Mester de juglaría

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Brandenburg Katharinenkirche - Fresko 4 Esel.jpg Artículo sobre juglaría
En la Edad Media, a veces música y literatura formaban un único arte: la Musiteratura, cultivada por aquellos trovadores itinerantes que narraban gestas, chismes cortesanos y leyendas inventadas a cambio de unas monedas, un plato de comida o, si había suerte, un sorbo de hidromiel.
Manuscrito medieval del mester de juglaría, conservado milagrosamente a pesar de su contenido.

El Mester de juglaría (del latín ministerium, oficio, y iocularis, payaso) representa el patrimonio cultural que los juglares medievales nos legaron después de siglos de deformar sistemáticamente la historia, la moral, y el buen gusto. Este conjunto de obras sobrevivió no por su calidad artística, sino porque alguien tuvo la mala idea de escribirlas antes de que se perdieran para siempre.

El mester de juglaría se caracteriza por su métrica irregular, su desprecio olímpico por la veracidad histórica, y su capacidad para transformar cualquier evento menor en epopeya cósmica. A diferencia del mester de clerecía, que al menos fingía erudición, el mester de juglaría se enorgullecía de su analfabetismo funcional y su populismo descarado.

Contexto histórico y desarrollo

Orígenes en la Península Ibérica

Estatua al Juglar del Cid por haberse inventado todo.

El mester de juglaría floreció en los reinos cristianos peninsulares entre los siglos XII y XIV, cuando la Reconquista proporcionó material fresco para la propaganda épica y los nobles necesitaban justificaciones heroicas para sus guerras de rapiña. Los juglares españoles se especializaron en transformar batallas menores contra musulmanes en cruzadas donde cada cristiano valía por mil infieles.

España se convirtió en la capital europea de la juglaría por una confluencia de factores: fronteras militares activas que generaban héroes regularmente, nobleza insegura que necesitaba propaganda, y público analfabeto que confundía entretenimiento con historia. La Península Ibérica funcionó como laboratorio perfecto para experimentar con todas las modalidades posibles de manipulación narrativa.

Cronología del desastre

  • Siglo XI-XII (Orígenes primitivos): Los primeros juglares adaptan leyendas carolingias al contexto hispánico, creando héroes locales que superan a los franceses en violencia y nacionalismo. El Cantar de mio Cid establece el modelo: noble injustamente perseguido se convierte en superhéroe zombie mediante fe y espada
  • Siglo XIII (Apogeo industrial): La juglaría alcanza producción masiva con cantares sobre todos los héroes disponibles. Los Infantes de Lara, Fernán González, y Bernardo del Carpio reciben tratamiento épico completo. Se establecen rutas juglarescas profesionales que cubren toda la Península.
  • Siglo XIV (Decadencia democrática): Los romances fragmentan la épica en episodios digestibles para públicos urbanos con menos paciencia. La juglaría se adapta al capitalismo incipiente: productos más cortos, mayor variedad temática, precios diferenciados.
  • Siglo XV (Supervivencia residual): El Romancero conserva vestigios de la épica juglaresca, pero ya domesticados para consumo cortesano. Los Reyes Católicos utilizan juglares para propaganda oficial, institucionalizando la manipulación narrativa.

Desarrollo conceptual

Los juglares hispanos experimentados podían tocar múltiples instrumentos a la vez.

El término "mester de juglaría" fue acuñado por eruditos modernos para distinguir la producción juglaresca popular del mester de clerecía culto. Esta clasificación académica impone orden retrospectivo sobre un fenómeno que en su época era simple caos artístico sin autoconciencia estética.

La métrica irregular del mester refleja su oralidad original: los juglares improvisaban según las necesidades del momento, sin preocupación por la coherencia formal. Esta flexibilidad técnica encubría incompetencia prosódica básica elevada a principio estético.

El verso de arte mayor (14-16 sílabas) se convirtió en la forma característica, aunque con variaciones que demuestran que los juglares medievales tenían la misma relación con la métrica que los raperos modernos con la gramática: aproximativa y oportunista.

La cesura épica dividía cada verso en dos hemistiquios, creando un ritmo que facilitaba la memorización pero producía una monotonía que explicaba la tendencia del público medieval a dormirse durante las actuaciones largas.

Cantares de gesta

Cantar de mio Cid

Cuando el Cid Castilla dejaba, malos presagios le acompañaban...

El Cantar de mio Cid es la obra maestra de la épica juglaresca española, una biografía no autorizada del Cid Campeador que lo convierte en el primer superhéroe de la literatura occidental. La obra transforma a Rodrigo Díaz de Vivar de noble castellano con problemas de cash flow en paladín invencible que derrota ejércitos enteros mientras su barba crece mágicamente.

El poema incluye episodios memorables como la estafa de las arcas de arena (primera pirámide financiera documentada), el milagro de la barba que crece al ritmo de las victorias militares, y batallas donde el Cid mata tantos moros que se queda sin espacio para enterrarlos.

La obra establece el patrón juglaresco básico: héroe injustamente desterrado → aventuras inverosímiles → recuperación del honor mediante violencia → final feliz con dinero y venganza cumplida.

Cantar de los siete infantes de Lara

Tragedia familiar que combina traición, venganza, e incesto con la sutileza de un telenovela mexicana. Los Infantes de Lara son asesinados por su tío Ruy Velázquez en una emboscada, pero no antes de que el juglar añada suficientes subtramas amorosas, conspiraciones políticas, y profecías como para mantener al público despierto durante horas.

La obra incluye el episodio de Mudarra, el hijo bastardo que venga a sus medio hermanos muertos, estableciendo el precedente literario de que los bastardos siempre son más interesantes que los hijos legítimos.

Poema de Fernán González

Almanzor muestra las cabezas de los siete infantes a su padre Gonzalo Gustioz, promete que se las vuelve a poner y los libera si paga la recompensa.

Biografía épica del conde Fernán González que lo presenta como el libertador de Castilla, aunque en realidad era un señor feudal local con aspiraciones políticas. El juglar le añade batallas contra gigantes, dragones, y ejércitos que aparecen y desaparecen según las necesidades narrativas.

La obra popularizó el mito de la independencia castellana mediante violencia heroica, estableciendo un patrón cultural que explica muchas cosas sobre la historia posterior de España.

Cantar de Bernardo del Carpio

Respuesta juglaresca española a los cantares franceses de Carlomagno. Bernardo del Carpio derrota al emperador francés en Roncesvalles, vengando la afrenta de que los franceses tuvieran mejores héroes épicos que los españoles.

El personaje de Bernardo combina la fuerza de Sansón, la astucia de Ulises, y el nacionalismo de un hincha del Real Madrid Club de Fútbol, creando el primer héroe épico específicamente diseñado para joder a los vecinos del norte.

Romances

Romance del Conde Olinos

¿No te enamorarías de este juglar que te mira con cara de seductor mientras te canta los romances más feos que has escuchado?

Tragedia amorosa donde el protagonista muere por cantar demasiado bien, estableciendo el precedente de que el talento musical puede ser literalmente letal. El Conde Olinos enamora a una princesa con sus canciones, pero la reina madre lo manda matar porque las clases sociales no se mezclan ni siquiera mediante serenatas.

El romance incluye la transformación post-mortem de los amantes en árboles que se abrazan, creando el primer final feliz necrofílico de la literatura española.

Romance de la Condesita

Historia de una noble que se disfraza de hombre para rescatar a su marido cautivo, anticipando el género de travestismo heroico que culminaría en Shakespeare y después en One Piece. La Condesita engaña a todo el mundo con su disfraz, incluyendo al rey moro que se enamora de ella creyendo que es un caballero muy atractivo.

El romance explora temas de identidad de género con la profundidad psicológica de una película de superhéroes, pero resulta sorprendentemente progresista para la Edad Media.

Romance de Delgadina

Uno de los romances más perturbadores de la tradición hispánica, donde un padre intenta violar a su hija y la mata de sed cuando ella se niega. Delgadina se convierte en mártir de la castidad filial, aunque el mensaje moral resulta confuso porque al final todos mueren.

El romance demuestra que los juglares no tenían límites temáticos y podían convertir cualquier psicopatía familiar en entretenimiento popular con moraleja incluida.

Romance de la Muerte del Príncipe Don Juan

Elegía por la muerte prematura del heredero de los Reyes Católicos, que arruinó los planes dinásticos de unificar España y Portugal. El Príncipe Juan muere probablemente de exceso sexual en su luna de miel, pero el juglar prefiere culpar al destino adverso y la envidia de los dioses.

El romance establece la tradición española de convertir desastres políticos en tragedias poéticas donde la culpa siempre es de fuerzas sobrenaturales, nunca de la incompetencia humana.

Canciones líricas

Las Albas

Los villancicos se llaman así porque las cantaban los villanos (los que vivían en las villas, no los malvados antagonistas), pero los juglares se los robaron y ahora se visten de Santa Claus.

Subgénero especializado en encuentros amorosos clandestinos interrumpidos por el amanecer. Las albas juglarescas presentan amantes que maldicen al sol por salir tan temprano, como si el astro tuviera una conspiración personal contra el adulterio.

Estas canciones combinan erotismo sutil con angustia existencial, creando un género perfecto para nobles aburridos que romantizaban la infidelidad como arte refinado.

Serranillas

Canciones que narran encuentros entre caballeros y pastoras en la montaña, generalmente con intenciones poco honorables por parte del noble. Las serranillas presentan campesinas que a veces acceden, a veces resisten, y ocasionalmente matan al caballero con herramientas agrícolas.

El género popularizó la fantasía aristocrática de que las mujeres del pueblo estaban disponibles para entretenimiento señorial, aunque algunas serranillas subvierten la expectativa mostrando pastoras más listas que los nobles.

Villancicos

No confundir con las canciones navideñas modernas. Los villancicos medievales eran canciones populares que trataban temas cotidianos con humor procaz y referencias sexuales que harían sonrojar a un marinero.

Estos villancicos demuestran que la poesía popular medieval tenía más libertad temática que la literatura culta, probablemente porque los censores eclesiásticos no sabían leer o consideraban indigno prestar atención a la cultura plebeya.

Obras religiosas juglarescas

Vida de Santa Oria

En el Libro de Alexandre el rey es usado como carnada para pescar tiburones.

Hagiografía de una monja riojana que tenía visiones místicas más espectaculares que una película de Marvel. Santa Oria viaja al cielo regularmente, conversa con vírgenes mártires, y presencia batallas cósmicas entre ángeles y demonios, siempre lleva bocata para ver el espectáculo.

La obra convierte el misticismo femenino en espectáculo multimedia, demostrando que los juglares podían hacer entretenida hasta la literatura ascética más austera.

Milagros de Nuestra Señora

Colección de milagros marianos donde la Virgen resuelve problemas humanos mediante intervención directa, como una superheroína celestial con superpoderes ilimitados. Los Milagros incluyen resurrecciones, teletransportaciones, y castigos divinos que desafían las leyes físicas.

Gonzalo de Berceo eleva el género juglaresco religioso a arte sofisticado, demostrando que era posible mantener la espectacularidad sobrenatural sin perder completamente la dignidad literaria.

Libro de Alexandre

Biografía épica de Alejandro Magno que lo presenta como modelo de caballero cristiano anacrónicamente trasplantado a la Antigüedad clásica. El Libro de Alexandre combina historia antigua con moral medieval y geografía fantástica, creando una obra que confunde más que educa.

El Alejandro juglaresco conquista el mundo mediante oraciones y batallas santas, estableciendo el precedente de adaptar héroes paganos a la sensibilidad cristiana medieval.

Obras teatrales juglarescas

Auto de los Reyes Magos

El Auto de los Reyes Magos como lo imagino.

Primera obra teatral conservada en castellano, que presenta la Adoración de los Reyes Magos como comedia de enredos donde los protagonistas dudan de la divinidad del Niño Jesús y discuten entre ellos como turistas perdidos.

El Auto (el drama, no el coche) demuestra que los juglares podían convertir episodios bíblicos en entretenimiento popular sin perder completamente el respeto por lo sagrado, aunque el resultado final es más irreverente que devoto.

Representación del Nacimiento

Drama navideño que presenta el Nacimiento de Cristo con pastores que hablan como campesinos contemporáneos y hacen chistes sobre la situación. La Representación incluye números musicales, efectos especiales caseros, y diálogos anacrónicos que actualizan la historia sagrada.

La obra establece la tradición hispánica de representar episodios religiosos con humor popular, creando un género que sobrevive en las pastorelas navideñas modernas.

Obras perdidas de fama legendaria

Cantar de la Campana de Huesca

Ramiro II mostrando cómo puede protagonizar Juego de Tronos.

Épica aragonesa sobre el rey Ramiro II que decapita a varios nobles rebeldes simulando que va a fundir una campana. El Cantar se perdió, probablemente porque narraba un episodio demasiado brutal incluso para los estándares juglarescos medievales.

Las referencias indirectas sugieren que la obra incluía torturas creativas, ejecuciones en masa, y un final donde el rey utiliza las cabezas cortadas como badajos de la campana prometida.

Gesta de las Mocedades del Cid

Precuela del Cantar principal que narraba las aventuras juveniles del Cid, incluyendo el famoso episodio donde mata al padre de su futura esposa en duelo judicial con cuchillos. Las Mocedades se perdieron, pero las referencias sugieren que presentaban al Cid joven como una especie de delincuente juvenil que se rehabilita mediante violencia heroica, luego Guillén de Castro lo recreó sin éxito esperando engañar a la gente.

La obra habría explicado cómo un noble problemático se transforma en héroe nacional, proporcionando el trasfondo psicológico que falta en el Cantar conservado.

Romance de la Pérdida de España

Elegía épica sobre la invasión musulmana del 711 que culpaba del desastre a los pecados del rey Rodrigo y la traición del conde Julián. El Romance se perdió durante la Reconquista, probablemente porque su mensaje pesimista no convenía a la propaganda oficial.

Las referencias fragmentarias sugieren que la obra incluía profecías, apariciones sobrenaturales, y una moraleja sobre las consecuencias de la lujuria real descontrolada.

Véase también


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