mi mamá. Más personajes sí tienen que haber, pero la marihuana produce amnesia y otras cosas que no recuerdo, así que no sé. A mí llamadme Andrés, Andrés Caicedo.

El que diga que tengo cara de maricón, se muere.

Biografía

Para empezar diré lo obvio, que jamás hice una película y fui además un pésimo escritor. Y sí... me quedé estupefacto cuando salí de la barriga de mi mamá ¿Qué? Estupefacto, significa sorprendido. Es que si a uno lo sacan de ahí, lo primero que hace es soltar semejante berrido para que la enfermera no lo vaya a nalguear. Pero a mí como que no me querían por ahí, así que me nalguearon de todas formas. Así que me crió mi mamá, mi papá se supone que también pero los papás aburren, así que les voy a hablar de mi mamá. Era una señora bonita, a mí me gustaba ir todos los días y abrazarla, yo la quería y ella me quería a mí. Crecí esperando a ver si me salía la vena creativa, pero cuando tenía diez años resulta que se murió mi hermanito menor. Pobre carevaca, pero es que era feo y yo quería a mi mamá para mí solito. Un tipo tan feo como el caravaca no se merece a una mamá tan linda como la mía, ¿verdad? Yo sé que no hice nada malo.

Pero un día por fin salí de mi casa, pues como ya era un hombre mi madre decidió que o iba al colegio o me ponía a vender dulces en los semáforos. Por eso terminé conociendo a Cali y el colegio Berchmans; es que Cali es una ciudad que no perdona, está llena de salsa, borrachos y gente que dice "¡Mira vé!", por lo que es imposible no enamorarse de eso. Todos mis amigos del colegio eran unos desgraciados que pagaban policía para las fiesta y escuchaban a los Rolling Stones. Yo, que tenía menos plata que reloj marca "Roljex" tenía que aparentar delante de ellos. Hasta que un día me emborraché en una fiesta y les dije a todos en la cara que eran unos desgraciados y que yo tenía que haber nacido en otra época donde a la gente la valoraran por su intelecto y no por su plata (yo no era muy bueno en historia, así que sí creía que esa época había existido). Lo siguiente que recuerdo es estar vomitando sangre fuera de la fiesta con varios golpes en la cabeza y sin mi billetera. Aparentemente eso de ir por ahí diciendo que la inteligencia es mejor que la plata no les gustó a los profesores del Berchmans, por lo que con mucho cariño y patadas me expulsaron.

¡Que viva la literatura!

Entonces conocí a un tremendo libro, que nunca me leí, pero como era tan gordo sabía que nadie más lo había hecho. Se trataba de La ciudad y los perros, y como nadie más lo había leído yo podía inventarme lo que decía. Según yo, iba de unos perros que estaban muy enojados con García Márquez por haber manoseado a su mujer y luego le rompían la cara. Después me vine a enterar de que Vargas Llosa le había dejado el ojo como el tricolor patrio a García Márquez, así que desde entonces comencé a tener sueños preocupantes con él, como en Besacalles o Los dientes de caperucita. Lo sé, estoy enfermo.

Tuve curiosos sueños recurrentes en mi juventud

A mí, el que me enseñó a peliar fue Edgar Piedraita Poe, que me entrenó para sí poderle meter yo mismo un par de toquecitos a García Márquez cuando lo viera. Pero como nunca lo pillé me tocó ponerme a ver teatro, me quedó el gusto y me convertí en director. La gente dijo que yo tenía un estilo único y revolucionario. La verdad es que lo único que hice fue ponerle salsa de fondo a la obra porque no teníamos otra música, y todos los papeles los interpretaron mujeres porque parece que esto del teatro no es muy masculino.

De cómo me contagié de cinesífilis

Yo caminaba por la calle, porque eso es lo que hacía siempre a ver si pasaba algo interesante, hasta que me encontré con dos cosas. Primero, un gamín estaba cagándose en la fuente de los bomberos. Segundo, el cineclub estaba abierto. Así que me metí sin pagar y me quedé viendo un montón de películas gringas en versión subtitulada hasta que los ojos se me pusieron cuadrados. La infección me llegó unas semanas después, me empezaron a salir granos en forma de James Dean y de la punta del pipi me salía una línea, esa de Taxi driver del "Yu talkin' tu mi? Yu talkin' tu mi? Yu talkin' tu mi?". Entonces lo supe, me había contagiado de cinesífilis.

Tuve que ir hasta Estados Unidos para que me trataran la enfermedad. De paso aproveché para ver si le lograba vender un par de guiones a algún gringo. Ninguno me quiso comprar los guiones así que para conseguir plata me tocó abrirlos y sacarles lo que tuvieran, un gringuito bien gordito daba para mucho. Así aguanté y comencé a escribir una novela para ver si me curaba. Cuando regresé a Colombia sin embargo me fui con una puta llamada Berenice y me volvió a pegar la cinesífilis. Como yo ya no estaba para irme a abrir gringos y comer hongos en el norte decidí vivir con ello.

Suicidio

No conseguía que me financiaran las películas, los hongos ya me habían dejado incapaz de ponerme en pie, la máquina de escribir se me oxidó y Richie Ray sacaba un nuevo disco. Además, vivir más de veinticinco años en una insensatez, imagínate que después de esa edad te toca hacer lo peor del mundo... ¡Trabajar! Así que me tomé un vaso de agua del río Cali, suficiente como para matar a cien hombres. Y quedé listo.

Obra

Yo también escribí sobre sobre montañas que se convertían en cóndores ¡Pero es creatividad natural!

Yo, como soy muy desocupado, me pongo a escribir cosas, así que ahí les cuento de qué va.

El atravesado

Ahí narro cómo un tipo se atraviesa en todos los golpes que le mandan, hasta quedar todo vuelto nada. Está inspirado en cuando Edgar Piedraita Poe me enseñó a peliar para así poder lograr lo que Vargas Llosa y romperle la nariz a García Márquez. Lo terminé de escribir cuando una fuente de inpiración me llegó, mataron a todas las galladas que había en Cali y me dejaron un final escrito entre las piernas de una chica. Después de eso Edgar se hizo vendedor de seguros.

Calicalabozo

Son un montón de cosas, una va sobre canibalismo sexual y la escribí en una borrachera, no hagan caso a las faltas de ortografía que es que trascribía directamente lo que decía y así hablo yo borracho. Otra va sobre un travesti calenturiento que se deja manosear. El que sigue es una de mis experiencias con la cinesífilis cuando perseguí a otro cinéfilo para discutir las posibles curas, como es normal me rompió la cara.

¡Que viva la música!

Va sobre una mona, pero mona así tan mona que cuando va por la calle le dicen "¡Mona! Pareces de propaganda de head and shoulders". Así que como es natural es una niña bien, toda gomelita, que escucha música gringa y siempre se porta bien con los papás. Para hacer un poco de justicia divina, la hice meterse marihuana, hongos y cuanta cosa fuese posible inhalar, inyectar o fumar. También hice que escuchara discos de música de salsa acelerados, pero no al revés, que entonces salen los mensajes subliminales.

Noche sin fortuna

Esta iba a ser la mejor, la obra cumbre de Solano Patiño, pero por esas cosas del suicidio nunca la pude termin...



A.C. 4 de marzo 1977
Jorge Baron patadita.JPG Artículo Chibchombiano Destacado

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  • 29 de septiembre Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️ ☠️