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Robert Schumann
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Nacimiento Defunción | Alemania |
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Estado actual | Su atormentada mente hace tiempo que descansó. |
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Lugar de residencia | Chucrutlandia |
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Sobrenombres | El Jack Nicholson de la Música Clásica |
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Se dedica a | Juntanotas |
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Origen | Un pueblucho tudesco. |
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Hazañas logradas | Nos descubrió a Chopin y a Brahms, se casó con una rancia. Ah, y también compuso música. |
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Relaciones | Menudo putero era. |
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Enemigos | Richard Wagner, quien en esta época era enemigo común de casi todo el mundo. |
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Poderes | ¿Estar chiflado cuenta como poder?. |
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Objetos | El invento ese infernal con el que se jodió la mano. |
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Robert Alexander Schumann (Zwickau, 8 de junio de 1810-Endenich, hoy en día Bonn, 29 de julio de 1856) fue un compositor, esquizofrénico-paranoico y crítico musical alemán del siglo XIX. Es considerado como uno de los más grandes chalados de la historia de la Música Clásica, y mira que hay dónde elegir.
Su vida y obra reflejan en su máxima expresión la naturaleza del Romanticismo: pasión, encabronamiento extremo, risa histérica, depresión enfermiza, otra vez risa histérica, aspavientos varios y tirarse al suelo a hacer la croqueta. Su obra, de un lirismo por momentos hasta cursi, es como una versión desquiciada de la del pelucas en la que se da una la íntima unión de música y texto... Cuando hay texto, claro, cuando no, pues no, qué tontería.
Su desquiciada vida
Infancia y aborrescencia
Ya desde niño fue evidente que estaba muy bien dotado. También que tenía aptitudes musicales, así que le enseñan a tocar el piano, para desgracia de sus vecinos. No solo le gustaba la música, sino también la literatura, y le daba por escribir ensayos soporíferos y unos poemas la mar de cursis, incluso se puso a escribir un par de novelas, de las cuales afortunadamente solo finalizó una.
El que le animaba en todas estas veleidades era su padre, que era otro tarambanas como él, pero va y se muere, así que su madre, viendo que era la ocasión, decide quitarle la tontería y enviarle a estudiar una profesión seria, concretamente la más innoble de cuantas hay en la faz de la tierra: le envía a estudiar derecho.
La cabra tira al monte
El caso es que en la facultad de derecho dura más bien poco. Es el típico estudiante que se pasa más tiempo en la cantina que en el aula o en la biblioteca y aprender, o que se dice aprender, no aprende otra cosa que a jurar, jugar al mus y a otros juegos peores, beber, fumar e irse de putas. Una de ellas le pegó un bicho malo y es a partir de aquí cuando se le empieza a ir, progresivamente, la pelota. Aunque de momento la cosa no pasaba de alucinaciones sonoras... O acúfenos, vaya usted a saber.
Así que en vista de lo visto la madre de Schumann se da cuenta de que su hijo responde mucho mejor al perfil de músico que al de abogado. Su objetivo será entonces llegar a ser un gran concertista. Para ello inventa una máquina infernal cuya finalidad es independizar el movimiento del cuarto dedo de la mano derecha. El resultado no puede ser más rotundo: se jode la mano que le queda inmovilizada de por vida (hay que ser memo). La frustración de no poder convertirse en el pianista que soñaba ser se le pasa pronto, ya que a resultas de este episodio volcará toda su actividad musical en la composición. Lo que sí lamenta, tal como apunta en su diario, es que la mano que se le ha quedado tonta era la de las pajillas.
También en este tiempo había conocido a Friedrich Wieck, músico veterano que le imparte algunas lecciones. Schumann, como contraprestación, le muestra los prostíbulos más sórdidos de la ciudad, y se harían muy amiguitos y compañeros de juergas.
Compositor y críticon
En paralelo a su actividad como compositor, se dedicaba a escribir sobre las músicas que hacían los demás. Lo hacía a través de unos personajes imaginarios (que le visitaban en su mente) que profundizaban en las obras de sus contemporáneos. Como se ve, su chaladura iba cada vez a peor. De los personajes que se inventó los más recurrentes eran unos que tenían los afectados nombres de Eusebius y Florestan. Ambos presentaban las dos personalidades contrapuestas en las que se disociaba la atormentada mente de Schumann. Eusebius era flojo, anonadado y un tanto amariconado. Florestán en cambio era prácticamente un punk, que animaba a Schumann a destrozar cosas. Con el tiempo fue apareciendo una tercera personalidad que mediaba entre las dos anteriores, de nombre Raro, que era el encargado de componer. Así luego salía lo que salía. Schumann y todos estos amiguitos imaginarios (o lo que es lo mismo, Schumann él solo) formaban lo que él llamaba la Liga de David, una terrible sociedad secreta -que, repetimos, estaba constituida únicamente por Schumann y sus personalidades múltiples- que combatía contra los enemigos de la música. A estas alturas ya estaba de atar. Para realizar estos delirantes escritos fundó incluso una revista en la que publicaba sus críticas que en aquella época eran calificadas como excéntricas, pero que hoy en día etiquetaríamos como psicóticas.
En esta época compone muchas colecciones de piezas breves para piano (porque componía muy a pocos, el muy vago). Se enamora primero de una chavalina de 16 años y luego de un tío, pero la cosa dura poco en ambos casos. También es en esta época cuando conoce a Mendelssohn, a Chopin y a Wagner. Así a la cara era muy amigo de todos, luego en su revista ya ajustaba cuentas. Pero como lo hacía en las críticas esas tan raras nadie se enteraba, ni los lectores ni los aludidos, que seguían siendo amigos suyos. Esta actitud tan abierta le permitió, más adelante, también descubrir a Johannes Brahms, un prometedor jovenzuelo al que medio adoptó, que se le metió a vivir a casa y todo.
Sentando la cabeza (es un decir)
Es en casa de Wieck, su antiguo maestro y compañero de orgías, donde conoce a su futura esposa. Se trata de Clara Wieck, su hija (de Wieck, no de Schumann), una jovenzuela que destacaba tocando... las teclas del piano. Wieck, sabiendo qué clase de crápula era su aspirante a yerno, naturalmente se niega en redondo, pero el caso es que al final Robert y Clara terminan casándose. La pareja llegaría a tener ocho hijos, de los cuales los siete primeros salieron muy parecidos a Clara, mientras el último salió igualito que Brahms. Robert y Clara acostumbraron a llevar un diario conjunto de lo más ñoño.
Clara Schumann tuvo una gran influencia musical sobre Robert. Privó a la obra de este último de todo retazo de originalidad e hizo que pasara de ser uno de los compositores más innovadores de su tiempo a un muermo rancio y previsible.
Es por esto último que el Conservatorio de Leipzig decide contratarle, sus alumnos se aburrían en sus clases cosa mala.
Locura absoluta y muerte
Las alucinaciones se hacían cada vez más fuertes de tal manera que terminaron siendo un espectáculo que ni el Imax. Primeramente se le presentaban alucinaciones acústicas de unas obras musicales de acabada belleza, que intentaba -en vano- transcribir. Luego empezaron a aparecérsele ángeles y se tiñó el pelo de azul como Lucía Bosé. Más adelante los ángeles se vieron reemplazados por demonios que temía que le atacaran mientras un La 5 sonaba constantemente en sus oídos. En una de estas se le salió la cadena y se tiró al río, así que ya decidieron meterle en un loquero. Allí terminó sus días pudriéndose en sus propias heces y orines.
Algunas de sus desquiciadas obras
- Variaciones Abegg Op.1. Ciclo de variaciones realizadas sobre el gañido gutural que hizo una vez que se atragantó con el tabaco que mascaba.
- Papillons (Mariposas) Op.2. Inspirada en Chopin y Mendelssohn.
- Carnaval Op.9. Obra en la que sus colegas y amigos son brutalmente cariturizados, presentados como máscaras de un carnaval ridículo.
- Escenas de niños Op.16. Pieza que anticipa plenamente la obra de Michael Jackson.
- La BSO de Willow.
- Concierto para piano y orquesta, que copiaría más adelante su mujer, Clara, y que más adelante copiaría a ambos Grieg.
- Concierto para violín y orquesta, se lo dictó un espectro en sueños, o algo parecido. Así quedó.
- Genoveva, ópera basada en las andanzas de una de su pueblo.
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