Gustav Mahler

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Música clásica ícono.png
Gustav Mahler
BanderaAustria.png
Mahlermoonwalk.jpg
Gustav Mahler ensayando el Moonwalk.
Personal
Nacimiento Defunción Un pueblucho bohemio
Viena
Estado actual Caput.
Lugar de residencia Aquí y allí, era culo de mal asiento.
Sobrenombres "El Agonías"
Su obra
Se dedica a Dirigir orquestas y componer en verano, cuando todos iban a la playa.
Origen Bohemio
Hazañas logradas Componer la sinfonía que necesita contratar a más gente para ser tocada.
Relaciones Alma, su mujer, pura dinamita.
Enemigos Cosima Wagner, menuda arpía.


Poderes Conseguir música coherente donde solo cabría esperar un sinsentido.
Objetos batuta, gafas culo de botella.


Cita3.pngPara mí crear una sinfonía es crear un mundo. Un mundo en el que yo soy Dios y puedo hacer lo que me de la gana con sus miserables habitantes, muajajajajjaCita4.png
Gustav Mahler sobre su megalomanía galopante
Cita3.png¡Me muero!¡Me muero!¡Que me mueeeero!¡AAAAy que me mueeeroooo!Cita4.png
Gustav Mahler explicando la temática de su próxima sinfonía
Cita3.pngPues parto de "Paquito el Chocolatero", lo transformo en marcha fúnebre, le añado un par de pentatónicas para darle un aire oriental, unos platillos que sugieran ironía festiva y finalmente añado la voz de una niña que canta un texto de "El Anticristo" de NietzscheCita4.png
Gustav Mahler explicando su método para componer
Cita3.pngYa le llamaremos nosotros, no hace falta que nos vuelva a llamarCita4.png
Cosima Wagner sobre el deseo de Mahler de dirigir en Bayreuth
Cita3.pngYa me llamará la posteridad, no hace falta que yo la llame a ellaCita4.png
Gustav Mahler sobre su reconocimiento póstumo como compositor


Gustav Mahler (Kaliště, Bohemia, actualmente República Checa, 7 de julio de 1860-Viena, 18 de mayo de 1911) fue un compositor y director de orquesta bohemio-austriaco-judío-checo (no fue también argentino de milagro). Sus composiciones están consideradas entre las más despatarrantes del postromanticismo.

Biografía

I. Andante comodo

En sus ratos libres ejercía de majorette.

No tuvo una infancia que digamos muy feliz. Su padre, hijo a su vez de una buhonera, regentaba una tasca de mala muerte en la que destilaba licores de dudosa salubridad y en la que también alquilaba habitaciones con camastros a los forasteros que por allí pasaban. Estos forasteros traían consigo músicas de lo más bizarro y atrabiliario cuya temprana escucha pudo fomentar el gusto de Mahler por los sonidos más desquiciados, gusto que le acompañaría durante toda su vida. Así mismo, aunque tuvo muchos hermanos, la mayor parte de ellos iban palmando por el camino. También la obsesión por escenas macabras de mortalidad infantil sería una constante en el Mahler maduro, que es algo así como el Tim Burton de la música clásica.

Pronto empieza a tocar un piano mugriento y desvencijado que su familia tenía en el desván y, en vista de las circunstancias, le mandan a estudiar al Conservatorio de Viena, para que por lo menos no de la paliza en casa. También estudia Filosofía, otra carrera con muchas salidas.

En sus años en el Conservatorio de Viena, como es un friki y un macarra, se hace muy fan del death metal, cuyo máximo representante en esos momentos era Richard Wagner. Junto a sus amigotes Hugo Wolf y Hans Rott cantaba a grito pelado escenas de las óperas de Wagner hasta altas horas de la noche por las calles, para desesperación de los vecinos, que terminaron por poner una queja al Ayuntamiento. En estas trifulcas callejeras Mahler siempre interpretaba la parte de la walkiria Brunilda, realizando unos gallos tan agudos que todos los perros y murciélagos de la zona se alteraban muchísimo y causaban cuantiosos desperfectos materiales.

En el conservatorio además de estudiar Composición, amplió formación tocando el piano y el bombo.

Al poco tiempo su amigote Hans Rott, una de las principales influencias en Mahler en aquellos años, vería cómo Johannes Brahms se carcajeaba públicamente de sus ideas musicales y esto le llevaría a pasarse de vueltas y morirse al poco tiempo. Para la posteridad quedan las palabras de Mahler sobre su amigo:

Cita1.pngLo que la música ha perdido con él es inconmensurable, aunque no sepamos lo que hubiera podido ganar el salto con pértiga: su genio se elevaba a tal altura, ya en esa primera sinfonía que escribió con apenas 20 años, no exagero al decir que él fue el fundador de la Nueva Sinfonía, tal y como yo la copio entiendo. Pero lo que quería no llegó a conseguirlo plenamente por eso yo le robaré las ideas y lo haré mejor. Es como si alguien lanzase un objeto con todas sus fuerzas, pero por ser medio inútil no alcanzase plenamente su objetivo. Pero yo no voy a ser tan primo.Cita2.png

II. Im tempo eines gemächlichen Ländlers. Etwas täppisch und sehr derb

Siempre tuvo una imagen de la musa Euterpe en su despacho.

Tras trabajar en varios teatros y ciudades de poco pelo le ofrecen la oportunidad de ser director musical en la Ópera Imperial de Viena. Sólo había una pequeña pega... Que Mahler era un tanto... judío. En efecto, el caldo de cultivo para el advenimiento de Adolfito estaba ya ahí. Así las cosas, si renunciaba a esta religión y abrazaba el catolicismo le admitían. Mahler, que no pisaba la sinagoga pensaba que, para el caso, lo mismo daba no pisar la iglesia. Y por tanto aceptó la conversión, realizando el bautismo y la primera comunión todo en uno y vistiéndose para ello de marinerito. Como no hay nada mejor que querer quedar bien para quedar mal, este hecho le ocasionó ser considerado un traidor por los judíos, un marrano por los católicos y un oportunista por los ateos. No obstante siempre queda el testimonio de quien después sería su mujer, Alma Schindler, quien dijo "Cuando conocí a Gustav era un católico convencido, en contra de lo que se ha dicho. Lo primero que me regaló fue un precioso Rosario de bolas chinas, siempre le gustó mucho lo oriental".

Así es como Mahler se sintió siempre extranjero: "como salchicha bohemia en Austria, como escalope a la vienesa entre los alemanes, como judías con arroz en todas partes y como bocata de jamón entre los judíos".

Durante su periodo como director de la Ópera de Viena los éxitos artísticos resultaron de postín, alcanzándose unos niveles acojonantes en la interpretación de las obras de Wagner y Mozart, compositores que a Mahler le sulibeyaban. Su fama fue tan grande que diversas voces exigieron a la viuda de Wagner la contratación de Mahler como director en el Festival de Bayreuth, Meca del wagnerismo. La vieja arpía le dijo que le contrataría a condición de que estrenase una obra de su botarate hijo Siegfried, una ridícula ópera titulada El hombre en piel de oso que no era otra cosa que una velada salida del armario del autor. Mahler se tragó el sapo y dirigió la ópera, y la vieja bruja por supuesto no le contrató.

Es también en este tiempo cuando empieza a componer sus sinfonías, siendo la primera una descarada copia de un homenaje a aquella que hiciese Hans Rott. Por el momento el público no acababa de acoger bien estas sinfonías más largas que un día sin pan y que mezclaban sin ton ni son músicas de todo tipo, desde imponentes coros a melodías de organillero barato. Si bien Mahler insistía en que esto era la música del futuro lo cierto es que lo más que provocaba en sus contemporáneos era un descojono continuo, especialmente en Giambattista Diverdi, que no perdía ocasión de burlarse de las obras de Mahler, cosa que por otra parte hacía con las de todos los demás.

III. Rondo-Burleske: Allegro assai. Sehr trotzig

Esto fue lo que le regaló Alma por su aniversario. Pero es porque sabía que le gustaban las óperas de Wagner ¿eh?

En estas que tenía una buena posición y todavía era buen mozo, aunque a punto de pasársele el arroz que estaba, va y se casa con Alma Schindler, a la que sacaba veinte años el muy asaltacunas y que era una joven muy talentosa para la música y un pimpollo reventón. Como buen marido tradicional, lo primero que hizo fue prohibir a la chica que siguiera componiendo: "Una mujer componiendo es como un perro bailando, puede aprender a hacerlo, pero..." le espetó.

Total, que ella traga y aguanta, y así transcurren sus días, tienen dos hijas y estaban tan felices cuando a Mahler le empieza a dar otra vez por esa manía que tenía de canciones de niños muertos, y su mujer que mira a ver si esto nos va a traer mal fario, y Mahler que no, que no seas supersticiosa, y entonces va una de sus hijas y se muere, con lo cual Mahler empieza a quererse morir él también todo el rato y es un coñazo de tío. Además tenía muchas manías, mientras estaba componiendo una de sus sinfonías no aguantaba ver a nadie y solo comía tranchetes que le pasaban por debajo de la puerta de una cabaña en la que se encerraba. Los veraneos eran esto, y Alma se aburría mas que un soldado de la Guardia Real Británica.

Andaba así la cosa cuando Alma conoce a Walter Gropius, un arquitecto joven y guapetón, y al catre que se van. Mahler se lo tomó bien dentro de lo que cabe, y tras maldecir y querer morirse otra vez mas decide arreglar lo de su matrimonio y concerta una cita con Sigmund Freud quien le dice que, en su caso, no es un problema de fijaciones sexuales ni nada parecido, que sencillamente lo que le ocurre es que es un machista y un imbécil y que es normal que la parienta le ponga los cuernos, que demasiado aguanta la pobre chica. Que deje de ser tan escamón y deje a la muchacha componer, que si total a ella le gusta a él que mas le da. Mahler cambia de actitud y empieza a alabar las composiciones de su señora (aunque eran así un poco medio mierda) y a ayudarle a publicarlas y ella a cambio aplaza su folleteo con el Gropius hasta que Mahler la diñe.

En este tiempo se hizo también muy amigo de Arnold Schönberg y sus mamporreros discípulos. Las veladas que pasaban eran de lo más entretenido: Mahler invitaba a Schönberg a cenar y la cena consistía en un continuo intercambio de insultos e incluso de golpes. Se enfadaban... Y hasta la siguiente cena, que Mahler volvía a invitar a Schönberg. En el fondo, se querían mucho.

IV. Adagio: Sehr langsam und noch zurückhaltend

Al morir su hija le habían diagnosticado a él una dolencia en la patatilla y el médico le prohíbe hacer deportes de riesgo, lo cual, unido al continuo mobbing antisemita que sufre en el trabajo, le lleva a estar un tanto tristón. Entonces acepta una oferta para dirigir en la ópera del Met de Nueva York y para allá que se va. No se hace allí al ambiente, pues el público norteamericano es bastante particular, por no decir paleto, y le piden que en medio de las óperas de Wagner intercale música country, en medio de las sinfonías de Beethoven meta marchas irlandesas y así. Y se pregunta Mahler ¿pero no están ya para eso mis sinfonías? Total que se pone muy malito, se vuelve para Viena y allí se muere, pero esta vez de verdad. Y sin montar tanto escándalo.

Obras e influencia posterior

Fumando unos canutos con unos colegas.


"Para mí componer una sinfonía es crear un mundo, por eso mis sinfonías son un despiporre y más largas que un día sin pan"

Periodo inicial

Son sus primeras obras.

En ellas todo es así como muy romántico, descriptivo y hasta bucólico pastoril. Lo mismo te mete ahí en medio una canción con texto de Nietzsche que se inventa él mismo un poema o una marcha fúnebre sobre una canción infantil. Ya se empezaba a ver que era un tío un poco raro.

Periodo medio

Son las obras que hizo después de las primeras y antes de las últimas.

La temática son niños muertos, desgracias personales, y que se va a morir. Una gloria. Culmina este periodo la Sinfonía de los Mil, que para ponerlos a todos de acuerdo es un dolor.

Periodo final

Las últimas obras que hizo.

Aquí se está muriendo ya de manera permanente y su música es cada vez más extraña. Se insertan en este periodo La Canción de la Tierra que es así como medio chinurri y las dos últimas sinfonías, aunque le última la dejó a medias, porque por fin se murió de verdad.

Influencia posterior

Si bien su obra estuvo semiolvidada unas cuantas décadas, a partir de los locos años sesenta con el despiporre postmoderno se volvió a poner de moda y hoy día es un compositor que gusta a todo el mundo. Incluso a Alfonso Guerra.

Carácter y personalidad

Un neuras de cuidado, convivir con él era un infierno. Estaba chapado a la antigua, pero eso sí, era muy metrosexual y le gustaba vestir bien. Todo lo petardo que era en casa, fuera era otra cosa: tenía mucho carisma y era de los pocos directores de orquesta a los que los músicos guardaban cierto respeto. Schönberg incluso dejó escrito que Mahler era un santo... Y hasta iba a despedirle a la estación de tren cuando se iba de Viena, organizando un orfeón improvisado que entonaba cánticos dodecafónicos de despedida, para suplicio del pobre Mahler.

  • 7 de julio Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️ ☠️
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