Hillary Clinton
Nombre | Hilarante Diabla Rodaja Klingon |
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Alias | La cornuda, La que |
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Nacimiento | Chicago, en casa de Al Capone |
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Aliados | Hasta su marido prefiere a otras |
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Enemigos | Der Trumpenführer, Rusia, Bernie Sanders, La gran Lewinsky |
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Hazañas | Ser la primera casi presidenta de los EE.UU. |
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Se dedica a | Dar entrevistas sobre por qué perdió las elecciones ante un payaso racista que nunca había ocupado un cargo público en su puta vida |
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Killary Diane Goddamn Clinton es una política megalómana gringa, diosa, ícono sagrado y reina madre de las feministas blancas liberales que creen que "empoderamiento" significa que ICE debería contratar a más mujeres guardias de campos de concentración. Fue presidenta primera dama de su país en los años '90, durante la administración de su marido, el depredador sexual demócrata Vil Clinton, con quien conforma el dúo tragicómico HillBilly desde 1975, a pesar de uno que otro escandalillo con groupies.
Mujer de intachable trayectoria política, amiga de Harvey Weinstein y de promover guerras golpes de Estado fascistas la democraCIA en potencias enemigas de 🇱🇷AMERICA🇲🇾 como Honduras o Ucrania, perdió sorpresivamente las elecciones presidenciales de 2016 ante el tipejo desagradable ese de The Apprentice... no, no Adam Carolla, el otro. Y hasta el día de hoy le echa la culpa a Bernie Sanders por eso (qué original, culpar a un judío por todo).
Vida temprana
Hillary Rodham nació hace muchos años (su edad real es secreto de Estado) en un hogar tan conservador que hasta se bañaba con ropa, pero abandonó el Partido Republicano al darse cuenta de que nunca alcanzaría los niveles de corrupción de Ricardito y compañía. Pero vaya si lo ha intentado desde la vereda de enfrente.
Estudió derecho en su natal Chicago y destacó académicamente gracias a que todos los alumnos más aventajados que ella aparecían misteriosamente muertos por suicidio o por enredos con la mafia. Posteriormente, de acuerdo con QAnon y otras fuentes patrióticas extremadamente confiables, habría obtenido un doctorado en ideología de género y marxismo cultural en la Escuela de Frankfurt de Magia y Hechicería, presidida por George Soros, donde además habría llevado a cabo orgías lésbicas y sacrificios rituales de bebés blancos para complacer al dios Moloc.
Una vez que consiguió graduarse, se mudó a una granja de cerdos de Arkansas para darse un año sabático; allí conoció a Bill Clinton, un hippie aficionado al sexo saxo que con el tiempo se convertiría en su infiel esposo. Fruto de esta relación nacieron tanto su horripilante hija Chelsea como las ambiciones políticas de Bill.
Primera (cornu)dama
En 1978, Hillary consiguió que Bill resultara elegido ni más ni menos que gobernador de Arkansas, con el fin de lanzar su carrera política, saltándose la parte aburrida en la que tenía que ser elegido primero alcalde o senador, y también para conseguir descuentos de viajes a las Bahamas bajo la excusa esa de realizar "visitas oficiales".
Mientras su esposo se dedicaba a gobernar Arkansas empomarse a cuanta secretaria, cantante de cabaret o cerdita pasara por su oficina, Hillary se ganaba la vida como profesora de derecho y después como cajera en un WalMart. Con el dinero que ahorró, pudo pagar la cuota de inscripción para que el bueno para nada de Bill se postulara a la presidencia de los Estados Unidos.
En 1992, ya con la Unión Soviética disuelta hasta nuevo aviso, era un buen momento para que un candidato que estuviera a la izquierda de Mussolini se presentase a las elecciones presidenciales sin que lo acusaran de ser un agente secreto estalinista enviado por Moscú. Y esto era beneficioso para el marido de Hillary, que era bastante progre para los estándares de un electorado que venía de votar dos veces por un viejo senil que veía comunistas hasta debajo de su cama (o eso le decía su esposa cuando él la sorprendía con el jardinero).
Luego de que en una reñida elección (mentira, fue paliza) su esposo lograse ocupar el sillón del Despacho Oval (o "Empacho Oral" como lo llamaría Bill durante su mandato), Hillary empezó a cultivar una imagen de mujer poderosa e independiente. Mientras otras primeras damas se limitaban a preguntarles a sus maridos si tal traje podía resultarle ofensivo al embajador de Malasia, Hillary le sugería a Bill bombardear Serbia durante las Guerras Clónicas Yugoslavas.
Todo estuvo a punto de irse al joraca, sin embargo, cuando se reveló que la becaria de la Casa Blanca Mónica Lewinsky le hacía a Bill cosas con su lengüinsky que no podemos reproducir en una enciclopedia decente como esta. Baste decir que los republicanos (y hasta sus amantes gay) se indignaron e iniciaron un proceso de destitución contra el presidente Clinton, por cochino. El juicio político de marras al final no llevó a nada porque los Clinton mataron a todos los testigos y la única persona que salió bien parada después de aquella farsa fue Hillary, que se ganó la lástima simpatía de las feministas de todo el mundo, así como el apoyo de las tradicionalistas y las esposas florero por llevar los cuernos con resiliencia.
Senadora
Lo dicho, Hillary usó el apoyo recibido durante el escándalo sexual del cabrón de su marido como trampolín para impulsar su propia carrera política luego de que éste terminara su mandato y volviera a estar desempleado. Hillary Clinton se presentó como candidata por el estado Meca de los liberales elitistas blancos: California Nueva York.
Para capitalizar este apoyo, los Clinton también fundaron la Clinton Foundation, una fundación fundada por los Clinton para apoyar diversas causas que les rompen el corazón a los filántropos liberales. Por ejemplo, tras el terremoto de Haití la fundación logró reunir cientos de millones de dólares... que después los Clinton se gastaron en cualquier cosa menos en ayudar a Haití, pero es la intención lo que cuenta.
Hillary ganó las elecciones, a pesar de nunca haber vivido en Nueva York, y como senadora defendió medidas tan radicalmente ultraprogresistas y comunistoides como definir el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, apoyar la invasión de Irak, prohibir las drogas duras como la marihuana o el hachís (salud) para evitar que los niños estadounidenses mueran de sobredosis mientras escuchan Marilyn Manson, etc.
Pero todos sabemos que lo de ser elegida senadora era solo una forma de ganar puntos políticos con miras a obtener algún día el premio gordo: la presidencia.
Hillary decidió que ese "algún día" serían las elecciones de 2008, en las que lamentablemente para ella le tocó competir en las primarias demócratas contra el ridículamente carismático Barack Obama. Al final, el sexismo pudo más que el racismo y el buenazo de Awamba Balumba Obama le hizo un Blacked tanto a Hillary como a Sarah Palin y John McCain (el vejestorio que nominó el Partido Republicano).
Secretaria de (golpes de) Estado
Pero Obama, viendo lo mucho que Hillary quería ser presidenta, la nombró secretaria de Estado como premio de consuelo. Y como nadie sabe definir exactamente qué carajo hace un "secretario de Estado" (¿atender el teléfono del presidente?), Hillary tuvo carta blanca para defender los intereses de sus amigotes de Wall Street del gobierno yanqui a lo largo y ancho del globo.
Así fue como gestionó el sangriento golpe de Estado militar la pacífica sucesión presidencial de 2009 en Honduras, en la cual los militares derrocaron a Manuel Zelaya sacándolo de la cama en medio de la noche y echándolo del país en pijama (y matando a todo aquel que no estuviera de acuerdo con pasarse la democracia por el culo).
Posteriormente convenció a Obama de intervenir militarmente en Libia, ya que los libios, siguiendo una moda estúpida que fue muy popular entre los árabes en esa época, aparentemente se habían cansado de tener el estándar de vida más elevado de África y se rebelaron contra el régimen de Muamar el Gadafi para reemplazarlo por una tropa de terroristas, esclavistas y señores de la guerra que terminarían convirtiendo a la otrora próspera Libia (y a su vecina Mali) en un mierdero casi peor que Afganistán. Misión cumplida.
También organizó un muy democrático cambio de régimen en Ucrania, reemplazando al malvado presidente Víktor Yanukóvich (amigo de la malvada Rusia gobernada por el malvado Putin) por una dictadura neonazi más cercana a Washington. ¿Qué podría malir sal?
Y por último, pero no menos importante, apoyó la decisión de darle armas y entrenar militarmente a los talibanes rebeldes sirios más "moderados" (o sea, los que cortan cabezas con moderación), además de intervenir activamente en la Guerra Civil Siria bombardeando a las tropas de Bashar al-Assad que luchaban contra los terroristas de Estado Islámico. Ni a Napoleón se le hubiese ocurrido tal genialidad.
Pero la impecable gestión de la secretaria Clinton tuvo sus 13 horas más oscuras el 11 de septiembre de 2012. Ese día, una turba de musulmanes enfurecidos con la "película" La inocencia de los musulmanes, que mostraba injustamente a los seguidores de Mahoma como unos extremistas irracionales y salvajes, entró a la embajada estadounidense en las ruinas de Bengasi, Libia, y se cargó a cuatro personas, incluyendo al embajador.
Los republicanos (ignorando la infinidad de diplomáticos gringos que murieron en el extranjero durante el reinado de Bush II) acusaron a Hillary Clinton de haber viajado personalmente a Bengasi para matar al embajador con sus propias manos y gastaron millones de dólares en dar pie a no una, ni dos, ni tres, ni cinco, sino a ocho extensas investigaciones que, finalmente, no descubrieron ni una mierda.
Debido a este escándalo, Hillary tuvo que abandonar la secretaría de Estado, siendo reemplazada por John Kerry, otro hippie anti-guerra de Vietnam convertido en carnicero imperialista, famoso por perder las elecciones presidenciales frente a un babuino incompetente 12 años antes que Hillary lo hiciera.
Candidata presidencial
En 2015, el maquiavélico magnate mediático Donald Trump decidió presentar su candidatura presidencial por el Partido Republicano como una forma de subir el rating de su estúpido programa de TV. Hillary, después de partirse de la risa por tres horas, dijo "¡esta es la mía!" e hizo lo propio por el Partido Demócrata, puesto que ya no había morochos en la costa.
Pero mientras The Donald iba noqueando uno por uno a sus "rivales" neoconservadores en las primarias republikkkanas (gracias en gran parte a Fox News, CNN y los "medios liberales" que le daban pantalla hasta cuando se tiraba un pedo), dentro del campo demócrata existía un cisma más grande que el tumor cerebral que mató a John McCain: por un lado estaba la "extrema izquierda" demócrata (que en países más civilizados sería considerada la centro-izquierda o hasta la derecha, pero en fin), que apoyaba al también precandidato Bernie Sanders a muerte, al punto de que muchos de ellos no votarían por Hillary ni aunque el otro candidato fuera Trump Hitler; por el otro lado estaban los neoliberales y los progres de pacotilla que se mojaban con la idea de una mujer hipercompetente y empoderada bombardeando hospitales de refugiados en el Medio Oriente.
Pero por desgracia para Bernie, a pesar de ser el precandidato demócrata más popular, el establishment del Partido "Demócrata" ya había decidido dedocráticamente que el país estaba listo para una mujer presidenta.
Después de "ganar" la nominación demócrata para hacerle frente a Trump (un mero trámite, pensaba), a Hillary se le ocurrió ir a un cibercafé para entrar a Facebook y compartir videos de caídas con risas grabadas, y de paso aprovechó de limpiar su bandeja de entrada borrando varios correos electrónicos basura: spam, Pinterest, mensajes amenazantes de Alex Jones exigiéndole que revelara al mundo su forma reptiliana, etc. Un hacker ruso que casualmente robaba información de los servidores del Partido Demócrata para la campaña de Trump alertó a James Comey, director del FBI, sobre este borrado masivo de correos desde un servidor privado, lo que dio pie a otra extensa investigación que, finalmente, tampoco descubrió ni una mierda.
Este nuevo escándalo fue la gota que colmó el vaso para much@s viud@s de Bernie que pensaban votar a regañadientes por Hillary para evitar que ganase Trumpa Lumpa. Algunos hasta se pasaron al Lado Oscuro. Los partidarios de Trump (viejos racistas y pendejos nazis con foto de perfil de la rana Pepe en su mayoría) hicieron correr la voz de que Hillary había sido investigada por el tema de los correos, aunque casi nadie sabía de qué hablaban los famosos correos ni por qué era tan grave que los hubiera borrado. Daba igual, ¡Killary había cometido un crimen y el dictador presidente Trump debía encerrarla apenas resultase elegido!
En las elecciones de 2016, con la poca credibilidad que le quedaba por los suelos, la segunda candidata más odiada ganó el sufragio popular por varios millones de votos... pero eso poco importa en la democracia más grande y antigua del mundo. Al final, Vladímir Putin los gordos trajeados del Colegio Electoral decidieron que querían divertirse un poco durante los siguientes cuatro años, así que confirmaron a Trump como el nuevo presidente del mundo.
Después de la derrota
Hay que reconocer que por lo menos a Hillary no se le ocurrió autonombrarse "presidenta interina legítima" como lo hizo un loquito de por ahí, sino que tuvo la entereza moral de culpar de su humillante derrota a los trolls rusos y sobre todo a Bernie Sanders. Sí, el mismo Bernie Sanders al que venció con trucos más sucios que la mente de Ron Jeremy, y que aún así llamó a los demócratas a votar por Hillary en las elecciones. Una vez superadas las etapas de negación, ira, negociación y depresión, Hillary Clinton aceptó convertirse en la reina de la #Resistance liberal contra Trump, resistencia que consiste en publicar memes sobre lo pequeñas que son las manos del susodicho, o cambiarle el apellido por "Drumpf", que suena más gracioso.
Y Jeffrey Epstein no se suicidó.
Véase también
- Bill Clinton, creo que es su hermano o algo así
- Henry Kissinger, su mentor y guía espiritual
- Margaret Thatcher, a lo que aspiraba Hillary
- Angela Merkel, que sí ganó una elección
y después no se quería ir - Joe Biden, su sustituto bajo en grasas (y bajo en energía, en carisma, en...)