Síndrome de París
El Síndrome de París (en japonés: パリ症候群, shindurome de parisu) es un trastorno psicosomático recurrente en turistas, mayormente japoneses y frikis, que van a París con una imagen idealizada de la ciudad debido a las películas.
La desilusión suele empezar al percatarse el turista de que las películas no transmiten olor, y persiste hasta ser víctima de delirios acerca de Nicole Kidman trabajando en un prostíbulo que no encuentran.
Síntomatología
La aguda desilusión que sufre el turista con este síndrome es muy aguda y muy desilusionante o este trastorno no estaría tipificado como tal. Suele acompañarse con delirios de persecución luego de ser asaltados en francés, paranoia acerca de hostilidades cuando ningún mimo quiere dirigirles la palabra y ansiedad al no encontrar refugio para sus narices acostumbradas a la hipocresía de los desodorantes.
Sírvase con mareos cuando se viaja en bote por el Sena, acrofobia al subir a la torre Eiffel y taquicardia cuando se acaban los yenes.
Historia
El doctor Remi Rattata, loquero japonés, fue el primero en inventar esta enfermedad para poder diagnosticarla a los turistas frikis. Aunque su diagnóstico ha sido rebatido por diversos grupos conspiranoicos diciendo que todo es parte de un complot reptiliano y que a esos turistas los habían llevado a Lima o a Tepito.
Víctimas
Advertencia: Inciclopedia sí da consejos médicos (no como Wikipedia), gracias al gentil auspicio del Dr. Leandro Gao y su staff de enfermeras. |
Cada año, al menos una vientena de turistas frikis tiene que ser repatriados de París a Japón, en medio de crisis nerviosas y frases más incoherentes que un capítulo de Utena. La maleta llena de ilusiones y sueños rotos, además de algún aroma adherido y algún bien despojado, vuelve a Japón regularmente luego de una protocolar llamada a la línea de emergencias de la embajada japonesa en Francia, donde les pasan el huevo y los salpican con agua de socorro para que se les pase el susto.
Tratamiento
Se aconseja unas capsulas de complejo DH[1] de 500mg cada ocho horas y leer alguna obra de Victor Hugo en las dosis que se consideren necesarias.
Si no le funciona, el turista tiene derecho a llevarse una rata de recuerdo a Tokyo para que le cocine, o cocinarla en todo caso.
Notas
- ↑ Desahuevina