Mejores videos musicales animados
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Los videos musicales animados son la manera más bella y costosa de quemar el presupuesto de una discográfica cuando el cantante está muy feo o muy ocupado para aparecer en cámara. A diferencia de los videos tradicionales donde solo hay que aguantar los caprichos de la estrella de turno, en la animación hay que lidiar con todo un ejército de dibujantes, [cita requerida] diseñadores y nerds de la computadora que se toman muy en serio su trabajo de hacer bailar monitos al ritmo de la música.
Es un género que ha evolucionado desde los garabatos a mano de los años 70 hasta las megaproducciones en 3D que cuestan más que el PIB de Argentina, o sea que no tanto, pasando por épocas experimentales donde nadie sabía si estaba viendo arte abstracto o si el animador había derramado café sobre los acetatos. Lo curioso es que, a pesar de todo el esfuerzo y dinero invertido, algunos de los videos más memorables parecen haber sido hechos por un niño de cinco años con crayones durante un viaje astral, lo cual probablemente sea cierto en varios casos.
Top en reversa
10. Peter Kay's Animated All Star Band: The Official BBC Children in Need
«The Official BBC Children in Need Medley» es un single de la "banda animada" de Peter Kay (un humorista sin humor), la Animated All Star Band, que suena como una guardería fusionada con un ataque de plastilina. Salió en noviembre del 2009 como el himno oficial de Children in Need (una campaña británica para juntar dinero y comprar niños, o algo así, no entiendo el inglés), y lo estrenaron ahí mismo para que nadie pudiera escapar del trauma. La portada es un plagio descarado de Sgt. Pepper’s de los Beatles, pero con menos drogas y más pegamento escolar. Vendió 452.000 copias en el Reino Unido, ganando oro de la BPI, porque la gente tira dinero a cualquier cosa si hay dibujos animados de por medio.
El video es un desmadre animado: Big Chris, el gordo gritón de Roary the Racing Car, junta a más de 100 personajes como si fuera el dictador de un manicomio de stop-motion. Ringo Starr (Thomas the Tank Engine) finge que sigue siendo relevante, Scooby-Doo ladra con voz de Frank Welker porque el original ya está en el cielo de los perros, y Peppa Pig aparece solo para salpicar barro. Bob Esponja y otros están metidos en pantallas porque no los dejaron entrar al set principal ya que eran demasiado famosos para juntarse con la chusma palurda de los personajes ingleses. Big Chris llama al cartero Pat de noche como si planeara un robo, Bob el Constructor masacra Can You Feel It, y Fifi Forget-Me-Not convierte Jai Ho en un flash mob que Ajay Bains arruina, ganándose el desprecio de todos como el típico primo torpe. Al final, cantan un revoltijo de Tubthumping, Never Forget y Hey Jude que suena como un gato en una licuadora (sólo lo supongo, nunca he metido un gato en una licuadora), y Chippy Minton llega tarde solo para que Big Chris le diga "ya vete, inútil".
9. Pink Floyd: Another Brick in the Wall Part 2
«Another Brick in the Wall Part 2» de Pink Floyd es el videoclip animado que parece el sueño febril de un profesor de arte drogado en los 70 (o sea, lo normal). Lanzado junto al álbum The Wall en 1979, es un grito psicodélico contra la escuela, con más simbolismo que una misa de la Iglesia copta ortodoxa. No tiene ventas oficiales porque los videoclips no se vendían en VHS, pero el tema fue un éxito mundial, porque quién no quiere gritarle al sistema mientras escucha un solo de guitarra.
El video es un viaje lisérgico dirigido por Gerald Scarfe, que mezcla animación con carne cruda y pesadillas. Arranca con niños cayendo en una picadora de carne escolar (para hacer salchichas humanas, lo que ahora se nos hace raro, pero antes del Soylent Verde™ era como raro), cortesía de un profesor creepy y flaco. Luego, los alumnos se convierten en martillos marchantes, porque Pink Floyd no sabía hacer metáforas sutiles, porque no habían ido a la escuela y aún así la odiaban. Hay flores que se comen unas a otras en una orgía botánica rara, y un muro que crece como si fuera un Lego poseído. El prota, Pink, aparece como un muñeco torturado viendo cómo su vida se desmorona, mientras Roger Waters grita "¡No necesitamos educación!" pensando que todos pueden hacerse millonarios únicamente drogándose y cantando rock, aunque la verdad sólo él y sus compinches rockeros pueden, los demás que lo intentaron viven ahora en la calle. Al final, los niños queman la escuela en un caos digno de El Señor de las Moscas, y el muro se traga todo como un Pac-Man depresivo. Es tan raro que hasta los hippies piden subtítulos.
8. The White Stripes: Fell In Love With A Girl
«Fell in Love with a Girl» es una canción de The White Stripes (también conocidos como los Stripers más pálidos del vecindario). Jack Black White la escribió y produjo para White Blood Cells (2001), y en 2002 salió como sencillo. Alcanzó el puesto 21 en listas yanquis y británicas, o sea, casi la clavan, pero no. En el ranking de rock moderno llegó al 12 porque los alternativos la adoptaron como himno de rebeldía con guitarra barata. Joss Stone la versionó en 2003 con su onda soul, Richard Cheese la transformó en jazz de ascensor y "Weird Al" la metió en una polka, porque todo mejora con un poco de acordeón.
El video es un delirio de Lego dirigido por Michel Gondry, ese francés que jamás ha visto un problema sin complicarlo más. Es un stop-motion donde Jack y Meg son muñecos plásticos en rojo, blanco y negro, porque meter más colores hubiera sido pagar más por cada color traicionar su estética de minimalismo extremo. El hijo de Gondry aparece jugando con bloques como si fuera el cerebro detrás del caos, lo cual tiene sentido. Lo filmaron cuadro por cuadro, desarmando y armando Legos, todo para que pareciera que los White Stripes sabían moverse, pero no.
Intentaron cerrar un trato con Lego para vender sets con el sencillo, pero la marca dijo: "tranquilos, esto es para niños", así que compraron cajas enteras y montaron su propia locura. Pitchfork lo declaró el mejor video de la década, Entertainment Weekly flipó con los "Legos rockeros" y en los MTV VMA de 2002 se llevaron premios a Mejores Efectos, Edición y Video Revelación, porque, si algo les salió bien, fue cortar y pegar plástico.
7. Peter Gabriel: Sledgehammer
«Sledgehammer» es la canción con la que Peter Gabriel (el original, no el que conoces), el británico obsesionado con herramientas, aporreó el mundo. Este martillazo sónico conquistó territorios como un vikingo descontrolado: dominó Canadá durante cuatro raras semanas, trepó hasta la cima del Billboard cual alpinista marihuanista y se acomodó en el cuarto puesto británico porque son mamones y no le dieron el primero, todo potenciado por un videoclip que redefinió la demencia audiovisual antes de que existiera el concepto de multiverso.
Este delirio visual arrasó en los MTV Video Music Awards de 1987 llevándose nueve estatuillas, cortesía de una producción donde gallinas sin cabeza ejecutaban rutinas del Bolshoi. Gabriel aguantó estoicamente 16 horas aplastado bajo un cristal, completamente inmóvil, recibiendo su primer sueldo profesional por no hacer absolutamente nada - experiencia que resultó menos placentera de lo anticipado. Mientras tanto, pollos decapitados danzaban al son de un shakuhachi improvisado y un batallón de extras, incluyendo a sus propias hijas y la pareja del director, giraban como aspas humanas descontroladas. El espectáculo se coronó con el Brit Award al mejor video británico y tres nominaciones al Grammy, aunque las verdaderas estrellas fueron indiscutiblemente las aves.
Según Time, ningún video superó su rotación en MTV. En 2018 lo actualizaron a 4K, permitiendo que nuevas generaciones traumarse visualmente (si es que eso es posible).
6. Imagine Dragons x J.I.D: Enemy
«Enemy» es el tema donde Imagine Dragons recuerda que alguna vez fueron relevantes, pero necesitan un cameo de J.I.D y una serie de League of Legends para intentarlo. Lanzada en 2021 como el himno de Arcane (el show que convirtió a los personajes de un MOBA en protagonistas de un drama que todos terminamos llorando), la canción escaló como un mono en Wall Street: número 5 en el Billboard Hot 100 y 1 en Alternative Songs, porque los alternativos ya no saben qué es alternativo. El video, una explosión de animación que cuesta más que los servidores de Riot Games en un torneo mundial, es el tráiler extendido de la serie, pero con más poses dramáticas y menos lag.
Dirigido por los estudios Fortiche (los mismos que hicieron Arcane), el video es un derroche de luces neón, peleas callejeras y miradas intensas que prometen más angustia adolescente que un diario de My Chemical Romance. Dan Reynolds aparece como un holograma cantando entre edificios derrumbándose, porque grabar en persona implicaría admitir que ya pasaron los 30. J.I.D, en cambio, se pasea por escenas de distopía urbana rapeando a velocidad bullet train, mientras los animadores sudan tinta para que sus versos no queden fuera de sincronía. La trama sigue a Jinx y Vi de Arcane haciendo lo único que saben hacer: destruir cosas, mirarse con rencor y lucir delineador.
Lo mejor es que el video intenta ser tan épico como la canción, con secuencias que mezclan arte callejero, explosiones en cámara lenta y un coro que grita "¡Soy el enemigo!". Eso sí, para entender algo, debes haber jugado 3.000 horas al League o tener un doctorado en lore de Runaterra. ¿Premios? Ganó un MTV VMA a Mejor Video de Videojuego, porque sí, ahora hasta los juegos tienen su categoría, y un Grammy lo nominó para que Dan Reynolds pudiera fingir emoción en televisión. Eso sí, nadie recuerda la letra, pero todos repiten el "Woah-oh-oh-oh" como si fuera un mantra post-apocalíptico.
5. Pearl Jam: Do the Evolution
«Do the Evolution» es el tema con el que Pearl Jam intentó demostrar que el grunge no solo era flanelas y llanto existencial, sino también sermones apocalípticos narrados por un Eddie Vedder que suena como si estuviera tragando lava. Lanzado en 1998 como parte del álbum Yield (que en español sería "Rendición", lo cual explica su éxito moderado), la canción es un paseo por la historia de la humanidad visto desde los ojos de un misántropo con micrófono. No llegó al Top 40 en EE.UU., pero ganó un MTV VMA al Mejor Video de Rock porque no se necesitan éxitos comerciales cuando tienen animación de Todd McFarlane pero sin Spawn esta vez porque estaba ocupado en sus cosas de fantasma.
En el video, es un festín de pesimismo dibujado. Vedder aparece como un mono evolucionado que se transforma en conquistador, capitalista y finalmente en un esqueleto con corbata, mientras la humanidad avanza de las cavernas a los centros comerciales, pasando por guerras, fábricas y reality shows (que, seamos honestos, son lo mismo). La animación oscila entre el cómic violento y el simbolismo de alguien que acaba de ver Mad Max bajo los efectos de LSD.
Hay de todo: crucificciones en forma de logos corporativos, ciudades devoradas por el consumismo, y un coro de niños cantando "¡Soy un depredador!".. Lo más gracioso es que Pearl Jam, en su afán de ser profundos, contrataron a un estudio que les metió escenas de genocidios, bombas atómicas y una secuencia donde Jesucrito maneja un Hummer… y aún así MTV lo pasaba a las 3 PM entre TRL y los anuncios de Nintendo 64.
El video ganó culto entre fans y sociópatas, pero Eddie Vedder admitió que ni él entendía algunas metáforas: "Todd dibujó un tipo con cabeza de televisión vomitando hamburguesas… supongo que es algo contra McDonald's". Eso sí, la escena final, donde la Tierra explota y renace como un organismo verde, es el único final feliz que Pearl Jam ha permitido en sus 30 años de carrera.
4. Radiohead: Paranoid Android
«Paranoid Android» es la canción donde Radiohead decidió que ser la banda más deprimente del universo no era suficiente, así que añadieron un toque de esquizofrenia animada. Lanzada en 1997 como el "Bohemian Rhapsody de los llorones", el tema es un himno de tres actos que va del lamento al caos, pasando por un puente donde Thom Yorke parece tener un ataque de tortícolis vocal. El video, dirigido por Magnus Carlsson (el sueco que dibujó a Robin), es lo que pasa cuando dejas a un animador escuchar la canción 12 horas seguidas sin darle la letra: un viaje de LSD en guardería sueca.
El video es una orgía de personajes que parecen salidos de un cómic abandonado en un bar de Camden Town. Está Robin, el protagonista de Carlsson, que aquí hace de borracho rodeado de burócratas de la UE con cara de hígado crudo, hombres de cuero besándose (lo único cuerdo del video), un yonki que parece el tío de Trainspotting y sirenas que MTV censuró porque sus pechos eran demasiado mitológicos. Radiohead aparece como caricaturas en un bar, bebiendo mientras un tipo con la cabeza saliendo del vientre baila como si fuera el exorcista de una fiesta rave. Las animaciones son tan "fieles" que solo Thom y Jonny son reconocibles; los demás parecen sketches rechazados de South Park. Colin Greenwood dijo que no querían parecerse a sí mismos para evitar ser demasiado Spinal Tap, lo cual es irónico porque el hombre-cabeza-en-vientre es básicamente Nigel Tufnel con hernia.
La trama, si se le puede llamar así, es un cadáver exquisito de escenas: sirenas lloronas, oficinistas decapitados que siguen tecleando como zombies corporativos, y un ángel jugando ping-pong con Robin porque Dios tenía el día libre. Todo termina con el bar regenerándose como en Groundhog Day, porque Radiohead cree que la vida es un bucle de sufrimiento con soundtrack de guitarra distorsionada. Thom Yorke comentó: "El video refleja la violencia... o sea, no la de la letra, pero sí la que rodea al pobre Robin, que solo quiere beber y que lo dejen en paz". Lo cual explica por qué ganó premios por "Mejor Video que Nadie Entiende" en los Brit Awards imaginarios de 1998.
Lo mejor es que MTV Europe lo pasó sin censura dos semanas porque el censor tenía gripe, y cuando volvió, armó un escándalo: "¡Eran sirenas, no mujeres reales!", gritó Jonny Greenwood, mientras en Riot Games tomaban nota para sus próximos personajes. Al final, el video se convirtió en un clásico "visto y no comprendido", como un Dalí con beats, demostrando que puedes gastar millones en animación o simplemente contratar a un sueco con acuarelas y problemas existenciales.
3. Daft Punk: One More Time
«One More Time» es el himno robótico con el que Daft Punk le dijo al mundo: "¿Humanos? No, gracias, preferimos ser dos cascos y que nadie nos conozca". Lanzado en 2000 como el single estrella de Discovery, este tema es lo que pasa cuando juntas house music, autotune y un coro de alienígenas cantando en francés. Alcanzó el top 10 en media Europa, el número 1 en los clubes de Ibiza (donde todos bailaron sin saber que era una banda de robots disfrazados de Tron), y hasta hoy sigue sonando en bodas, discotecas y reuniones de fanáticos de WALL-E.
El video es un episodio perdido de Sailor Moon dirigido por un fanático del glitter y el synth-pop. En colaboración con Leiji Matsumoto (el dios del anime de los 70 que jamás superó Galaxy Express 999), la dupla robótica montó una ópera espacial llamada Interstella 5555, donde cuatro músicos alienígenas son secuestrados por un empresario malvado que parece David Bowie en su fase Labyrinth pero con menos pantalones de cuero. ¿La trama? Los Daft Punk, convertidos en héroes intergalácticos con cascos brillantes, rescatan a la banda usando discos de vinilo como armas y mucha luz LED.
La animación es un híbrido entre retrofuturismo y dibujos animados de cereal azucarado: guitarras que lanzan rayos láser, pianos flotantes y aliens con peinados retro porque en el espacio no hay futuro o algo así. Los Daft Punk aparecen como dos deidades electrónicas observando desde las sombras, porque grabar un cameo en persona les hubiera obligado a quitarse los cascos (y eso viola su contrato con Skynet). Lo mejor es que el video no tiene diálogos, solo música y expresiones faciales dramáticas, ya que el fue doblado por mimes franceses.
MTV lo puso en rotación como si fuera el próximo Dragon Ball Z, pero los espectadores quedaron confundidos: "¿Esto es un video o el piloto de una serie que nunca llegó?". La respuesta fue Interstella 5555, la película completa que nadie pidió pero que igual compraron en DVD porque incluía un póster de los robots. Críticos lo llamaron "2001: A Space Odyssey con beats dance", mientras los fans teorizaban que los aliens eran Daft Punk antes de ponerse los cascos.
2. Lil Dicky: Earth
«Earth» es el himno ecológico que Lil Dicky compuso cuando se dio cuenta de que el recalentamiento global le arruinaría sus futuros memes. Lanzado en 2019, este tema es como un episodio de Schoolhouse Rock! dirigido por un comediante que cree que salvar el planeta se logra con cameos de famosos y un coro de animales autotuneados. La canción alcanzó el top 20 en el Billboard Hot 100 no por su mensaje, sino porque todos querían oír a Leonardo DiCaprio rapear como un gorila con ansiedad climática.
El video es un delirio de Disney meets YouTube activism, donde cada celebridad interpreta un animal como si fuera el casting de una orgía del Zoológico de Noé. Lil Dicky, en su papel de "chico listo que acaba de descubrir que los árboles son importantes", guía un viaje animado por ecosistemas donde:
- Justin Bieber es un babuino obsesionado con su trasero (¿método acting?).
- Ariana Grande canta como una zorra (literal, es un zorro).
- Kanye West interpreta a una mofeta con crisis existencial (sin comentarios).
- Kevin Hart es un cangrejo gritón que odia la contaminación... o quizás solo a su agente.
- Y DiCaprio, en su papel más convincente desde El Renacido, es un gorila que mira cámaras de seguridad como si fueran gráficos de CO2.
La animación parece un proyecto de colegio hecho en PowerPoint por un niño que se comió todos los lápices de colores. Hay árboles cantantes, vacas con mirada de juicio y un planeta Tierra que llora petróleo mientras Lil Dicky le dice "¡tranquila, ya verás cómo hacemos un challenge en TikTok!". El mensaje es tan sutil como un extintor en un cumpleaños de piñata: "¡Recicla, o los osos polares verán tu historial de Netflix!".
Pese a las buenas intenciones (y los 45 famosos que participaron para limpiar su huella de carbono moral), ecologistas se rasgaron las camisetas orgánicas: "¿En serio hicieron un video que gasta más energía que Bitcoin para decir 'usen bombillas LED'?". Greta Thunberg declinó aparecer porque estaba ocupada demandando a sus vecinos por reciclar mal. Eso sí, el video recaudó fondos para... algo. ¿Reforestar? ¿Comprar cubiertos de bambú para Kim Kardashian? Quién sabe.
Hoy, «Earth» es recordado como el tema que usaste una vez en tu story de Instagram mientras pedías sushi envuelto en plástico. Un legado tan duradero como el microplástico en tu torrente sanguíneo.
1. A-ha: Take On Me
«Take On Me» es la canción que convirtió a A-ha en la banda noruega más famosa que no fuera un fiordo o un salmón ahumado. Lanzada en 1985, este himno new wave es el equivalente auditivo de un perm de los 80: pegajoso, brillante y con sintetizadores que desafían las leyes penales de Noruega. Alcanzó el número 1 en el Billboard Hot 100, no porque la letra tuviera sentido ("Talking away, I don’t know what I’m to say"), sino porque el video era el sueño húmedo de todo adolescente que quería meterse en un cómic para huir de su vida real.
El video, dirigido por Steve Barron (el mismo que luego haría llorar al mundo con «Tears in Rain» de Dire Straits), es un live-action/anime híbrido que costó más horas de rotoscopia que un semestre de ingeniería. La trama es una novela turca en 4 minutos: Morten Harket, con su melena de galán de telenovela y voz de soprano, seduce a una chica en un café dibujándola en una historieta. Ella, obviamente estúpida, cae en la trampa y entra al mundo 2D, donde deben huir de unos matones que parecen villanos de Mortal Kombat en beta.
La animación, hecha cuadro por cuadro por artistas que luego desarrollaron túnel carpiano, fue revolucionaria: convirtió a Morten en un héroe de trazos finos que corre entre páginas, esquiva motosierras y derrite corazones con un solo movimiento de cejas. La escena donde la chica toca su rostro dibujado es más romántica que cualquier película de Netflix, y el clímax en el que él se desgarra en papel mientras canta el falsete es el drama más épico desde Romeo y Julieta, pero con más aerógrafos.
El video ganó 6 MTV VMAs, incluyendo «Mejor Dirección» y «Mejor Concepto que Nadie Entendió pero Todos Amaron». A-ha intentó replicar el éxito con otros videos, pero ninguno superó la magia de ver a Morten convertirse en un dibujo animado que, irónicamente, tenía más personalidad que la banda en la vida real. Hoy, el video sigue en rotación en canales de nostalgia, fiestas temáticas de los 80 y tutoriales de "cómo dibujar como si tuvieras un presupuesto de 100k".
Mención (Des)honrosa
Videos que se quedaron fuera por ser tan malos que hasta los animadores los desheredaron Cuando hablamos de videos animados, no todos pueden ser obras maestras. Algunos son tan perturbadores, pretenciosos o simplemente ¿qué carajos? que merecen su propio pódium en el infierno del arte digital. Aquí, los que hicieron llorar a los storyboarders:
Gorillaz: Clint Eastwood
«Clint Eastwood» es el video donde Gorillaz demostró que ser una «banda virtual» no te salva de hacer una animación que parece el proyecto de un estudiante de diseño en su tercera noche sin dormir. Lanzado en 2001, el concepto era revolucionario: 2D, Murdoc, Noodle y Russel (un baterista zombie con más carisma que el 90% de los humanos). Pero el video es básicamente una loop de 4 minutos donde Damon Albarn se esconde tras un dibujo mal renderizado mientras un mono baila como si tuviera Parkinson. MTV lo puso en heavy rotation, pero solo porque no había nada más que poner en 2001.
Elton John: Rocket Man (Versión Animada)
La versión animada de «Rocket Man» es lo que pasa cuando dejas que un fanático del Windows 95 haga un tributo a Elton John. Lanzada en 1997, es un viaje de MS Paint donde Elton es un astronauta con cabeza de león que flota entre planetas que parecen bolas de discoteca. Los efectos 3D son tan toscos que hasta el Sega Genesis se burla. Lo peor: la escena donde Elton llora en el espacio y sus lágrimas son GIFs de Geocities.
Herbie Hancock: Rockit
«Rockit» (1983) es el video que hizo que Herbie Hancock cambiara el jazz por el terror psicodélico. Dirigido por Godley & Creme (los mismos que hicieron el video de «Karma Chameleon»), muestra robots desmembrados bailando breakdance en una sala llena de televisores que vomitan estática. La idea era ser «vanguardista», pero acabó como el screensaver de un Atari con pesadillas. Lo único bueno: el brazo robótico que araña un vinilo, que es básicamente el abuelo de los DJs de hoy.
Soundgarden: Black Hole Sun
«Black Hole Sun» (1994) es el video que te hace preguntar: ¿Chris Cornell estaba bien?. La animación, hecha por un equipo que claramente excedió su dosis de ácido, muestra caras derritiéndose como queso en una pizzera, niños sonriendo como si fueran Annabelle y paisajes que parecen cuadros de Dalí dibujados por un niño de 5 años. Es tan perturbador que hasta MTV lo ponía con una advertencia: "No ver tras consumir Doritos".
A Perfect Circle: The Outsider
«The Outsider» (2000) es el video que Maynard James Keenan hizo para recordarnos que Tool no tiene el monopolio del horror animado. Aquí, niños mutantes con ojos de botón corren por un pueblo donde los adultos son estatuas de cera derritiéndose. La animación es tan oscura y confusa que parece el storyboard rechazado de Silent Hill. Lo único claro: Maynard quería que te sintieras incómodo, y vaya que lo logró.
Fuentes
- https://www.imdb.com/search/title/?title_type=music_video&genres=animation
- https://promoshin.com/10-most-popular-animated-music-videos-all-time/
- https://www.radiox.co.uk/features/x-lists/best-animated-music-videos/
- https://www.filmaffinity.com/mx/ranking.php?rn=ranking_musicvideos_animation