Plebiscito nacional de Chile de 1988

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Incicito Chile.png Este artículo contiene altas dosis de chilenismos y humor chileno. Si no cachái el mote, mejor pregúntale a un chileno, o vírate o ándate a la que tú sabís o a la otra que tú sabís
Cita3.pngQue les quede claro, señores, que yo me iré cuando me DECIDA, señores.Cita4.png
Augusto Pinochet antes de aprobar el plebiscito.
Cita3.pngPuta, ¿y ahora de dónde cresta sacamos a un maricón con SIDA pa' que contagie a este viejo reculiao?Cita4.png
Opositor a la dictadura sobre la cita anterior.
Vamos a decir que NO.

El plebiscito nacional de Chile del 5 de octubre de 1988, o plebiscito del y el No (en Chile no se conocía el significado de la palabra "plebiscito"), fue una brillante estrategia política de Gael García Bernal para derrocar la dictadura de Augusto Pinochet (o "Régimen Militar", como insiste en llamarla La Ladrona) sin tener que recurrir a una invasión de tropas soviético-cubano-nicaragüenses. La derrota electoral de Pinochet llevó a que se celebrasen las primeras elecciones democráticas en Chile desde que los pantalones pata de elefante estaban de moda, que condujeron tanto al fin de la dictadura como al comienzo de la llamada "transición" a la llamada "democracia".

Origen del plebiscito

Luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que puso fin al gobierno (y la vida) del presidente Salvador Allende, el nuevo gobernante, Augusto Pinochet, se limpió el culo con la Constitución de 1925 y anunció la creación de una nueva carta fundamental, una que estuviera libre de conceptos anacrónicos como "democracia" o "libertad". Pero cada vez que un miembro de la Junta Militar le preguntaba cuándo pensaba hacerlo, él siempre respondía "ehh, no sé... mañana sin falta". Y así durante años, hasta que en 1978 el comandante de la FACH(A), Gustavo Leigh, se cabreó y le instó a que cortara el hueveo. Aunque Pinochet expulsó a patadas a Leigh de la Junta, encontró que tenía razón y que quizás ya era hora de fabricar una Constitución y una "transición a la democracia" hechas a su medida. En 1980 se aprobó la nueva Constitución mediante fraude plebiscito, en el que ganó la opción "Sí" con un inédito 667% gracias a las medidas poco ortodoxas, pero efectivas, que empleó el régimen, tales como amenazar de muerte a los votantes, tirar a la basura los votos a favor del "No", hacer votar a los muertos, manipular los resultados aprovechando que no había registro electoral, etc.

La nueva Constitución garantizaba que Pinochet seguiría gobernando como "presidente" al menos hasta 1988, luego de lo cual se celebraría un nuevo plebiscito para extender su mandato hasta que su nieto tuviera edad para gobernar 1998.

Opciones

Dime que sí o te mato.

Pinochet ordenó que el plebiscito dispusiera de dos opciones: "Sí" y "No". El "Sí" era para que se quedara y el "No" para que no se fuera, pero ante las presiones internacionales tuvo que modificar esto. Así, los chupafusiles, tecnócratas y demócratas con capacidad de espera se englutinaron (o aglutinaron, o como se diga) en la opción "Sí" en apoyo a la dictadura. La opción "No", en tanto, agrupaba a todas las personas que estaban hartas de violaciones a los derechos humanos, y que habían comenzado a manifestar su descontento con protestas y un fallido intento de asesinar a Pinochet, por si no se entendía la indirecta.

También estaban los conservadores que al principio apoyaban al régimen pero se terminaron decepcionando con la desastrosa política económica de Pinochet. "Una cossa es que los carabineros apaleen a los rotos, ¿te fijas? pero una muy distinta es que estos milicos nos tengan comiendo sapos y culebras, ossea no, por favor, qué atroz", decían. Esas eran las dos opciones, pero si alguien era tan huevón como para hacer fila por horas para dejar el voto en blanco, también era libre de hacerlo.

Designación del candidato

Los posibles candidatos.

En 1988 la Junta Militar tenía que designar a un candidato, que no necesariamente tenía que ser Pinochet. El problema era que si estas eran elecciones presidenciales, el candidato tendría que enfrentarse con alguien más; eso implicaría el reconocimiento de una oposición política oficial, y ya que Pinochet tenía tanto carisma como un psicópata persiguiéndote son una sierra eléctrica, se resolvió la candidatura única. Para definir al candidato único sólo se tomaron en cuenta nombres que eran de la plena confianza del dictador. Los precandidatos eran:

  • Augusto Pinochet Ugarte
  • Ramón Pinochet Ugarte
  • Augusto José Pinochet Ugarte
  • Daniel López
  • José Augusto Pinochet
  • José del Carmen Pinochet Ugarte
  • Ramón Ugarte
  • José María Ugarte
  • Juan Ignacio Ugarte
  • Ramón Augusto Pinochet
  • Augusto Ramón Pinochet
  • Ramoncito Ugarte
  • Juan José Pinochetti
  • Isaac Rabanit Ugarte
  • Augusto Ugarte Pinochet

La Junta decidió que el hombre indicado para continuar con la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte no podía ser otro que el dictador Augusto Pinochet Ugarte. El general aceptó la nominación con una mezcla de sorpresa y modestia, y acto seguido extrajo de sus calzoncillos de Rainbow Brite un discurso de 25 minutos que casualmente había preparado la noche anterior "por si las moscas".

Partidos y movimientos

Después de 15 años, el régimen permitió finalmente la creación de partidos políticos legales. Algunos actualmente forman parte de las coaliciones Nueva Mayoría (los del "No") y Chile Vamos (los del "Sí"), pero la mayoría de los que aparecen en esta lista fueron chanchullos formados sólo para el plebiscito y al poco tiempo desaparecieron sin pena ni gloria.

Partidos por el "Sí"

Partidos por el ''No''

Partidos por el "No Sabe/No Contesta"

Partidos por el Voto Nulo

Campaña

Los Fachos Quincheros tocando "Chile Über Alles" (versión guaracha).

El plebiscito provocó revuelo internacional, porque Chile, junto con Paraguay, eran los únicos países de Sudamérica que seguían bajo dictaduras militares y muchos temían lo peor. Todos los ojos del mundo estaban literalmente puestos sobre Chilito, provocando un clima de paranoia, vergüenza e incomodidad general, aunque los exhibicionistas aún recuerdan esta época con nostalgia. Mientras el "No" contó con el apoyo de Amnistía Internacional y de personalidades como Jane Fonda, Christopher Reeve, Richard Dreyfuss, Sting, Peter Gabriel, Bono, Joan Baez, Bob Dylan, Florcita Motuda, Los Prisioneros o Bruce Springsteen, el "Sí" tuvo que recurrir a talentos nacionales como el Pollo Fuentes, Paty Malbocado, el cabezón culeado fome Marcelo de Cachureos, Los Guasones Quincheros y Elías Figueroa, aunque este último después se retractó de haber apoyado al Tata una vez que se gastó toda la plata del soborno.

La franja del "No" se atrevía a denunciar los "excesos reprobables" del régimen, pero en tono alegre y light, casi como de comercial de Coca-Cola. Este optimismo se vio reflejado en el logo que adoptó la campaña, el arcoiris, símbolo de los maracos y los mapuches una sociedad más justa después de años y años de tener que aguantar a los milicos, y en su eslogan publicitario: "Chile, la alegría ya viene"™. La franja del "Sí", por su parte, consistía en burlarse de los familiares de detenidos desaparecidos y en solemnes himnos patrióticos que resaltaban lo bien cuidado del bigote de Pinochet, lo adorable que se veía disfrazado de mapuche, lo blanca de su dentadura postiza y lo azul de sus ojos... en fin, temas relevantes que el comando del "No" prefería omitir.

Franja electoral

A CONTINUACIÓN, LOS CANALES DE TELEVISIÓN AGRUPADOS EN ANALTEL TRANSMITIRÁN LA PROPAGANDA ELECTORAL CORRESPONDIENTE AL PRÓXIMO PLEBISCITO QUE SIN DUDA HARÁ OFICIAL LA ETERNA PERMANENCIA EN EL PODER DEL EXCELENTÍSIMO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, MI CAPITÁN GENERAL SEÑOR DON AUGUSTO JOSÉ RAMÓN PINOCHET UGARTE DE LAS MERCEDES

TEHCONIP ROP ETOV

Faltando pocos días para la votación, el comando del "No" organizó y dio inicio a la "Marcha de la Alegría", una movilización de cientos de miles de personas que marcharían simultáneamente desde Arica y Puerto Montt para converger en Santiago, donde cantarían temas de Quilapayún y serían brutalmente apaleados por los pacos. El "Sí", en tanto, respondió al día siguiente de la llegada de la marcha a Santiago con una "Marcha de la Tristeza". Con esos dos actos terminó oficialmente la campaña.

El plebiscito

Las fuerzas de seguridad se encargaron de mantener la paz y el orden durante el referendo.

Pinochet sabía que teniendo de su lado a sujetos como Joaquín Lavín o Pablo Longueira no tenía la más mínima opción de ganar la reelección, así que empezó a agregar nombres a su lista negra con miras a un segundo golpe, pero sus compadres Margaret Tatcher y Ronald Reagan le dijeron que, si perdía, aún podía seguir jodiendo a Chile como comandante en jefe del ejército o senador vitalicio. El dictador prometió portarse bien.

El 5 de octubre de 1988, día del plebiscito, participó el 97,53% de la gallá (el 2,47% restante estaba detenido, desterrado o en el fondo del mar), todos supervisados de cerca por observadores extranjeros que, aunque su trabajo era observar, tenían prohibido entrar a las casillas electorales con los votantes.

A medida que pasaban las horas, la prensa transmitía en vivo solamente desde los locales de votación donde la mayoría votó que sí (o sea las de Las Condes, Vitacura, Providencia y todas esas comunas llenas de viejas rubias teñidas y de lentes oscuros) para dar la impresión de que estaban ganando. Mientras tanto los del comando del "No" contaban cada voto de manera independiente, así que Pinocho les mandó a los pacos para desconcentrarlos. Sin embargo, ya para las 10 de la noche era obvio que el "No" estaba volándole la raja a la dictadura.

Resultado

Este era el plan B de la derecha.
Cita3.pngCorrió solo y llegó segundo.Cita4.png
La prensa internacional sobre Pinochet.

A la medianoche ya era oficial: el "No" había ganado con un 56% de los votos. Los milicos no lo podían creer y de puro picados cortaron la luz en todas las grandes ciudades. El ministro del Interior Sergio Fernández (responsable del fraude triunfo de Pinochet en el plebiscito de 1980) llegó con la noticia al general Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar y papá de Evelyn:

Fernández: General, perdimos. Pero al menos sacamos más votos de lo esperado.
Matthei: Oh, wow. ¿En serio? Puta, qué buena noticia, poh, conchetumare. ¿Y por qué chucha no traemos champaña para celebrarlo?
Merino: ¡Hic! ¿Adguien dijooo... "zhampannnia"? ¡hic! ¡zalú!

Pinochet se negó a aceptar el triunfo opositor y ordenó a los miembros de la Junta que firmaran un decreto que le autorizaba hacerse el huevón, desconocer los resultados del plebiscito y sacar tanques a las calles para aplastar (literalmente) a los del "No".

Entonces un indignadísimo Fernando Matthei se levantó de la mesa y, con gran determinación y compromiso constitucionalista, tomó el decreto, lo rompió en dos y se lo comió.[1] Pinochet, temblando de miedo ante la inesperada reacción de su general, repartió pastillas de cianuro entre sus ministros y más tarde, disfrazado en uniforme militar, reconoció su derrota en cadena nacional, aunque después agregó: "Volveré... ¡MUAHAHAHAHA!"

Consecuencias

Gracias al triunfo del "No" todo cambió para mejor. Ya no hay represión... excepto si eres mapuche o estudiante y se te ocurre protestar por tus derechos. Bueno, también la educación sigue siendo cara y de mala calidad. Y los empresarios siguen estafando a los viejitos con las AFPs. Y la gente se sigue endeudando con las tarjetas de crédito introducidas por la dictadura. Ah, y se sigue discriminando a las minorías. Mmmm... pensándolo bien, la cosa no ha cambiado mucho, pero en fin, la alegría ya llegó.

La alegría.

Referencias

  1. F. Matthei, Matthei: Memorias de un Mentiroso de Mierda (2003)

Véase también

Enlaces externos


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