Nicola Vicentino

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Nicola Vicentino
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Le gustaba llevar paquetes postales sobre la cabeza.
Personal
Nacimiento Defunción El país de los espaguetis
Estado actual Hace mucho que ni compone ni teoriza.
Lugar de residencia Varios.
Sobrenombres El tecladitos.
Su obra
Se dedica a El decía que compositor, pero los demás decían que teórico.
Origen Vicenza
Hazañas logradas Haber hecho una música rarísima y haber inventado excéntricos instrumentos musicales.
Relaciones La familia D'Este, y la D'Este otro.
Enemigos El Lusitano ese.


Poderes Tenía un oído de tísico que flipas.
Objetos Teclados extravagantes

Nicola Vicentino (no se sabe muy bien cuando nació, pero fue allá por los inicios del siglo XVI y murió a finales del mismo siglo) se consideraba a sí mismo un compositor y teórico musical del Renacimiento, aunque la posteridad le ha venido a considerar lo contrario. Fue uno de los músicos más flipados visionarios de su tiempo, inventando entre otras cosas un teclado que tocaba intervalos tan chiquiticos que casi ni se distinguen entre ellos.

Vida

Nació en Vicenza, que por eso le llamaban así: Nicolasín el del Vicenza (de ahí lo de Nicola Vicentino). No se sabe muy bien qué hizo durante sus primeros años, aunque lo más probable es que creciera y en algún momento le salieran pelos en las pelotas. Es muy probable que estudiara con Adrian Willaert en Venecia, pues éste era otro pillado como él, y de algún sitio le tendría que venir la excentricidad. Desde muy joven se interesó por el humanismo renacentista, incluyendo el estudio y la teoría de la música de la antigua Grecia y del griego profundo. En vistas de su pasión por esto último se trasladó a la ciudad de Ferrara, célebre porque se experimentaba con estos temas de lo griego y donde también se hacía música.

En contra de lo defendido por algunos musicólogos posmodernos, Vicentino ni fue un rico excéntrico a quien se la pelaba todo ni fue tampoco pobre, desgraciado ni enfermo (bueno, al final sí, pero como casi todo el mundo). Su carrera en Ferrara fue la de un músico normal y corriente que vivía de su trabajo, a saber: hizo la pelota a una familia de nobles poderosos a los que parece ser que les gustaba su música -los nobles suelen ser así de caprichosos- y se dedicaban a hacérsela tocar (y cantar).

Hacia mediados de siglo participó en Roma uno de los acontecimientos más animados de la teoría de la música del siglo XVI (si este fue de los más animados, ya pueden imaginarse cómo eran los demás). Participó en una especie de debate público delante del coro papal sobre la relación entre los géneros griegos y la práctica contemporánea -contemporánea de entonces- de la música. Su contrincante, Vicente Lusitano, defendía que la música debía explicarse solo en el género diatónico, que para eso tenía menos notas y así era todo más fácil, mientras que Vicentino se decantaba por el cromático y el enarmónico, que producían unos sonidos bizarros y estridentes a los oídos de la época. El jurado debidamente sobornado se decantó por las tesis de Lusitano, ya que eran así más como pa tontos. Vicentino no quedó del todo conforme con el resultado, contrató a unos matones para que dieran una paliza a los miembros del jurado a la salida, y siguió con sus experimentos, si acaso con más énfasis y violencia que hasta entonces.

Es así como construyó el archicémbalo, instrumento con el que se podían llevar a cabo sus delirios musicales. Más tarde hablaremos de esta máquina infernal.

Al poco de esto se fue a su pueblo, pero pronto le contrataron en Milán para hacer sus músicas, que hay gente para todo, anduvo tal vez un tiempo tomando cerveza en Múnich pero volvió a Milán donde murió de una plaga que hubo de gonorrea. Todavía tuvo tiempo de ser el maestro de Carlo Gesualdo, que él se murió, pero ahí nos dejó esa tostada.

Obra

Los virtuosos más experimentados se echaban a llorar al sentarse frente al archicémbalo de Vicentino

Pese a que Vicentino quiso ser conocido como compositor, escribió libros de madrigales y motetes como hacía por aquel entonces todo el mundo, pero en un estilo rarísimo, fue más conocido como teórico.

A mediados del siglo XVI en italia surgió una escuela de compositores nerds que les dió por hacer cosas, decían que basadas en los grietos, que no había dios que fuera capaz de cantarlas. Menos mal que Vicentino tenía la solución al problema.

En 1555 publicó su obra más famosa, L'antica musica ridiccolatta alla moderna prattica sessuale en la que expuso de forma completa sus ideas y aprovechó para vengarse de Lusitano, a quien ridiculizó y trató abiertamente de imbécil. Lusitano ni se molestó en rebatirle.

No contento con eso inventó el archicémbalo, una especie de clavicordio al que puso primero 31 notas por octava (lo normal son 12) pero luego se vino arriba y le añadió 36 mas, luego 45 y así, teniendo al final más de 1064 notas por octava y siendo más confuso de manejar que una cabina de avión. Los intérpretes se hacían la picha un lío y no sabían ni por dónde coger esto. Más problemático fue cuando hizo lo mismo con el órgano, donde le quedaron tubos tan finos que hubo de construirlos a base de hacer incisiones longitudinales en espaguetis, que al final la cosa sonaba como al silbido de un viejo desdentado.

Otra área en la cual Vicentino hizo innovaciones fue en la dinámica musical. Él fue uno de los primeros teóricos, y quizás el primero, en mencionar la intensidad como parámetro expresivo. En su tratado teórico mencionó que el grito y el gañido deben articularse cuidadosamente con el texto, coincidiendo solo con los momentos más zafios del mismo.

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