Carlo Gesualdo
Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa y conde de Conza (Venosa, 8 de marzo de 1566 - Avellino, 8 de septiembre de 1613) fue un compositor y asesino sadomasoquista italiano, una de las figuras más significativas del Renacimiento y de la mafia nobleza de la época. Ancestro de Vitto Corleone y primo lejano de Miguel de Cervantes.
Sínfonia Prima: Orígenes
Era el segundo hijo de Fabrizio Gesualdo, nacido en el seno de una familia aristocrática estrechamente relacionada con la mafia Iglesia, era sobrino del arzobispo de Nápoles Alfonso Gesualdo y de San Carlos Borromeo, también era sobrino nieto del Papa Pío IV, todo lo cual le convertía en un auténtico niño de papá, con ventajas para obtener todo tipo de bulas papales y poder comer, si gustaba, costillas en cuaresma o mojar el chorizo en el yogur. Cuando murió su hermano mayor heredó los títulos y derechos dinásticos de la familia. Hasta donde se sabe, él no mató a su hermano mayor, pero dadas las ventajas que obtuvo de ello, y su trayectoria posterior como asesino de varios miembros de su familia, uno habría de sospechar que aquí hay gato encerrado. Entre estos títulos se incluía al que pertenecía el principado de Venosa desde 1560. Comenzó sus estudios musicales en la academia fundada por su papá -como no- y frecuentada por importantes músicos. Recibió a muy temprana edad clases de laúd y composición, probablemente su maestro fue Pomponio Nenna, apodado por sus alumnos Pompis Nennazza. A pesar de estudiar en la academia de su papá y de despertar por ello los recelos de sus compañeros por el trato de favor, éstos no se atrevieron a protestar por miedo a las amenazas que contra ellos profirió Gesualdo.
Sínfonia II: Cuando le ponen los cuernos y se venga
Llegamos a la parte interesante de todo esto. En 1586 se casó María de Avalos (no sabemos quién fue ese Avalos a la que le pertenecía), que estaba, según el propio Gesualdo "Pa' ponerle a veinte uñas y hacerle una escarbada en la entrepierna" importándole realmente muy poco que fuera su prima. Esta María de Avalos resultaría algo ligerita de cascos y se cepillaría -repetidas veces- al duque de Andria, Fabriccio Carafa.
Gesualdo, tras soportar todo tipo de bromas de sus amigos y de la servidumbre, como que le sugirieran ampliar las puertas de su palacio para que pudiera entrar con los cuernos, que le regalasen diversas postales de tauromaquia, o que le mentaran repetidas veces la fiesta de cumpleaños de Bambi, pareció darse por aludido y tramó un maligno plan. ¡Muahahahaha!
Sugirió a su mujer que iba a ausentarse del palacio unos días, y se quedó escondido dentro de un cuarto de las escobas. En cuanto María y el duque estaban al lío, se plantó en la habitación con una espada, y montó ahí una que la matanza de Texas a su lado resulta parece un capítulo de los Teletubbies. Tras quedarse a gusto, todo salpicado en sangre fue a fardar del tema con sus amigotes, considerándose desencornado. Por extraño que parezca el Derecho de la época le avalaba, al ser príncipe -ya se dijo que siempre fue algo enchufao-, mas hubo de huir como un conejo, pues los familiares de sus víctimas también eran nobles y por tanto también estaban aforados, lo cual quiere decir que podían hacer lo que les salía con plena impunidad, incluido dar pasaporte al otro mundo a Gesualdo. E igual lo acontecido no les resultaba tan gracioso como a él.
Estos hechos causaron gran revuelo en la sociedad de la época "Siempre fue una persona de lo más normal y agradable, me saludaba en el descansillo" dijo un vecino, horrorizado.
Sínfonía final: Se esconde en su palacio
Así Gesualdo se esconde en su palacio tras contraer matrimonio por segunda vez, con Leonora d'Este. Allí realizaría su segundo asesinato: mató a su hijo mayor, fruto del matrimonio anterior, ahogándole al darle la papilla "Le enseñé que no se deja nada en el plato... aunque igual se me fue la mano" declararía.
La culpabilidad hizo que se diera a costumbres extrañas: se quedaba inmóvil y sólo rompía esta inmovilidad cuando su mujer le azotaba, y, periódicamente, se rodeaba de hermosos efebos desnudos y se azotaban todos juntos en el jardín -en señal de penitencia, decían ellos-, de lo que se deduce que en estos últimos años se convirtió en una locaza. Algo pasaría a mayores cuando, tras una de estas fiestecillas suyas, apareció muerto.
Su música
Sus composiciones se salen de los cánones de la época: Gesualdo no tenía que agradar a nadie, escribía para sí mismo, y por tanto hacía lo que le salía de los huevos, siendo el resultado una música más rara que la madre que lo parió. En ella se dan cromatismos de lo más acojonante que sumen al oyente en un estado de anonadamiento y de ansiedad que llegan a producir ataques epilépticos, anticipándose por ello siglos a su tiempo, cuando la Música clásica devendría en algo digno de ser investigado por la CIA. Igor Stravinsky rescataría la música de Gesualdo en el siglo XX para mofarse de los seguidores de Richard Wagner cuya música tiene características similares.
Obra profana:
- Sus Seis Libros de Madrigales a 5 voces son buena muestra de esto y tratan temas de amor y muerte en forma casi necrófila.
- Libro Póstumo a 6 voces: más de lo mismo, pero con más gente.
- Gallarda del Príncipe de Venosa: que si gallarda, que si venosa... no hace falta ser muy listo para imaginar el tema de la composición.
Obra sacra:
- 4 Motetes a María (se piensa que no se refería a la Virgen precisamente).
- Responso de la Oscuridad para Semana Santa (obra de difícil interpretación por tener que leer la partitura a oscuras).
- 2 Libros de Sacrae cantiones, cinco a siete voces (estos los hizo para contentar a los meapilas de sus tíos, los curillas).
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