Revolución cubana

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¡Hola, niños! ¿Cómo están? Soy yo de nuevo, el abuelo Inciclopedio. Esta vez vengo a contarles un cuento llamado La Revolución Cubana. Tomen un dulce y pónganse cómodos. Si quieren, pueden sentarse sobre mi regazo (no se preocupen si sienten algo duro entre mis piernas, es sólo mi, eh... varita mágica, jeje.


Bueno, comencemos...

Inicios de la Revolución

La Revolución, todavía en pañales.

Había una vez, hace muchísimo tiempo, en una isla llamada Cuba, un dictador (un dictador es como un rey sin corona) muy, muy malvado, llamado Batista. Batista era un hombre muy cruel que trataba mal a su pueblo, robaba caramelos a los niños porque sí y se reunía con la mafia, que también era gente malvada (a ellos les encanta intimidar enviándote por correo el anular de tu esposa, por ejemplo. ¿O es que nunca habían notado que la abuela tiene sólo 9 dedos?).

Fidel y Raúl (los protagonistas de nuestra historia) eran dos hermanos, jovencitos así como ustedes, que se sentían muy tristes por lo que estaba sufriendo el pueblo cubano. Como eran muy instruidos (la educación es importante, niños) habían leído historias fantásticas sobre cómo en lugares tan lejanos como la fría Rusia o la milenaria China, el pueblo había pasado por situaciones similares, y habían recurrido a una revolución para derrocar a sus opresores. ¿Qué significa "revolución"? Les explico. ¿Alguna vez han hecho un berrinche porque sus papás no quisieron comprarles un helado o un juguete? ¿Sí? Bueno, ahora imagínense a 6 millones de niños berrincheando, gritando y rompiendo cosas y ya tenemos una revolución.

Lamentablemente, el primer intento de iniciar una revolución en Cuba fue un completo desastre. Fidel y Raúl fueron encerrados en un calabozo por su atrevimiento, pero unos meses después, el dictador Batista decidió desterrarlos a tierra firme, a México. En México, nuestros héroes conocieron a un valiente médico proveniente de un lugar muy lejano, el Reino Argento, conocido como el Che. El Che propuso usar un viejo bote llamado Granma (que Fidel se había conseguido para pescar), llenarlo con cerca de un centenar de hombres duros y regresar a Cuba para empezar la verdadera revolución. Finalmente, una fría madrugada de noviembre, el Granma zarpó rumbo a Cuba.

Desembarco del Granma y Campaña de Sierra Maestra

El Granma, después de su remodelación.

Desde el principio las cosas no fueron nada de fáciles. Nada más desembarcar del Granma, los jóvenes revolucionarios fueron emboscados con artillería, bombardeos aéreos y stormtroopers, por lo que sólo quedaron 12 con vida, entre ellos Fidel, Raúl y el Che. Los sobrevivientes se vieron obligados a refugiarse en la espesa jungla de Sierra Maestra, donde no sólo eran acosados de tanto en tanto por los soldados de Batista, también tenían que hacer frente a otros problemas. Por ejemplo, el Che era asmático, lo que significa *cof, cof* que tosía casi hasta escupir el pulmón, así como yo (¡maldito tabaco!). También, como la mayoría de los revolucionarios eran simples campesinos, no estaban acostumbrados a usar botas militares, así que los pies se les llenaban de dolorosas ampollas (como las que le salían a su abuelo cuando se quemaba los brazos con cigarrillos para intimidar a los otros presos, mientras cumplía condena en la cárcel por tocar niños en sus... ¡ups! otra vez me desvié del tema, jejeje).

Bueno, la cosa es que Fidel, Raúl y el Che lograron obtener apoyo de los campesinos y estudiantes del lugar, que abandonaban sus hogares para morir pelear en la Sierra. Al cabo de un tiempo, los revolucionarios habían conseguido grandes victorias y se habían apoderado de casi toda la isla. En Santa Clara, por ejemplo, con sólo ver al Che entrar al pueblo, las tropas de Batista mojaron los pantalones, arrojaron sus armas y salieron corriendo y gritando como niñitas. Finalmente, Fidel y compañía entraron en La Habana, la capital de Cuba, mientras el dictador Batista huía cobardemente en su avión para no volver nunca jamás. Fidel, Raúl y el Che fueron nombrados como los nuevos líderes de la isla, castigaron a los antiguos colaboradores de Batista y trabajaron muy duro para mejorar la calidad de la vida en Cuba.

Éste podría perfectamente ser el final de nuestra historia, pero esperen. Hay más.

Invasión de los Cochinos

Por desgracia, el Tío Sam, un señor muy envidioso y entrometido, no podía soportar la idea de ver a Cuba decidir su propio destino, así que decidió invadir la isla. Pero el Tío Sam no quería ensuciarse las manos, así que le pagó y entregó aviones y armas a unos hombres muy cochinos (que habían huido de Cuba junto a Batista) para que hicieran el trabajo por él.

Así, unos 1.500 cochinos invadieron la bahía que ahora se llama Bahía de Cochinos, con el fin de derrocar al gobierno revolucionario. Fidel y Raúl contuvieron el ataque solos, sin ayuda de nadie (el Che estaba enfermo), y en tres días repelieron a los invasores, les dieron un buen baño y los enviaron de vuelta a la tierra del Tío Sam, a cambio de un rescate de 53 millones de dólares.

La Crisis de los Misiles y el Bloqueo

Para impedir que se volviera a repetir un incidente tan feo como el de los cochinos, Fidel recibió la ayuda de Nikita Sergeyevich Khrushchyov, un señor gordo, calvo y bajito, pero muy simpático, que le regaló unos petardos nucleares que debían usar en contra del Tío Sam en caso de Tercera Guerra Mundial. Unos rockeros irlandeses conocidos como U2 pasaron volando sobre Cuba, y como eran muy chismosos, tomaron fotografías y fueron a mostrárselas al Tío Sam.

El Tío Sam propuso a los miembros de la Organización de Estados Americanos (un consejo integrado por representantes de todos los países de América) expulsar a Cuba de su seno, lo que fue decidido por medio de una muy democrática votación ("Los que estén de acuerdo con expulsar a Cuba, levanten la mano. Los que no, por favor abandonen la sala"). La leyenda cuenta que en esa misma votación, se decidió imponer un bloqueo contra Cuba, que se mantiene hasta la actualidad (aunque el bloqueo no es tan inflexible como la gente cree, pues el Tío Sam nunca dejó de exportar terroristas, agentes de la CIA y saboteadores a Cuba).

El Tío Sam amenazó con oprimir el botón rojo que decía "PRESIONE AQUÍ PARA BORRAR A CUBA DEL MAPA" si Cuba no se deshacía de los misiles. Al final, Fidel aceptó, de mala gana, retirar las armas en cuestión, con la condición de intercambiarlas por Marilyn Monroe, a lo que el Tío Sam se negó, entregándole a Cuba, en cambio, a Ernest Hemingway.

El Che, fomentando la Revolución

Fidel utiliza su mirada hipnótica para intentar convencer al Che de ir a morir a algún país tercermundista.

El Che, contento al ver los frutos de la Revolución, se sintió un poco mal al ver que los otros países del mundo no la pasaban tan bien como Cuba. Contrario a los deseos de Fidel y Raúl, que querían emplearlo como modelo de camisetas y boinas, el Che cogió su fusil, habanos y una cantimplora llena de ron y partió a conquistar tierras tan inhóspitas como África o Bolivia. Desgraciadamente, no todo salió de acuerdo al plan y el Che murió a manos de la Armada Boliviana cuando intentaba desembarcar en La Higuera a bordo del Granma II.

Hasta ahora, los únicos países que han seguido el ejemplo de Cuba han sido Nicaragua, Venezuela, Zimbabwe, Libia Tuvalu Ulterior y Quebec, pero se espera que, algún día, el número aumente en proporción al número de políticos capitalistas corruptos y universidades.

Y colorín colorado...

...este cuento se ha acabado.

Bueno, niños, espero que les haya gustado la historia. Humm... veo que siguen despiertos, así que les contaré cómo y para qué algunas partes del cuerpo se ponen duras al frotarlas como a la lámpara de Aladino, jejeje...